25/02/2016, 20:36
Ritsuko por lo menos nunca se imaginó que el obeso y pervertido genin fuese a tomar semejante decisión de levantarla y llevársela sin más contemplaciones. - ¡Gordo de mierda! - Chillaba histérica la kunoichi que no paraba de golpearle en la cara al chico esperando que en algún momento la soltase, lo más preocupante era que a causa de la toalla y de la gordura del otro ente el cuerpo de la joven se iba deslizando lentamente hacia abajo y por ende no tardaría en caer totalmente desnuda. ~ Mierda… ~ Refunfuñaba la pelirroja que tuvo que dejar toda actividad para poder acomodarse mejor.
El lado positivo era que la pelirroja no estaba sola y su compañera parecía lo suficientemente enojada como para no dejar ir al obeso de gafas fácilmente, además que desde su posición la podía ver como se acercaba rápidamente para darle una buena patada en los pies. - Mierda… - Soltó la de cabellos rojizos en ese segundo en que la persona que la cargaba se tambaleó y comenzó a caer. En aquel instante el tiempo comenzó a correr más despacio, lentamente Ritsuko iba cayendo aún atrapada en los brazos del gordo genin y extrañamente comenzó a sentir cierta sensación de paz y tranquilidad. ~ Mamá… ~ Pensaba la chica que podía ver claramente el azulado y hermoso cielo aunque por pocos instantes, pues frente a ella se dibujó la silueta de su madre que la había estado acompañando todo ese tiempo, esbozando una sonrisa maternal mientras la esperaba con los brazos extendidos... Toda la vida de la kunoichi pasó frente a sus ojos… Por una milésima de segundo hasta que un inmenso dolor se hizo presente en todo su cuerpo. Al fin había caído debajo del de gafas. Al final de cuentas… Era prácticamente imposible que alguien muriese por que un chico algo pasado de peso le cayera encima. De todas maneras, la pelirroja siquiera llegó a chillar puesto que todo el aire de sus pulmones se había ido en ese instante.
El gordo genin había terminado por soltar a la chica que había atrapado y lentamente como podía se fue levantando sintiendo cierta molestia en uno de sus tobillos, justamente ese que había sido golpeado por la de piel morena. - ¡Déjenme en paz! - Chilló entre sollozos el gordito que tras levantarse intentó escaparse aunque rengueando, sin siquiera preocuparse por el estado de la que acababa de aplastar con todo su peso.
Ritsuko se encontraba en agonía en el suelo, un par de kilos extras y ahora mismo estaría más plana de lo que ya era pero gracias a ese pequeño accidente pudo ver algo por encima del muro… - Eso… - Susurró más para si misma que para nadie más en lo que intentaba hacer foco aunque el sol justo estaba detrás opacando totalmente la figura. - ¿Mamá...? - Volvió a susurrar en lo que intentaba levantarse y allí fue cuando pudo ver con mejor detalle lo que había por ahí arriba. - ¡No está solo Anzu! - Exlamó a todo pulmón como si se hubiese recuperado en ese mismo instante. La ubicación del segundo ente se vería delatada por la misma mirada de Ritsuko que ya había decidido comenzar a correr muro arriba en busca del segundo chico. Con un poco de suerte lograba atraparlo en ese instante que llegara hasta la cima.
El lado positivo era que la pelirroja no estaba sola y su compañera parecía lo suficientemente enojada como para no dejar ir al obeso de gafas fácilmente, además que desde su posición la podía ver como se acercaba rápidamente para darle una buena patada en los pies. - Mierda… - Soltó la de cabellos rojizos en ese segundo en que la persona que la cargaba se tambaleó y comenzó a caer. En aquel instante el tiempo comenzó a correr más despacio, lentamente Ritsuko iba cayendo aún atrapada en los brazos del gordo genin y extrañamente comenzó a sentir cierta sensación de paz y tranquilidad. ~ Mamá… ~ Pensaba la chica que podía ver claramente el azulado y hermoso cielo aunque por pocos instantes, pues frente a ella se dibujó la silueta de su madre que la había estado acompañando todo ese tiempo, esbozando una sonrisa maternal mientras la esperaba con los brazos extendidos... Toda la vida de la kunoichi pasó frente a sus ojos… Por una milésima de segundo hasta que un inmenso dolor se hizo presente en todo su cuerpo. Al fin había caído debajo del de gafas. Al final de cuentas… Era prácticamente imposible que alguien muriese por que un chico algo pasado de peso le cayera encima. De todas maneras, la pelirroja siquiera llegó a chillar puesto que todo el aire de sus pulmones se había ido en ese instante.
El gordo genin había terminado por soltar a la chica que había atrapado y lentamente como podía se fue levantando sintiendo cierta molestia en uno de sus tobillos, justamente ese que había sido golpeado por la de piel morena. - ¡Déjenme en paz! - Chilló entre sollozos el gordito que tras levantarse intentó escaparse aunque rengueando, sin siquiera preocuparse por el estado de la que acababa de aplastar con todo su peso.
Ritsuko se encontraba en agonía en el suelo, un par de kilos extras y ahora mismo estaría más plana de lo que ya era pero gracias a ese pequeño accidente pudo ver algo por encima del muro… - Eso… - Susurró más para si misma que para nadie más en lo que intentaba hacer foco aunque el sol justo estaba detrás opacando totalmente la figura. - ¿Mamá...? - Volvió a susurrar en lo que intentaba levantarse y allí fue cuando pudo ver con mejor detalle lo que había por ahí arriba. - ¡No está solo Anzu! - Exlamó a todo pulmón como si se hubiese recuperado en ese mismo instante. La ubicación del segundo ente se vería delatada por la misma mirada de Ritsuko que ya había decidido comenzar a correr muro arriba en busca del segundo chico. Con un poco de suerte lograba atraparlo en ese instante que llegara hasta la cima.