11/03/2016, 01:28
Pero no nos detuvimos, Llegar a buen puerto y sobre todo a buen doctor. Lo segundo era realmente importante, otro loco como aquel y lo íbamos a lamentar de verdad. Bueno, el caso, que no nos detuvimos y seguimos balanceándonos por entre las ramas, en alguna ocasión algún que otro destello de luz directo a nuestras respectivas cogoteras, pero no hubo nada anormal.
Llegamos al asentamiento de los dojos de una sola pieza. Supongo que teníamos que dar las gracias a algún tipo de Dios.
Pero el guardia quería nuestra acreditación. Aquella maldita carta que mamá siempre me decía que llevase encima si salía. Menos mal que le hice caso. De todos modos éramos participantes del gran evento. El Torneo de los Dojos, no nos habría costada convencerle, pero le enseñé la acreditación y nos permitió la entrada. Había que darse prisa.
Una vez en el interior, tomamos de referencia el gran edificio que era el estadio, imponente como él solo y buscamos el dispensario que tenía que haber en sus proximidades, Daruu se adelantó e hizo sonar la puerta.
—¿Y bien? ¿Cómo te encuentras? —se preocupó.
-Mejoh- contesté como puede ya que todavía tenía el caramelo dentro de mi boca.
Pero la puerta no tardó en abrirse y un médico o lo que suponía ser un médico se dejó entrever bajo el umbral de la puerta. Ataviado con una bata rosita y unas gafas purpuras. en otra ocasión aquella imagen me hubiese hecho estallar de la risa, pero aquel día no. Aún tenía el puto chamán en la cabeza.
De nuevo, Daruu se adelantó y explicó lo sucedido. Asentí con la cabeza.
—¿Ha bebido de un arroyo en el que había un cadáver...? Entiendo. Pasad, pasad, te voy a dar un antibiótico. Te lo tendrás que tomar durante tres días, por si acaso —dijo, y se introdujo en la consulta. Daruu lo siguió, continuando con la explicación.
...y entonces un tío muy raro nos dijo que era la picadura de la mortallis o algo así y...
De pronto el doctor estalló a reír.
—De nuevo ese chamán loco con sus paranoias. Eso no existe, hombre.
*¿Qué hace tanta gracia..?*
Arquee una ceja, algo molesto por aquella risa. Tenía que tratarse de otro chamán, el que habíamos visto nosotros no hacía ninguna gracia. Todo lo contrario. ¡Casi me mata! De no ser por el de Amegakure..
-Espera, espera, espera- interrumpí ya con el caramelo fuera de la boca para que se me entendiese a la perfección -¿Ya conocéis a ese hijo de puta? ¿Y lo dejáis deambular por ahí? ¡¡CASI ME MATA!!- vociferé enervándome de nuevo -Hostia puta macho... Ese tío es peligroso, ¿Sabes? Deberíais enviar a los guardias para hacer algo al respecto- sugerí finalmente.
-¡¡Yotita!!-
Se pudo escuchar la voz de una mujer en el exterior y cuando se coló pro mis oídos no pude hacer más que tragar saliva después de que el corazón se me congelase durante unos segundos.
*Mierda, me va a caer una buena..*
Llegamos al asentamiento de los dojos de una sola pieza. Supongo que teníamos que dar las gracias a algún tipo de Dios.
Pero el guardia quería nuestra acreditación. Aquella maldita carta que mamá siempre me decía que llevase encima si salía. Menos mal que le hice caso. De todos modos éramos participantes del gran evento. El Torneo de los Dojos, no nos habría costada convencerle, pero le enseñé la acreditación y nos permitió la entrada. Había que darse prisa.
Una vez en el interior, tomamos de referencia el gran edificio que era el estadio, imponente como él solo y buscamos el dispensario que tenía que haber en sus proximidades, Daruu se adelantó e hizo sonar la puerta.
—¿Y bien? ¿Cómo te encuentras? —se preocupó.
-Mejoh- contesté como puede ya que todavía tenía el caramelo dentro de mi boca.
Pero la puerta no tardó en abrirse y un médico o lo que suponía ser un médico se dejó entrever bajo el umbral de la puerta. Ataviado con una bata rosita y unas gafas purpuras. en otra ocasión aquella imagen me hubiese hecho estallar de la risa, pero aquel día no. Aún tenía el puto chamán en la cabeza.
De nuevo, Daruu se adelantó y explicó lo sucedido. Asentí con la cabeza.
—¿Ha bebido de un arroyo en el que había un cadáver...? Entiendo. Pasad, pasad, te voy a dar un antibiótico. Te lo tendrás que tomar durante tres días, por si acaso —dijo, y se introdujo en la consulta. Daruu lo siguió, continuando con la explicación.
...y entonces un tío muy raro nos dijo que era la picadura de la mortallis o algo así y...
De pronto el doctor estalló a reír.
—De nuevo ese chamán loco con sus paranoias. Eso no existe, hombre.
*¿Qué hace tanta gracia..?*
Arquee una ceja, algo molesto por aquella risa. Tenía que tratarse de otro chamán, el que habíamos visto nosotros no hacía ninguna gracia. Todo lo contrario. ¡Casi me mata! De no ser por el de Amegakure..
-Espera, espera, espera- interrumpí ya con el caramelo fuera de la boca para que se me entendiese a la perfección -¿Ya conocéis a ese hijo de puta? ¿Y lo dejáis deambular por ahí? ¡¡CASI ME MATA!!- vociferé enervándome de nuevo -Hostia puta macho... Ese tío es peligroso, ¿Sabes? Deberíais enviar a los guardias para hacer algo al respecto- sugerí finalmente.
-¡¡Yotita!!-
Se pudo escuchar la voz de una mujer en el exterior y cuando se coló pro mis oídos no pude hacer más que tragar saliva después de que el corazón se me congelase durante unos segundos.
*Mierda, me va a caer una buena..*