24/02/2016, 15:21
Tenía la vista fija en la oscuridad que había tras la otra puerta abierta. Esperaba con ansiedad la salida de Mizumi Eri, deseando que no fuese la Mizumi Eri que conocía. La cadencia de sus latidos iba aumentando con el paso de los segundos a medida que se iba dibujando la silueta de una chica en el umbral de la puerta. Cabellos cortos, estatura mediana...
¡Era ella!
Ya no era solamente la frecuencia cardíaca, los pulmones, como si fueran dos grandes globos que se iban hinchando y deshinchando a una velocidad vertiginosa. Aquello era demasiado problemático, parecía incluso hecho a mala leche. La muchacha se fue acercando hasta el centro, donde yo la aguardaba y tras un pequeño momento de duda saltó hasta su pilar más cercano.
-Buenos días, Yota-niichan
Ninguno de los dos éramos conscientes pero entre el bullicio, entre toda aquella gente que esperaba un espectáculo gore que les complaciera, dos orbes de jade observaban con todo lujo de detalle a aquellos dos pimpollos. A uno de ellos lo conocía perfectamente. El otro le hacía divagar entre sus pensamientos.
Yo seguía inmovil sobre la hierba, donde se suponía que debíamos esperar, dentro de aquel círculo dibujado, así que simplemente escuché las solitarias palabras que Eri pronunció desde mi posición con la cabeza levantada y las manos en los bolsillos.
*Buenos días... Yo no lo definiría así...*
-Qué bien que nos veamos de nuevo- No supe exactamente qué decir, estaba demasiado nervioso.
Mi mano derecha salió de su bolsillo con un caramelo agarrado el cual introdujo en mi boca, cerré los ojos un par de segundos y cuando los volví a abrir me planté en los morros de la chica tras haber escalado el pilar en el que se había colocado. Mostraba una media sonrisa. En parte estaba contento. si iba a caer eliminado me llenaba de orgullo que mi losa fuese la peliazul.
Una vez arriba, con la diestra agarre de nuevo el caramelo por su palito de plástico y apunté hacia el palco donde se suponía que debían estar nuestros líderes, entre ellos Shiona-sama.
-¿Ya te has dado cuenta, verdad? Shiona-sama no está, ni siquiera están los demás kages. Solo los malditos señores feudales.- explicaba tratando de buscar las palabras correctas con la mirada en el suelo -Esto no tiene sentido. ¿Por qué tenemos que pegarnos? ¿Te lo has preguntado? ¡Ni siquiera nosotros hemos decidido estar aquí! Es más, ¿Te has preguntado por qué Shiona -sama no está? 3 de los 4 participantes de esta ronda somos de Uzushiogakure; ¡Debería estar orgullosa de nosotros, joder! ¿Y si ha pasado algo?-
Solté de golpe y porrazo todas las preguntas que asaltaban mi mente. En el fondo quería saber que pensaba de todo aquello la chica.
-Así que debo pedirte que me digas una sola razón para la que deberíamos luchar, aquí y ahora-
Volví a meterme dentro de la boca aquel caramelo de fresa en la boca para refrescar mi garganta, la cual producto del nerviosismo se iba secando. Alcé la mirada una vez más hasta cruzarla con la de la joven Eri.
¡Era ella!
Ya no era solamente la frecuencia cardíaca, los pulmones, como si fueran dos grandes globos que se iban hinchando y deshinchando a una velocidad vertiginosa. Aquello era demasiado problemático, parecía incluso hecho a mala leche. La muchacha se fue acercando hasta el centro, donde yo la aguardaba y tras un pequeño momento de duda saltó hasta su pilar más cercano.
-Buenos días, Yota-niichan
Ninguno de los dos éramos conscientes pero entre el bullicio, entre toda aquella gente que esperaba un espectáculo gore que les complaciera, dos orbes de jade observaban con todo lujo de detalle a aquellos dos pimpollos. A uno de ellos lo conocía perfectamente. El otro le hacía divagar entre sus pensamientos.
Yo seguía inmovil sobre la hierba, donde se suponía que debíamos esperar, dentro de aquel círculo dibujado, así que simplemente escuché las solitarias palabras que Eri pronunció desde mi posición con la cabeza levantada y las manos en los bolsillos.
*Buenos días... Yo no lo definiría así...*
-Qué bien que nos veamos de nuevo- No supe exactamente qué decir, estaba demasiado nervioso.
Mi mano derecha salió de su bolsillo con un caramelo agarrado el cual introdujo en mi boca, cerré los ojos un par de segundos y cuando los volví a abrir me planté en los morros de la chica tras haber escalado el pilar en el que se había colocado. Mostraba una media sonrisa. En parte estaba contento. si iba a caer eliminado me llenaba de orgullo que mi losa fuese la peliazul.
Una vez arriba, con la diestra agarre de nuevo el caramelo por su palito de plástico y apunté hacia el palco donde se suponía que debían estar nuestros líderes, entre ellos Shiona-sama.
-¿Ya te has dado cuenta, verdad? Shiona-sama no está, ni siquiera están los demás kages. Solo los malditos señores feudales.- explicaba tratando de buscar las palabras correctas con la mirada en el suelo -Esto no tiene sentido. ¿Por qué tenemos que pegarnos? ¿Te lo has preguntado? ¡Ni siquiera nosotros hemos decidido estar aquí! Es más, ¿Te has preguntado por qué Shiona -sama no está? 3 de los 4 participantes de esta ronda somos de Uzushiogakure; ¡Debería estar orgullosa de nosotros, joder! ¿Y si ha pasado algo?-
Solté de golpe y porrazo todas las preguntas que asaltaban mi mente. En el fondo quería saber que pensaba de todo aquello la chica.
-Así que debo pedirte que me digas una sola razón para la que deberíamos luchar, aquí y ahora-
Volví a meterme dentro de la boca aquel caramelo de fresa en la boca para refrescar mi garganta, la cual producto del nerviosismo se iba secando. Alcé la mirada una vez más hasta cruzarla con la de la joven Eri.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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