23/02/2016, 23:59
En mi intento de dar con el objeto metálico una gran flojera invadió mi cuerpo, dispuesto a demostrar un bostezo atroz, de aquellos en lo que uno suele abrir la boca de par en par mostrando lo más profundo de su garganta, mis labios se empezaron a separar lentamente e iba a cerrar los ojos, cuando la escuché: “—No veo que te estés esforzando pese a ser el culpable… — “, rápidamente lleve mi siniestra para ocultar el acto o intentar taparlo. –Estoy un poco cansado.- Me excusé.
-¿Debería recordarte? Cuestioné al escuchar la demanda de la rubia, trate de hacer memoria pero a mi mente no venía ningún recuerdo que me relacionase con ella, por lo que seguí en ascuas, quizá estaba obviando algo, pero ella lo diría o no…
-Te lo dije.- Mencione con seguridad al escuchar lo del arma pérdida. Por otra parte el nombre de la kunoichi no me sonaba para nada, sin embargo, traté de hacer memoria nuevamente.
Seguí con mis ojos los movimientos de Noemi, quién se había acomodado y estaba peinando su cabello, ”Seguro es una maña” Pensé. Lo que llamó mi atención su mirada aguda sobre mi y acompañada de la siguiente oración entendí que estaba cuestionando lo que había dicho anteriormente. -Sí, vine a dar una vuelta cuando me desocupe, quería relajarme un poco. Repetí.
Yo también me dispuse a colocarme cómodo, por lo que coloqué el abanico en el suelo y mi senté frente a la rubia, quien seguía peinándose. -Y tú… ¿Qué haces por aquí tan tarde?- Pregunté.
-¿Debería recordarte? Cuestioné al escuchar la demanda de la rubia, trate de hacer memoria pero a mi mente no venía ningún recuerdo que me relacionase con ella, por lo que seguí en ascuas, quizá estaba obviando algo, pero ella lo diría o no…
-Te lo dije.- Mencione con seguridad al escuchar lo del arma pérdida. Por otra parte el nombre de la kunoichi no me sonaba para nada, sin embargo, traté de hacer memoria nuevamente.
Seguí con mis ojos los movimientos de Noemi, quién se había acomodado y estaba peinando su cabello, ”Seguro es una maña” Pensé. Lo que llamó mi atención su mirada aguda sobre mi y acompañada de la siguiente oración entendí que estaba cuestionando lo que había dicho anteriormente. -Sí, vine a dar una vuelta cuando me desocupe, quería relajarme un poco. Repetí.
Yo también me dispuse a colocarme cómodo, por lo que coloqué el abanico en el suelo y mi senté frente a la rubia, quien seguía peinándose. -Y tú… ¿Qué haces por aquí tan tarde?- Pregunté.