7/03/2016, 03:56
La idea era sencilla, mirara el interior de la enorme casa para verificar lo que había dentro. A simple vista todo normal, muebles, mesas, sillas, todo muy normal y con bonitos detalles pero algo se hizo presente que hizo que Noemi diera un salto hacia atrás y casi se le erizara el cabello. ~Mierda… ~No lo dijo no más porque estaba parcialmente paralizada por ese susto que se había dado. Todo gracias a un moreno que no tardó nada en compensar ese "error" lanzando una serie de cumplidos.
—Que susto hombre… —Soltó la mayor suspirando pesadamente para luego alzar un brazo en un intento por ver donde se estaba posicionando la chica de cabellos celestes. ~Que mona… ~Pensaba pero por obvias razones no diría nada al respecto, en su lugar prefirió actuar como si nada hubiese pasado y claro, permitirle a Eri refugiarse detrás suyo.
Justo en ese instante en que la de Taki se dispuso a responder el hombre volvió a articular palabra, esta vez explicando el objetivo de aquella construcción en tan peculiar terreno. Además de una invitación que le sacó una sonrisa a la rubia. —Si que sabes tratar a una mujer. —Sentenció de manera juguetona en lo que se giraba para mirar a la de Uzu que no había articulado palabra. —¿Qué dices? —Usualmente actuaría según lo que a ella le interesaba, pero abandonar a la pequeña por una invitación en el medio de la nada no era del todo lindo para la rubia.
Pero claro, había algo entre medio que no podía dejar pasar. —Por cierto, me llamo Sakamoto Noemi, ¿Puedo preguntar por el suyo? —Habló volviendo la mirada al de sexo masculino enarcando una sonrisa cordial.
—Que susto hombre… —Soltó la mayor suspirando pesadamente para luego alzar un brazo en un intento por ver donde se estaba posicionando la chica de cabellos celestes. ~Que mona… ~Pensaba pero por obvias razones no diría nada al respecto, en su lugar prefirió actuar como si nada hubiese pasado y claro, permitirle a Eri refugiarse detrás suyo.
Justo en ese instante en que la de Taki se dispuso a responder el hombre volvió a articular palabra, esta vez explicando el objetivo de aquella construcción en tan peculiar terreno. Además de una invitación que le sacó una sonrisa a la rubia. —Si que sabes tratar a una mujer. —Sentenció de manera juguetona en lo que se giraba para mirar a la de Uzu que no había articulado palabra. —¿Qué dices? —Usualmente actuaría según lo que a ella le interesaba, pero abandonar a la pequeña por una invitación en el medio de la nada no era del todo lindo para la rubia.
Pero claro, había algo entre medio que no podía dejar pasar. —Por cierto, me llamo Sakamoto Noemi, ¿Puedo preguntar por el suyo? —Habló volviendo la mirada al de sexo masculino enarcando una sonrisa cordial.