4/02/2025, 20:10
La mujer de pelo anaranjado la guió hasta una casa cercana, cerrando la puerta tras ellas. Cuando pasaron por al lado de la muchedumbre algunos agradecían y otros preguntaban si podían ayudar, la mujer no contestaba a nadie.
Una vez en su casa la guió hasta la cocina donde había una mesa un poco alargada, quitó las cosas de encima rapidamente y le hizo un gesto para que dejara a la herida.
La mesa era demasiado pequeña y le colgaban las piernas a Sora, pero era lo que había. La mujer le abrió el lateral de la ropa con un cuchillo y miró la herida. Chasqueó la lengua y miró a Rin, solo para volver a mirar a Sora y poner las manos sobre la herida sin llegar a tocarla. Una luz verde emanó de ellas y la herida de Sora empezó a cerrarse.
Cuando acabó le pasó una píldora a Rin.
— Hazsela tragar.
Una vez en su casa la guió hasta la cocina donde había una mesa un poco alargada, quitó las cosas de encima rapidamente y le hizo un gesto para que dejara a la herida.
La mesa era demasiado pequeña y le colgaban las piernas a Sora, pero era lo que había. La mujer le abrió el lateral de la ropa con un cuchillo y miró la herida. Chasqueó la lengua y miró a Rin, solo para volver a mirar a Sora y poner las manos sobre la herida sin llegar a tocarla. Una luz verde emanó de ellas y la herida de Sora empezó a cerrarse.
Cuando acabó le pasó una píldora a Rin.
— Hazsela tragar.