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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Era un día normal, se encontraba en su habitación mirando al techo, hubiera podido salir temprano de no ser por que aquel día era un sábado, día en el que se tomaba un descanso. Se movió sobre la cama para girar a su lado derecho desde alli vio el único hueco por el cual entraba la luz solar, se levanto y se sentó sin dejar de mirar a aquel punto, suspiro después de pensar que tan bueno seria salir aquel día como el no salir. Se levanto a toda prisa y fue a darse un baño, no tardo mucho en regresar tomo sus ropas y se vistió con algo mas de calma a como había ido al baño, cuando estaba terminando de ponerse los zapatos comenzó a organizar la habitación. Se tomo mas tiempo del que esperaba ya que en toda la semana no le había casi dado tiempo para hacer aseo, abrió la nevera, saco la leche, la puso sobre la mesa junto a los cereales, comió lento y cuando estuvo todo listo salio del lugar solo llevando las cosas que casi siempre llevaba con el.

Había decidido salir por unos días creyendo que solo se haría mas fuerte si se enfrentaba al mundo exterior conociendo el entorno y aprendiendo cosas que no podían ser enseñadas de otro modo que no fuera por experiencia propia. No había prisa ni presión por lo que disfrutaba el camino,al principio las finas lluvias cubrían el sendero pero era algo muy común en ese territorio, a medida que pasaba el tiempo el paisaje se transformaba de a poco .Altos arboles espesos a los lados de un pequeño camino de tierra se alzaban ante el joven shinobi, todo era muy distinto al lugar donde provenía , los pájaros en las copas parecían observar todo movimiento acompañándolo con su suave trinar.

Seguiría indefinidamente caminando pues el pensaba que sabría cuando fuera momento de detenerse, lograba alimentarse de la naturaleza almenos lo suficiente para seguir sin detenerse por los poblados, no le importaba después de todo lo que había pasado solo le quedaba seguir hacia adelante.
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#2
El otoño se hacía patente en aquella región; pues, aunque el cielo continuaba siendo una espesa capa de nubes, el clima a nivel del suelo era mucho más frio y húmedo, con porciones cubiertas por grandes y errabundos bancos de blanca niebla. Las lloviznas eran frecuentes y el suelo se volvía fangoso, pero se podía estar cómodo con un buen abrigo y un calzado adecuado.

Era usual ver a la gente por los caminos, moviéndose bajo la necesidad de algún trabajo o deber casero. Lo que no era habitual era ver a las personas caminando sin rumbo; aunque esto les hacía gracia a los locales, pues demostraba que se trataba de foráneos.

De tal suerte, que aquel muchacho de Amegakure tendría una caminata muy solitaria durante un largo rato. Quizás viese algún animal de granja pastando, pero poco más. Seria natural que en tales circunstancias le sorprendiese un llanto que parecía venir de la nada. Sería solo luego de unos segundos en que haría contacto visual con un hombre que había estado oculto por una elevación del terreno.

¡Me lo ha quitado todo! —gimoteaba aquel hombre calvo y evidentemente nativo.

No parecía tener un problema alarmante, pero el estruendo de su lloriqueo y su moquear hacían difícil el ignorar su angustia. De pronto se limpió los mocos y las lágrimas, dirigiendo la vista al joven genin.

¡Por favor, ayúdame, señor ninja! —dijo corriendo hacia él para luego arrodillarse de forma lamentable e incómoda—: habia ido a pescar, pero un truhan se ha apoderado del arroyo y me ha quitado todo.
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#3
No me interesaba en lo absoluto los problemas de ese lugar y aquel sujeto quizá en otra situación le rechazaría pero le venia bien para poder obtener algo de información de la zona, quiza un mapa y poco mas ya que era fácil identificar que era un hombre humilde .

-Compórtese como hombre y levántese, si es capaz de explicarme los detalles de camino sin lloriquear podemos hacer algo- Era su manera de animar a aquel hombre, quizá podía ser demasiado duro pero alguien debía hacerle ver que seguirían abusando de el cuando él no estuviera cerca.

Le dio pocos segundos al hombre para respirar mientras miraba alrededor, no recordaba haber pasado por algún rio y solo había recogido agua de las lloviznas esporádicas así que podría beneficiarse aun mas de este hecho si lograba resolver las cosas con el "granuja" del cual ignoraba si remotamente podría llegar a ser alguien fuerte.
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#4
S-Si, lo S-Siento —gimoteo mientras se limpiaba el rostro con la manga de su atuendo.

El hombre se tomó unos instantes para recuperar algo de compostura y comenzó a caminar, señalando el camino con su dedo, como un niño pequeño.

Vera, señor ninja —comenzó con tono bajo—, por aquí cerca hay un rió algo oculto por las elevaciones. Es pequeño, pero está lleno de peces… Estaba yo pescando tranquilamente, cuando note que estaba un extraño cerca. Le pregunte que hacia allí y-y-y —se le notaba gimoteando de nuevo—. Se puso violento, me quito mi pesca y me hecho del rio…Ahora esta apoderado y ya no puedo buscar comida allí.

El hombre estaba lloriqueando de nuevo. Quizás fuese una víctima demasiado dramática; pero era comprensible ante la injusticia de que un rufián le despojase del fruto de su trabajo.
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#5
Se hacia cada ves mas molesto y si no fuera por que ya podía ver el rio, se hubiera dado la vuelta dejando a aquel hombre a su suerte.No acababa de comprender como podía alguien quedarse tranquilo siendo débil esperando que alguien mas se arriesgue por el y muy posiblemente por su familia; No importa tu propia integridad si estas listo para morir en cualquier momento pero debes hacerte fuerte para defender lo que amas.

Con la mirada intentaba distinguir alguna figura de lo que seria el agresor pero el cauce de agua era extensa seguro que es por aqui?, parece todo muy tranquilo se llevo una mano a la frente para concentrar la vista y a unos metros estaba una caña rota que intuia era de aquel señor, bastante rustica y hecha a mano, no seria dificil de remplazar.

Algo de ruido parecido a rocas lanzadas al agua sonaba detrás de un giro por el cual no se alcanzaba a ver pero dejando al hombre atrás avanzo hacia el sonido con cautela solo la necesaria pero comenzando a generar adrenalina y emocionarse ante un posible encuentro.
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#6
Y allí estaba, en la rivera de un rio de aguas claras y superficiales, el joven peliblanco. Estaba cubierto por un abrigo de lana gris y por un sombrero de paja que cubría del todo su bandana, aunque la espada que llevaba en la espalda era del todo visible. Se encontraba ensimismado en un libro y de vez en cuando arrojaba al rio algunas piedras, como para espantar a los peces que osaban detenerse en aquel tramo.

De alguna forma, parecía vigilar un grupo de peces tirados en la orilla pedregosa, junto a unas cestas de junco y otras manualidades hechas pedazos.

A-Aquel es —gimoteo el hombre, señalando con su dedo—, aquel es el truhan que se ha apoderado del riachuelo.
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#7
Al llegar sobre la colina pateo una piedra que rodo hacia aquella persona de cabello blanco deteniéndose hasta dar con el que parecía distraído en sus cosas Eh, me da igual tus asuntos por aquí pero no puedes ir haciendo miserable a la gente por donde pases, solo sigue tu camino y deja que los demás hagan su vida

Miró al viejo indicándole que recoja lo que quedaba de sus cosas con la cabeza, seguía mirando a aquel sujeto, podría reaccionar de cualquier manera y era evidente el arma que portaba en la espalda. solo podía hacer especulaciones de que tan hábil podría ser con ella pero estaba claro que para hacer cualquier cosa primero debía desenvainarla .

El hombre a paso tortuga y temeroso caminaba al rededor de la otra persona sin quitarle los ojos de encima se agacho a recoger lo que había ahí tirado.
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#8
Aquel ambiente desolado y el ruido del suave fluir del riachuelo le llenaban de paz; al punto de que el solo hecho de sentir la textura del papel al pasar de página, le resultaba agradable. Y fue una pequeña piedra la que vino a romper con su idilio.

Eh, me da igual tus asuntos por aquí pero no puedes ir haciendo miserable a la gente por donde pases, solo sigue tu camino y deja que los demás hagan su vida.

«Así que has conseguido un defensor de tu causa —pensó el peliblanco mientras cerraba su libro y se levantaba con la paciencia de un anciano—. Ya me esperaba que buscaras refuerzos y regresases en busca de venganza.»

Y aun con esa intuición, había permanecido allí; puede que fuese precisamente por eso mismo, por la curiosidad de ver que pasaría.

El hombre bordeo a Kazuma, que miraba curioso y expectante al recién llegado.

Te recomendé que jamás volvieras por aquí, ¿es que quieres perder un brazo? —hablo el muchacho, con una calma que más bien resultaba amenazante, haciendo que el hombre se encogiera, retrocediera y dirigiese una mirada lastimera a su supuesto defensor—. Lamentablemente, la miseria en la vida de ese hombre es necesaria e inevitable… No se puede hacer nada al respecto.
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