19/03/2016, 01:04
Tatsuya escuchaba con gran atención cada palabra de Kazuma, no pudo evitar sentir admiración por él, pues, consideraba que se necesitaba mucha fortaleza mental para poder sobrellevar este tipo de circunstancias. Además Kazuma elogió las habilidades del propio Tatsuya, se notaba que podía distinguir a la perfección el tipo de arma cuando muchos sólo las llaman bajo su nombre genérico de katana. En definitiva Kazuma era tal y como lo había pensado, un gran shinobi, y un gran espadachín pero sobre todas las cosas, una gran persona.
"Él pudo descifrar mi técnica aunque no la haya visto, es la primera vez que encuentro a alguien que pueda apreciar esos detalles."- Reflexionó.
Tatsuya alzó la mirada hacía las copas de los árboles y sombreros de los hongos, buscando la luz de un cielo que se encontraba oculto a sus ojos en aquella selva enigmática, pensaba que él y Kazuma eran parecidos pero a la vez diferentes, ambos parecían tener un gran aprecio por las espadas, pero Kazuma era un ninja hecho y derecho, no como Tatsuya que solía evitar a toda costa meterse en problemas y líos, al punto de a veces dudar si él realmente tenía lo necesario para ser un shinobi, pues no sabía si algún día podría ser como Kazuma. El joven de Taki luego de sacar su mirada de lo alto miró su reflejo en el filo de su espada.
-Agradezco tu halago Kazuma-san, pero, yo realmente no me siento como alguien realmente especial como tú, incluso ahora siento que hay una gran abismo que me distancia de tí- Dijo mientras observa el azul brillante de su propio iris izquierdo en el arma de acero. -Yo no se si podría soportar una vida así, viendo a los ojos de la muerte todo el tiempo...-
Tatsuya parpadeó un poco, dejo su ninjatou a un lado por un momento y se dispuso a tomar un poco de agua del riachuelo para lavarse la cara, luego de eso remojó el pañuelo para limpiarlo de la sangre y se dispuso a seguir con la labor de dejar completamente brillante su tan querida arma, mientras seguía viéndose a sí mismo en el metal y planeba seguir hablando a Kazuma.
-Nunca le he dicho esto a nadie, pero por alguna razón creo que tú podrás escucharme y entenderme- Pausó un momento para levantar su arma y seguir observándola fijamente. -Cuando algún sentimiento negativo me hace sentir mal, o cuando me siento confundido, mi refugio es esta arma. Siempre trato de pulirla, para así poder verme en ella, muchos me ven raro cuando lo hago pero no puedo evitarlo, es lo único que me tranquiliza cuando siento que no puedo contra aquello que me rodea.- Y pronto bajó su arma, para guardarla.
Pronto ya casi no se filtraba luz de sol en aquel lugar, quizás hubiese luz de luna y algún destello de parte de las estrellas, pero en la inmensidad de la noche y lo tenebroso del bosque sería imposible que algún brillo penetrase en aquel lugar silencioso, en donde sólo el sonido tenue del agua fluyendo y las voces de aquellos dos ninjas eran lo único que se dejaba apreciar. Tatsuya dió un suspiro y miró a Kazuma con una mirada que mostraba inseguridad.
-Soy patético, por depender de mi arma en vez de lidiar yo mismo con mi realidad, y es por ello que siento miedo de separarme de ella, pues cuando lo hago es como sí todas mis frustraciones y mi ira me dominaran, aquellas que me guardé en lo profundo salen y me hacen una persona diferente al yo que has visto hasta ahora.- Dijo con voz de resignación.
-Pero... deseo seguir adelante a pesar de todo, practiqué mucho hasta que mi padre me dejó tener esta espada, quizás sea una simple ninjatou comparada con tu Bohimei pero para mí vale mucho... Siempre he querido aprender a valorar cada espada por lo que es, pues para mí representan mucho más que una herramienta para matar- Sentenció Tatsuya.
"Él pudo descifrar mi técnica aunque no la haya visto, es la primera vez que encuentro a alguien que pueda apreciar esos detalles."- Reflexionó.
Tatsuya alzó la mirada hacía las copas de los árboles y sombreros de los hongos, buscando la luz de un cielo que se encontraba oculto a sus ojos en aquella selva enigmática, pensaba que él y Kazuma eran parecidos pero a la vez diferentes, ambos parecían tener un gran aprecio por las espadas, pero Kazuma era un ninja hecho y derecho, no como Tatsuya que solía evitar a toda costa meterse en problemas y líos, al punto de a veces dudar si él realmente tenía lo necesario para ser un shinobi, pues no sabía si algún día podría ser como Kazuma. El joven de Taki luego de sacar su mirada de lo alto miró su reflejo en el filo de su espada.
-Agradezco tu halago Kazuma-san, pero, yo realmente no me siento como alguien realmente especial como tú, incluso ahora siento que hay una gran abismo que me distancia de tí- Dijo mientras observa el azul brillante de su propio iris izquierdo en el arma de acero. -Yo no se si podría soportar una vida así, viendo a los ojos de la muerte todo el tiempo...-
Tatsuya parpadeó un poco, dejo su ninjatou a un lado por un momento y se dispuso a tomar un poco de agua del riachuelo para lavarse la cara, luego de eso remojó el pañuelo para limpiarlo de la sangre y se dispuso a seguir con la labor de dejar completamente brillante su tan querida arma, mientras seguía viéndose a sí mismo en el metal y planeba seguir hablando a Kazuma.
-Nunca le he dicho esto a nadie, pero por alguna razón creo que tú podrás escucharme y entenderme- Pausó un momento para levantar su arma y seguir observándola fijamente. -Cuando algún sentimiento negativo me hace sentir mal, o cuando me siento confundido, mi refugio es esta arma. Siempre trato de pulirla, para así poder verme en ella, muchos me ven raro cuando lo hago pero no puedo evitarlo, es lo único que me tranquiliza cuando siento que no puedo contra aquello que me rodea.- Y pronto bajó su arma, para guardarla.
Pronto ya casi no se filtraba luz de sol en aquel lugar, quizás hubiese luz de luna y algún destello de parte de las estrellas, pero en la inmensidad de la noche y lo tenebroso del bosque sería imposible que algún brillo penetrase en aquel lugar silencioso, en donde sólo el sonido tenue del agua fluyendo y las voces de aquellos dos ninjas eran lo único que se dejaba apreciar. Tatsuya dió un suspiro y miró a Kazuma con una mirada que mostraba inseguridad.
-Soy patético, por depender de mi arma en vez de lidiar yo mismo con mi realidad, y es por ello que siento miedo de separarme de ella, pues cuando lo hago es como sí todas mis frustraciones y mi ira me dominaran, aquellas que me guardé en lo profundo salen y me hacen una persona diferente al yo que has visto hasta ahora.- Dijo con voz de resignación.
-Pero... deseo seguir adelante a pesar de todo, practiqué mucho hasta que mi padre me dejó tener esta espada, quizás sea una simple ninjatou comparada con tu Bohimei pero para mí vale mucho... Siempre he querido aprender a valorar cada espada por lo que es, pues para mí representan mucho más que una herramienta para matar- Sentenció Tatsuya.