Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Hacía ya varias semanas que el calvo había comenzado a vivir en soledad en las afueras de Amegakure. A pesar de ocupar su tiempo libre con distintas actividades, tras un tiempo comenzaba a querer buscar otras cosas y la curiosidad que tenía sobre el mundo lo hacía pensarse una y otra vez sobre si comenzar a caminarlo o no.
La gran ciudad de Shinogi-To era un objetivo claro, quedaba cerca y por lo que escuchaba parecía ser más majestuosa que la propia Amegakure. Pero un la conversación de dos ancianas caminando por el pequeño pueblo junto a su casa lo hizo repensarse su objetivo.
Yo no entiendo porque mi marido no me lleva a Tane-Shigai, ya estoy harta de ir de visita a esa ciudad de cemento y metal.- dijo la más petisa.
Claramente, mi marido tampoco me lleva. Dicen que es hermoso y que uno se pierde entre los árboles de la ciudad. No pude creer cuando me entere que vivían en casas en árboles. ¿Sabías que mi yerno....
La conversación ya no le interesaba, ahora conocía un nuevo lugar que visitar. Seguramente todo sería de esa manera, conocería el mundo a cuentagotas pero parecía ser que Tane-Shigai era un buen lugar por donde empezar.
Trató de investigar lo más que pudo en cuanto a su ubicación y el camino necesario para el viaje, pero seguía sin poder entenderlo para poder ir. La ciudad quedaba demasiado lejos y, al igual que para las ancianas, parecía un deseo imposible de cumplir.
Justo se estaba resignando, cuando vio una pequeña caravana de tres carretas con dirección a la gran ciudad del País del Bosque. Karamaru pidió que lo llevaran y los amables hombres lo permitieron sin cobro alguno, siempre y cuando se alimentase por si mismo.
Fue así como un par de días después, dejando su túnica negra y su sombrero de paja en casa, llego a Tane-Shigai con la caravana. Las calles eran hermosas, todo le fascinaba y en poco tiempo perdió el lugar donde habían dejado a los caballos y se metió en cada callecita por la que se podía pasar. Su vista siempre clavada en las alturas.
Aunque tal vez no era lo más sabio andar por los terrenos del País del Bosque con el hitai-ate de Amegakure a simple vista.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Izumi cerró tras de sí la puerta con ayuda de su espalda, visiblemente cansada se quedó apoyada contra la puerta mientras suspiraba aliviada. La joven kunoichi iba ataviada con un kimono azul celeste, mangas anchas y cuidados bordados florales que ascendían desde la base de la falda por el lateral hasta la cintura. Al contrario de lo que era habitual, la joven llevaba la prenda correctamente ajustada, con su obi rojo bien anudado formando un gran lazo que ahora mismo se aplastaba contra la puerta.
"Por fin libre..." se despegó de la puerta con pesadez "Que largas se me hacen estas reuniones de negocios... y eso que yo solo vengo a acompañar a la abuela y a Tomoe..." dio un par de pasos para alejarse del inmenso edificio que tenía a su espalda, integrado en uno de los árboles que conformaban la capital del país de la Hierba "Daré una vuelta para que me de el aire..." giró hacia su derecha y se integró en el tumulto de la ciudad.
Tane-Shigai era una de las ciudades más grandes e importantes de todo Onindo, así que como era lógico todo estaba sobre dimensionado si se comparaba con la Aldea de Kusgakure: Desde los edificios hasta las aglomeraciones de personas eran mucho más grandes. También lo era la diversidad de personas que componían su población, aquel era un aspecto que no agradaba demasiado a la peliverde que hoy se había teñido de un rosa chicle bastante chillón.
Su abuelo siempre había considerado a los extranjeros como elementos peligrosos para la seguridad del país, puesto que la lealtad hacia la tierra que los acogía siempre resultaba ser menor que con la de nacimiento... y eso suponía que en tiempos de guerra fuesen un riesgo importante para la seguridad tanto del País del a Hierba como de la propia Aldea shinobi. La joven había interiorizado bastante las palabras de su abuelo, apoyadas por relatos de sucesos varios que sustentaban la tesis de manera contundente. Así que la nieta, al igual que su abuelo, era muy recelosa en cuanto a los extranjeros.
Caminar por la capital del país y escuchar tantos acentos distintos, procedentes de otros países no le gustaba demasiado. Sin embargo, era consciente de que actualmente su opinión era irrelevante. Ella no era nadie, aunque esperaba serlo en un futuro para poder cambiar aquello o al menos intentarlo como lo intentó su abuelo. Pero por el momento, no le quedaba más remedio que aguantarse y tratar de sobrellevarlo de la mejor manera.
La joven caminaba lentamente, pegada al borde del camino, junto a la valla del filo de la calzada para poder tener buenas vistas del resto de la ciudad. Al fondo a su izquierda, se alzaba imponente la esfera en la que se ubicaba el palacio del señor feudal. Por muchas veces que la viese, no podía quitarle los ojos de encima, era tan diferente al resto de cosas que había visto que casi actuaba como un imán para sus moradas pupilas.
Izumi siguió caminando lentamente, acariciando con su mano izquierda el pasamanos de la barandilla mientras se abstraía de todo. Manteniendo fija la mirada en la residencia feudal
12/03/2017, 20:14 (Última modificación: 12/03/2017, 20:51 por Karamaru.)
Podía notar en el cuello que ya estaba mirando hacia las alturas ya demasiado. A Karamaru le comenzaba a molestar esa posición incómoda en la que caminaba, pero la ciudad tenía una belleza que nunca antes había visto. Y eso que la plaza central del Templo era muy hermosa.
Por fortuna para él, el espectáculo visual seguía justo por sobre la superficie. En cuánto bajo la mirada pudo ver muchos rostros diferentes, una multitud que transitaba por esas calles y que el calvo recién se daba cuenta de su presencia. Estaba acostumbrado, después de todo Amegakure era una ciudad con bastante gente, pero ver tantos locales, vestimentas y gente nueva y rara que nunca antes había visto. Era la primera vez que se daba cuenta qué tanto le gustaba observar las cosas.
Alejándose de la multitud, en cierta medida porque gente había por todos lados, tomó unas calles secundarias que lo llevaban a pasear frente a los locales más pequeños y algunas casas a menor altura, seguramente más humildes. Pero un rato después volvía a haber enormes cantidades de gente, y al rato de nuevo disminuía la cantidad.
"Cómo se nota la diferencia entre calles centrales y las que no..."
En uno de esos momentos donde la calle se abarrotaba la gente, Karamaru se fue hacia un costado y caminó por el borde del camino cerca de una valla. Estuvo largo tiempo caminando en línea recta hasta un punto donde la cantidad de personas no era tanta y se podía ver mejor alrededor...
...aunque el calvo volvía a tener los ojos clavados en las alturas. Había visto por primera vez en su estancia en esa ciudad una enorme esfera amarilla a su derecha que le llamaba demasiado la atención. Tanto que ya ni miraba para donde caminaba.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
La, ahora, pelirosa caminaba distraída en sus cosas. Mantenía la mirada fija en la enorme esfera y el extraño brillo que emanaba de ella entremezclándose con los reflejos de la luz del Sol. Últimamente la joven tenía poco tiempo para pensar, desde que abandonó la Academia todo se había precipitado vertiginosamente. La misión, esos extraños sueños, el equipo... y ahora aquel viaje
"Aún no he tenido tiempo para respirar... y parece que no lo tendré próximamente" la joven avanzaba perezosamente, sin separarse de la barandilla "Aunque no está tan mal, me gusta entrenar... las misiones no están tan mal si obvias un par de detalles" en la mente de la joven apareció aquel bocadillo con aderezo de cucarachas "Aún tengo el olor de esa baño clavado en la nariz..." trato de alejar con su mano derecha el imaginario olor de su nariz "Y ahora que recuerdo, aún no he buscado una espada nueva..." suspiró un tanto agobiada "quizás debería ir al distrito metalúrgico... quizás haya allí alguna armería" la chica devolvió la mirada al frente, pretendía echar un vistazo al lugar donde estaba pero lo que se encontró fue la cara de chico que miraba hacia su izquierda. Sin tiempo para reaccionar chocó con el chico, por suerte tuvo la suficiente entereza para recular un poco y mantener la verticalidad a pesar del golpe que se llevó en la frente
—Aigg— la chica se llevó la mano a la frente mientras, mientras reabría los ojos pues no pudo evitar el acto reflejo de cerrarlos —Disculpe ha sido...— comenzó la joven por mera costumbre hasta que divisó en la frente del calvo con el que había chocado la bandana de Amegakure
"Un shinobi extranjero..." la joven se rehízo totalmente "Será..." la joven clavó sus ojos en el chico, observándole con seriedad
—Mira por donde vas— le reprendió la joven mientras se ajustaba el kimono a la altura del cruce del pecho.
El no mirar por donde uno camina conlleva sus consecuencias. La esfera luminosa que tanto atraía a los ojos del transeúnte era solamente un cebo para que alguien se distrajera y caminara a ciegas para delante. Karamaru fue víctima, y la persona con la que se había chocado parecía que también.
En cuánto bajo la mirada, al fin pudiendo mover los ojos de una buena vez, se encontró a centímetros de la cara de una mujer con la que no pudo evitar chocar frente con frente. La primer reacción del calvo fue dar unos pasos para atrás, evitando la caída, y llevando su mano a la zona golpeada más por reflejo que para que calme el dolor.
Aaayy.... Perdón...
Karamaru tardó un poco en volver a levantar la mirada para encontrarse a una mujer de mas o menos su estatura y sin todavía parecer una adulta. Se podía suponer que tenía aproximadamente su edad, no era una niña pero tampoco parecía mucho mayor. Lo que sí resaltaba era un rosa chillón en su cabeza a forma de cabello.
Disculpe ha sido...- comenzó con voz amable, tal como el calvo lo había hecho. Pero de pronto...
Mira por donde vas- le soltó con voz cortante.
Bueno, perdona, tampoco era el único que iba distraído, ¿O me equivoco?
Uno debe mantener buenos modales con todos.- soltó el calvo en tono de sabio- ¿Acaso hice algo mal cómo para recibir ese trato?
"hasta que divisó en la frente del calvo con el que había chocado la bandana de Amegakure"
Voy a imaginar que has dicho cinturón. Sisisisi, has dicho cinturón no frente, definitivamente
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Bueno, perdona, tampoco era el único que iba distraído, ¿O me equivoco?
—No tengo por que responderte— cortó la joven que le dedicó una mirada despectiva —Eres tú el que se ha puesto en mi camino— se cruzó de brazos en aptitud poco amistosa
"Con el día que he tenido y encima me tengo que encontrar con esto..." la joven no se sentía nada cómoda en la presencia del calvo pero no se retiraría de su posición
Uno debe mantener buenos modales con todos
—Uno debe mantenerlos con quién los merezca—corrigió la joven con poco tacto, no le gustaba que tratasen de darle lecciones y aún menos que lo hiciera un shinobi extranjero
"Menudo tipo, intentando encima darme lecciones" sopló un mechón de pelo que había caído sobre su rostro para apartarlo "No sé para que pierdo el tiempo hablando con él..."
¿Acaso hice algo mal cómo para recibir ese trato?
—No mirar por donde vas, por ejemplo— respondiendo mordazmente —¿Te parece poco?— torció el gesto durante un instante demostrando así que no estaba nada contenta con aquella conversación
"Encima no veo ninguna razón por la que pueda estar este tío aquí... salvo molestar"
Karamaru se había cruzado con una rebelde, con una de esas que buscan peleas por donde no los hay y van encontra del sentido común. Al menos para él. No le gustaba para nada la actitud de esa persona, pero uno siempre debía poner la otra mejilla y seguir aguantando los golpes.
"Eres tú el que se ha puesto en mi camino
No mirar por donde vas
Claro, porque vos estabas muy atenta pero no me pudiste esquivar"
Pero un hombre sabio siempre estaba dispuesto a tratar de corregir a las personas, eso lo tenía muy claro, y tratar de ayudar a la joven podía ser bastante satisfactorio. Karamaru no se creía sabio, pero siendo todavía un adolescente le hacía ilusión imitar a su abuelo y su antiguo maestro.
¿Qué criterios tomas para decir que yo me cruce en tu camino? Desde mi punto de vista fue al revés.
Y al igual que yo no miraba tu camino, tú tampoco mirabas el tuyo. ¿No crees que es un poco pronto para juzgar un culpable? Con un perdón se solucionarían las cosas, admites que ambos tuvimos la culpa.
Con solo pensarlo un poco era claro que Karamaru solo estaba tratando de imitar a sus mayores del templo, ni siquiera sonaba cómo el mismo y seguramente la joven que tenía enfrente haría de todo menos darle la razón.
Pero en ese momento al calvo le pareció la mejor idea, jugar a ser sabio.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
¿Qué criterios tomas para decir que yo me cruce en tu camino? Desde mi punto de vista fue al revés.
"¿Me está vacilando?" Izumi no se tomó nada bien el intento del calvo por hacerla reflexionar, de hecho lo había tomado como un intento de provocarla y eso la irrito aún más. La joven no estacaba por ser la chica más paciente de su promoción precisamente
Y al igual que yo no miraba tu camino, tú tampoco mirabas el tuyo. ¿No crees que es un poco pronto para juzgar un culpable? Con un perdón se solucionarían las cosas, admites que ambos tuvimos la culpa.
Con cada palabra del muchacho la pelirosa se molestaba cada vez más, si la idea del chico era que tras sus palabras se disculpasen, diesen la mano y un alegre paseo por la ciudad... esta muy equivocado
—No sé quién demonios te crees que eres para hablarme de ese modo— le espetó la joven con dureza —pero te aseguro que no pienso tolerar que un maldito shinobi de Amegakure me diga como tengo que actuar en mí país— la joven dio un paso al frente para acortar distancias de manera hostil —Así que guárdate tus lecciones de pacotilla para tus queridos mantas mojadas— la kunoichi estaba muy molesta con aquel chico, no sólo por ser de ame... si no por ir de listo encima
"Si no fuese por la tregua... lo tiraba por encima de la barandilla"
La chica lo desafiaba con la mirada, sin ninguna intención de ceder
Karamaru mostró una pequeña sonrisa en su rostro. Desde que comenzó a vivir fuera del templo hablaba con poca gente, para no decir con nadie. Cada cosa que vivía era una experiencia nueva y esa joven era una de ellas. Nunca es su vida lo habían tratado mal ni le habían contestado de esa forma, era todo un reto nuevo por saber cómo llevar una conversación de ese estilo.
"Parece que hice algo mal, no pensé que reaccionaría a peor. ¿En serio no se da cuenta de que ella también tuvo parte de la culpa?"
Ante las palabras de la mujer el calvo agacho la cabeza con un poco de resignación y volvió a levantar con nuevas ganas de seguir esa conversación. Si para el pelirosa era una conversación de la que querer zafarse de inmediato, para Karamaru era todo lo contrario. Dio un pequeño salto y se sentó sobre la barandilla, dejando que sus pies colgaran en el aire.
Yo no digo cómo tengas que actuar, solo decía cómo mantener un trato cordial. Pero si no te importa...- el cenobita largó otro suspiro de resignación.
Además, ¿Qué es eso de "maldito shinobi de Amegakure"? Yo no ando por ahí criticando a los de otras aldeas.
El calvo se quedó en silencio, viendo a una pequeña caminando a saltitos junto a su madre. Sus piernas se movían hacia atrás y hacia delante en forma inocente y pensaba por qué es mujer tenía ganas de discutir con él. Aunque lo importante era que ahora sabía que la joven era habitante del País del Bosque y sin en algún momento se dignaba a hablar de buena manera podría aprender mucho sobre esas tierras lejanas.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
El calvo parecía ir de sobrado con aquella sonrisilla que Izumi no sabía desentrañar "¿Se está riendo de mí? ¿O es que el muy besugo se cree que tiene toda la razón?" fuese cual fuese la razón, lejos de calmar a la joven lo que provocó fue que la pelirosa se lo tomase como algo personal.
El chico dio un pequeño saltó y tomó asiento sobre la barandilla, en un gesto más que confiado
"Dios... que ganas de arrearla una patada y bajarlo de ahí..." la kunoichi peleaba contra si misma, sabía perfectamente que por mucho que lo desease era algo que no estaba permitido. La tregua había sido ratificada por el mismísimo Morikage, y por poco que le gustase a ella o a su familia, la acataría sin rechistar
—Yo no digo cómo tengas que actuar, solo decía cómo mantener un trato cordial. Pero si no te importa.. Además, ¿Qué es eso de "maldito shinobi de Amegakure"? Yo no ando por ahí criticando a los de otras aldeas.
El tono de resignación del de ame estaba poniendo a prueba la voluntad de la chica, cada vez tenía más ganas de lanzarlo al vació
—Me importa muy poco lo que andes o desandes haciendo— replicó la chica controlándose con todas sus fuerzas —Además te recuerdo que el que ha empezado todo esto has sido tú al chocar conmigo— la chica tomó un poco de aire para relajarse un poco —Y no presentar tus disculpas debidamente, extranjero—
Se pasó la mano por el cabello con suavidad mientras clavaba su mirada en el chico "Su actitud es exasperante..." Izumi se había dado cuenta de que había estado apunto de perder los estribos con demasiada facilidad. Sin embargo no podía evitarlo, aquel chico y su autosuficiencia le hacia hervir la sangre
Otra vez con que Karamaru era el culpable de todo, con que fue el que chocó a la dama por andar distraído, que ella es una pobre víctima. Pero ahora venía cargada de nuevos argumentos, nuevo sí pero no más verídicos. El calvo ya la empezaba a considerar un misterio, una persona que quería conocer un poco más a fondo para saber el por qué de esa actitud, el por qué de su forma de ser.
Además te recuerdo que el que ha empezado todo esto has sido tú al chocar conmigo.
Y no presentar tus disculpas debidamente, extranjero.
¿No presentar disculpas? ¿En serio?- soltó Karamaru con un tono de sorpresa y una sonrisa de no poder creerlo.
Muy bien, veamos. Tú sabes que tengo razón, que ambos andabamos distraídos. No lo quieres admitir por orgullo o lo que sea, muy bien guardalo en tu conciencia.
Solo dime, ¿Cómo es eso de que no presenté disculpas debidamente? Enséñame, quiero disculparme debidamente
Uno podría creer que el cenobita trataba de ser irónico pero estaba lejos de eso. Realmente estaba hablando en un tono serio con el que quería saber cómo era una disculpa correcta en las tierras del País del Bosque.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
A la peliverde comenzaba a agotarsele la paciencia, aquel tipo parecía haberse propuesto sacarla de sus casillas y comenzaba a conseguirlo a pesar de los esfuerzos de la joven por controlarse. Y es que con cada palabra que salía de la boca de aquel energúmeno sin pelo, disparaba exponencialmente las ganas de la joven de pegarle un puñetazo en toda la cara y mandarlo puente abajo.
"Dios... que hostia tiene..." la joven se contenía como buenamente podía, pero el shinobi de amegakure insistía en seguir con aquella sonrisilla que la ponía de los nervios "QUE HOSTIA TIENE..." encima tenía la cara de regodearse en su cara
¿No presentar disculpas? Muy bien, veamos. Tú sabes que tengo razón, que ambos andabamos distraídos. No lo quieres admitir por orgullo o lo que sea, muy bien guardalo en tu conciencia. Solo dime, ¿Cómo es eso de que no presenté disculpas debidamente? Enséñame, quiero disculparme debidamente
Izumi respiró hondo buscando en todo su ser hasta la última gota de paciencia, que ya no era mucha pues había desperdiciado la mayor parte en la reunión anterior y el resto en soportar aquella maldita conversación que la estaba conduciendo por rutas homicidas
"Es que encima tienes los cojones de reírse de mí en mi cara... si no estuviesemos en mitad de una puta ciudad rodeados de testigos lo mataba..." dejó escapar el aire visiblemente enojada
—Mira niñato, como sigas por este camino vamos a terminar mal— amenazó la joven sin cortarse un pelo —Puedo tolerar hasta cierto punto la presencia de los de tu tierra, pero no que se rían en mi cara— la joven dio un par de pasos para acercarse al chico de manera amenazante
"¿Niñato? Ni que fueras una adulta. Si hasta debe una edad parecida a la mía..."
El calvo comenzaba a creer que se había cruzado con la persona errónea en todo Tane-Shigai. Tantas gente amable con la que uno podía chocarse frente con frente y justo le tenía que tocar aquella odiable mujer. Pero Karamaru se tomaba las cosas con calma.
Espero poder corregirme. Mis disculpas si te ofendí, no quería hacerlo intencionalmente.- ¿Así estará bien? se cuestionó el monje mientras hablaba.
Se bajó de la barandilla al ver que la muchacha se acercaba, ahora estaban más cerca que antes.
Pero estoy empezando a creer que tienes algo en contra de los de mi tierra, y no creo que me equivoque con eso. Se puede saber al menos el por qué de tu actitud para conmigo.
Es verdad que a Karamaru le intrigaba el significado de "vamos a terminar mal" pero con toda su serenidad y calma posible trató de hablar lo mejor que pudo. Tal vez ahora podía corregir las cosas, o tal vez todo se le iba de las manos y la muchacha se iría caminando tratando de dejarle un golpe el cenobita.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Espero poder corregirme. Mis disculpas si te ofendí, no quería hacerlo intencionalmente al parecer la intimidación de la pelirosa había sido más efectiva de lo que ella misma había esperado a juzgar por la reacción del chico, que parecía haberse cortado un poco de seguir con aquella socarrona actitud
"Era de esperar, el abuelo siempre me dijo que los de su tierra no eran más que unos cobardes" pensaba mientras veía como el chico se bajaba de la barandilla para quedarse frente a ella
Pero estoy empezando a creer que tienes algo en contra de los de mi tierra, y no creo que me equivoque con eso. Se puede saber al menos el por qué de tu actitud para conmigo.
—Vaya, debes de ser un genio entre los tuyos— respondió con ironía la de Kusagakure ante el comentario de su interlocutor
"Si tuviese que hacerle una lista de porque no me gustan los de su tierra, estaría aquí horas..."
—No me gustan los de tu tierra y mucho menos los shinobi de allí— la pelirosa no se andaba por las ramas, la diplomacia no era lo suyo —Si por mi fuese ninguno pasaríais de la frontera, sin embargo no esta en mis manos... así que no me queda más remedio que sobrellevarlo lo mejor que pueda— dijo la joven con dureza —Lo que no pienso tolerar es que uno venga a mi tierra a reírse de mí—
Lo que no pienso tolerar es que uno venga a mi tierra a reírse de mí.
"¿Reírme? Solamente trataba de ser simpático. Por lo menos ahora que lo único que genera esa actitud es mi hitai-ate"
Karamaru veía una interesante persona frente suyo, algo en contra de los de Ame, pero interesante al fin. Tal vez podría generar una conversación productiva, o una pelea con la ira incontrolable de la mujer.
Te preguntaré una cosa.- dijo Karamaru tras pensar unos segundos.
Mira allí.- el calvo le señalo un hombre sucio, gordo y viejo. Seguramente un hombre de pocos recursos que vivía como podía.
—¿Es ese hombre igual a vos?
El cenobita sabía la respuesta, no podría responder otra cosa que la que él tenía en mente. Si ella le decía sarcásticamente que era inteligente, el le iba a demostrar todo lo contrario.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.