16/03/2016, 18:45
Tatsuya luego de observar un rato emprendió camino mientras Kazuma lo seguía, pudo ver como su acompañante había traido algunos insumos, de pronto a Tatsuya le dió por mirar su pierna derecha y se percató de que no traía el portaobjetos; lo había dejado olvidado en la posada del pueblo. Cuando se decidió a venir al País del Bosque no había traído nada para el viaje pues en sus planes sólo estaba comprar los hongos y luego regresarse a Takigakure, no había contemplado la posibilidad de que algo saliese mal, así que tomó la decisión de pedir un cuarto en una posada del pueblo, si bien nuestro querido adolescente salió con tanta prisa que se dejó su equipo shinobi y sólo llevaba consigo su katana favorita.
"Demonios, no se como me hago llamar ninja siendo tan descuidado, soy patético."- Se reprendió.
Las shurikens y los makibishi no importaban tanto, pero el hilo shinobi pudo haber sido de gran utilidad, quién sabe, para tender una trampa, para intentar tender una tienda de campaña, etcétera. Total sin sus herramientas ahora dependía de lo que el bosque pudiese proveerle y de lo que Kazuma llevase encima, Tatsuya se avergonzaba mucho de lo distraído que era.
El joven shinobi decidió dejar de lamentarse por la leche derramada y decidió seguir adentrandose entre la maleza, había de todo, plantas, árboles y hongos, hongos por sobre todas las cosas. No había un sendero exacto por donde ir, pero Tatsuya se lograba orientar en base a su experiencia y quizás un poco de instinto, algunas raíces de árboles sobresalían en el suelo mientras algunos sombreros de hongos enormes formaban sombras que daban una sensación extraña, debido a las irregularidades del terreno era dificultoso avanzar a gran velocidad caminando y era prácticamente imposible saltar en esta parte ya más profunda del bosque a menos que se fuera un ninja de muy alto calibre.
Tatsuya caminó con tranquilidad a través de un matorral, las hojas de la planta lejos de incomodarlo más bien parecían acariciar su rostro como los delicados mimos de una madre a su bebé; aunque quizás la fricción provocase que las ramas y hojas rebotasen con violencia contra aquel que viniese pasando detrás de él.
Para ese tiempo ya habrían caminado quizás durante una hora y media pero el ninja de Takigakure estaba muy fresco a pesar de ello, quizás estaba hasta disfrutando del paseo observando el colorido brillante del lugar que resaltaba a veces con la poca luz de sol que alcanzaba a filtrarse, el paseo se había tornado agradab...
-¡AH!- Gritó cuando una serpiente le cayó justo encima.
El rastrero animal se había dejado caer desde una rama justo en el momento en el que Tatsuya pasaba debajo, quizás solo fue mala suerte, lo cierto es que del susto empezó a intentar quitársela de encima, para colmo era una de cascabel y al escuchar el sonido de la cola de aquel reptil se asustó aún más todavía, tomó a la serpiente y la arrojó en dirección a unos arbustos; la alargada criatura se deslizó entre dos piedras para esconderse. El ninja de Taki luego de ver como la serpiente se había refugiado miró a Kazuma y se puso algo sonrojado por su bochornoso espectáculo, se irguió y se dispuso a hablar.
-Ejem, ejem- Dijo tosiendo fingidamente mientras se tapaba la boca con su puño. -Olvidemos lo que acaba de suceder y sigamos con nuestro camino- Sugirió mientras se daba la vuelta para evitar que Kazuma notase el rubor en sus mejillas, aunque quizás ya era demasiado tarde para eso.
Era bueno que nuestro shinobi dejase de soñar despierto, era un pequeño defecto de él relajarse demasiado. Mientras seguían su rumbo a Tatsuya le estremeción un poco ver una especie de huesos de serpiente de casi más de 5 metros de largo mezclados entre la vegetación, podía distinguir un cascabel, aunque la verdad era bastante extraño pues esas especie no llegan a más de metro y medio, pero los que él estaba divisando eran equivalentes a una los de una pitón. Un poco más un poco menos.
No paso mucho camino cuando se encontró en una parte algo extraña del bosque, por la orientación que poseían algunos hongos era probable que la luz del sol sólo llegase durante horas de la mañana y en esos momentos ya era de tarde. Tatsuya se mostró inquieto al ver una enorme cascabel muerta, con rastros de haber sido desgarrada; no se le ocurría que podía ser peor que una cascabel gigante. Como en muchas otras ocasiones hubiera sido mejor no tentar a la suerte, no esuchó nada pero su instinto lo hizo ponerse en alerta, pronto veía una sombra que se hacía mas grande sobre él y al alzar la vista divisó un enorme buhó que si bien mediría unos dos metros tirando para tres de alto las alas lo hacían lucir como si fuera de 6 metros.
-¡Kazzz...zu!-- Gritó entrecortadamente mientras volteaba a verlo.
Tatsuya no pensó que quizás fuese una mala idea darle la espalda a una enorme ave rapaz que se dirigía a toda velocidad a su posición con las garras por delante dispuesta a apresarlo.
"Demonios, no se como me hago llamar ninja siendo tan descuidado, soy patético."- Se reprendió.
Las shurikens y los makibishi no importaban tanto, pero el hilo shinobi pudo haber sido de gran utilidad, quién sabe, para tender una trampa, para intentar tender una tienda de campaña, etcétera. Total sin sus herramientas ahora dependía de lo que el bosque pudiese proveerle y de lo que Kazuma llevase encima, Tatsuya se avergonzaba mucho de lo distraído que era.
El joven shinobi decidió dejar de lamentarse por la leche derramada y decidió seguir adentrandose entre la maleza, había de todo, plantas, árboles y hongos, hongos por sobre todas las cosas. No había un sendero exacto por donde ir, pero Tatsuya se lograba orientar en base a su experiencia y quizás un poco de instinto, algunas raíces de árboles sobresalían en el suelo mientras algunos sombreros de hongos enormes formaban sombras que daban una sensación extraña, debido a las irregularidades del terreno era dificultoso avanzar a gran velocidad caminando y era prácticamente imposible saltar en esta parte ya más profunda del bosque a menos que se fuera un ninja de muy alto calibre.
Tatsuya caminó con tranquilidad a través de un matorral, las hojas de la planta lejos de incomodarlo más bien parecían acariciar su rostro como los delicados mimos de una madre a su bebé; aunque quizás la fricción provocase que las ramas y hojas rebotasen con violencia contra aquel que viniese pasando detrás de él.
Para ese tiempo ya habrían caminado quizás durante una hora y media pero el ninja de Takigakure estaba muy fresco a pesar de ello, quizás estaba hasta disfrutando del paseo observando el colorido brillante del lugar que resaltaba a veces con la poca luz de sol que alcanzaba a filtrarse, el paseo se había tornado agradab...
-¡AH!- Gritó cuando una serpiente le cayó justo encima.
El rastrero animal se había dejado caer desde una rama justo en el momento en el que Tatsuya pasaba debajo, quizás solo fue mala suerte, lo cierto es que del susto empezó a intentar quitársela de encima, para colmo era una de cascabel y al escuchar el sonido de la cola de aquel reptil se asustó aún más todavía, tomó a la serpiente y la arrojó en dirección a unos arbustos; la alargada criatura se deslizó entre dos piedras para esconderse. El ninja de Taki luego de ver como la serpiente se había refugiado miró a Kazuma y se puso algo sonrojado por su bochornoso espectáculo, se irguió y se dispuso a hablar.
-Ejem, ejem- Dijo tosiendo fingidamente mientras se tapaba la boca con su puño. -Olvidemos lo que acaba de suceder y sigamos con nuestro camino- Sugirió mientras se daba la vuelta para evitar que Kazuma notase el rubor en sus mejillas, aunque quizás ya era demasiado tarde para eso.
Era bueno que nuestro shinobi dejase de soñar despierto, era un pequeño defecto de él relajarse demasiado. Mientras seguían su rumbo a Tatsuya le estremeción un poco ver una especie de huesos de serpiente de casi más de 5 metros de largo mezclados entre la vegetación, podía distinguir un cascabel, aunque la verdad era bastante extraño pues esas especie no llegan a más de metro y medio, pero los que él estaba divisando eran equivalentes a una los de una pitón. Un poco más un poco menos.
No paso mucho camino cuando se encontró en una parte algo extraña del bosque, por la orientación que poseían algunos hongos era probable que la luz del sol sólo llegase durante horas de la mañana y en esos momentos ya era de tarde. Tatsuya se mostró inquieto al ver una enorme cascabel muerta, con rastros de haber sido desgarrada; no se le ocurría que podía ser peor que una cascabel gigante. Como en muchas otras ocasiones hubiera sido mejor no tentar a la suerte, no esuchó nada pero su instinto lo hizo ponerse en alerta, pronto veía una sombra que se hacía mas grande sobre él y al alzar la vista divisó un enorme buhó que si bien mediría unos dos metros tirando para tres de alto las alas lo hacían lucir como si fuera de 6 metros.
-¡Kazzz...zu!-- Gritó entrecortadamente mientras volteaba a verlo.
Tatsuya no pensó que quizás fuese una mala idea darle la espalda a una enorme ave rapaz que se dirigía a toda velocidad a su posición con las garras por delante dispuesta a apresarlo.