1/07/2018, 12:44
Aquella mañana de verano sería el comienzo de uno de los días más importantes para muchas de las personas allí presentes, en el Estadio de Celebraciones de Uzushiogakure. El día era cálido y soleado, como queriendo participar en aquel evento transmitiendo buenas vibraciones a los participantes, los cuales se encontraban aglomerados justo en el medio del lugar, probablemente nerviosos por comenzar con aquel examen de ascensión de rango.
Llevaban ya días en la Villa Oculta del Remolino, tiempo que probablemente algunos habían empleado para instalarse, conocer el lugar y, sobre todo, prepararse para el gran momento. Por ello, aquel día y a esa hora, ellos estaban allí, esperando a recibir toda la información necesaria para poder dar comienzo y pasar a la acción, donde poner a prueba sus conocimientos físicoteóricos que habían adquirido durante el tiempo que llevaban ejerciendo la profesión de shinobi de cada aldea.
Un hombre subió al improvisado escenario que se había preparado para aquel día, los ciudadanos de Uzushiogakure presentes lo reconocerían como Akimichi Katsudon, pero para los desconocidos sería un hombre con sobrepeso, algo bajo y joven.
—Bienvenidas y bienvenidos a todos, compañeros y aspirantes —saludó, intentando crear aquel silencio de expectación para poder continuar con su discurso—, mi nombre es Akimichi Katsudon y seré el encargado de explicaros en qué consistirá vuestro examen de ascenso para el rango de Chūnin —explicó bajando el tono de voz una vez el revuelo se hubiera convertido en un leve murmullo casi imperceptible—. Si estáis aquí es porque habéis demostrado estar cualificados para poder ofrecer más, no solo a vuestra villa, si no a vuestros compañeros, familiares y, sobre todo, a vosotros mismos, superándoos cada día que pasa, por ello, espero que deis todo en las pruebas y que, con esfuerzo, logréis alcanzar aquello que habéis venido buscando.
Hizo una breve pausa, dedicándole una mirada a todos los allí presentes.
—Pero vayamos a lo importante —habló claro, directo, aquella oración había logrado que incluso el más leve murmullo cesase, sacándole una pequeña sonrisa—. El examen de ascensión constará de tres pruebas conectadas entre sí para demostrar, tanto física como mentalmente; lo preparados que estáis y si sois dignos de haceros llamar Chūnin.
»La primera prueba será un examen teórico que constará de una serie de preguntas donde tendréis que exponer vuestros conocimientos sobre este oficio. Será una prueba donde cada uno de vosotros tenga una respuesta diferente, y donde queremos que seáis sinceros y que argumentéis vuestras respuestas. Recordad: no hay respuestas incorrectas, solo respuestas que posteriormente serán valoradas bajo diferentes puntos de vista.
Algún que otro comentario se escuchó, suspiros, murmullos. Probablemente muchos de los que ocupaban el puesto al que ellos querían llegar habían pasado por ello antes, incluso él mismo.
—La segunda prueba será algo más práctica, donde se os pondrá en una situación para que vosotros respondáis a ella —continuó—. No os preocupéis, se os informará más adelante sobre ella para que no os pongáis más nerviosos.
»Por último, la tercera prueba será una exhibición de vuestras habilidades en combate, por ello se os emparejará según las calificaciones de las anteriores pruebas para realizar batallas donde se vea cómo os desenvolvéis cuando la ocasión así lo precise. No habrá ganadores ni perdedores, solo actuaciones que nos darán las claves para ver quien es apto para ascender.
Katsudon se llevó las manos a la espalda y volvió a mirar a los participantes, cada uno tenía una expresión diferente, todos ocultos en sus pensamientos, muchos nerviosos, algunos pensando en estrategias para los combates.
—Hoy dará comienzo la primera prueba, por ello os deseo mucho ánimo, espero que lo hagáis lo mejor posible —deseó el Akimichi con una sonrisa amable—. Por favor, todos los participantes que acudan a la Academia de las Olas, allí se llevará a cabo la prueba teórica, a mediodía —explicó—. Suerte y espero volver a veros.
Con aquellas últimas palabras, Akimichi Katsudon daba por abierto el examen de ascensión al rango de Chūnin.
Llevaban ya días en la Villa Oculta del Remolino, tiempo que probablemente algunos habían empleado para instalarse, conocer el lugar y, sobre todo, prepararse para el gran momento. Por ello, aquel día y a esa hora, ellos estaban allí, esperando a recibir toda la información necesaria para poder dar comienzo y pasar a la acción, donde poner a prueba sus conocimientos físicoteóricos que habían adquirido durante el tiempo que llevaban ejerciendo la profesión de shinobi de cada aldea.
Un hombre subió al improvisado escenario que se había preparado para aquel día, los ciudadanos de Uzushiogakure presentes lo reconocerían como Akimichi Katsudon, pero para los desconocidos sería un hombre con sobrepeso, algo bajo y joven.
—Bienvenidas y bienvenidos a todos, compañeros y aspirantes —saludó, intentando crear aquel silencio de expectación para poder continuar con su discurso—, mi nombre es Akimichi Katsudon y seré el encargado de explicaros en qué consistirá vuestro examen de ascenso para el rango de Chūnin —explicó bajando el tono de voz una vez el revuelo se hubiera convertido en un leve murmullo casi imperceptible—. Si estáis aquí es porque habéis demostrado estar cualificados para poder ofrecer más, no solo a vuestra villa, si no a vuestros compañeros, familiares y, sobre todo, a vosotros mismos, superándoos cada día que pasa, por ello, espero que deis todo en las pruebas y que, con esfuerzo, logréis alcanzar aquello que habéis venido buscando.
Hizo una breve pausa, dedicándole una mirada a todos los allí presentes.
—Pero vayamos a lo importante —habló claro, directo, aquella oración había logrado que incluso el más leve murmullo cesase, sacándole una pequeña sonrisa—. El examen de ascensión constará de tres pruebas conectadas entre sí para demostrar, tanto física como mentalmente; lo preparados que estáis y si sois dignos de haceros llamar Chūnin.
»La primera prueba será un examen teórico que constará de una serie de preguntas donde tendréis que exponer vuestros conocimientos sobre este oficio. Será una prueba donde cada uno de vosotros tenga una respuesta diferente, y donde queremos que seáis sinceros y que argumentéis vuestras respuestas. Recordad: no hay respuestas incorrectas, solo respuestas que posteriormente serán valoradas bajo diferentes puntos de vista.
Algún que otro comentario se escuchó, suspiros, murmullos. Probablemente muchos de los que ocupaban el puesto al que ellos querían llegar habían pasado por ello antes, incluso él mismo.
—La segunda prueba será algo más práctica, donde se os pondrá en una situación para que vosotros respondáis a ella —continuó—. No os preocupéis, se os informará más adelante sobre ella para que no os pongáis más nerviosos.
»Por último, la tercera prueba será una exhibición de vuestras habilidades en combate, por ello se os emparejará según las calificaciones de las anteriores pruebas para realizar batallas donde se vea cómo os desenvolvéis cuando la ocasión así lo precise. No habrá ganadores ni perdedores, solo actuaciones que nos darán las claves para ver quien es apto para ascender.
Katsudon se llevó las manos a la espalda y volvió a mirar a los participantes, cada uno tenía una expresión diferente, todos ocultos en sus pensamientos, muchos nerviosos, algunos pensando en estrategias para los combates.
—Hoy dará comienzo la primera prueba, por ello os deseo mucho ánimo, espero que lo hagáis lo mejor posible —deseó el Akimichi con una sonrisa amable—. Por favor, todos los participantes que acudan a la Academia de las Olas, allí se llevará a cabo la prueba teórica, a mediodía —explicó—. Suerte y espero volver a veros.
Con aquellas últimas palabras, Akimichi Katsudon daba por abierto el examen de ascensión al rango de Chūnin.
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