16/03/2016, 01:56
La historia del chico sonaba como lo más normal y creíble que había escuchado desde que puso un pie en aquella región. Se trataba de un muchacho preocupado por su madre enferma, tal preocupación le había empujado a buscar unos hongos con los cuales ayudarla. Incluso para alguien poco conocedor de la materia como él, estaba claro que de los miles y miles de tipos de hongos que existían, mucho o casi todos tenían usos en variadas disciplinas entre las cuales estaban las medicinales.
«Tiene sentido; con aquella bestia por aquí es imposible que lo cultivadores se adentren en el bosque y por tanto es imposible que puedan comerciar sus hongos para hacerlos llegar a distintos lugares.»
—Acabo de recordar que me mencionaron de un shinobi había venido a acabar con el jabalí salvaje, por tu katana y tu bandana deduzco que tú eres ese shinobi al que se referían los lugareños. —Hizo una breve pausa para mirar a los ojos grises de el muchacho— ¿Puedo saber tu nombre? —Preguntó con curiosidad.
Intercepto los ojos dispares de aquel joven y varias cosas acudieron a su mente. Una de ellas es que aquella asimetría resultaba un poco inquietante. La otra era lo bien que le caería la ayuda de alguien capacitado. Si bien era un desconocido, su habilidad para defenderse había quedado más que demostrada y para como estaba yendo su búsqueda, era poco probable que alguno de los dos consiguiera su objetivo.
—Me gustaría darte mi nombre y que me digas el tuyo —dejo que en su rostro se dibujara una leve sonrisa confiada—, pero antes de eso, me gustaría saber si estás dispuesto a que colaboremos para que cada quien consiga lo que busca; tu obtener aquellos hongos y yo encargarme del jabalí problemático.
Dejo la propuesta en el aire, pues solo necesitaría conocer el nombre de aquel muchacho cuando éste aceptara el ayudarse mutuamente. Claro, el chico bien podía decidir ir por su cuenta, pero seguramente aquello les dificultaria las cosas a ambos.
—Entonces ¿Qué dices? —Preguntó calmado— ¿Un acuerdo y nos presentamos? o ¿Cada quien por su lado y sin nombres?
«Tiene sentido; con aquella bestia por aquí es imposible que lo cultivadores se adentren en el bosque y por tanto es imposible que puedan comerciar sus hongos para hacerlos llegar a distintos lugares.»
—Acabo de recordar que me mencionaron de un shinobi había venido a acabar con el jabalí salvaje, por tu katana y tu bandana deduzco que tú eres ese shinobi al que se referían los lugareños. —Hizo una breve pausa para mirar a los ojos grises de el muchacho— ¿Puedo saber tu nombre? —Preguntó con curiosidad.
Intercepto los ojos dispares de aquel joven y varias cosas acudieron a su mente. Una de ellas es que aquella asimetría resultaba un poco inquietante. La otra era lo bien que le caería la ayuda de alguien capacitado. Si bien era un desconocido, su habilidad para defenderse había quedado más que demostrada y para como estaba yendo su búsqueda, era poco probable que alguno de los dos consiguiera su objetivo.
—Me gustaría darte mi nombre y que me digas el tuyo —dejo que en su rostro se dibujara una leve sonrisa confiada—, pero antes de eso, me gustaría saber si estás dispuesto a que colaboremos para que cada quien consiga lo que busca; tu obtener aquellos hongos y yo encargarme del jabalí problemático.
Dejo la propuesta en el aire, pues solo necesitaría conocer el nombre de aquel muchacho cuando éste aceptara el ayudarse mutuamente. Claro, el chico bien podía decidir ir por su cuenta, pero seguramente aquello les dificultaria las cosas a ambos.
—Entonces ¿Qué dices? —Preguntó calmado— ¿Un acuerdo y nos presentamos? o ¿Cada quien por su lado y sin nombres?