21/02/2016, 13:06
La mirada del loco ese se fusionó con la mía, como si tratase de decirme algo. Podía sentirla bajo aquella máscara que le cubría todo el rostro, a excepción de los dos agujeritos que dejaban entrever sus dos orbes y por el que podía ver por donde caminaba sin tener que darse golpes contra las paredes o acabar tropezando.
Aparté la mirada mientras intentaba deshacerme de aquellas ataduras empujando la pared con fuerza.
Fue en vano.
—¡Un chaca chaca ún!
¡Placa!
Cerré los ojos cuando vi que el bastón volvió a moverse hacia mi maldita cabeza, como si eso fuese a ayudarme a protegerme.
*Ugh..*
Dolía, seguía doliendo, el tipo empezaba a caminar en círculos a medida que me iba maldiciendo.
Sólo eres otro humano arrogante. ¿Pensar que eres mejor que otra criatura viva? ¡Arrogancia! Pero también es arrogancia sobreproteger a otra especie. La naturaleza... es una.
—La naturaleza es una. Nosotros consumimos esas arañas, y nos estamos consumiendo a ¡nosotros mismos! Porque créeme, si una araña necesitase de tu carne para poder vivir, te comería vivo. Y tú tienes el brillo de la picadura de la Monstrocarachnide mortallis en los ojos. Lo veo. Lo único que te curará será mi pócima, hecha con arañas, sí.
»El veneno de la mortallis es muy peligroso, zagal arrogante. Pica a los animales, y mueren. Luego otros animales beben del río donde mueren esos animales, y mueren también. No sé lo que te empuja a rechazar mis tratamientos, pero sólo te quedan dos días.
—El veneno de la mortallis. Una araña, chico. Te va a matar una araña. Bienvenido al mundo adulto y a la madre naturaleza, ¡idiota! Ahora, ¿consumirás mi pócima? ¿Te consumirás a ti mismo, como naturaleza que eres y en la naturaleza que morirás?
A medida que hablaba cada vez le entendía menos, hasta que dijo que en mis ojos había la picadura de yo que sé qué. Supusé que, o bien era un farol o bien estaba hablando de la Kuromibōjin, pero...
*¿Como lo sabe?*
Al final no pude reprimirme más. De verdad que lo intenté, pero ese tipo estaba sacando las cosas totalmente de quicio o simplemente no sabía que podía existir alguien como yo. Finalmente una sonora risa invadió el lugar, provocando el silencio.
-¿El qué dices que me va a matar? ¿Y me quedan dos días para qué? ¿Para que me mates a bastonazos?-
Su pócima, quería que me tomase su maldita pócima ¡HECHA CON ARAÑAS! Beberme la sangre de mis propias hermanas... No, no podía hacer eso ¿Cómo iba a mirar a la cara de mamá de nuevo? Si me la bebía la propia Kuromibōjin sería la encargada de darme muerte. Además de pasar a ser el supuesto elegido a ser la vergüenza del clan...
No podía hacerle esto a Shizuka-dono. Simplemente no podía.
-No voy a probar ni una gota de tus mácabros experimentos...-
*...gilipollas*
Aparté la mirada mientras intentaba deshacerme de aquellas ataduras empujando la pared con fuerza.
Fue en vano.
—¡Un chaca chaca ún!
¡Placa!
Cerré los ojos cuando vi que el bastón volvió a moverse hacia mi maldita cabeza, como si eso fuese a ayudarme a protegerme.
*Ugh..*
Dolía, seguía doliendo, el tipo empezaba a caminar en círculos a medida que me iba maldiciendo.
Sólo eres otro humano arrogante. ¿Pensar que eres mejor que otra criatura viva? ¡Arrogancia! Pero también es arrogancia sobreproteger a otra especie. La naturaleza... es una.
—La naturaleza es una. Nosotros consumimos esas arañas, y nos estamos consumiendo a ¡nosotros mismos! Porque créeme, si una araña necesitase de tu carne para poder vivir, te comería vivo. Y tú tienes el brillo de la picadura de la Monstrocarachnide mortallis en los ojos. Lo veo. Lo único que te curará será mi pócima, hecha con arañas, sí.
»El veneno de la mortallis es muy peligroso, zagal arrogante. Pica a los animales, y mueren. Luego otros animales beben del río donde mueren esos animales, y mueren también. No sé lo que te empuja a rechazar mis tratamientos, pero sólo te quedan dos días.
—El veneno de la mortallis. Una araña, chico. Te va a matar una araña. Bienvenido al mundo adulto y a la madre naturaleza, ¡idiota! Ahora, ¿consumirás mi pócima? ¿Te consumirás a ti mismo, como naturaleza que eres y en la naturaleza que morirás?
A medida que hablaba cada vez le entendía menos, hasta que dijo que en mis ojos había la picadura de yo que sé qué. Supusé que, o bien era un farol o bien estaba hablando de la Kuromibōjin, pero...
*¿Como lo sabe?*
Al final no pude reprimirme más. De verdad que lo intenté, pero ese tipo estaba sacando las cosas totalmente de quicio o simplemente no sabía que podía existir alguien como yo. Finalmente una sonora risa invadió el lugar, provocando el silencio.
-¿El qué dices que me va a matar? ¿Y me quedan dos días para qué? ¿Para que me mates a bastonazos?-
Su pócima, quería que me tomase su maldita pócima ¡HECHA CON ARAÑAS! Beberme la sangre de mis propias hermanas... No, no podía hacer eso ¿Cómo iba a mirar a la cara de mamá de nuevo? Si me la bebía la propia Kuromibōjin sería la encargada de darme muerte. Además de pasar a ser el supuesto elegido a ser la vergüenza del clan...
No podía hacerle esto a Shizuka-dono. Simplemente no podía.
-No voy a probar ni una gota de tus mácabros experimentos...-
*...gilipollas*
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