Un piquete traicionero evitó que fuese yo quien detonara la bomba de humo, los metales se incrustraron en mi brazo, haciendo que por acto reflejo soltase la esfera de papel que tenía en mi mano, la cortina de humo se levantó engullendonos a ambos; la caricia de la pierna del azulado en mi estómago terminó sacandome el aire y fue entonces cuando la toxinas del humo entraron rápidamente en mi cuerpo, la tos se manifestó incontrolable, los ojos me picaban, había detonado un infierno, en dónde Kaido era el diablo y estaba dispuesto a torturarme por mis pecados.
—Coff coff coff— Tomar grandes bocanadas era inevitable, porque en mi interior me irritaba con cada segundo que prolongaba mi estancia ahí. Me doble sobre mi abdomen presionando la herida, el golpe no había sido fatal, pero añadido a las circunstancias en las que me encontraba me habían dejado en un estado muy deplorable.
Caminé lo más rápido que pude hacia el exterior de la cortina, trataba de mantenerme atento a mi enemigo, pero era difícil con tanto humo, con tanto dolor, faltandome la respiración, y con los ojos llorosos.
—Coff coff coff— Tomar grandes bocanadas era inevitable, porque en mi interior me irritaba con cada segundo que prolongaba mi estancia ahí. Me doble sobre mi abdomen presionando la herida, el golpe no había sido fatal, pero añadido a las circunstancias en las que me encontraba me habían dejado en un estado muy deplorable.
Caminé lo más rápido que pude hacia el exterior de la cortina, trataba de mantenerme atento a mi enemigo, pero era difícil con tanto humo, con tanto dolor, faltandome la respiración, y con los ojos llorosos.