16/03/2016, 03:54
—Estaría encantando de que podamos colaborar, perdona que no me haya presentado antes, soy Takanashi Tatsuya. —Dijo mientras reverenciaba elegantemente—. Ahora me gustaría saber el nombre del portador de tan magnífica espada —Continuó mientras se erguía para esperar la respuesta del joven de Uzushio.
El de ojos grises se permitió relajarse un poco en su postura, pues le habían dado la mejor de las respuestas esperables. Sin embargo le extraño que el chico no mencionara nada sobre ser ninja. Su habilidad delataba entrenamiento de academia, aunque bien podría ser que por algún motivo alguien más se lo hubiese enseñado. Eso tenía sentido; Por norma general, estaba muy mal visto el que un guerrero de alguna aldea oculta le enseñara sus habilidades y trucos a un civil. Claro, esa forma de pensar no impedía que sucediera y las personas involucradas solían evadir el tema.
—Una gran respuesta merece otra igual, Takanashi Tatsuya —aseguro con la mirada fija en su oyente—. Mi nombre es Ishimura Kazuma y esta magnífica espada se llama Bohimei, que significa epitafio.
Por el momento era oficial, contaba con un aliado en aquella "selva" de locos. Aquel muchacho se notaba bastante más cómodo que el moreno en aquel sitio. En su mente era difícil explicar cómo siendo más alto y de piel más clara, había evitado todos los rasguños de las ramas y las manchas de los mohos que crecían por todas partes.
—Bien, compañero, cómo utilicemos el tiempo es vital así que tendremos que charlar y conocernos sobre la marcha —aseguro mientras observaba los alrededores, como si hablara con él y con el bosque al mismo tiempo—. Por ahora dime algo ¿tienes ideas de cómo se ven o donde están los hongos que buscas?
Suponía que las setas eran la principal interrogante y por tanto tendrían que lidiar primero con eso. El lugar se llamaba el Bosque de hongos, por lo que se entendía que había miles de especies de los mismos, algunas de las cuales eran idénticas entre sí. El no sabía nada sobre aquellas formas de vida fungí, por lo que esperaba que su aliado supiera que buscaban. Por su parte el jabalí parecía algo más fácil de encontrar, después de todo se supone que era monstruoso y enorme. Al principio creía que los aldeanos del pueblo eran bastante exagerados y alarmistas, pero luego de lo visto en tan solo una horas en aquel sitio comenzaba a creer que quizas habia algo de cierto en lo que decían.
El de ojos grises se permitió relajarse un poco en su postura, pues le habían dado la mejor de las respuestas esperables. Sin embargo le extraño que el chico no mencionara nada sobre ser ninja. Su habilidad delataba entrenamiento de academia, aunque bien podría ser que por algún motivo alguien más se lo hubiese enseñado. Eso tenía sentido; Por norma general, estaba muy mal visto el que un guerrero de alguna aldea oculta le enseñara sus habilidades y trucos a un civil. Claro, esa forma de pensar no impedía que sucediera y las personas involucradas solían evadir el tema.
—Una gran respuesta merece otra igual, Takanashi Tatsuya —aseguro con la mirada fija en su oyente—. Mi nombre es Ishimura Kazuma y esta magnífica espada se llama Bohimei, que significa epitafio.
Por el momento era oficial, contaba con un aliado en aquella "selva" de locos. Aquel muchacho se notaba bastante más cómodo que el moreno en aquel sitio. En su mente era difícil explicar cómo siendo más alto y de piel más clara, había evitado todos los rasguños de las ramas y las manchas de los mohos que crecían por todas partes.
—Bien, compañero, cómo utilicemos el tiempo es vital así que tendremos que charlar y conocernos sobre la marcha —aseguro mientras observaba los alrededores, como si hablara con él y con el bosque al mismo tiempo—. Por ahora dime algo ¿tienes ideas de cómo se ven o donde están los hongos que buscas?
Suponía que las setas eran la principal interrogante y por tanto tendrían que lidiar primero con eso. El lugar se llamaba el Bosque de hongos, por lo que se entendía que había miles de especies de los mismos, algunas de las cuales eran idénticas entre sí. El no sabía nada sobre aquellas formas de vida fungí, por lo que esperaba que su aliado supiera que buscaban. Por su parte el jabalí parecía algo más fácil de encontrar, después de todo se supone que era monstruoso y enorme. Al principio creía que los aldeanos del pueblo eran bastante exagerados y alarmistas, pero luego de lo visto en tan solo una horas en aquel sitio comenzaba a creer que quizas habia algo de cierto en lo que decían.