9/09/2018, 03:46
Justo en el momento en que me levantaba nuevamente, en que pensaba que no terminaría ahí, el momento en que me seguía aferrando a ese último respiro de vida, en que tenía fe en los dioses, en Amenokami, o en cualquiera de ellos... Fue en ese instante en el que me vi más vulnerable, una digna recompensa después de un jugueteo amistoso por parte del depredador.
¿Quién lo habría dicho? Una bala compactada y poderosa de agua se abrió camino sin dificultad en mi pecho; caer ante la muralla que siempre me protegió, ante las personas que me acogieron y formaron como shinobi, caer sin dar pie a la duda, como bien había escuchado decir, primero matar y luego preguntar, sí, así había sido todo esto.
Mi ser comenzaría a descender en cámara lenta...
¿Acaso era aquel momento en el toda mi vida pasaba por mis ojos?
¿El momento en que todos los recuerdos venían a mi?
Sí yo mismo hubiera tenido que contar mi historia hubiera sido similar a las palabras que rápidamente creó mi subconsciente, ahora me sentía con pesar, no porque estaba muerto, sino porque no la pude ayudar, yo podría descansar, pero ella seguiría igual.
La luz se fue extinguiendo como la llama que cede ante el viento que sopla.
Solo quedaba una cosa más y era querer la lluvia mirar, que mi cuerpo fuese enterrado en tierras lejanas en dónde un día soleado auguraban un mal presagio.
¿Quién lo habría dicho? Una bala compactada y poderosa de agua se abrió camino sin dificultad en mi pecho; caer ante la muralla que siempre me protegió, ante las personas que me acogieron y formaron como shinobi, caer sin dar pie a la duda, como bien había escuchado decir, primero matar y luego preguntar, sí, así había sido todo esto.
Mi ser comenzaría a descender en cámara lenta...
¿Acaso era aquel momento en el toda mi vida pasaba por mis ojos?
¿El momento en que todos los recuerdos venían a mi?
En algún lugar desconocido, hace quince años
nació un bebé con ojos amarillos como la miel y el cabello rojo carmesí
una criatura adorable para muchos padres
pero un peso mayor que el de mil toneladas para otros...
Un niño que fue abandonado a merced del destino
acogido por los dioses que labraron su camino
Lo ubicaron en un lugar que no era su verdadero hogar
con muchos niños en una condición similar.
El tiempo transcurrió y el niño allí creció
viendo como los demás partían sin cesar
a sabiendas que su destino aún no estaba escrito
no le quedaba más que simplemente esperar.
En ese mismo lugar conoció a quien sin dudar
su historia haría cambiar
un muchacho que con quien compenetró
y posteriormente hermano llamó.
Ambos se alistaron bajo el llamado
Amenokami los había solicitado
ninguno se había negado
su camino comenzaba a ser labrado
El ojiámbar se graduó
y el arte de curar estudió
las órdenes obedeció
hasta que sus ojos abrió.
El sistema en el que creyó
la golpeó a traición
salpicando sin temor
su sangre alrededor...
La verdad era difícil ocultar
aunque nadie se percató
uno menos en la formación
y el silencio fue vencido por el temor.
La marea repentinamente cambió
un intrépido apareció
buscando a su amada
los dioses hacian su jugada
y la verdad fue revelada
a la persona equivocada.
Oídos sordos caminó
sin considerarlo el riesgo tomó
creyendo en la bendición de los dioses se enfrentó
a un ser sin igual
con procedencia del mar
con sierras en vez de dientes y branquias en su cuello
bien conocido como el tiburón
no era más que un peón
quién sin dudar terminó
la esperanza de vida de aquel traidor
de ojos ámbares y cabello carmesí.
nació un bebé con ojos amarillos como la miel y el cabello rojo carmesí
una criatura adorable para muchos padres
pero un peso mayor que el de mil toneladas para otros...
Un niño que fue abandonado a merced del destino
acogido por los dioses que labraron su camino
Lo ubicaron en un lugar que no era su verdadero hogar
con muchos niños en una condición similar.
El tiempo transcurrió y el niño allí creció
viendo como los demás partían sin cesar
a sabiendas que su destino aún no estaba escrito
no le quedaba más que simplemente esperar.
En ese mismo lugar conoció a quien sin dudar
su historia haría cambiar
un muchacho que con quien compenetró
y posteriormente hermano llamó.
Ambos se alistaron bajo el llamado
Amenokami los había solicitado
ninguno se había negado
su camino comenzaba a ser labrado
El ojiámbar se graduó
y el arte de curar estudió
las órdenes obedeció
hasta que sus ojos abrió.
El sistema en el que creyó
la golpeó a traición
salpicando sin temor
su sangre alrededor...
La verdad era difícil ocultar
aunque nadie se percató
uno menos en la formación
y el silencio fue vencido por el temor.
La marea repentinamente cambió
un intrépido apareció
buscando a su amada
los dioses hacian su jugada
y la verdad fue revelada
a la persona equivocada.
Oídos sordos caminó
sin considerarlo el riesgo tomó
creyendo en la bendición de los dioses se enfrentó
a un ser sin igual
con procedencia del mar
con sierras en vez de dientes y branquias en su cuello
bien conocido como el tiburón
no era más que un peón
quién sin dudar terminó
la esperanza de vida de aquel traidor
de ojos ámbares y cabello carmesí.
Sí yo mismo hubiera tenido que contar mi historia hubiera sido similar a las palabras que rápidamente creó mi subconsciente, ahora me sentía con pesar, no porque estaba muerto, sino porque no la pude ayudar, yo podría descansar, pero ella seguiría igual.
La luz se fue extinguiendo como la llama que cede ante el viento que sopla.
Solo quedaba una cosa más y era querer la lluvia mirar, que mi cuerpo fuese enterrado en tierras lejanas en dónde un día soleado auguraban un mal presagio.