19/03/2016, 04:34
Por alguna razón el ambiente se torno mucho más solemne y emocional, como si las aguas de aquel riachuelo dejarán al descubierto el fondo de las personalidades de ambos, como el oro de rio que sale a la superficie.
«Creo que he encontrado a alguien excepcional.»
El Ishimura no podía dejar de escuchar lo que Tatsuya le comentaba, así como tampoco podía dejar de sentir una extraña mezcla de celos y admiración. En el mundo cualquier tonto puede lanzarse hacia el peligro y entregar su vida a cambio de una fe ciega mientras se engaña creyendo que tiene valor, pero eso solo es una falsa fuerza. La verdadera fuerza era la de personas como aquel chico, con el valor suficiente para aceptar el mundo y a ellos mismos tal como son, con virtudes y defectos. Todo eso mientras se mantienen firmes en cuanto a que camino seguir.
El chico se expresaba desde el fondo de su corazón y por ende Kazuma se sintió en obligación de corresponderle en cuanto a verdades se refería.
—La muerte es lo más común y cotidiano del mundo, igual que la vida —aseguro tratando de recordar sus raíces y los principios de su familia—. Siempre la vemos a la cara, solo que usualmente estamos tan ocupados viviendo que no lo notamos.
Aquello resultaba perturbadoramente cierto. Ser un ninja solo implicaba que la veías de manera más clara, pero aun así seguía siendo la misma muerte que veía todo el mundo. Un albañil puede morir aplastado a diario, un marinero corre el riesgo de morir en el mar cada vez que sale, un pacífico granjero podría morir por la simple picada de un insecto. La muerte nos da el beneplácito de la vida, pues si la muerte no existiera ¿Qué tantas ganas le quedarían de vivir a las personas?
—Creo que te entiendo —reflexiono mientras la poca luz que había se perdían en el cielo—. Yo tampoco puedo hacer mucho sin mi espada. Es más, en mi primer entrenamiento me vi en aprietos pues no podía hacer nada sin ella, pero aunque fuera muy fuerte sin ella, no creo poder abandonarla ya que representa mucho para mí… Me ha mantenido con vida mucho tiempo y para bien o para mal, creo que ya es una extensión de mí ser.
Se acostó en aquella roca y dejo escapar una sonrisa ante algo que repentinamente le parecía gracioso.
—De hecho, aquí entre nos… No se convertir mi chakra a alguna naturaleza elemental —admitió con una sonrisa medio avergonzada—. Me he centrado tanto en mi estilo personal que he dejado mi ninjutsu de lado. Claro, ahora me causa gracia, pero cuando mi sensei se entere va estar bastante cabreada, jejeje.
Kazuma no podía evitar sentirse un poco inmaduro al escuchar las palabras del Takanashi; Aquel chico asegura querer y amar a cada espada por algo más que su cualidad de matar, quizás el mismo no lo sabía, pero seguramente hablaba del corazón y del espíritu marcial que hay en cada arma. Por su parte, el moreno tenía una espada que literalmente tenía un espíritu y voluntad propia. La cuestión era que aun no podía aceptarla tal y como era. Si estaban juntos y la apreciaba, pero Bohimei tenía tantas cosas que le aterraban que le era imposible amarla como quizás se mereciera.
«Bohimei es una buena espada, si… Pero creo que jamás nadie tendría que llevar una carga tan pesada como la que implica, pues la única manera en que esta arma podría descansar en paz es que yo esté muerto… Bueno, ese es el camino que escogí por voluntad propia.»
Se levantó de golpe con cara expectante, como si acabara de darse cuenta de quien le hacía compañía.
—Tus palabras me han recordado algo... —Aseguro con una sonrisa enorme que era muy poco habitual en él—. Es una historia sobre espadas y destinos que podría ayudarte a formar tu camino ¿Quieres escucharla?
Una historia sería una buena forma de recibir la noche luego de que encendieran un fuego y comieran un poco de lo que Kazuma llevaba consigo.
«Creo que he encontrado a alguien excepcional.»
El Ishimura no podía dejar de escuchar lo que Tatsuya le comentaba, así como tampoco podía dejar de sentir una extraña mezcla de celos y admiración. En el mundo cualquier tonto puede lanzarse hacia el peligro y entregar su vida a cambio de una fe ciega mientras se engaña creyendo que tiene valor, pero eso solo es una falsa fuerza. La verdadera fuerza era la de personas como aquel chico, con el valor suficiente para aceptar el mundo y a ellos mismos tal como son, con virtudes y defectos. Todo eso mientras se mantienen firmes en cuanto a que camino seguir.
El chico se expresaba desde el fondo de su corazón y por ende Kazuma se sintió en obligación de corresponderle en cuanto a verdades se refería.
—La muerte es lo más común y cotidiano del mundo, igual que la vida —aseguro tratando de recordar sus raíces y los principios de su familia—. Siempre la vemos a la cara, solo que usualmente estamos tan ocupados viviendo que no lo notamos.
Aquello resultaba perturbadoramente cierto. Ser un ninja solo implicaba que la veías de manera más clara, pero aun así seguía siendo la misma muerte que veía todo el mundo. Un albañil puede morir aplastado a diario, un marinero corre el riesgo de morir en el mar cada vez que sale, un pacífico granjero podría morir por la simple picada de un insecto. La muerte nos da el beneplácito de la vida, pues si la muerte no existiera ¿Qué tantas ganas le quedarían de vivir a las personas?
—Creo que te entiendo —reflexiono mientras la poca luz que había se perdían en el cielo—. Yo tampoco puedo hacer mucho sin mi espada. Es más, en mi primer entrenamiento me vi en aprietos pues no podía hacer nada sin ella, pero aunque fuera muy fuerte sin ella, no creo poder abandonarla ya que representa mucho para mí… Me ha mantenido con vida mucho tiempo y para bien o para mal, creo que ya es una extensión de mí ser.
Se acostó en aquella roca y dejo escapar una sonrisa ante algo que repentinamente le parecía gracioso.
—De hecho, aquí entre nos… No se convertir mi chakra a alguna naturaleza elemental —admitió con una sonrisa medio avergonzada—. Me he centrado tanto en mi estilo personal que he dejado mi ninjutsu de lado. Claro, ahora me causa gracia, pero cuando mi sensei se entere va estar bastante cabreada, jejeje.
Kazuma no podía evitar sentirse un poco inmaduro al escuchar las palabras del Takanashi; Aquel chico asegura querer y amar a cada espada por algo más que su cualidad de matar, quizás el mismo no lo sabía, pero seguramente hablaba del corazón y del espíritu marcial que hay en cada arma. Por su parte, el moreno tenía una espada que literalmente tenía un espíritu y voluntad propia. La cuestión era que aun no podía aceptarla tal y como era. Si estaban juntos y la apreciaba, pero Bohimei tenía tantas cosas que le aterraban que le era imposible amarla como quizás se mereciera.
«Bohimei es una buena espada, si… Pero creo que jamás nadie tendría que llevar una carga tan pesada como la que implica, pues la única manera en que esta arma podría descansar en paz es que yo esté muerto… Bueno, ese es el camino que escogí por voluntad propia.»
Se levantó de golpe con cara expectante, como si acabara de darse cuenta de quien le hacía compañía.
—Tus palabras me han recordado algo... —Aseguro con una sonrisa enorme que era muy poco habitual en él—. Es una historia sobre espadas y destinos que podría ayudarte a formar tu camino ¿Quieres escucharla?
Una historia sería una buena forma de recibir la noche luego de que encendieran un fuego y comieran un poco de lo que Kazuma llevaba consigo.