Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
9/07/2021, 14:59 (Última modificación: 10/07/2021, 00:28 por Tsukiyama Daigo. Editado 2 veces en total.)
Quién lo hubiera dicho. Todo este tiempo Toshio había pensado que conocía bien a los enemigos de Kusagakure y que el peligro estaba fuera de la aldea.
Hace poco la Guerrilla le demostró lo contrario.
Todo sucedió de repente, con muchos cambios de un día a otro. La Guerrilla reventó el estadio de bambú y se hizo con la aldea entera y antes de que se diera cuenta sus compatriotas, sus verdaderos compatriotas, la tomaron de vuelta.
¿Que qué estuvo haciendo él todo ese tiempo? Mirar por los suyos, poco más podía hacer aparte de permitir que la familia de Tamao se escondiese en su casa. Por suerte Yuki ni siquiera estaba en la aldea.
Ahora que todo estaba bien, solo quedaba limpiar el destrozo que habían dejado atrás los traidores. Por eso hoy se había dirigido al Edificio de la Morikage para ver dónde se le necesitaba.
Una vez dentro, el joven tomó la primera misión que le ofreció quienquiera que estuviese encargado y salió para ponerse manos a la obra, no había tiempo que perder.
Ya fuera del edificio, mientras andaba, Toshio leyó el pergamino de la misión.
La villa estaba en sus horas bajas. La destrucción había sido evidente y las reparaciones necesarias. Cómo no podía ser de otra forma, gran parte de ese trabajo había recaído en los mismos ninjas.
Los genins no había problema en darles misiones de reparación, casi era una liberación de tanto pasear perros y cuidar niños. Claro que a algunos jounin les parecía algo insultante.
Por eso cuando Toshio entró en el edificio, los trabajadores estaban intentando razonar con un jounin y un chunnin auxiliar le pasó un pergamino. La misión, como no podía ser de otra forma, era una misión D sobre reparaciones.
Junto al pergamino se adjuntaba la dirección del lugar.
(D) Reparaciones Urgentes
Publicada en: Kusagakure no Sato Solicitante: Uchiha Dentō Lugar: Calles de la Aldea
Una de las propiedades familiares fue gravemente asediada por la terrible turba violenta que asoló la aldea. Hay una buena cantidad de escombros y un buen montón de reparaciones a llevar a cabo, espero envíen a un ninja capacitado físicamente para la tarea.
Por lo visto tenía que reparar una de las propiedades de una familia. Realmente era algo así lo que se esperaba.
—Un ninja capacitado físicamente ¿eh? —Se dijo a sí mismo, guardando el pergamino—. Pues estás de suerte, porque me han enviado a mí.
Supuso que no necesitaría equipamiento, así que ni se molestó en pasar por casa a por sus armas. En su lugar, empezó a andar directamente hacia la dirección indicada.
Toshio guardó el pergamino con confianza y empezó a caminar en la dirección correcta.
Tardaría bastante en llegar. No porque el lugar estuviese especialmente lejos sino porque la villa era un hervidero de gente en necesidad de ayuda, de un héroe que les echase una mano. O podía ignorar toda esa ayuda no remunerada e ir directo a su objetivo.
Una anciana llevaba una cesta con manzanas hablando para sí sobre lo feliz que iba a hacer a su nieto con esas manzanas recién lavadas. Justo cuando se iba a cruzar con Toshio, un gato que cojeaba intentó cruzar la calle con rapidez, huyendo de algo.
El gatito tropezó con Toshio y cayó delante de la anciana, que ya no tenía demasiados reflejos por su edad. La anciana se tropezó con el gato, que soltó un maullido desgarrador, y cayó al suelo tirando la cesta por los aires.
Ahora, la cesta giraba por encima de sus cabezas, soltando una a una las manzanas y dejándolas en las manos de la gravedad.
El chico andaba a paso normal por la aldea, más concentrado en empezar con su misión para poder terminarla pronto que en otra cosa. Mientras lo hacía pudo ver gente yendo de un lado lado a otro, la mayoría intentando rehacer su rutina ahora que todo se había vuelto complicado.
«No se preocupen, en cuanto termine los ayudaré como pueda».
Planeaba seguir andando sin distraerse, pero una serie de coincidencias provocaron que un gatito tropezara con él y provocase que una señora que llevaba manzanas cayese al suelo.
Un efecto en cadena muy curioso, sin duda. Pero ahora que las manzanas habían salido volando, Toshio decidió intentar atrapar la cesta en el aire y con ella atrapar las manzanas al vuelo.
Si lo conseguía, dejaría la cesta en el suelo y se agacharía para ayudar a levantar a la señora.
Gracias a un entrenamiento minimamente eficaz, Toshio tenía una destreza aceptable para un ninja, entre mediocre y normalita. Esa destreza era la suficiente para atrapar una cesta de mimbre y con esta agarrar unas cuantas manzanas en el aire. La pregunta era: ¿todas? La respuesta era no.
—¿Está bien?
Le preguntó a la anciana que veía como la última manzana caía contra el suelo y rodaba hasta ser parada por el pie de otro ninja. Antes de que la pobre mujer pudiese decir nada, el ninja habló:
— Vaya, vaya, si es Tsu-chan. — claramente, no se estaba refiriendo a nadie de los presentes, ¿no?
El ninja en cuestión era un muchacho jovencito de larga melena rubia recogida en una única coleta que le colgaba por la espalda hasta media espalda. Su indumentaria estaba impoluta, y debía ser la única persona impoluta ya no de la calle, sino de toda la villa.
— He de decir que me impresiona tu destreza. — frunció el ceño — Ni siquiera yo, un chunnin, hubiera sido capaz de patear al gato para que justo callese delante de la vieja y ésta se comiese el suelo. Tremendamente diestro, Tsuyoi.
Se agachó lentamente para agarrar la manzana y volvió a erguirse, esperando la reacción del pelirrojo.
Ignorando brutalmente al chunnin, le habló a la anciana y ésta asintió, entre confusa y preocupada por tener a un chunnin y un genin pegandose verbalmente ante ella, con sus manzanas en juego. Sin embargo, hizo caso a Toshio y se puso de pie al momento de ser levantada. Prefirió no decir nada y asentir levemente como agradecimiento.
Así, el pelirrojo se giró a su enemigo mortal, un chunnin rubio, quien parecía bastante enfadado y apretaba la manzana con ira.
—Mucho tiempo sin verte.. Vaya, veo que has podido comprarte una placa y todo, genial. ¿Me recuerdas tu nombre?
— Para ti es Chunnin-sama, novato. Y lloriquea todo lo que quieras, yo tengo placa y tú... — puso una mueca de superioridad — Nada, nada. Coge, anda.
Lanzó la manzana directa a la cara de Toshio.
— Uy, supongo que no soy tan diestro como tú. Apuntaba a la cesta.
Toshio puso la diestra frente a su cara, intentando atrapar la manzana que le había tirado.
—No hace falta que lo digas dos veces. —Dijo, mientras se agachada a recoger la cesta—. Nadie aquí pone en duda nuestra diferencia en destreza. Aparte de ti, claro.
Limpió un poco la manzana con su chaleco antes de ponerla dentro de la cesta.
—Tenga. —Le dijo a la señora con una sonrisa tranquila, mientras le tendía la cesta—. Si necesita cualquier cosa, no dude en avisar a un ninja ¿vale?
Luego de aquello, se girarla para continuar su camino, no sin antes levantar la mano de forma casual.
—Bueno, nos vemos, que tengo trabajo. —Se despidió del chūnin mientras se marchaba.
—No hace falta que lo digas dos veces.Nadie aquí pone en duda nuestra diferencia en destreza. Aparte de ti, claro.
— Usa las palabras, es lo único que tienes, al fin y al cabo. — el rubio se encogió de hombros y se acercó a la anciana, más concretamente a sus pies.
Se agachó y recogió a la bola de pelo que maulló debilmente al ser acariciada.
— Veo que solo te preocupas por quien te lo puede agradecer, lamentable. No me extraña que sigas siendo un genin.
Ayudó al gato a ponerse en pie y éste pareció mantenerse lo suficiente como para salir de allí de un salto y medio, entrando por la ventana a una casa cercana.
— Sé libre, animalito, lejos de este egoista.
Si Toshio seguía su camino, el chunnin no lo detendría. Solo lo miraría con media sonrisa, esperando haber al menos rasgado el orgullo de aquel pelirrojo bastardo perro.
—¡No olvides pasarte por el Edificio de la Morikage para que te digan donde puedes ayudar a reparar!
No obtuvo respuesta alguna mientras se iba. La anciana siguió su camino y lo mismo hizo el misterioso chunnin sorpresa. Toshio seguiría caminando en la dirección de su misión sin detenerse a pesar de los muchos reclamos de ayuda indirectos que había por toda la villa.
Y llegó a una mansión que le resultaba extrañamente conocida, a pesar de que la dirección nada tenía que ver con la mansión de sus recuerdos. Pero el muro que la rodeaba era muy parecido, la verja era muy parecida y el guardia... el guardia de la puerta era el mismo. Aunque el muro tenía numerosas brechas y huecos, de hecho, en alguna parte no tenía huecos y la verja tenía una puerta completamente torcida.
— ¡Eh, tú! ¿Qué te pica?
Le espetó el guardia al acercarse.
Al acercarse no le costaría ver que la mansión estaba ya medio reparada. El ala oeste estaba como nueva, de hecho, hasta parecía que le hubiesen sacado brillo, mientras la este estaba medio en ruinas. Pero, desde luego, urgentes no eran las reparaciones. Como mucho, el 20% de la mansión estaba con desperfectos, eso y el muro, que estaba como un queso gruyer.
Finalmente, Toshio llegó a la mansión indicada en la misión, una mansión que se le hacía tremendamente conocida. Mismos muros, misma verja y... ¿mismo guardia?
Casi podría decir que era la misma mansión, pero eso era imposible, a menos que la hayan cogido a la hayan movido de lugar.
—Vengo a reparar la mansión. —Dijo Toshio, sacando el pergamino y mostrándoselo—. Esta mansión es de Uchiha Dentō ¿verdad?
—Eso significa que he llegado justo a tiempo. —Comentó como si realmente no pasara nada.
Entonces el guardia intentó abrir la verja, pero esta estaba tan hecha polvo que no podía hacerlo de ninguna manera, así que le indicó al genin que simplemente cruzase por un agujero.
—Oookay.
Buscó un agujero lo suficientemente grande como para cruzar y pasó por él, antes de dirigirse al edificio central, donde tocaría la puerta.