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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
La chica parecía hasta marearse con toda la información que le estaba cayendo encima y parecía tener más dudas nuevas que respuestas. Natsu podía entender cómo se creaban algunos elementos, como el vapor, que se haría con agua y fuego, o el hielo, que se haría con agua y... ¿agua? ¿Pero cómo consigues el elemento madera? Un chico de su clase controlaba el elemento láser ¿Cómo se llega a eso?

— Eh... esto... —Con su pregunta, Hayato devolvió a su cliente al mundo real—. ¡Claro! ¡Coje tantos como quieras! También puedes hacerte más, si quieres.

Se terminó lo que le quedaba de su sándwich de otro bocado, echándoselo todo a la boca mientras pensaba en su siguiente pregunta.

— Hmmm... creo que ya no tengo más preguntas. —Dijo—. ¿Te acuerdas de qué salió en tu examen?
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#32
Natsu aclaró que podía coger tantos como quisiera, refiriéndose obviamente a los bocadillos de pan de molde. De hecho, hasta le ofertó que si seguía con hambre podía hacerse más. Hayato se quedó intranquilo... ¿Acaso no le había visto?. Con suerte se terminaba un par, ni por asomo iba a necesitar crear más.

Muchas gracias. —Agradeció a la chica. —¡Que aproveche!.

Y con la sentencia lanzada, le propinó el primer bocado. La verdad, ese primer bocado le supo a gloria. Ambos se encontraban en la misma tarea, comer. Pero la chica no pudo esperar demasiado, casi engulló el bocadillo. Tras ello, y ante la expectativa de Siete sobre una futura pregunta, la chica sorprendió comentando que ya no le quedaban muchas más. Eso sí, preguntó al chico si recordaba qué salió en su examen de graduación.

El genin meditó por un instante, hacía ya un tiempo de ello y la verdad es que no le mereció tanta atención, casi se le había olvidado. Bueno, al menos fue así con la parte teórica, pues la parte práctica le costó un poco más. —Pues... No recuerdo con exactitud todas las preguntas, pero diría que fueron bastante sencillas. Tipos de armas, estrategia ante una emboscada, los distintos símbolos de las villas, los elementos del chakra, rangos y jerarquía shinobi, y algo de historia sobre la villa. Poco más que eso. En realidad, aprobando la mitad estás dentro, así que céntrate en las que ya vas conociendo y deja las otras en blanco. Las respuestas incorrectas restan puntos.

Con las mismas, le propinó otro bocado al sándwich, y con ello lo terminó. Quedó por un instante mirando otro. Éste otro sándwich le miraba también a él, y todo parecía un amor platónico, un amor que jamás podría ser correspondido. Si así lo hacía, quizás quedaba demasiado lleno, y no quería tampoco eso. Tenía que guardar un poco de apetito para la comida.

¿Un intento más? —Sugirió, juntando ambas manos en el primero de los sellos para esa técnica que habían practicado. —Pero ésta vez, usa poco chakra, comienza desde una cantidad pequeña. Y piensa en tí misma haciendo otro sándwich. Si le propones una orden específica al clon, y centras tu energía, seguro que te sale genial.

»¡Vamos!.
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#33
— Solo la mitad... —Repitió Natsu. La verdad es que sonaba bastante fácil, pero es que ella no se sabía la mitad. Por saber, no sabía ni la mitad de la mitad—. ¡Suena fácil!

Luego de aquello, la chica volvió a comerse otro de los sándwiches de solo dos bocados, contenta, e incluso llegó a comerse otro más mientras Hayato todavía observaba un segundo sándwich.

— ¿Otra vez? —Preguntó Natsu, apunto de coger un cuarto sándwich—. ¡Venga! ¡Lo intentaré!

Se levantó de la silla, preparándose antes de realizar lentamente la serie de sellos, creando a su lado una ligera explosión de la que salió un clon suyo, completamente blanco, inmóvil, tirado en el suelo, y con toda la apariencia de estar pidiendo que alguien terminase con su sufrimiento.

Natsu se llevó una mano a la nuca, algo avergonzada.

— Vaya... —Dijo, viendo el clon, pero como si algo se lo impidiera no llegó a desanimarse—. ¡Está bien! Tampoco esperaba que me saliese perfecto hoy. ¡Tengo que seguir esforzándome!
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#34
Con la respuesta del Senju, la chica pareció en un principio preocupada, pero terminó sentenciando que sonaba fácil. La chica no parecía desilusionarse fácilmente, y así lo mostraba con unos ánimos envidiables. Sin duda alguna, si mantenía esa actitud positiva y se esforzaba, acabaría siendo una genin formidable, y con el tiempo a saber dónde terminaba. Para bien o para mal, ese tipo de personas siempre destacan.

Siete le propuso entonces que realizase otra vez la técnica, la de clonación. Ante la propuesta, la chica se abstuvo de pillar al menos el cuarto bocadillo, y con ese característico ánimo que tanto la representaba, aceptó. Sendos chicos realizaron los sellos manuales casi a la par, en un ritmo lento pero preciso. En ésta ocasión el genin no acumuló ni moldeó el chakra, por lo cuál no culminaría la técnica. Entre tanto, Natsue si que lo habría hecho, creando a su lado un monigote de color blanco que rendía tirado en el suelo, casi que inerte.

«¡Ostras!.»

El chico quedó mirando el monigote, y terminó riendo. Todos habían pasado por esa fase al comenzar sus andanzas en el mundo shinobi, y ya casi no parecía recordarlo, y eso que tampoco había pasado tanto tiempo. La chica pareció avergonzada, pero aún así terminó aceptando que no iba a lograr dominar la técnica en un solo día. La verdad, pocos lo hacían, quizás algún genuino prodigio.

Así es, no te desanimes y sigue practicando. Poco a poco le pillarás el truco, y te saldrá automáticamente. Si vieses mis comienzos, también te reirías... ¡Siete días! Siete días tardé yo en pillarle el truco a ésta técnica... jajaja.

Y pensándolo bien, tampoco podía darle la tabarra todo el santo día. Ya llevaban un buen rato, y apenas se había recuperado de un agotamiento por uso de chakra. Quizás...

Natsu, ¿prefieres que demos las clases todos los días sobre ésta hora y sean cortas?. Así tendrías tiempo para entrenar a tu ritmo, sin presión, y además podrías hacerme las consultas que te vayan surgiendo al día siguiente.

»¿Qué te parece?.
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#35
La chica infló las mejillas cuando Hayato empezó a reírse, y estuvo a punto de replicarle, pero entonces el chico la animó, contándole que a él también le había costado mucho dominar una técnica tan simple.

— ¿Siete días? Vaya... —Repitió, y entonces pareció recordar algo, o más bien pareció intentar recordar algo—. Siete... Siete...

¿Por qué ese número le parecía tan importante de repente? No conseguía recordar el motivo, pero suponía que si no lo recordaba, tampoco debía ser tan importante. Además, Siete acababa de hacerle una propuesta que hizo que a Natsu se le iluminasen los ojos y se llevase ambas manos a la boca.

— ¿En serio? ¿Harías eso? —Dijo, con emoción, antes de ir a darle otro abrazo. Esta vez bastante fuerte—. ¡Sí! ¡Gracias, eres el mejor!
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#36
Casi pareció explotar la joven, incluso hinchó los carrillos por unos segundos. Pero no llegó a hacerlo, pues Siete le explicó que él también se tomó su tiempo para tener soltura con esa técnica "sencilla". Realmente no entendía porqué la consideraban tal como sencilla, pues a los novatos normalmente le costaba mil horrores usarla de manera medio decente. Era un auténtico reto, eso sí que era cierto, y por ello examinaban con su uso quizás. Si llegabas a aprender a usar la clonación básica, podías aprender cualquier otra técnica, obviamente tomándote un tiempo.

Sin embargo, la chica quedó un tanto dubitativa con el número. Era un número singular, tal y como su sobrenombre, aunque no tenían conexión alguna. No, el motivo por el cuál le llamaban siete era bien distinto, surgió por suerte o azar. Tras ello, el Senju propuso dar clases de manera constante por un tiempo, dando un horario fijo y tiempo para practicar lo que entrenasen. Así además de tomarse su tiempo para interiorizar las clases, podría organizar mejor sus preguntas. La chica pareció alegrarse, tanto que casi le parte los huesos en un extremadamente fuerte abrazo.

N-no hay de qué... —dijo casi sin voz, ahogado por la presión.

Se notaba que esa chica no era como Hayato, y dedicaba unas buenas horas al día a entrenar su cuerpo. Tenía más fuerza que un oso panda, y abrazaba como tal. Era todo un alivio tenerla de su lado, en vez de en su contra.
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#37
Por suerte para Hayato, Natsu acabó aliviando su presa al cabo de unos pocos segundos, poniendo sus manos sobre los hombros del chico y sonriéndole.

— ¡Pues me he decidido, Hayato! —Le dijo—. Como has sido tan bueno conmigo, yo también te ayudaré a ti. ¿Sabes donde queda La Fábrica de Leyendas? —Antes de dejarle responder la pregunta, se apuntó a sí misma con el pulgar—. Si te pasas por ahí, yo misma te ayudaré a entrenar. ¿Qué tal suena eso?
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#38
Natsu terminó agarrando a Siete por los hombros, con una incandescente sonrisa entre labios. Según sentenciaba, se había decidido. En un principio el chico no entendía nada, pero su antagonista no tardaría en expresarse. Al parecer, como había sido tan bueno con ella, ella le devolvería el favor. Le preguntó si sabía donde quedaba el gimnasio de su familia. Lo raro sería no saberlo, pues era uno de los más famosos de Uzu. Antes de que Hayato contestase siquiera, la chica aclaró que si pasaba por allí, ella le ayudaría encantada.

Hayato no pudo contener la sonrisa, que casi se convierte en una carcajada. Sin duda alguna, no era ni la primera ni la última persona que lo veía y pensaba: A ese chico le falta comer. Tan delgado como una ramita, todos le buscaban una rutina de ejercicios, dietas, y mil cosas... Pero, a veces la genética es así de cabrona. Por más que comiese, siempre andaba en ese peso y con esa constitución. Hubo un tiempo en el que quiso ser más fuerte que ese ninja de cómic que se vuelve verde y gigante cuando se enfada. Pero descubrió que como mucho ganaba un kilo de masa muscular, y el resto seguía igual. Entrenar el físico era una pérdida de tiempo para él.

Muchas gracias, Natsu. —En realidad, no quería ser desagradable. —Pero te advierto que mi cuerpo no coge músculo ni aunque me lo tiren a la cara... jajaja.

Quizás, solo quizás, algún día comenzaba a ir al gimnasio con ella. Después de todo, también podía entrenar su resistencia y agilidad, un gimnasio no es solo para levantar hierros, ¿no?.
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#39
Natsu le dio un golpecito en el pecho al Senju, todavía sonriéndole.

— ¡No pasa nada! Incluso si te es difícil coger fuerza estoy segura de que habrá algo que pueda enseñarte. —Le dijo—. He visto a todo tipo de luchadores pasar por mi gimnasio, ¡e incluso he ayudado a empezar a la mayoría! Así que no te preocupes. ¡La lucha libre no te decepcionará!

Hablaba con mucha emoción, como siempre, pero se notaba que la lucha libre era algo que realmente la apasionaba.

— Así que... avísame cuando quieras entrenar ¿vale?
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#40
La gimnasta, le propinó un leve golpe en el pecho en lo que remarcaba su sonrisa, en un gesto de amabilidad. Afirmó que le podría enseñar algo, aunque no fuese meramente fuerza. Al parecer en ese dojo habían ayudado a muchos, y ese mismo decía su público. Sugirió incluso que la lucha libre no le decepcionaría, pero pensándolo bien... no podía pensar en eso de agarrar a gente y lanzarla, o saltar acrobáticamente para encajar un codazo. Habían muchos estilos de lucha, y ese precisamente no le sonaba muy adecuado para él. La chica inquirió que le avisase cuando quisiera entrenar, y el chico le correspondió la sonrisa.

De a cuerdo. Avisaré cuando vaya.

El Senju no quería parecer desagradecido, como bien ya sabía podría buscar algún uso para ese adiestramiento asesorado. Entre tanto, como bien decía su madre en otra época: Hay que tener amigos hasta en el infierno.

Hayato se puso en pie, y realizó una leve reverencia. —Bueno, si no tienes nada más por ahora, creo que iré tirando para casa. Ha sido un placer conocerte, y nos vemos mañana de nuevo, ¿vale?.

Si bien la chica no lo impedía o sugería lo contrario, Siete terminaría yéndose a casa. Después de todo, aún tenía a la vista un duro entrenamiento, aunque más bien de control de chakra que de otra cosa. Para más adelante iba a dominar esa técnica en desarrollo. Había dado su palabra, y pensaba cumplirla. Iba a dominar esa técnica ígnea costase lo que costase.
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