25/02/2016, 16:56
Se mascaba la tragedia, digo la tensión. En ambos. Como si de un incontrolable frenesí se tratase y en cualquier momento fuese a hacer su estallido y entonces no habría marcha atrás.
Esperaba con ansiedad la respuesta de mi compañera de aldea. La joven muchacha de Uzushiogakure con sus manos posadas en sus delicadas caderas contestó con un leve susurro.
-Porque así lo han querido
5 simples palabras. Ni una más, ni una menos. Todas y cada una de ellas repiquetearon en mi frente, cada una con mayor fuerza, como si de una gota malaya se tratase. Pero como si del capricho de un niño de tratase, la cosa no iba a quedar ahí. Incapaz de dejar de mirarlo, sin reconocerla, apática, la muchacha seguía con su discurso conformista.
-Porque somos peones en este tablero, y si ellos dicen que luchemos, lucharemos; y si ellos quieren que muramos... Moriremos
*Peones... Juguetes a la merced de la Uzukage y del gordo del señor feudal que debía estar deleitándose con sus putillas y sus canapés de alta gama... No, definitivamente yo no soy eso*
-Yo no quiero luchar, y menos contigo, pero... ¿Eso no va contra las órdenes, Yota-niichan? - Preguntó su duda, sus brazos cayeron a ambos lados de la figura de la kunoichi, cerrando sus manos en puños. -No tengo razones para pegarme contigo, pero ellos las tienen - Señaló con la cabeza al palco de los señores feudales - Entonces... ¿Qué hacemos?
Bueno, al menos sabía que opinábamos de forma similar. Menos daba un Doton. Pero la peliazul no podía estar más equivocada. Que si era lo que nos tocaba hacer, que si éramos peones y por tanto que eran otros los que decidían nuestro destino, que si ir en contra de las órdenes. Menuda paja mental.
Negué enérgicamente con la cabeza.
-Yo no soy el puto peón de nadie, Eri-chan, ¡Tengo mis propias metas! Defiendo Uzushiogakure por qué es mi hogar, no por que nadie me obligue a ello- le recriminaba totalmente asombrado por lo que acababa de escuchar -¿Si ese señor feudal al que tanto respeto y miedo le tienes te pide que te tires por un acantilado también le harás caso?-
Era la típica contrarrespuesta, pero me venía genial para la situación. Joder, ¡Tenía que aprender a tomar sus propias decisiones! No debía permitir que nadie escogiese por ella, a fin de cuentas tenía una cabeza sobre los hombros para eso.
-Y ahora... Si lo que toca es que me pegues una paliza, adelante. No hagas cabrear a ese señor feudal al que le importas una mierda-
Alcé los puños, resignado observando a la muchacha, que a su vez me observaba y pude apreciar aquellas dos solitarias lágrimas y sus puños apretados.
Esperaba con ansiedad la respuesta de mi compañera de aldea. La joven muchacha de Uzushiogakure con sus manos posadas en sus delicadas caderas contestó con un leve susurro.
-Porque así lo han querido
5 simples palabras. Ni una más, ni una menos. Todas y cada una de ellas repiquetearon en mi frente, cada una con mayor fuerza, como si de una gota malaya se tratase. Pero como si del capricho de un niño de tratase, la cosa no iba a quedar ahí. Incapaz de dejar de mirarlo, sin reconocerla, apática, la muchacha seguía con su discurso conformista.
-Porque somos peones en este tablero, y si ellos dicen que luchemos, lucharemos; y si ellos quieren que muramos... Moriremos
*Peones... Juguetes a la merced de la Uzukage y del gordo del señor feudal que debía estar deleitándose con sus putillas y sus canapés de alta gama... No, definitivamente yo no soy eso*
-Yo no quiero luchar, y menos contigo, pero... ¿Eso no va contra las órdenes, Yota-niichan? - Preguntó su duda, sus brazos cayeron a ambos lados de la figura de la kunoichi, cerrando sus manos en puños. -No tengo razones para pegarme contigo, pero ellos las tienen - Señaló con la cabeza al palco de los señores feudales - Entonces... ¿Qué hacemos?
Bueno, al menos sabía que opinábamos de forma similar. Menos daba un Doton. Pero la peliazul no podía estar más equivocada. Que si era lo que nos tocaba hacer, que si éramos peones y por tanto que eran otros los que decidían nuestro destino, que si ir en contra de las órdenes. Menuda paja mental.
Negué enérgicamente con la cabeza.
-Yo no soy el puto peón de nadie, Eri-chan, ¡Tengo mis propias metas! Defiendo Uzushiogakure por qué es mi hogar, no por que nadie me obligue a ello- le recriminaba totalmente asombrado por lo que acababa de escuchar -¿Si ese señor feudal al que tanto respeto y miedo le tienes te pide que te tires por un acantilado también le harás caso?-
Era la típica contrarrespuesta, pero me venía genial para la situación. Joder, ¡Tenía que aprender a tomar sus propias decisiones! No debía permitir que nadie escogiese por ella, a fin de cuentas tenía una cabeza sobre los hombros para eso.
-Y ahora... Si lo que toca es que me pegues una paliza, adelante. No hagas cabrear a ese señor feudal al que le importas una mierda-
Alcé los puños, resignado observando a la muchacha, que a su vez me observaba y pude apreciar aquellas dos solitarias lágrimas y sus puños apretados.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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