15/03/2016, 23:00
Ritsuko, harta de la vida en general, se armó con una escoba y encerró a la anciana como mejor pudo en el cuarto de baño, atrayendola a él - más bien dandole con el palo como si fuese un bicho hasta que entrase - y luego atrancando la puerta con dicho palo, en un acto de bondad absoluta.
- ¿Pis?
La anciana murmuró una sola pregunta. La kunoichi claramente no iba a contestar. Mientras se iba, podría escuchar el sonido inconfundible de alguien orinando...
.......................................................................
-¡Estas muerto!
La mujer dio otro estoque, mientras su marido lo evitaba por poco, agachandose. Sin embargo, quedo expuesto, y la mujer aprovechó para propinarle un lanzazo en el pecho. Tecnicamente estaría muerto, menos mal que era solo un palo. A pesar de ello, el hombre retrocedió y cayó al suelo. Era un civil sin experiencia después de todo, tenía otro umbral de dolor muy diferente. Sin embargo Juro había quedado impresionado con la destreza de la mujer...
- P...Para cariño. Por favor... - suplicó el hombre, claramente aterrado.
-¡No tendré piedad!
La mujer realizó otro gran movimiento de lanza, y golpeó con fuerza la parte que parecían ser la zona de los genitales. El hombre se puso rojo, mientras gritaba y se llevaba las manos a la zona afectada, tratando de aliviar el dolor de alguna imposible forma.
-No te quedes ahí parado, eres un ninja - le reprendió Takeshi, quién había estado sospechosamente tranquilo y que había aparecido a su espalda - Detenla con tu magía o algo.
- No voy a usar mis técnicas con un civil... - dijo Juro, cruzándose de brazos.
- Pues desarmala.
-Desarmala tu, yo solo soy un ayudante. Tu eres el maestro de las lanzas.
Como si de un resorte se tratase, nada más escuchar eso, la mujer se volvió como un rayo, y fijó un nuevo objetivo, esta vez hacia Takeshi. Se lanzó a por él, con lanza en mano en un grito de guerra y le dio una estocada en la cabeza.
Juro se echó a un lado, y miró a su alrededor. El hombre estaba aun dolorido en sus zonas, Takeshi luchaba por no acabar como él, y la mujer parecía fuera de si. ¿Tenía que intervenir?
- Ven… -
Juro escuchó un susurro en mitad de todo el panorama que estaba habiendo, y descubrió a la kunoichi perdida ahí, en mitad de la puerta, medio escondida. Pensó una última vez en Takeshi, en como iba a acabar malherido si seguía así...
"Y eso ahora no es lo importante..."
Esa no era su lucha, y desde luego, no quería que le involucrasen. Avanzó hacia su compañera sin problemas, ya había suficiente barullo.
- ¡Ditduko! - exclamó, al acercarse. Se volvió para ver por última vez a la mujer enfadada con la pala, y luego añadió - Esto es largo de explicar.... Deberíamos irnos, antes de que nos involucren. Aunque también esta el problema de la vieja...
No podían dejarla ahí, en mitad del campo de batalla, y tampoco se la iban a llevar.... Aunque visto bien, tampoco la veía. Su compañera sabría, supuso.
- ¿Pis?
La anciana murmuró una sola pregunta. La kunoichi claramente no iba a contestar. Mientras se iba, podría escuchar el sonido inconfundible de alguien orinando...
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-¡Estas muerto!
La mujer dio otro estoque, mientras su marido lo evitaba por poco, agachandose. Sin embargo, quedo expuesto, y la mujer aprovechó para propinarle un lanzazo en el pecho. Tecnicamente estaría muerto, menos mal que era solo un palo. A pesar de ello, el hombre retrocedió y cayó al suelo. Era un civil sin experiencia después de todo, tenía otro umbral de dolor muy diferente. Sin embargo Juro había quedado impresionado con la destreza de la mujer...
- P...Para cariño. Por favor... - suplicó el hombre, claramente aterrado.
-¡No tendré piedad!
La mujer realizó otro gran movimiento de lanza, y golpeó con fuerza la parte que parecían ser la zona de los genitales. El hombre se puso rojo, mientras gritaba y se llevaba las manos a la zona afectada, tratando de aliviar el dolor de alguna imposible forma.
-No te quedes ahí parado, eres un ninja - le reprendió Takeshi, quién había estado sospechosamente tranquilo y que había aparecido a su espalda - Detenla con tu magía o algo.
- No voy a usar mis técnicas con un civil... - dijo Juro, cruzándose de brazos.
- Pues desarmala.
-Desarmala tu, yo solo soy un ayudante. Tu eres el maestro de las lanzas.
Como si de un resorte se tratase, nada más escuchar eso, la mujer se volvió como un rayo, y fijó un nuevo objetivo, esta vez hacia Takeshi. Se lanzó a por él, con lanza en mano en un grito de guerra y le dio una estocada en la cabeza.
Juro se echó a un lado, y miró a su alrededor. El hombre estaba aun dolorido en sus zonas, Takeshi luchaba por no acabar como él, y la mujer parecía fuera de si. ¿Tenía que intervenir?
- Ven… -
Juro escuchó un susurro en mitad de todo el panorama que estaba habiendo, y descubrió a la kunoichi perdida ahí, en mitad de la puerta, medio escondida. Pensó una última vez en Takeshi, en como iba a acabar malherido si seguía así...
"Y eso ahora no es lo importante..."
Esa no era su lucha, y desde luego, no quería que le involucrasen. Avanzó hacia su compañera sin problemas, ya había suficiente barullo.
- ¡Ditduko! - exclamó, al acercarse. Se volvió para ver por última vez a la mujer enfadada con la pala, y luego añadió - Esto es largo de explicar.... Deberíamos irnos, antes de que nos involucren. Aunque también esta el problema de la vieja...
No podían dejarla ahí, en mitad del campo de batalla, y tampoco se la iban a llevar.... Aunque visto bien, tampoco la veía. Su compañera sabría, supuso.