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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Le gustaría decir que aquel paseo bajo las bailantes sombras de las hojas había sido su idea desde el principio. Decir que no es que se hubiese perdido. Mentiría si lo dijese. Por suerte o por desgracia, se había perdido demasiado para que pudiese encontrarla nadie para preguntarle qué hacía allí. A pesar del frío hacía buen día, su capa de viaje carmesí la tapaba lo suficiente para no congelarse y a los pajarillos que revoloteaban a la luz del Sol no parecía importarles el color de su capa.

Se sentó en un tronco caído, asegurándose primero que no estuviese demasiado húmedo, y sacó el mapa de nuevo. Porque claramente, ahora sí sabría orientarse con un mapa en medio de un bosque. Tras cinco minutos mirando el mapa con la mente en blanco, bostezó. La idea de madrugar para llegar al Puente Kannabi para comer había sido una de las peores ideas de su corta carrera. Bueno, echaría una cabezadita y después tendría las ideas mucho más claras. Tenía que aprovechar ahora que aún hacía unas temperaturas razonables, en cuanto bajase el Sol igual hasta nevaba.

Se echó la capucha y se acurrucó entre las raíces expuestas de un árbol. Aunque tenía bastante sueño, los pájaros no dejaban de posarse en ella como si fuese una rama más. A veces le hubiese gustado intimidarlos tanto como el resto de humanos, pero cada vez que los intentaba espantar se apartaban para volver después con más ganas, como si estuviese jugando con ellos. Tras un par de cambios de posición logró dormirse, con el cercano cantar de pajarillos como nana.


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#2
—No puede ser... ¿me he vuelto a perder?

No importaban cuántas veces Daigo miraba su mapa, todavía estaba perdido. Sabía por dónde había venido y podía orientarse relativamente bien dentro del bosque, pero no cómo llegar a su destino.

¿Qué a dónde se dirigía? Eso era una historia para otro momento.

Caminó y caminó, sin encontrarse con nadie durante mucho tiempo, pero, ¿con quién esperaba encontrarse él en medio de un bosque? Con una chica dormida bajo un árbol, aparentemente.

—Esto... ¿hola?

Con suerte, ella se sabría guiar mejor que él.
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¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!

Team pescado.


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#3
—Esto... ¿hola?

El sonido de una voz la sacó de su letargo, era obvio que en medio de un bosque no se iba a dormir profundamente, solo había... descansado la vista, durante unas horas. De forma inconsciente, sabía que había alguien, porque las voces no crecen de los arboles. Conscientemente ya era otro tema.

Se despertó, se estiró, gruñó para desperezarse y fue entonces cuando abrió los ojos y vio a un árbol con ojos. Dio un brinco y se puso de pie de inmediato, dispuesta a salir huyendo de ese espiritu del bosque. Tras dedicarle una segunda mirada vio que no era un arbol con ojos, sino que era un chico con el pelo verde. Solo un tono menos verde que las hojas de las ramas.

Notó frío en la mejilla y se limpió el rastro de saliva que tenía con su capa.

¿H-hola? — saludó preguntando, sin confiar del todo en que no fuese una ilusión.

¿Qué podía hacer en medio del bosque un peliverde? Se frotó los ojos para acabar de despertarse, por si acaso.


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#4
Tomo este tema con mi hueco para usuarios nuevos

”Uno, dos, tres, cuatro. Uno, dos, tres, cuatro.”

Ranko corría mientras intentaba mantener una respiración constante. Su familia había llegado al Valle de los Dojos, y la de la trenza había decidido explorar un poco el bosque al sureste. Sabía que se había alejado, tal vez un poquito más de lo esperado, de la senda, pero el lugar era tan agradable que había decidido entrenar un poco. Sus pulmones no tardaron en acostumbrarse a correr alimentados del aire del País del Fuego.

"Uno, dos, tres, cuatro."

Saltó hacia un árbol y, concentrando chakra en sus pies, intentó saltar de un árbol a otro bajo el mismo tempo. Dejaba un rastro de astillas detrás, pues requería más esfuerzo por parte de sus piernas.

"Uno, dos, tres, cuatro."

Pronto había dejado el frío de aquella mañana detrás, y no tenía más enfrente que un extenso bosque, sonidos de ambientación de animales y una melena verde.

"Uno, dos… ¿Ah?"

Distraída por un segundo, volteó hacia un lado. ¡Helo ahí! A unos metros de él, el boxeador de Kusagakure, Tsukiyama Daigo, frente a una rubia desconocida.

"¿Daigo-san? ¡Qué alegría verle! ¿Pero qué hará aquí con esa chica? ¿Será que…?"

El cálculo del salto falló y el pie de Ranko resbaló. Haciéndola caer del árbol y rodar en el suelo hasta que se perdió su inercia.

"AAAAAAAAH CIELOSCIELOSCIELOS. ¡No puede ser que haya pasado tal vergüenza en medio de un bosque! ¡¿Qué probabilidades había de toparse con gente aquí?!" vociferó la voz mental de Ranko mientras la chica enterraba el rostro entre los brazos, boca abajo.

Sin embargo, la kunoichi se forzó a ponerse de pie, acercarse a unos metros de la pareja y, con piernas temblorosas y un rostro colorado, dedicarles una muy profunda reverencia.

¡D-d-disculpen p-por la-la interrupción!
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#5
Daigo se sobresaltó y dio un paso hacia atrás, igual de sorprendido que la chica que tenía enfrente.

—Esto...

Apunto estuvo de pedirle direcciones, cuando el sonido de algo cayendo contra el suelo lo interrumpió y lo hizo girarse para comprobar lo que sucedía.

Oh, solo era Ranko entrenando la mítica habilidad de rodar como un erizo para golpear a los enemigos de Kusa. Un clásico.

—¡Sagisō-chan! —exclamó alegre, y entonces cayó en que había sido Ranko quien había lado—. ¡Ostras! ¿Estás bien?
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#6
La situación estaba tensa, no iba a engañarse. Un shinobi desconocido de otra villa la había pillado frita bajo un árbol en medio del bosque, babeando y, probablemente, hasta roncando. Si ahora mismo no tenía pelos de loca de los gatos y una mirada de drogadicta en rehabilitación, sería un autentico milagro.

La repentina entrada de una tercera persona, lejos de asustarla o intimidarla, le dio la oportunidad para inspeccionarse un poco y volver a poner ambos pies en el mundo de los vivos. Vale, no se había babeado nada, por suerte, pero sí que se había despeinado bastante la coleta. Con un suave movimiento, la deshizo, dejando que su breve melena cayese libre sobre sus hombros.

¡D-d-disculpen p-por la-la interrupción!

No se dio cuenta de lo alta que era la chica hasta que la tuvo enfrente. Por la bandana que llevaba también era kunoichi de Kusagakure. ¿Qué demonios les daban de comer en esa villa? A ambos ninjas tenía que mirarlos desde abajo, lo cual era bastante intimidatorio, sobre todo teniendo en cuenta que ellos dos se conocían (lo cual era bastante logico) y ella no tenía ni idea de donde estaba.

¿Acaso se había metido ya en el País del Bosque? ¿Qué bosque era ese bosque? La cabeza le empezó a dar vueltas.

No hace falta que te disculpes, ¿Sagisō-san? — conforme lo pronunciaba dudaba más de lo que estaba haciendo allí. — No os preocupeis, yo ya me iba...

Dio un paso en dirección contraria a donde estaban los ninjas, para encontrarse delante un enorme y hermoso bosque sin fin. Se volvió a girar hacia ellos, dándose cuenta de que no iba a conseguir más que perderse de nuevo.

¿Os importa decirme por donde queda la salida? — preguntó señalando a la cantidad de árboles que tenía delante.


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#7
”¡Aaah! ¡Lo sabía! ¡Daigo-san estaba en un momento privado con amiga-san!" El rostro de Ranko hirvió de la pena. Ni siquiera se había erguido cuando la chica rubia le habló.

Se enderezó y respondió primero al boxeador.

S-sí, e-estoy bien, Daigo-san. G-gracias —Luego se dirigió a la rubia —Eh… S-sí. Sa… Sagisō Ranko. U-un gusto.

La pena de la de la trenza subió un nivel al escuchar que la chica se retiraba.

"Oh, no, los interrumpí al grado que la estoy obligando a irse. ¡Aah, por los dioses, Ranko, qué inconveniente eres!"

Profundamente avergonzada, su boca no pudo formar una disculpa apropiada a tiempo, pues la chica no tardó en preguntarle por la salida.

La… ¿Salida? B-bueno, depende de a dónde quiera i-ir, señorita… —Tal como la cortesía dictaba, le dio pie a su presentación. Esperaba que la jovencita lo tomara y mencionara su nombre.

"No puedo llamarla amiga de Daigo-san mucho tiempo, ¿No?"
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#8

Se me olvidó a avisar que esta trama la he tomado con hueco de nuevos ;D

Luego de que Ranko asegurara que se encontraba bien, y se presentara a la uzujin, esta última anunció su retirada.

—Esp...

Quiso decirle que esperara, que no se marchara hasta que pudiera pedirle direcciones, pero entonces la chica preguntó dónde estaba la salida y... bueno, Daigo descubrió que no era el único que no sabía ni donde estaba parado.

—Espera ¿Tú también te has perdido? —preguntó. Ahora Ranko era su última esperanza.
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#9
La… ¿Salida? B-bueno, depende de a dónde quiera i-ir, señorita…

La pobre muchacha estaba tan nerviosa y avergonzada que estaba empezando a contagiarselo a Hana, que ahora se toqueteaba un mechón que le caía por delante del hombro derecho.

Lo cierto es que mi plan inicial era ir al País del Bosque, pero parece que el País del Bosque ha venido a mí. — respondió con una sonrisa intentando tranquilizar a Ranko.

—Espera ¿Tú también te has perdido?

Si no había estado suficientemente nerviosa con la vergüenza de Ranko, que un propio shinobi de Kusagakure se hubiese perdido en ese bosque la acabó de rematar. No podía ser que se hubiesen perdido los tres, ¿no? ¿Cuales eran las probabilidades? Miró a la otra kunoichi, alarmada.

Ranko-san, tú... tú no estarás perdida también, ¿no?


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#10
Tanto Daigo como la chica rubia parecían, no, estaban perdidos. Ranko tragó saliva.

"Oh, cielos."

La chica (quien Ranko ya comenzaba a pensar que no era amiga del boxeador) había tenido intención de ir al País del Bosque ("¿Ah? ¿Y si busca infiltrarse? No, no tiene pinta de invasora…"). Le cuestionó si estaba segura de no estar perdida.

"Oh, cielos, cielos, cielos."

Yo... Ahm... Creo que no.

Dio un par de pasos hacia atrás y giró para ver el lugar donde había caído. Empezó a calcular mentalmente.

B-bueno… Vine de-desde allá… Y… Había salido de… del Valle de los D-Dojos y fui hacia el… sur. Suroeste. Y… creo que me desvié u-un poco —Apuntó hacia su lugar de aterrizaje y movió su dedo hacia la derecha unos cuarenta y cinco grados —. Entonces… ahm… e-el Valle de los Dojos d-debe estar por allá. Creo. Y-y más allá está el País del Bosque. Creo.

Se volvió para encarar al par. No estaba segura de que estuviese en lo correcto, al menos no al cien por ciento. Pero esperaba ser de ayuda, aunque sea un poquito.

Daigo-san, ¿Qué rumbo estaba siguiendo usted?
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#11
Por suerte, Ranko parecía no estar perdida, o al menos no tanto como el resto, pues al menos sabía de dónde había venido.

Con suerte, con mucha, mucha suerte, eso sería suficiente para que todo el mundo pudiera guiarse hasta su destino, ¿verdad?

—¡Ooostras! —dijo Daigo, y luego rio al darse cuenta de que se había desviado un poco—. Pues yo planeaba irme al Valle del Fin.

El chico giró para mirar a Hana, luego a Ranko. Quizá se debería haber dado cuenta de que iba mal encaminado cuando pasó por Ushi.

—Podemos hacer parte del camino juntos, si quieren —sonrió—. ¿Volverás al Valle de los Dojos, Sagisō-chan?
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#12
B-bueno… Vine de-desde allá… Y… Había salido de… del Valle de los D-Dojos y fui hacia el… sur. Suroeste. Y… creo que me desvié u-un poco

¿Sur?... ¿Suroeste?... ¿Cómo podía saber en qué dirección iba? Ese era el gran misterio. Hana apenas podía diferenciar arriba de abajo. Ranko a sus ojos era casi una Chunin ya. Sin duda, la dirección que había señalado ella tenía que ser la buena. Tampoco podía añadir nada más la rubia, que acababa de despertarse.

¿Pues vamos para allá? — solo podría haber sonado menos convincente si hubiese tartamudeado., por suerte, no fue el caso.

Daigo-san, ¿Qué rumbo estaba siguiendo usted?

Pues yo planeaba irme al Valle del Fin.

—Podemos hacer parte del camino juntos, si quieren

Por mi perfecto. Estoy bastante segura de que sola no saldré nunca de aquí. — contestó inocentemente, sonriendoles a ambos y creyendo de verdad que ellos sabían donde estaban y como salir.


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#13
”Oh, sí están perdidos. Y ahora dependen de mí. De . Oh cielos. CIELOS."

Los nervios de Ranko se reflejarían en una gruesa gota de sudor que recorrió su sien. ¿Y si se equivocaba y condenaba a Daigo y a la chica rubia a una eternidad perdidos en el bosque? Casi podía verlos como espectros, maldiciendo el momento en que decidieron seguir a una chica de trenza, quien también se habría vuelto fantasma, lamentándose de haberlos perdido.

Ranko asintió cuando la chica los animó a salir, y soltó una risita nerviosa cuando ella dijo que no saldría sola del bosque. Se puso en marcha en la dirección desde la que había llegado.

”Más vale que no te pierdas tú también, Ranko. ¡Ranko decidida!”

El rumbo de Daigo, por su parte, era hacia el Valle del Fin. Ranko se rascó la mejilla. Intentó con todas sus ganas recordar en qué dirección quedaba. El mapa que había visto en la estación de ferrocarril apareció en su mente, pero las distintas paradas y ciudades aparecían borrosas.

El Valle del Fin… N-no sé exactamente dónde está eso, Daigo-san. Y-y sí, regresaré a los Dojos. ¡C-con gusto los acompañaré!

Ranko se volteó brevemente para sonreírles nerviosamente a ambos. No había una senda marcada, pues había llegado allí mediante saltos y carrerillas. De hecho, se podían ver las marcas de sus saltos en los troncos de algunos árboles. Era al menos un indicador de la última parte de su paseo. Algo destelló en los ojos de Ranko, grabado en ellos desde hacía unos segundos. Mientras caminaba, volteó de nuevo hacia el cuello de Hana. ¡Sí, allí estaba! ¡Una bandana con el emblema de la Espiral! Una genuina sonrisa se asomó en los labios de la Kusajin.

D-disculpe, señorita. Ahm… L-lo siento, no sé su nombre. Ehm… Esto… —Tragó saliva —. E-e-es… Veo que es de… ahm… Uz-Uzush… Uzushiogakure. Ahm… C-c-conoce… Ejem… —El rostro de Ranko se puso tan rojo como hacía mucho que no lo hacía —. ¿Conoce a la kunoichi Aburame Mei-san?
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#14
Ranko, siempre tan confiable, acabó por aceptar guiar al grupo hacia su destino, aunque no estaba del todo segura de cómo legar al Valle del Fin.

—¡No pasa nada! Seguro que con llegar a los Dojos será suficiente para guiarme.

O eso esperaba. Al menos allí podría pedir direcciones.

A punto estuvieron de marcharse, cuando Ranko pareció interesarse mucho por cierta kunoichi de Uzushiogakure.

«¿Aburame Mei?» pensó Daigo.

Le hubiera gustado ayudar en algo, pero no era un nombre que le sonara para nada.
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#15
El Valle del Fin… N-no sé exactamente dónde está eso, Daigo-san. Y-y sí, regresaré a los Dojos. ¡C-con gusto los acompañaré!

Hana se contentaba con salir del bosque y encontrar un señor camino hecho y derecho como Shiona-sama manda. No es que no le gustase el bosque, se pasaría días enteros en el bosque sin pensar en su villa, en su tutor ni en sus responsabilidades. Por desgracia, no podía desaparecer durante semanas sin dar ninguna explicación. Así que tarde o temprano tendría que volver a la villa.

D-disculpe, señorita. Ahm… L-lo siento, no sé su nombre. Ehm… Esto…. E-e-es… Veo que es de… ahm… Uz-Uzush… Uzushiogakure. Ahm… C-c-conoce… Ejem…. ¿Conoce a la kunoichi Aburame Mei-san?

La pobre Ranko estaba al borde del colapso. Hana no pudo evitar sonreirle de forma afable, intentando tranquilizarla. Todo eso después de darse cuenta de que no se había presentado, no es que la kusajin hubiese aparecido después de que ella le dijese a Daigo su nombre, es que no lo había hecho en ningún momento. Sin embargo, el nerviosismo de Ranko actuaba sobre Hana teniendo el efecto contrario.

Disculpa que no me haya presentado, Himura Hana, Genin de Uzushiogakure, encantada de conoceros, Ranko, Daigo. Espero que tengamos un paseo tranquilo. — comentó haciendo una leve reverencia a cada uno

Lo cierto era que la rubia tenía más o menos la misma idea que Daigo sobre la kunoichi que Ranko buscaba.

Siento no poder ayudarte, Ranko-san, pero no conozco a ninguna Aburame ni ninguna Mei. Tampoco es que sea la genin más experimentada del mundo, osea que tal vez aún no me la he cruzado. De hecho, hace poco que me gradué. — confesó rascándose la nuca con algo de vergüenza.


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