21/02/2016, 12:45
(Última modificación: 21/02/2016, 12:46 por Uzumaki Eri.)
—Si, algunos de mis compañeros fueron invitados pero no pude hacerme tiempo para al menos venir a ver. —Vaya, al parecer no había podido asistir al evento, pero bueno, ¡al menos conocería el lugar donde estaba pasando esos días! Era maravilloso... Y si... Quizás se podían hacer amigas... ¡Tendría una amiga nueva! Todo eran ventajas para la pequeña kunoichi. -No tienes por qué agradecérmelo, es un placer para mí -. Negó para que la rubia viese que era totalmente desinteresado, pero no era altruista ni mucho menos, ya que Eri buscaba beneficio a toda costa: crear un nuevo vínculo con una persona nueva.
Cuando la huérfana se paró solo tras dar un paso y se dio la vuelta para presentarse, encontró que la de Takigakure tenía un nombre que le pegaba en su totalidad: Noemi... Era muy bonito, iba incluso tan acorde con ella que se sentía un poco estúpida por no haberlo sopesado con anterioridad.
Seguro que se acordaría de ese nombre por mucho tiempo, no como el de otros... Tales como Samekichi, que recordaba su apodo en vez de su verdadero nombre.
Al recordar eso se sintió un poco mal, la próxima vez no se olvidaría de su nombre tan pronto.
—Por cierto… ¿Te molesta si pregunto tu edad...? — ¿Su edad? Vaya, ¡esta chica era una caja de sorpresas! Nunca lo hubiese imaginado, a no ser que fuera un señor mayor que le regalaba piruletas, pero seguro que ella lo preguntaba por duda, ¡hay que saciar las dudas antes de formar un lazo de amistad! -Oh, no, para nada, dentro de poco cumpliré catorce años - Dibujó una sonrisa en su rostro con felicidad -¿Y tú? - Preguntó comenzando a andar ahora de verdad, y así podrían mantener una conversación haciendo que la caminata fuese más amena de recorrer.
Cuando la huérfana se paró solo tras dar un paso y se dio la vuelta para presentarse, encontró que la de Takigakure tenía un nombre que le pegaba en su totalidad: Noemi... Era muy bonito, iba incluso tan acorde con ella que se sentía un poco estúpida por no haberlo sopesado con anterioridad.
Seguro que se acordaría de ese nombre por mucho tiempo, no como el de otros... Tales como Samekichi, que recordaba su apodo en vez de su verdadero nombre.
Al recordar eso se sintió un poco mal, la próxima vez no se olvidaría de su nombre tan pronto.
—Por cierto… ¿Te molesta si pregunto tu edad...? — ¿Su edad? Vaya, ¡esta chica era una caja de sorpresas! Nunca lo hubiese imaginado, a no ser que fuera un señor mayor que le regalaba piruletas, pero seguro que ella lo preguntaba por duda, ¡hay que saciar las dudas antes de formar un lazo de amistad! -Oh, no, para nada, dentro de poco cumpliré catorce años - Dibujó una sonrisa en su rostro con felicidad -¿Y tú? - Preguntó comenzando a andar ahora de verdad, y así podrían mantener una conversación haciendo que la caminata fuese más amena de recorrer.