10/03/2016, 17:25
—Sí... Supongo que es lo que debimos hacer en un primer momento. Anda demonos prisa y acabemos con esto de una vez.
Afortunadamente, los ánimos de Yota se fueron calmando a medida que avanzaban por el bosque, entre troncos, ramas de árboles frondosos y ocasionales claros. Daruu suspiró. Todo aquél embrollo casi les cuesta la vida, y todo por el empeño de buscar un médico allí, en medio del bosque.
Ya divisaban a lo lejos los riscos de los Dojos, de modo que no tardaron tanto en llegar. No les costó tampoco convencer al guardia de la entrada de que tenían prisa, dado el posible estado de salud de Yota y sus acreditaciones de participantes.
No fue todavía hasta quince minutos más tarde, cuando Daruu ya tocaba la puerta de un salón de medicina cercano al estadio del torneo, que el muchacho se dirigió de nuevo al posible enfermo.
—¿Y bien? ¿Cómo te encuentras? —se preocupó.
No obstante no daría tiempo a entablar mayor conversación, pues la puerta se abrió de golpe y les recibió un doctor vestido con una bata de color rosa y unas gafas redondas de color púrpura. Calvo, con los ojos muy grande y no más pelos en la cabeza que en la cola de una rata.
—Esto... ¿es algo urgente? —inquirió el médico.
Daruu, intentando tranquilizarse pero evidentemente no consiguiéndolo, intentó explicar atropelladamente lo que había sucedido.
—¿Ha bebido de un arroyo en el que había un cadáver...? Entiendo. Pasad, pasad, te voy a dar un antibiótico. Te lo tendrás que tomar durante tres días, por si acaso —dijo, y se introdujo en la consulta. Daruu lo siguió, continuando con la explicación.
...y entonces un tío muy raro nos dijo que era la picadura de la mortallis o algo así y...
De pronto el doctor estalló a reír.
—De nuevo ese chamán loco con sus paranoias. Eso no existe, hombre.
Dios mío.
Dios.
Afortunadamente, los ánimos de Yota se fueron calmando a medida que avanzaban por el bosque, entre troncos, ramas de árboles frondosos y ocasionales claros. Daruu suspiró. Todo aquél embrollo casi les cuesta la vida, y todo por el empeño de buscar un médico allí, en medio del bosque.
Ya divisaban a lo lejos los riscos de los Dojos, de modo que no tardaron tanto en llegar. No les costó tampoco convencer al guardia de la entrada de que tenían prisa, dado el posible estado de salud de Yota y sus acreditaciones de participantes.
No fue todavía hasta quince minutos más tarde, cuando Daruu ya tocaba la puerta de un salón de medicina cercano al estadio del torneo, que el muchacho se dirigió de nuevo al posible enfermo.
—¿Y bien? ¿Cómo te encuentras? —se preocupó.
No obstante no daría tiempo a entablar mayor conversación, pues la puerta se abrió de golpe y les recibió un doctor vestido con una bata de color rosa y unas gafas redondas de color púrpura. Calvo, con los ojos muy grande y no más pelos en la cabeza que en la cola de una rata.
—Esto... ¿es algo urgente? —inquirió el médico.
Daruu, intentando tranquilizarse pero evidentemente no consiguiéndolo, intentó explicar atropelladamente lo que había sucedido.
—¿Ha bebido de un arroyo en el que había un cadáver...? Entiendo. Pasad, pasad, te voy a dar un antibiótico. Te lo tendrás que tomar durante tres días, por si acaso —dijo, y se introdujo en la consulta. Daruu lo siguió, continuando con la explicación.
...y entonces un tío muy raro nos dijo que era la picadura de la mortallis o algo así y...
De pronto el doctor estalló a reír.
—De nuevo ese chamán loco con sus paranoias. Eso no existe, hombre.
Dios mío.
Dios.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)