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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Utilizando su método mixto, Toshio consiguió poner todos los tablones del piso de abajo sin que le tomase una cantidad absurda de tiempo o acabase escupiendo un pulmón. Claro, tuvo que tomarse algún respiro por el camino, pero seguro que acabaría agradeciendo más tarde todo el tiempo que se había ahorrado.

Una vez ya lo tuvo hecho, el chico decidió tomarse un merecido descanso de unos minutos, sentándose apoyado en una de las paredes que justo acababa de poner.

Casi podría haberse quedado dormido ahí mismo, casi, de no ser porque justo entonces la escuchó como un ángel venido desde el cielo.

Y ahí estaba ella, al final del pasillo y algo cambiada, pero ella al fin y al cabo.

«¿Se arregla así para estar por casa?». Pensó, pero le restó importancia enseguida. Simplemente se alegraba de verla.

—T-Toshio...

El chico sonrió, allí sentado.

—Ey, Ki... —no llegó a terminar de hablar y ella ya se había girado para correr—. ¡Oye!

Todo se decidió en un instante. Sabía que si lo pillaban siguiéndola probablemente se metería en un problema, también sabía que si corría era por algún motivo, pero joder, él ya se había levantado y sus piernas ya se estaban moviendo.

Si la alcanzaba intentaría tomarle el hombro para detenerla. Algo serio estaba sucediendo y tenía que descubrir el qué, porque eso es lo que haría un amigo.
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#32
—Ey, Ki... ¡Oye!

Pero sus palabras cayeron en saco roto. Kinumi no paró ni disminuyó su carrera por las palabras. Fue por la mano implacable de Toshio agarrandola del hombro. Obviamente, la kunoichi intentó zafarse y podría haberlo conseguido, pues sus movimientos fueron diestros y fuertes, pero su vestimenta la obstaculizó y acabó cayendo de culo al suelo.

Toshio pudo ver los ojos llorosos de Kinumi, a punto de arruinar la capa de maquillaje que llevaba. Se levantó tan rápido como pudo y se limitó a limpiarse las lagrimas que aún ni habían salido.

Ejem... ¿Qué pasa? Te he dejado la comida, ves a comer y acaba eso. — pasó de estar al borde del llanto a fruncir el ceño, con más lágrimas acumulandose en sus ojos.

¿Estaba enfadada? ¿Triste? ¿Enfadadamente triste? ¿Qué estaba pasando?
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#33
Finalmente, Toshio consiguió alcanzar a Kinumi y detenerla, solo para encontrarse con que, sorpresa sorpresa: la persona que salió corriendo no quería ser detenida.

Kinumi se intentó zafar de él, con la mala suerte de que acabó trastabillando con su ropa y cayendo al suelo.

En principio, al ver los ojos llorosos de Kinumi, Toshio ni siquiera supo qué decir. No le salían las palabras y de alguna manera sentía que había hecho algo.

— Ejem... ¿Qué pasa? Te he dejado la comida, ves a comer y acaba eso

—Quiero decir, la comida está toda tirada en suelo y mojada y... —comentó, solo para darse cuenta de que no era el mejor momento—. Da igual, da igual ¿Estás bien? ¿Qué te sucede?

Antes de que pudiera responderle, añadió algo más.

—Y no intentes decirme que nada, porque no va a colar.
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#34
—Quiero decir, la comida está toda tirada en suelo y mojada y...

Kinumi puso los brazos en jarra, claramente ofendida.

¿Y de quien es la culpa? Desapareces durante seis meses y ahora apareces aquí a reparar esto como si nada. ¡Pensaba que incluso habías muerto!

Da igual, da igual ¿Estás bien? ¿Qué te sucede?

Parecía que el enfado había conseguido opacar la tristeza.

Estoy perfectamente.

—Y no intentes decirme que nada, porque no va a colar.

¡HE DICHO! — se paró un instante para relajarse y tomar aliento. — Que estoy perfectamente. Repara tus cosas, vete y vuelve a aparecer dentro de seis meses.

Airada, intentó volver a irse, esta vez, a paso normal esta vez.
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#35
La ofensa de Kinumi pareció haberlo ofendido a él de vuelta.

—¿Qué? —Preguntó sin esperar respuesta, confundido.

Luego vino el enfado de la Uchiha, que no hizo más que confundir aún más al herrero. Que estaba perfectamente, decía. ¡Que estaba perfectamente, decía!

Toshio suspiró, relajándose antes de soltar una burrada.

—¿Por qué no me cuentas cómo te ha ido este tiempo, mejor? —Dijo, con más calma, aunque esta vez no intentó detenerla—. No hay mejor manera de hacerlo que con unos sándwiches y unos refrescos.

Aunque, ahora que lo pensaba. Si siquiera habían traído sándwiches y refrescos, que lo dudaba, seguramente ahora estarían tirados en el suelo.
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#36
—¿Por qué no me cuentas cómo te ha ido este tiempo, mejor?

Y eso pareció detener a Kinumi en seco, que se giró para encarar a Toshio, ignorando por completo cualquier otra cosa que dijese.

¿Que cómo me ha ido? Pues solo llegar aquí de nuestra misión, mi padre me quitó la bandana y me obligó a dejar de intentarlo. Así que mientras la villa estaba siendo asediada, yo tuve que quedarme aquí. Vestida como una maldita muñeca, haciendo bonito. Pero sí, eso es algo de lo que hablar con sandwiches y refrescos. Y no, no quiero que contestes, no quiero oír nada. Ahí tienes tu bandeja, si tienes algún problema, habla con las sirvientas o con una tabla.

Finalmente, algo más ligera, Kinumi reemprendió la marcha. Sin intención de pararse de nuevo.
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#37
Durante toda la explicación de Kinumi, Toshio no pudo hacer más que quedarse ahí, boquiabierto.

¿Había sido culpa suya por haber fallado la misión, o era algo que simplemente no podía evitarse? ¿¡Y cómo es que no se había enterado antes!?

La chica se marchó, y Toshio ni siquiera llegó a reaccionar antes de que desapareciese del todo de su vista.

—Hijo de puta. —Acabó diciendo, en voz baja.

El chico se giró, desganado. Todavía tenía una misión que terminar. ¡Pero en cuanto la terminase!

En cuanto la terminase...

¿Qué iba a hacer?

No lo sabía, pero él era un chico simple con maneras simples de hacer las cosas. Ya vería luego lo que hacía, después de intentar apoyar a Kinumi en cuanto se calmara, claro.

Cuando llegó a la bandeja de comida que había caído en el suelo, Toshio se agachó para coger todo lo sólido y ponerlo en la bandeja, para levantarla y buscar a alguna sirvienta.
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#38
Dejó ir a Kinumi y Kinumi se fue. La lógica era aplastante.

Tras eso, volvió hasta la bandeja y la recogió como pudo. Por suerte para él, las cosas de la casa, toda la vajilla, era especialmente resistente, de la máxima calidad. El vaso y la tetera se habían agrietado y uno de los platos había perdido un trozo, pero el resto seguía entero. En lo que respecta a la bebida, había salido un poco que había empapado la bandeja.

Sin embargo, los emparedados se habían diseminado ya no solo por toda la bandeja, partes de algunos estaban por el suelo y las paredes. ¿Cómo habían llegado a las paredes? Solo Kami-sama podía saberlo.

Toshio arregló la bandeja para ir a buscar a una de las sirvientas, que con diligencia pero el ceño fruncido, le cambió la bandeja por otra con más o menos la misma comida y bebida.
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#39
—Gracias. —Dijo Toshio sécamente al coger la nueva bandeja.

Mientras volvía a su puesto de trabajo, Toshio simplemente iba comiendo, incapaz de concentrarse en absolutamente nada.

«¿Pero en qué cabeza cabe que es una buena idea obligarla a dejar de ser ninja?»

Enfadado, Toshio se sentó donde pudo y acabó de comer.

«Voy a acabar esta mierda y le diré cuatro cosas. Esto no puede quedar así».

Sin terminar del todo, acabó por tomarse un vaso de té, dejar la bandeja en algún sitio y continuar con su trabajo.

Contra antes acabase, antes podría hablar con el padre de Kinumi.
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#40
Mientras Toshio repasaba mentalmente todas las cosas que podía decirle al padre de Kinumi, iba haciendo de forma rutinaria la tarea que tenía por misión. Ya tenía un plan sobre cómo hacerlo, tenía los materiales y el tiempo. Solo quedaba gastar todas esas opciones.

Con cada tabla, con cada clavo y con cada descanso para no quedarse completamente seco de chakra, fue colocando el suelo del segundo piso. Un par de horas más tarde, empezaría a colocar las paredes del segundo piso, teniendo que subir las tablas del piso de abajo para poder ir colocandolas.

Finalmente, justo cuando el Sol empezaba a ocultarse en el horizonte, Toshio acabó su tarea. No tuvo interrupción alguna y pudo completar su trabajo exitosamente. Ahora solo quedaba lo que él quisiera hacer.
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#41
Y tardó. Tardó lo suyo, pero finalmente terminó su trabajo como un profesional. Fue cansado y no fue bonito, pero al menos le había servido para relajarse un poco antes de perder la profesionalidad. Una profesionalidad que probablemente se iría por la borda en cuanto abriese la boca.

Dejó las herramientas en la caja y movió la caja al mismo sitio donde se la habían dejado, antes de volver a buscar a una sirvienta para pedirle que buscase a su cliente, pues tendría que comprobar que estaba satisfecho con los resultados.
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#42
En cuanto abrió la boca la sirvienta se paró. Lo miró de arriba abajo durante unos segundos antes de contestarle, sonriente, que por supuesto que lo llevaría a ver al dueño de la casa. Era evidente que la pobre chica no tenía ni idea de quien era Toshio ni de qué estaba haciendo allí.

Sin embargo, los guardias estaban para vigilar, las sirvientas para servir. No tardaron en llegar al despacho del hombre en cuestión, entró la sirvienta y le contó que un chico quería que comprobase su trabajo. Tras unos segundos, salió su cliente, vestido exactamente igual pero visiblemente más cansado. ¿Qué hacía que le cansase tanto? Desde luego, poner tablones no.

Él y Toshio fueron hasta el pasillo que daba al ala en reparaciones y la sirvienta se excusó rápidamente con el permiso de su jefe.

¿Algún incidente?

Preguntó sin contexto ni un tono que revelase nada especial. Si preguntaba a sabiendas de lo sucedido o no, era imposible de saber.
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#43
Y ahí estaba el tío, exactamente igual que antes. Durante un segundo, cuando el Uchiha salió de su despacho, Toshio pensó en soltarle todo lo que tenía que decirle en el momento, pero decidió que no era el momento todavía y que tocaba ser profesional.

Al menos hasta terminar oficialmente con la misión. Entonces se lo soltaría.

Al llegar al pasillo que llevaba hasta el ala donde había trabajado, el mismo en el que tuvo que perseguir a Kinumi, el Uchiha le hizo una simple pregunta, a la que Toshio respondió de forma simple, también.

—No. —Respondió el chico—. Todo ha ido como la seda. Gasté algo de energía de más para darme prisa, a ver si podía pillar otra misión al terminar, pero supongo que ya es algo tarde.
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#44
—No. Todo ha ido como la seda. Gasté algo de energía de más para darme prisa, a ver si podía pillar otra misión al terminar, pero supongo que ya es algo tarde.

El Uchiha asintió como respuesta a Toshio, haciendole saber que lo había escuchado y que no tenía nada que añadir. Cuando llegaron al final del pasillo, se dedicó a pasearse para más tarde subir al segundo piso y pasearse por ahí.

Finalmente, bajó de nuevo hasta el pasillo donde esperaba que o bien estuviese Toshio o le siguiese hasta allí.

Todo bien. Dame el pergamino, te lo sellaré y podrás cobrar la misión. — se quedó allí esperando que el pelirrojo le extendiese el pergamino para desellarse del brazo un pequeño sello con el simbolo Uchiha y sellarlo.
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#45
El chico esperó allí debajo mientras Dentō comprobaba que todo estaba en orden, tomándose el momento para mentalizarse para lo que estaba a punto de suceder.

A ningún padre le gustaba que le dijesen cómo serlo, y menos a un padre noble, ¡pero alguien tenía que hacerlo, joder!

Cuando bajó y le pidió el pergamino para ponerle el sello, Toshio lo sacó de su portaobjetos y se lo entregó.

—Aquí tiene. —Le dijo, y entonces no pudo esperar más antes de volver a hablar—. Por cierto... ¿por qué Kinumi-san dejó de ser ninja?
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