20/02/2016, 00:56
Allí se encontraba el pelinegro, sentado en la barra de un bar que se encontraba en... ninguna parte, realmente no estaba seguro de donde estaba exactamente, tomando una taza de chocolate, con todo el gusto del mundo, completamente absorto en los grumitos que había en ella, esos adorados y preciosos grumitos que le daban esa consistencia perfecta al chocolate, tan perdido estaba en sus pensamientos que si quiera se percató de la entrada de una nueva persona en el bar, bueno, por su empanamiento y por el barullo que había en el local, en donde, para ser una hora temprana, ya podía ver a gente con más de una botella de saque en la mesa, probablemente con alguna de ellas vacía ya.
De repente, y sin previo aviso, la nueva cliente del bar se colocó tras él, sin que Riko se percatara, hasta que la joven comenzó a tocarle una de sus tan bien cuidadas rastas, pero esto provocó una reacción en el genin de Uzushio que probablemente no gustó en absoluto al dueño del local, pues, a consecuencia del susto, se le calló la taza de las manos, llenando toda la barra del tan preciado chocolate.
— Lo...Lo siento... — Murmuró el joven mirando al mesonero, que le miraba con cara de pocos amigos.
Después se giró, para poder tener de frente a la causante de tal estropicio, cosa que no fue una buena idea.
— ¡¡¡AAAAAAAAAH!!! — Exclamó el muchacho al ver la cara de la muchacha. ''¿Por qué narices lleva la cara pintada como si fuera una calavera? ¿A quien diablos se le ocurre? No atraigo más que a locos...''
— Per... Perdóname, no me esperaba... algo así, dejame... dejame pedir un vaso de agua... — Y tras estas palabras se dirigió al camarero de la forma más amable posible, para que le sirviera dicho vaso
De repente, y sin previo aviso, la nueva cliente del bar se colocó tras él, sin que Riko se percatara, hasta que la joven comenzó a tocarle una de sus tan bien cuidadas rastas, pero esto provocó una reacción en el genin de Uzushio que probablemente no gustó en absoluto al dueño del local, pues, a consecuencia del susto, se le calló la taza de las manos, llenando toda la barra del tan preciado chocolate.
— Lo...Lo siento... — Murmuró el joven mirando al mesonero, que le miraba con cara de pocos amigos.
Después se giró, para poder tener de frente a la causante de tal estropicio, cosa que no fue una buena idea.
— ¡¡¡AAAAAAAAAH!!! — Exclamó el muchacho al ver la cara de la muchacha. ''¿Por qué narices lleva la cara pintada como si fuera una calavera? ¿A quien diablos se le ocurre? No atraigo más que a locos...''
— Per... Perdóname, no me esperaba... algo así, dejame... dejame pedir un vaso de agua... — Y tras estas palabras se dirigió al camarero de la forma más amable posible, para que le sirviera dicho vaso
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»