11/05/2015, 22:22
Mi humilde opinión sobre mi mismo
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Me gustaría decir que nací un hermoso y colorido día de primavera, como cualquier niño normal y corriente, sin embargo, en Amegakure nunca sale sol, y el día que lo hace, es un mal augurio ¿Adivináis cuando nací yo? Efectivamente, un día de lluvia. pero era Otoño.
Mi padre, Kurozuka Yuuki, es miembro de un famoso clan conocido por su capacidad para la metamorfosis. Es capaz de transformarse en cualquier animal, y de muchas cosas más alucinantes. Mi madre, Chisaku Mei, pertenece a un extraño clan de shinobis capaces de controlar su sangre y que además, solo pueden alimentarse de sangre, porque la genética, cruel genética, así lo quiso. Lo bueno de eso, es que el único antojo de mi madre, cuando estuvo embarazada, fue el A positivo.
No pienso describiros lo que sucedió para que yo empezara a gestar en el vientre de mi madre. Hay detalles muy extraños en el asunto, que mi mente no llega a comprender todavía. El caso, es que tras lo que quiera que mis padres hicieran, yo empecé a crecer en la tripa de mi madre.
Sé que esperáis una trágica historia sobre como algo paso durante el parto, o algo así. Siento decepcionaros mucho, pues solo soy una persona normal. Bueno, yo me considero una persona normal, pero claro, los caprichos de la genética, oh amada genética, me dotaron de la sangre y las habilidades de mi madre, y no de las de mi padre, por lo que vivo a base de sangre, lo que ha desatado durante años leyendas muy extrañas, e incluso repulsivas, sobre mi persona.
Pero, ¿qué le vamos a hacer? La verdad es que no me desagrada el sabor de la sangre, todo lo contrario, es mi comida favorita, y también la única que puedo comer, aunque puedo destacar el AB negativo como mi alimento predilecto.
Pero eso no fue todo. La familia de mi padre tenía un extraño ritual para aquellos que nacían sin sus habilidades. Básicamente, mediante una compleja técnica de Fuinjutsu, sellaron en mi parte del chakra de mis antepasados en lo que ahora es un bonito tatuaje. He de admitir que al principio, dolió un poco, pero creo que mereció la pena. El tatuaje me hace parecer todavía más guapo y atractivo.
Como el resto de los chiquillos de mi generación, asistí a la academia para ninjas, donde puliría mis habilidades como shinobi para convertirme en un gennin y empezar a servir a la Arashikage. La verdad es que no fue gran cosa, lo típico, gente llamándome chupa sangres, compañeras de clase pidiéndome que les muerda y esas cosas. Al final pues me gradué, como cabía esperar, y les di una alegría a mis padres.
Sé que os preguntáis, si es ahora cuando viene la parte en que uno de mis padres o familiares muere de forma trágica, o es asesinado por otro de sus parientes. Pobre Ieyasu. Pero en esta historia, siento deciros, que no muere nadie. Como vengo diciendo desde el principio, solo soy un tipo normal, aunque tenga mis pequeñas peculiaridades.