29/02/2016, 22:08
Ningún rumbo claro. ~ Qué bien que estás… ~ Pensaba la kunoichi que no parecía dispuesta a acotar nada al respecto, después de todo ya él sabrá lo que está haciendo con su vida. Igual no le negaría un poco de compañía o sino ella también terminaría por aburrirse al poco tiempo, después de todo su madre solamente suele decir cosas que ya han pasado por la mente de la chica previamente así que muy entretenida nunca resultó.
- Vamos entonces. - Respondió con tranquilidad en lo que emprendía la marcha en la dirección contraria por la que había llegado, algún día llegaría al país del fuego o puede que se topase con algún otro lugar que le sirva de punto de referencia para poder orientarse o incluso pedir algún tipo de ayuda a alguien que se topase.
Habiendo avanzado ya unos metros con el chico de rastas acompañándole, este lanzó una especie de propuesta un tanto extraña. No todos los días le pedían una pelea de entrenamiento. - Te aviso que no sé contenerme. - Le soltó sin más, siquiera para voltearse y mirarle a la cara. - Si te quemas… - Ritsuko giró levemente la cabeza para mirarle por encima del hombro. - Podrás considerarte suertudo. - Advirtió finalmente, si el chico aún así accedía a tener esa pelea aunque fuese de práctica ya sería cosa suya.
Lo malo del conocimiento de la pelirroja de Taki era que solamente sabía utilizar el elemento fuego y lava, o en su defecto usar alguno de los baikunais que traía en su portaobjetos aunque estos rara vez veían la luz y menos se verían el día que pudiese utilizar las cuchillas que tenía guardadas en casa. - ¿Aún así quieres la pelea? - Insistía la chica ya que llevaba muy claro que podría asestarle un par de técnicas sin muchos problemas gracias al sistema de válvulas de su cuerpo.
- Vamos entonces. - Respondió con tranquilidad en lo que emprendía la marcha en la dirección contraria por la que había llegado, algún día llegaría al país del fuego o puede que se topase con algún otro lugar que le sirva de punto de referencia para poder orientarse o incluso pedir algún tipo de ayuda a alguien que se topase.
Habiendo avanzado ya unos metros con el chico de rastas acompañándole, este lanzó una especie de propuesta un tanto extraña. No todos los días le pedían una pelea de entrenamiento. - Te aviso que no sé contenerme. - Le soltó sin más, siquiera para voltearse y mirarle a la cara. - Si te quemas… - Ritsuko giró levemente la cabeza para mirarle por encima del hombro. - Podrás considerarte suertudo. - Advirtió finalmente, si el chico aún así accedía a tener esa pelea aunque fuese de práctica ya sería cosa suya.
Lo malo del conocimiento de la pelirroja de Taki era que solamente sabía utilizar el elemento fuego y lava, o en su defecto usar alguno de los baikunais que traía en su portaobjetos aunque estos rara vez veían la luz y menos se verían el día que pudiese utilizar las cuchillas que tenía guardadas en casa. - ¿Aún así quieres la pelea? - Insistía la chica ya que llevaba muy claro que podría asestarle un par de técnicas sin muchos problemas gracias al sistema de válvulas de su cuerpo.