29/02/2016, 19:00
(Última modificación: 29/02/2016, 19:01 por Uchiha Akame.)
Jodido sucio tramposo y embustero gordo de mier...
Los descalificativos se atascaban en la cabeza de Anzu, luchando por encontrar el camino hacia su boca y salir despedidos en forma de insultos. Sin embargo, cuando vio a Takeshi levantándose para atacarla por sorpresa, tuvo que concentrarse en otras cuestiones. Primera, cómo esquivar aquella mole que se le venía encima. Segunda, llevar a cabo el contraataque más adecuado para tumbar definitivamente al tipo. Y tercera, apretarle las tuercas a Hotaru con la intención de hacerle entender -y recordar- que espiar a chicas en los baños termales estaba mal.
Primero, lo primero. Takeshi se le venía encima, y la había pillado por sorpresa, pero aun así estaba aturdido todavía y tenía la nariz rota -a juzgar por el profuso sangrado que le cubría el rostro-. No fue problema para la ágil Yotsuki, que se movió con pasos rápidos para dejar que Takeshi pasara por delante suya al intentar aplastarla. Sin perder un segundo, dio paso al contraataque; una patada alta, directa al rostro de aquel pervertido precoz, que le golpeó en la nariz ya rota. Takeshi emitió un gemido de verdadero dolor antes de caer al suelo dando un golpe considerable.
-¡Mira lo que me has hecho hacer! -se quejó la Yotsuki, quien en ningún momento había pensado llegar tan lejos. Sólo la tozudez del gordo la había obligado-.
De repente un estruendo resonó en el patio, tan fuerte y molesto que Anzu tuvo que taparse los oídos con ambas manos. Aquel sonido retumbó en su cabeza durante unos instantes, provocándole mareos y naúseas tan fuertes que creyó que iba a vomitar allí mismo.
El astuto Hotaru, aprovechando la distracción de su compañero, había deslizado una bomba sonora desde su manga derecha y la había arrojado al suelo. El explosivo detonó justo después de que se tapara los oídos, aturdiendo tanto a Anzu como a Ritsuko. Ahora, libre, el gennin flaco trató de socorrer a su compañero -que parecía inconsciente-.
-Ahora sí que lo habéis dejado tonto... Vosotras... ¡Me las vais a pagar! -rugió, fuera de sí, y aunque su aspecto no era para nada intimidante, no pareció importarle. Subió la manga derecha de su camiseta, dejándose el antebrazo al descubierto, y se palpó el sello que estaba grabado con tinta en su piel. Con un característico 'puf', una tonfa de hierro fue invocada en la mano de Hotaru-. ¡Por Takeshi!
Sin pensarlo dos veces se arrojó sobre Ritsuko, buscando golpearla con la tonfa en la nariz para rompérsela, del mismo modo que Anzu se la había roto a su amigo.
-¡POR TAKESHI!
Los descalificativos se atascaban en la cabeza de Anzu, luchando por encontrar el camino hacia su boca y salir despedidos en forma de insultos. Sin embargo, cuando vio a Takeshi levantándose para atacarla por sorpresa, tuvo que concentrarse en otras cuestiones. Primera, cómo esquivar aquella mole que se le venía encima. Segunda, llevar a cabo el contraataque más adecuado para tumbar definitivamente al tipo. Y tercera, apretarle las tuercas a Hotaru con la intención de hacerle entender -y recordar- que espiar a chicas en los baños termales estaba mal.
Primero, lo primero. Takeshi se le venía encima, y la había pillado por sorpresa, pero aun así estaba aturdido todavía y tenía la nariz rota -a juzgar por el profuso sangrado que le cubría el rostro-. No fue problema para la ágil Yotsuki, que se movió con pasos rápidos para dejar que Takeshi pasara por delante suya al intentar aplastarla. Sin perder un segundo, dio paso al contraataque; una patada alta, directa al rostro de aquel pervertido precoz, que le golpeó en la nariz ya rota. Takeshi emitió un gemido de verdadero dolor antes de caer al suelo dando un golpe considerable.
-¡Mira lo que me has hecho hacer! -se quejó la Yotsuki, quien en ningún momento había pensado llegar tan lejos. Sólo la tozudez del gordo la había obligado-.
De repente un estruendo resonó en el patio, tan fuerte y molesto que Anzu tuvo que taparse los oídos con ambas manos. Aquel sonido retumbó en su cabeza durante unos instantes, provocándole mareos y naúseas tan fuertes que creyó que iba a vomitar allí mismo.
El astuto Hotaru, aprovechando la distracción de su compañero, había deslizado una bomba sonora desde su manga derecha y la había arrojado al suelo. El explosivo detonó justo después de que se tapara los oídos, aturdiendo tanto a Anzu como a Ritsuko. Ahora, libre, el gennin flaco trató de socorrer a su compañero -que parecía inconsciente-.
-Ahora sí que lo habéis dejado tonto... Vosotras... ¡Me las vais a pagar! -rugió, fuera de sí, y aunque su aspecto no era para nada intimidante, no pareció importarle. Subió la manga derecha de su camiseta, dejándose el antebrazo al descubierto, y se palpó el sello que estaba grabado con tinta en su piel. Con un característico 'puf', una tonfa de hierro fue invocada en la mano de Hotaru-. ¡Por Takeshi!
Sin pensarlo dos veces se arrojó sobre Ritsuko, buscando golpearla con la tonfa en la nariz para rompérsela, del mismo modo que Anzu se la había roto a su amigo.
-¡POR TAKESHI!