19/02/2016, 21:02
Luego de un ligero episodio en la aldea de Takigakure, la extravagante kunoichi de cabellos rojos se dirigía hacia el país del fuego con la intención de aunque sea presenciar la última pelea del torneo o tal vez encontrarse con el genin que le había hecho aquella hermosa oferta de pedir una misión más grande. Después de todo el dinero nunca venía mal en especial porque ella tenía planeado hacer una inversión importante para la cual necesitaría una buena suma. ~ Serás mía antes de lo que crees… ~ Se decía a si misma mientras recorría un terreno totalmente desconocido para ella luciendo su atuendo para climas fríos principalmente porque sabía que estaría varios días fuera. Claro que la máscara que adornaba su rostro no podía faltar ni tampoco el maquillaje en su rostro, dándole un aspecto de todo menos agradable.
Mientras deambulaba por aquellos terrenos que no recordaba haberse recorrido en toda su vida, algo de agua comenzó a caerle, algo dije, pero en un abrir y cerrar de ojos la chica estaba totalmente empapada, aunque con ayuda de la capucha que ya estaba usando de antes y la máscara el maquillaje se pudo mantener impecable en su rostro. - Bueno, al menos viniste preparada. - Dijo una suave voz que parecía algo alegre. - Te dije que iba a hacer falta. - Dijo con orgullo la pelirroja en lo que seguía caminando tranquilamente bajo la lluvia.
- Ahora… ¿Dónde me puedo esconder...? - Preguntó a la nada en lo que buscaba algo, aunque sea una cueva, daba lo mismo lo importante era refugiarse de la lluvia y al final, a lo lejos pudo ver lo que parecía ser una casa o por lo menos la forma daba esa sensación. - Ahí hay algo. - Dijo la mujer señalando justamente en la misma dirección donde la pelirroja estaba mirando, de paso que ya había localizado esa construcción y no tardó ni un segundo en emprender la marcha aunque siquiera se molestó en echarse a correr. - ¿Qué será...? - Consultó con inocencia aunque no recibió respuesta.
Al momento de llegar pudo deducir que se trataba de alguna especie de bar y por ende no habría problemas en entrar, o eso se suponía. Claro que antes de hacerlo se sacó la capucha y la máscara o la sacarían a patadas como ya le había pasado, la segunda la dejó amarrada a su bandana para no perderla y ahora si, entró al local dispuesta a dirigirse a la barra pero su atención se centró en lo que tenía directamente en frente.
Sin tomarse ni dos minutos en analizar la situación, Ritsuko se ubicó detrás de este ente y comenzó a picar una de esas 'serpientes'. - ¿Cómo le hiciste...? - Consultó mientras picaba una de las rastas de ese chico con suma inocencia. Nunca en su vida había visto rastas y le resultaban una cosa totalmente nueva y llamativa.
Mientras deambulaba por aquellos terrenos que no recordaba haberse recorrido en toda su vida, algo de agua comenzó a caerle, algo dije, pero en un abrir y cerrar de ojos la chica estaba totalmente empapada, aunque con ayuda de la capucha que ya estaba usando de antes y la máscara el maquillaje se pudo mantener impecable en su rostro. - Bueno, al menos viniste preparada. - Dijo una suave voz que parecía algo alegre. - Te dije que iba a hacer falta. - Dijo con orgullo la pelirroja en lo que seguía caminando tranquilamente bajo la lluvia.
- Ahora… ¿Dónde me puedo esconder...? - Preguntó a la nada en lo que buscaba algo, aunque sea una cueva, daba lo mismo lo importante era refugiarse de la lluvia y al final, a lo lejos pudo ver lo que parecía ser una casa o por lo menos la forma daba esa sensación. - Ahí hay algo. - Dijo la mujer señalando justamente en la misma dirección donde la pelirroja estaba mirando, de paso que ya había localizado esa construcción y no tardó ni un segundo en emprender la marcha aunque siquiera se molestó en echarse a correr. - ¿Qué será...? - Consultó con inocencia aunque no recibió respuesta.
Al momento de llegar pudo deducir que se trataba de alguna especie de bar y por ende no habría problemas en entrar, o eso se suponía. Claro que antes de hacerlo se sacó la capucha y la máscara o la sacarían a patadas como ya le había pasado, la segunda la dejó amarrada a su bandana para no perderla y ahora si, entró al local dispuesta a dirigirse a la barra pero su atención se centró en lo que tenía directamente en frente.
Sin tomarse ni dos minutos en analizar la situación, Ritsuko se ubicó detrás de este ente y comenzó a picar una de esas 'serpientes'. - ¿Cómo le hiciste...? - Consultó mientras picaba una de las rastas de ese chico con suma inocencia. Nunca en su vida había visto rastas y le resultaban una cosa totalmente nueva y llamativa.