29/01/2025, 22:49
(Última modificación: 3/02/2025, 10:19 por Long Rin. Editado 2 veces en total.)
"Las 6. Las putas 6 de la mañana. ¿Quién cojones se levanta a esa hora? Si no están despiertos ni los gallos. Claro, aquí como una puta pringada más currando para levantar el país mientras el cabrón del Uzukage se tocaba los huevos en las sabanas bien calentito. Seguro que ese gilipollas no se levanta hasta las doce por lo menos. ¿Lo has visto? No puede interesarme menos, pero tampoco se puede negar que es guapo. Aunque últimamente cada vez perdía más su atractivo. ¿Será cosa del estrés del puesto o la edad? ¿Qué estrés? Si seguro que tiene un campo de golf detrás de la oficina que se baja por una barandilla especial secreta detrás de una estantería. Tenía que ser entonces la edad, suerte que a mí no me pasará."
Y ahí estaba Rin, meciéndose en una de las sillas del local que estaba recogido por completo de la noche anterior, con todas salvo esa silla colocada en su sitio. Miraba al techo, con los ojos ligeramente cerrados mientras se quejaba mentalmente de todo. Su padre la acompañaba detrás de la barra, quien había aprovechado para terminar de colocar algunas cosas y que esta no se sintiera tan sola mientras esperaba a su senpai. Además, había una luz encendida que podría verse desde la calle.
— Si podemos coger el puto tren... Podría haberme levantado a las doce o así, coger el tren y seguro que llegaríamos antes que andando.
— Si es tu superior, aceptas y tragas con lo que te diga
— ¿Tu hiciste lo mismo en su momento? ¿Tragaste con toda la mierda de tus superiores y te quedaste callado?
El padre mantuvo un incómodo silencio, agazapándose algo para buscar algo en unos cajones. Rin suspiró, apoyando un brazo hacia atrás en la silla y dejandose caer un poco.
— Ya, me lo imaginaba... — Añadió con decepción en su mirada.
Y ahí estaba Rin, meciéndose en una de las sillas del local que estaba recogido por completo de la noche anterior, con todas salvo esa silla colocada en su sitio. Miraba al techo, con los ojos ligeramente cerrados mientras se quejaba mentalmente de todo. Su padre la acompañaba detrás de la barra, quien había aprovechado para terminar de colocar algunas cosas y que esta no se sintiera tan sola mientras esperaba a su senpai. Además, había una luz encendida que podría verse desde la calle.
— Si podemos coger el puto tren... Podría haberme levantado a las doce o así, coger el tren y seguro que llegaríamos antes que andando.
— Si es tu superior, aceptas y tragas con lo que te diga
— ¿Tu hiciste lo mismo en su momento? ¿Tragaste con toda la mierda de tus superiores y te quedaste callado?
El padre mantuvo un incómodo silencio, agazapándose algo para buscar algo en unos cajones. Rin suspiró, apoyando un brazo hacia atrás en la silla y dejandose caer un poco.
— Ya, me lo imaginaba... — Añadió con decepción en su mirada.