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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#91
¿Y qué sugieres?

Hana infló los mofletes de inmediato. ¡Ren la estaba ignorando deliberadamente! Le estaba dando todas las señales de abrazo y ella ni la estaba mirando. Estaba empanada mirando la taza de té como si le hubiesen crecido dos piernas y se hubiese puesto a bailar. Sin perder ni un segundo, se tiró encima de su hermana, abrazandola y obligandola a tumbarse en el suelo.

Pues abrazarte tan fuerte que tengas que hacer palanca para soltarme. — dijo mientras apretaba el agarre.

Apoyó la cabeza en el pecho de Ren, volviendo a oír el latido de su corazón. Así, así quería estar para siempre. Tranquila, segura, en brazos de Ren. Con esa calidez que la embriagaba. Cerró los ojos y se convenció lentamente de que todo iba a salir bien.


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#92
Pues abrazarte tan fuerte que tengas que hacer palanca para soltarme. dijo para acto seguido, abalanzarse sobre ella.

La pequeña taza de té cayó sobre la mesa, y por suerte ya no contenía mucho líquido. Con Hana ahora encima, acurrucándose sobre su pecho fue bastante tranquilizador; pero ahora tenía un gran conflicto de sentimientos acumulado. ¿Qué debería hacer si estallara una guerra? Su deber era proteger y luchar por su villa natal; pero sabía que no tenían porque tener ellos la razón en el conflicto. Y por otro lado, tal vez se vería forzada a luchar contra Hana; y eso en el mejor de los casos, que sería que se encontraran cara a cara. Pero pelear por defender a la joven que estaba entre sus brazos en ese momento... De eso sabía que jamas se arrepentiría.

Dejó escapar el aire en un bufido de alivio, se reincorporó sin perder una triste sonrisa para mantenerse sentada; y acto seguido con dos dedos de la mano, coger con suavidad el mentón de Hana, para volver a besarla en los labios, siendo incapaz de abrir los ojos.
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#93
Ren no contestó, ni verbalmente ni gesticularmente, no le devolvió el abrazo. Sin embargo, a Hana no le dio tiempo a pensar demasiado en aquella ausencia mental de su hermana. Ésta se sentó, llevandose a Hana por delante, que ahora estaría sentada sobre el regazo de Ren. La miró, dispuesta a preguntarle que pasaba por su cabeza, cuando su mano le atrapó la barbilla.

Supo perfectamente lo que iba a pasar mientras veía a Ren recortar la distancia que separaba sus labios. La dejó venir, cerrando su ojos y disfrutando como si fuese el primer beso. Pero no lo era. Aquello era la confirmación que esperaba.

Realmente Ren la había besado. Ella, por propia voluntad, la había besado, la estaba besando. Su corazón se saltó un latido para devolverle cinco o seis rápidamente. Casi no podía creerselo, lo bien que se sentía estar ahí, en su regazo, besandola.

Subió los brazos al cuello de Ren de nuevo y se dejó llevar, cuando intentase cortar el beso, Hana iría a por más, respirando por la nariz con tal de no separarse de ella.


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#94
No le negaría en ningún momento sus labios; en su lugar, deslizaría lentamente las manos por su cuerpo acariciando su abdomen para luego subir lentamente por su torso hasta su pecho. La respiración de la morena era pesada y entrecortada, con largas pausas tanto para recuperar el aliento, como para exhalar el aire. Hana respondería de la misma forma, pero cuando volviera a besarla, todo habría cambiado.

La noche abrazaba toda su habitación; salvo una muy suave luz que entraba por la ventana, nada más le ayudaba a ver, con un gran esfuerzo de percepción y memoria, podría llegar a distinguir su habitación. Estaba tumbada en la cama, y se incorporó de golpe quedándo sentada sobre esta; respiraba muy agitada, y sintió como una gota recorrió todo su rostro desde la frente.

¿Q-Q-Que? ¿E-E-Era un sueño? — miró su propia mano en la oscuridad; sentía como todo su cuerpo ardía y se dejó caer de nuevo sobre la liviana almohada.

Todo había sido un sueño, pero era tan real, era tan palpable... Era... No. Quería. Quería que fuera real.

Agitó suavemente la cabeza, y se levantó en busca de un vaso de agua, buscando aliviar su calor e hidratarse; sin vaciar su cabeza de los intoxicantes pensamientos de su hermana. Jamas podría olvidar aquel sueño.

Y si... No lo sé... — decía con duda cuando volvió a la cama. Ahora todo cobraba otro sentido, las caricias, los abrazos... Pero no sabía si estaba segura de que aquello sería correspondido. — Pero si nos pasa algo...

Ella jamás lo sabría. Mañana le tocaba su último combate, tal vez fuera todo producto de los nervios juntado con el largo tiempo que pasaron, pero aquella suposición jamas pasaría por su cabeza. En cuanto pudiera, debía decirselo; independientemente de cual fuera su respuesta.
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