13/03/2016, 20:47
Los pasos y la figura de un adolescente alto y esbelto pasaban desapercibidos mientras caminaba en un pequeño pueblo, mejor para él. Se encontraba parado en uno de los peores lugares para hacerlo, Tatsuya como ninja de Takigakure estaba muy alerta mientra se paseaba por una villa del País del Bosque.
"No importa lo que pase, recuerda que esto es por mamá"- Se repetía en su mente.
El País del Bosque no miraba con buenos ojos a personas provenientes del País del Río y menos si se trataba de ninjas de la cascada, desde la destrucción de Kusagakure sus habitantes han vivido con miedo, también hace ya tiempo perdieron parte de sus territorios aunque eran los que fueron recuperados por los habitantes del Río, era normal que sintieran miedo u odio hacia ellos; ¿Entonces que hacía Tatsuya ahí metido?. Algo lo suficientemente importante para ir hasta la frontera con el riesgo que esto implicaba.
Todo comenzó después de las fiestas de año nuevo, su madre empezó a mostrar fiebre y debilidad, incluso desmayos a veces. Su padre mandó a llamar médicos caros, probaron de todo, desde médicos veteranos, pasando por ninjas especializados en Iryou-Nin hasta curanderos de esos que con unas hierbas te ofrecen curarte hasta el mal de ojo. Lo cierto es que ningún menjurge había logrado el cometido de aliviar la enfermedad de su madre. Una de las criadas de la familia conocía unos extraños hongos que si bien quizás no era seguro que curarían a su madre al menos podrían apaciguar los síntomas y eliminar algo del malestar que padecía su madre, sin embargo existía un gran problema; aquellos prometedores hongos sólo eran comercializados en un pueblo del País del Bosque, más alla de la frontera amurallada. El joven no se echaría para atrás por algo como eso.
"Aunque sea sólo para bajarle la fiebre, valdrá la pena tomar el riesgo"- Fue lo que el shinobi pensaba.
Como ningún médico ni medicamento había surtido efecto esos hongos eran una pequeña esperanza, se llevó todo su equipamiento ninja consigo, excepto por un pequeño detalle, en esta ocasión dejaría su bandana ninja en casa, lo último que nesecitaba era armar bronca y el simple hecho de evitar que lo reconocieran como ninja sería lo más adecuado. Así el joven Tatsuya partió hacia ese lugar para comprar los hongos, pero aún tenía otra cosa en que pensar. Se iba a organizar un torneo entre ninjas de varias aldeas y su padre había decidido ir aunque su madre se encontrase en cama, era una espinita que molestaba a Tatsuya y lo hizo meditar todo el viaje.
Cuando por fin llegó a aquel pueblo estaba atento a todo su alrededor, la gente era amable y lo saludaba, eran amables con los extranjeros pero quizás si descubrian su identidad ya no actuarían de manera tan cordial, más aún, el apellido Takanashi tenía mucho peso, su padre era un Tokubetsu Jounin (un jounin de rango especial más elevado delo normal) que lideró varias expediciones y fue clave en muchas batallas en esas tierras. Tatsuya imaginaba que la gente no olvidaría a uno de sus verdugos, evitaba pensar que tipo de atrocidades pudieron haber ocurrido en esos lares.
Tatsuya esperaba conseguir los hongos y largarse cuanto antes, pero cada vez las cosas empeoraban, los habitantes no tenían hongos, ¿la razón?; Un jabalí salvaje había estado causando estragos y hasta que no se solucionase no iban a tener mercadería, por lo que le dijeron los habitantes ya le habían pedido favor a un ninja de Uzushiogakure aparentemente para que intentase darle caza al jabalí que por como lo describían parecía sacado de un cuento de fantasía. Tatsuya no podía esperar a que las cosas se arreglasen, quería esos hongos pero ya. Así que decidió ir el mismo a buscar los hongos por su propia cuenta, si se topaba con el jabalí pues vería si podía hacer algo para calmar a la bestia, consideraba que se encontraría perturbado por alguna razón y que sería bueno intentar arreglar el asunto sin tener que lastimar a un animalito inocente; sí se encontraba con el ninja que mencionaron los aldeanos, al ser de Uzu no esperaba tener problemas y quizás podría ayudarlo.
Así nuestro ninja adolescente se internó en el bosque, le llamaba la atención la vegetación por sus colores brillantes y sus ojos no dejaban de ver a todas partes con asombro. Aunque el nunca haya pisado aquel lugar antes no dejaba de ser un bosque, y el como ninja de Takigakure se movía con tal libertad entre la exótica maleza que cuando daba saltos para ir de un lado a otro lo hacía con una gran delicadeza, al punto que parecía danzar elegantemente al ritmo que la naturaleza le ponía junto al cantar de los pájaros. Pronto Tatsuya divisó un enorme hongo, y pensó que sería bueno ir a descansar allí un rato para luego seguir su búsqueda de los honguitos milagrosos, estaba tan relajado debido al paisaje que no tenía noción de lo que podría estar allí abajo.
"No importa lo que pase, recuerda que esto es por mamá"- Se repetía en su mente.
El País del Bosque no miraba con buenos ojos a personas provenientes del País del Río y menos si se trataba de ninjas de la cascada, desde la destrucción de Kusagakure sus habitantes han vivido con miedo, también hace ya tiempo perdieron parte de sus territorios aunque eran los que fueron recuperados por los habitantes del Río, era normal que sintieran miedo u odio hacia ellos; ¿Entonces que hacía Tatsuya ahí metido?. Algo lo suficientemente importante para ir hasta la frontera con el riesgo que esto implicaba.
Todo comenzó después de las fiestas de año nuevo, su madre empezó a mostrar fiebre y debilidad, incluso desmayos a veces. Su padre mandó a llamar médicos caros, probaron de todo, desde médicos veteranos, pasando por ninjas especializados en Iryou-Nin hasta curanderos de esos que con unas hierbas te ofrecen curarte hasta el mal de ojo. Lo cierto es que ningún menjurge había logrado el cometido de aliviar la enfermedad de su madre. Una de las criadas de la familia conocía unos extraños hongos que si bien quizás no era seguro que curarían a su madre al menos podrían apaciguar los síntomas y eliminar algo del malestar que padecía su madre, sin embargo existía un gran problema; aquellos prometedores hongos sólo eran comercializados en un pueblo del País del Bosque, más alla de la frontera amurallada. El joven no se echaría para atrás por algo como eso.
"Aunque sea sólo para bajarle la fiebre, valdrá la pena tomar el riesgo"- Fue lo que el shinobi pensaba.
Como ningún médico ni medicamento había surtido efecto esos hongos eran una pequeña esperanza, se llevó todo su equipamiento ninja consigo, excepto por un pequeño detalle, en esta ocasión dejaría su bandana ninja en casa, lo último que nesecitaba era armar bronca y el simple hecho de evitar que lo reconocieran como ninja sería lo más adecuado. Así el joven Tatsuya partió hacia ese lugar para comprar los hongos, pero aún tenía otra cosa en que pensar. Se iba a organizar un torneo entre ninjas de varias aldeas y su padre había decidido ir aunque su madre se encontrase en cama, era una espinita que molestaba a Tatsuya y lo hizo meditar todo el viaje.
Cuando por fin llegó a aquel pueblo estaba atento a todo su alrededor, la gente era amable y lo saludaba, eran amables con los extranjeros pero quizás si descubrian su identidad ya no actuarían de manera tan cordial, más aún, el apellido Takanashi tenía mucho peso, su padre era un Tokubetsu Jounin (un jounin de rango especial más elevado delo normal) que lideró varias expediciones y fue clave en muchas batallas en esas tierras. Tatsuya imaginaba que la gente no olvidaría a uno de sus verdugos, evitaba pensar que tipo de atrocidades pudieron haber ocurrido en esos lares.
Tatsuya esperaba conseguir los hongos y largarse cuanto antes, pero cada vez las cosas empeoraban, los habitantes no tenían hongos, ¿la razón?; Un jabalí salvaje había estado causando estragos y hasta que no se solucionase no iban a tener mercadería, por lo que le dijeron los habitantes ya le habían pedido favor a un ninja de Uzushiogakure aparentemente para que intentase darle caza al jabalí que por como lo describían parecía sacado de un cuento de fantasía. Tatsuya no podía esperar a que las cosas se arreglasen, quería esos hongos pero ya. Así que decidió ir el mismo a buscar los hongos por su propia cuenta, si se topaba con el jabalí pues vería si podía hacer algo para calmar a la bestia, consideraba que se encontraría perturbado por alguna razón y que sería bueno intentar arreglar el asunto sin tener que lastimar a un animalito inocente; sí se encontraba con el ninja que mencionaron los aldeanos, al ser de Uzu no esperaba tener problemas y quizás podría ayudarlo.
Así nuestro ninja adolescente se internó en el bosque, le llamaba la atención la vegetación por sus colores brillantes y sus ojos no dejaban de ver a todas partes con asombro. Aunque el nunca haya pisado aquel lugar antes no dejaba de ser un bosque, y el como ninja de Takigakure se movía con tal libertad entre la exótica maleza que cuando daba saltos para ir de un lado a otro lo hacía con una gran delicadeza, al punto que parecía danzar elegantemente al ritmo que la naturaleza le ponía junto al cantar de los pájaros. Pronto Tatsuya divisó un enorme hongo, y pensó que sería bueno ir a descansar allí un rato para luego seguir su búsqueda de los honguitos milagrosos, estaba tan relajado debido al paisaje que no tenía noción de lo que podría estar allí abajo.