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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
El verano acababa de dar comienzo, pero aun así el astro rey no parecía tener la intención de tener si quiera un poco de piedad, a medida que iban avanzando en su viaje, el calor se hacía más y más notorio, por lo que las paradas para descansar y beber agua eran obligadas a cada rato, si querían llegar a su destino en plenas condiciones físicas, claro.

Llevaban andando ya un par de días y, según tenía entendido, su destino no estaba muy lejos, por lo que a pesar del cansancio su ánimo no se veía disminuido en lo más minimo, caminando al lado de su tía Akiko, ya que se disponían a visitar a unos familiares que se asentaban en un pequeño pueblo de agricultores que estaba a punto de celebrar sus fiestas regionales, y era algo que debían visitar.

¿Queda mucho? — Preguntó el peliblanco.

Cinco minutos menos que la última vez que lo preguntaste, pesado.

La respuesta de la mujer hizo que el chico mirara al suelo, algo abatido, el tiempo parecía no pasar, pero dada la contestación decidió que sería mejor no volverlo a preguntar en lo que quedaba de trayecto.

...

No tardaron mucho más en llegar al pueblo, lleno de campos de cultivo y realmente pintoresco, ahora solo quedaba encontrar la casa en la que se iban a alojar durante su estancia allí. Las calles ya estaban adornadas dispuestas a acoger las fiestas que, si no se equivocaban empezarían ese mismo día.

Venga, dame tu mochila, voy yo a casa a dejar las cosas, vete a dar una vuelta por ahí, ¿vale? — Ofreció su tía amablemente, y por supuesto que el joven rápidamente se dehizo de su equipaje y salió corriendo, recorriendo las calles del pueblo hasta que llegó a la plaza del mismo, en la que se sentó a un banco a la sombra para descansar sus pies.
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#2
Tras una extensa caminata que conllevo varias paradas y varias acampadas al aire libre, el verano caia sobre aquel par de desgraciados que recorrian el camino, acostumbrados a tener la lluvia sobre sus hombros, se sentian extraños al estar lejos de su patria y mas extraños e incomodos al tener aquel calor que ambos individuos calificaban de horrible.

Creo que estamos cerca, un par de horas mas de camino y habremos llegado. — Dijo con cierto tono de esperanza, como si aquello fuese el oasis en mitad del desierto, la joven de cabellos oscuros largos hasta la cintura y complexion delgada, de piel blanquecina ahora un poco tostada por el sol.

Dijiste lo mismo anoche, y hace un par de dias…— Expreso Haze, entrecerrando los ojos mientras miraba a la femina a su lado, por suerte llevaba un atuendo bastante ligero para viajes a aquellas regiones que calificaba de infernales, aunque la mochila que llevaba no era nada ligera en comparacion con la ropa que tenia encima.—No tenia idea de que era taaan lejos, de haber revisado el mapa yo mismo, me hubiese negado…— Se quejo frunciendo el cejo,Haze estaba cansado y acalorado, lo cual aumentaba su irritabilidad.

Keisuke Prometio que me acompañarias…—Dijo recobrando el animo, tomando la delantera alcanzando a vislumbrar a pocos metros el letrero que les daba la bienvenida, y las decoraciones de lo que parecia una festividad en toda la entrada al pueblo.

Maldito seas Keisuke…Te torturare cuando vuelva— Fue lo que alcanzo a pensar, antes de ver la entrada al pueblo, nada mas al entrar fue testigo de la herencia trabajadora del pueblo, mientras ambos se adentraban en el mismo, observaron los mercadillos de viveres en su mayoria hortalizas y productos artesanales.

Quizas deba llevarle algo a Chiho…seria un buen detalle— Maquino la mente de Haze mientras se acercaba a uno de los puestos que rodeaban la plaza del pueblo, se acerco sonriente a un collar con un tallado de madera que le llamo la atencion,se le escapo una mueca al verle el precio y al revisar su bolsillo, la relacion le parecio desventajosa y se alejo lentamente. — Nahima-chan, espero encontremos a la Abuela Tedaya pronto…— Dijo tratando de disimular la retirada.

La Carta mencionaba a este pueblo, deberiamos descansar un poco antes de comenzar a buscarla…— Dijo, echando mano a su bolsillo y sacando un papelillo que extendio hasta estar completo, mientras leia camino hacia los banquillos de la plaza, ignorando al sujeto que estaba sentado a un lado, tomo asiento. —Es extraño…solo dice ‘’Aldea Minori’’, no especifica sitio…—Aquellas palabras fueron fatales para el ojiblanco, el cual no pudo evitar llevarse la mano a la cara.

Ya estamos aquí, tocara buscarla…— El ojiblanco le arrebato el papel de las manos a la femina y comenzo a caminar en circulos frente al banquillo, leyendo y releyendo aquella carta. — No hay de otra, habra que preguntar a los locales—Expreso soltando un suspiro— Disculpe…¿usted conoce a la Abuela Tedaya? —Pregunto al joven que yacia sentado al lado de Nahima.
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#3
Riko disfrutaba de la tranquilidad del pueblo, sentado en el banco, completamente relajado y espatarrado, traando de huir del calor que asolaba el lugar, con los ojos fijos en el cielo y con la respiración más relajada que le era posible.

Esto es vida...

Pero, de repente, dos personas aparecieron de la nada y, como si aquel fuera el único banco de la plaza, se tuvieron que sentar a su lado, haciendo que el peliblanco tuviera que recomponer la postura, adoptando una algo más decente, para que ambos intrusos se sentaran sin problemas.

Es extraño…solo dice ‘’Aldea Minori’’, no especifica sitio…

Parecían estar buscando algo y no tenían mucha idea de donde buscar, por lo que, el muchacho, tras dar un par de vueltas, decidió que lo mejor sería preguntarle a él, a un simple turista que no conocía prácticamente nada del lugar.

Pueeeees no, lo siento, pero imagino que no tardará en aparecer por aquí si esque es lugareña, claro, comienzan las fiestas del pueblo hoy mismo y van a dar el inicio de las mismas en un rato aquí. — Explicó el de ojos violetas.
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#4
Bueno, creo que es mejor que descansemos y relajemos la mente, así la encontraremos…necesitamos un sitio para quedarnos, al menos esta noche. — Dijo la fémina de cabellos oscuros, levantándose del banco para hacer una leve reverencia al joven de ojos violetas. —Estoy segura que la encontraremos será solo cuestión de tiempo— Dijo esbozando una sonrisa.

Entonces encárgate de eso, déjame la carta y yo daré un vistazo por el pueblo. —Dijo el Ojiblanco, estaba al tanto del estado físico de ambos pero a sabiendas de lo frágil que era Nahima, no quisiera hacer que se esforzara demasiado. — Yo esperare aquí, aunque no creo que te pierda de vista. — Dijo sonriente.

Bien, nos veremos en un rato entonces…— Asintió decidida y se encamino, hacia el interior de la aldea.
Haze echo una mirada fugaz al sujeto que le había respondido, comparándolo con los aldeanos y descubrió pocas similitudes, de ahí a que no supiera nada era normal. — ¿Tu tampoco eres de por aquí eh? — Dijo tomando asiento junto a él, desparramándose y desprendiéndose del peso de la mochila por un instante. —Esto es vida…ahhhh— Dejo salir un suspiro de satisfacción al relajarse.
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#5
Los dos extraños que se habían acercado hasta él, hasta tal punto de sentarse a su lado en el banco, ahora, después de que el peliblanco les había explicado lo poco que sabía y qué podrían hacer para encontrar a la persona que buscaban, le ignoraban, se pusieron a hablar entre ellos, dejando de lado del uzunés, sin darle ni si quiera las gracias.

Que poca educación...

Una vez la mujer se había ido, el chico, de ojos verdaderamente extraños se sentó a su lado, adoptando una postura similar a la que él mismo tenía antes de su llegada.

¿Tu tampoco eres de por aquí eh? Esto es vida…ahhhh

Al parecer el muchacho tenía gustos similares a los del Senju, disfrutaba de las mismas cosas e incluso había dicho lo mismo que él había pensado instantes atrás.

No, no soy de por aquí. — Dijo señalándose la bandana del cuello. — Y si, la verdad que se está muy agustito aquí. — Reconoció, adoptando de nuevo la postura del inicio, dejándose caer levemente en el banco y con la mirada fija en el cielo. — Soy Senju Riko, por cierto, un placer.
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#6
En aquel banco Haze estaba cómodo, bajo la sombra y en la paz de aquel pueblito, pensó que quizás podría adaptarse al sitio en algún momento pese a tanta quietud, escucho lo que le dijo su compañero de vagancia, y asintió para luego bostezar.

Es un honor, Riko-san— Dijo mirándolo fijamente por un momento antes de ponerse erguido de nuevo. —Mi nombre es Hyuga Hazegawa— Dijo el Ojiblanco, buscando la bandana en su hombro, pero no la encontró se la habría removido en el camino para que la placa no se calentara con el calor.

¿Justo hoy comienzan las festividades?...Estoy de suerte, ¡Jo! Y yo que pensaba este sitio seria un lugar de muerte, con vacas pastando y tal. —Dijo en un estallido enérgico, posando un pie en el banco. — ¿Habrán nenas no?, que pregunto…claro que sí. — Esbozo una sonrisa confianzuda, comenzaba a maquinar sus planes para el resto del día.

Chiho está lejos, nunca lo sabrá… ¡JAJAJA! Es el plan perfecto. — Pensaba el Ojiblanco, con una sonrisa maliciosa viendo pasar a la gente por la plaza.
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#7
Es un honor, Riko-san. Mi nombre es Hyuga Hazegawa

El muchacho se presentó, y por lo que pudo ver el Senju, se puso a buscar algo que probablemente se tratase de su bandana, pero tras un poco buscándola, desistió.

¿Justo hoy comienzan las festividades?...Estoy de suerte, ¡Jo! Y yo que pensaba este sitio seria un lugar de muerte, con vacas pastando y tal. ¿Habrán nenas no?, que pregunto…claro que sí.

El Hyuga parecía interesado en las festividades del lugar, y al parecer no solo por el ambiente que iba a haber en el lugar, más bien estaba interesado en que hubiera mujeres que asistieran, al parecer era de ese tipo de chicos que le interesaban más las chicas que otra cosa.

Pueeees... Sí, imagino que habrá ''nenas''. — Admitió el peliblanco, y, justo después se percató de que la gente había empezado a acudir a la plaza y ya se reunían frente a un edificio que tenía un pequeó balcón. — ¿Qué te parece si nos acercamos hasta allí?
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#8
Desde luego, hay que hacernos con un par de nenas ¿no crees? — Dijo el joven Ojiblanco inflándose de determinación y valor, observando a las personas agruparse al otro lado de la plaza, no tenía idea de lo que habrían de hacer pero estaba relacionado con un balcón, —¿Que podría salir mal? — Pensó fugazmente, encaminándose hacia la gente.

¿Que te ha traído a este pueblo? Esta bastante lejos de tu aldea, si no me equivoco…—Argumento sin temor a equivocarse, no sabía mucho sobre el dicho pueblo y tampoco se intereso por ilustrarse.

Creo que ya comienza…— Espeto justo al detenerse a pocos metros del balcón, estando justo al lado del peliblanco, cerca estaban algunas lugareñas con el atuendo típico del poblado las cual Haze no pudo evitar mirar, Aunque volvió la mirada hacia el balcón unos segundos después.

Nahima, date prisa…quiero echarme en una cama a dormir. — Haze se cruzo de brazos y aguardo a que comenzara todo.
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#9
Desde luego, hay que hacernos con un par de nenas ¿no crees?

El peliblanco soltó una carcajada ante la determinación de su acompañante, aunque no tenía del todo claro que fuera a conseguir que ninguna ''nena'' se quisiera quedar con él, pero de todas formas, él no quería perderse los métodos de seducción del ojiblanco, por lo que le seguiría el rollo.

Pues si quieres, seguro que habrá alguna que te guste. — Aseguró el joven. — Pues he venido expresamente para las fiestas, unos familiares míos viven aquí y me dijeron que viniera a pasar un par de días, así que aquí estoy. — Explicó

De repente, un hombre mayor, con la espalda encorvada salió al balcón y todo el murmullo que había en la plaza se acalló, todos se quedaron mirando hacia el lugar en el que el anciano se disponía a hablar.

Queridos vecinos, vecinas y turistas, me llena de orgullo y satisfacción darle la bienvenida un año más al periodo de festividades, que lo pasen bien, que tengan cuidado y... ¡QUE EMPIECEN LAS FIESTAS! — E instantáneamente una banda de música que se encontraba justo bajo el balcón comenzó a tocar una melodía alegre a la que el pueblo respondió con vítores y algunos se arrancaron a bailar.

Del interior del alojamiento comenzaron a salir personas vestidas con camisa blanca y pantalón negro, con enormes bandejas con comida que iba desde sandwiches a platos mucho más elaborados, y otros con bebida de todo tipo.

Vaya, parece que esto va a estar bien, ¡vamos a coger algo! — Le dijo Riko a su compañero.
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#10
Descuida, solo hay que dejar que todo fluya…— Dijo sin explayarse demasiado, se llevo las manos tras la nuca, observando el pintoresco lugar, le parecían bastante agradables tanto el ambiente como el atuendo que las personas llevaban.

Ya veo, Quizás tus familiares conozcan a la persona que busco…—Dijo esbozando una sonrisa, de una u otra forma Haze se las ingeniaba para seguir indagando cuando algo realmente le interesaba.
Escucho con atención lo que dijo el viejecillo con la espalda encorvada sobre las festividades, era una lástima que no hubiera un mísero quiropráctico en las cercanías, mejoraría enormemente la vida de algunos, comenzaron los vitoreos y la música animando el ambiente.

Cuando la comida apareció de mano de las personas de traje blanquinegro, el Ojiblanco escucho a su compañero hacerle el llamado, pero ya era demasiado tarde un brazo se había deslizado entre el suyo, y le había jalado dentro de una rueda de baile.

Sin la más remota idea de porque estaba haciéndolo, se encontraba en una fila de algo parecido a una conga, los movimientos eran simples al ritmo de la música y la gente denotaba cierta alegría al hacerlo, el Hyuga imito los movimientos y se dejo llevar estando detrás de la joven que le había metido en tal juego.

Rayos…esto no es buena idea. — Sus movimientos eran simples, y al igual que los otros turistas no era el mejor, pero al menos paso desapercibido y no hizo el ridículo, al menos no tanto.
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#11
Antes incluso de poder confirmar si Hazegawa había escuchado lo que le había dicho, pudo ver como una fila de gente se le llevaba a rastras, uniéndole a una conga que se había formado al son de la música. El peliblanco, entre risas, se unió a la misma, un par de puestos por detrás del ojiblanco, agarrado a la cintura de un chico un poco más mayor que él que apenas era capaz de seguir el ritmo del resto.

La fila no tardó demasiado en deshacerse, volviendo cada uno de sus integrantes al lugar que le correspondía y el Senju, antes de buscar a su acompañante se acercó a uno de los camareros que portaba bebidas fresquitas, tomando una de color oscuro con burbujas.

¡Muchas gracias!

Y rápidamente se puso a buscar a Hazegawa, aunque se acababan de conocer, sentía como si debiera estar con él, al menos sabía como se llamaba, lo que era más que con el resto de los que allí se encontraban.
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#12
La conga no tardo mucho y antes de que cantara un gallo había acabado todo y las personas comenzaban a desperdigarse por el sitio, Haze quedo un poco más lejos de donde estaba originalmente aunque no le tomo mucho volver a colocarse junto a su compañero peliblanco.

No sin antes tomar algunos bocadillos y llegar con la boca llena, y con algunos bocadillos en mano, alguien tenía que degustar de la comida local para dar su opinión una vez volviera a la ciudad.

Entonces…si podrías preguntarle a tus familiares, seria de mucha ayuda. — Dijo con una leve sonrisa, una vez masticado y tragado el bocadillo anterior, posando su mano en el hombro del peliblanco.

Estos dangos, están muy buenos…— Expreso, mientras observaba tranquilamente a las personas charlar por la plaza.
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#13
Cuando se dio cuenta, Hazegawa se encontraba prácticamente a su lado, cargado de bocadillos incluso con alguno dentro de la boca, saciando todo el hambre que tuviera, y, como si nada, retomó el tema que tenían antes de que la conga los hubiera separado.

Entonces…si podrías preguntarle a tus familiares, seria de mucha ayuda.

El Senju sonrió, asombrado por el don de gentes que tenía ese chico que, aunque acababa de conocerle, parecía que eran amigos de toda la vida y aquello, lejos de parecerle algo raro, le agradaba, por lo que le dio un pequeño golpe en el costado.

Sí claro, venga, sígueme que vamos a la casa y allí preguntamos. — Ofreció el peliblanco, no sin antes hacerse con un bocadillo que llevarse a la boca para acompañar al refresco.
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#14
Claro, tú ve adelante…— Dijo enérgico, ajustándose la mochila a la espalda la cual pesaba lo suyo, pero el Ojiblanco estaba más que acostumbrado a aquello— ¿Tu familia es muy numerosa? — Dijo extendiéndole un bocadillo a su compañero.

Debe de ser genial tener una gran familia…— Un leve recuerdo le invadió la mente, siguió caminando sin mirar hacia el frente, con la mirada perdida pensando en cómo sería su vida si tuviera una familia y no fuera un huérfano.

Si tienes una bandana, significa que eres un Shinobi… ¿eres fuerte? — Dijo terminándose el último bocadillo, llevándose ambas manos a la nuca mientras caminaba, observando de reojo a las personas mientras caminaba, pudo denotar que no todo eran festejos y celebraciones, había personas bastante pobres en el interior del pueblo, pudo ver a personas bastante mal vestidas a medida que caminaba.
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#15
Claro, tú ve adelante… ¿Tu familia es muy numerosa?

El de los ojos blancos le preguntó algo que no supo muy bien como responder, por lo que se limitó a contestar lo que se le vino a la mente.

Pueeees... Somos un clan, y la verdad que somos bastante en el lugar del que vengo, así que sí podríamos decir que es numerosa, sí. — Explicó el muchacho, que negó con las manos ante el ofrecimiento de Hazegawa ya que ya tenía él un bocadillo. — Ven por aquí. — Dijo adelantándose levemente.

Andaron por un rato no muy largo y, de nuevo, la curiosidad del Hyuga hizo acto de presencia.

Si tienes una bandana, significa que eres un Shinobi… ¿eres fuerte?

El Senju sonrió, ¿que se suponía que debía responder ante esa pregunta?

Pues bueno, no se si soy muy fuerte, pero no me considero débil, si es lo que quieres saber. — Dijo el joven encogiéndose de hombros. — ¿Y tú de dónde eres, que aún no me lo has dicho?
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