20/02/2016, 23:22
Me encontraba en donde había estado ya, en aquel lugar en donde pude ubicar al peliblanco viendo como bebía el té, por lo que me acordé que él aún me debía dinero, cosa que me molestó más; y sobretodo porque se esfumo sin siquiera escucharme, estaría allí esperándole por siempre si era necesario, debía volver por su caballo.
El tiempo transcurrió y mi determinación no caía, no tan rápido, pasaron unos cuantos minutos que cada vez se iban acumulando, no apartaba mi vista de la calle principal y del mamífero, en cualquier momento debía aparecer.
La gente iba y venía y el sujeto nada que demostraba su presencia, ni siquiera veía a nadie parecido a él, tenía que recordar que como todo shinobi él debía conocer la técnica de transformación, era una carta que nos descartaba, por lo que mi menté se estaba haciendo de pensamientos que no eran quizás ni lo más remoto a la realidad, pero en algo debía pensar mientras esperaba.
Finalmente mis ojos captaron el movimiento de alguien a unas cuantas calles de donde me encontraba, agudice mis ojos, podía ser otra persona y no debía alarmarme, tampoco iba a actuar desesperadamente ni en ese mismo instante, debía esperar más y asegurarme de que era él, como todo buen depredador.
Mis orbes azules siguieron sus movimientos hasta el punto que pude percatarme de que era él, sí el moreno había salido a la luz, ya no estaba en su escondite. ”Bingo” Me dije, ya sabía lo que iba a suceder, las personas eran tan predecibles a veces.
Cuando pasó por el punto más cercano a mi empecé a realizar una secuencia de sellos, estaba dispuesto a derribarlo con un proyectil de viento, sin embargo, me detuvo en seco, no estaba pensando como un shinobi, estaba pensando como un niño malcriado; mi objetivo era conocer el objetivo de su visita, solo por cuestiones de seguridad, nunca se sabe.
Mi emoción se vio frustrada, pero sería momentánea, él me lo debía y en cualquier momento podría cobrarse, por lo menos el dinero.
Me tranquilice y convencí que primero estaba mi objetivo como shinobi y luego mis caprichos personales, por lo que estaría atento a sus movimientos, dispuesto a seguirlo como lo había hecho.
El tiempo transcurrió y mi determinación no caía, no tan rápido, pasaron unos cuantos minutos que cada vez se iban acumulando, no apartaba mi vista de la calle principal y del mamífero, en cualquier momento debía aparecer.
La gente iba y venía y el sujeto nada que demostraba su presencia, ni siquiera veía a nadie parecido a él, tenía que recordar que como todo shinobi él debía conocer la técnica de transformación, era una carta que nos descartaba, por lo que mi menté se estaba haciendo de pensamientos que no eran quizás ni lo más remoto a la realidad, pero en algo debía pensar mientras esperaba.
Finalmente mis ojos captaron el movimiento de alguien a unas cuantas calles de donde me encontraba, agudice mis ojos, podía ser otra persona y no debía alarmarme, tampoco iba a actuar desesperadamente ni en ese mismo instante, debía esperar más y asegurarme de que era él, como todo buen depredador.
Mis orbes azules siguieron sus movimientos hasta el punto que pude percatarme de que era él, sí el moreno había salido a la luz, ya no estaba en su escondite. ”Bingo” Me dije, ya sabía lo que iba a suceder, las personas eran tan predecibles a veces.
Cuando pasó por el punto más cercano a mi empecé a realizar una secuencia de sellos, estaba dispuesto a derribarlo con un proyectil de viento, sin embargo, me detuvo en seco, no estaba pensando como un shinobi, estaba pensando como un niño malcriado; mi objetivo era conocer el objetivo de su visita, solo por cuestiones de seguridad, nunca se sabe.
Mi emoción se vio frustrada, pero sería momentánea, él me lo debía y en cualquier momento podría cobrarse, por lo menos el dinero.
Me tranquilice y convencí que primero estaba mi objetivo como shinobi y luego mis caprichos personales, por lo que estaría atento a sus movimientos, dispuesto a seguirlo como lo había hecho.