5/02/2025, 10:58
Sora la siguió sin dejar de mirarla. Rin notaria que sus manos estaban templadas en vez de frias. Miró y escuchó todo lo que dijo.
— De acuerdo. — contestó sin dejar de mirarla mientras se tumbaba.
Cuando le echó la chaqueta por encima, Sora de acurrucó con ella sonriendo levemente.
— Tú no estás herida, ¿verdad? — preguntó preocupada.
— De acuerdo. — contestó sin dejar de mirarla mientras se tumbaba.
Cuando le echó la chaqueta por encima, Sora de acurrucó con ella sonriendo levemente.
— Tú no estás herida, ¿verdad? — preguntó preocupada.