"Esto no..." Aunque era de esperarse un agarre del oponente por el tipo de embite, no esperaba que fuese en una posición tan desfavorable. En menos de lo que pensaba le habían toreado y levantado, siendo que de no reaccionar a tiempo iba a terminar azotado contra el piso. "Creo que nuestra fuerza está casi igualada, en mi condición el tamaño marca mucha diferencia, pero aún puedo darle refresco con cuchara." Se dijo con convicción.

Antes de que su espalda terminara contra el suelo, Rōga trató de apresar la parte superior de su oponente con las piernas, tratando de ayudarse de eso para flexionar el abdomen lo suficiente cómo para estirar los brazos y tratar de tomar a Daigo por la camiseta. "¡Pero es no es todo!" Y sin perder un sólo segundo, doblaría los brazos para acortar suficiente la distancia para darle un cabezazo lleno y directo al genin de Kusagakure.

Apenas Daigo llegó a levantar a su rival, Rōga se revolvió sobre sí hasta apresar el cuerpo del boxeador.

«¿Qué...?»

De pronto, las manos del Amejin se aferraron a la ropa del peliverde, a la vez que lanzaba su frente con fuerza para impactar con la cabeza del boxeador.

Demonios, se acercaba rápido, demasiado rápido y a esa distancia era imposible esquivarlo, pero tenía que hacer algo al respecto, tenía que...

*Clonk*

Las frentes de ambos genin chocaron en un cabezazo mutuo que hizo que Daigo dejara caer a Rōga y reculara un par de pasos, mareado.

Apenas un segundo después y con algo de distancia, Daigo agitó la cabeza y volvió a ponerse en guardia para volver a la acción.

—¡Auuuuh!— Chilló cuando su magnifica táctica fue copiada por el enemigo, provocando que las cabezas de ambos chocaran entre sí.

Rōga cayó de sentón, atontado por el golpe y con una sensación palpitante en el cráneo. "Arrrg. Demasiado iguales, ¡demasiado iguales!" Se sacudió un poco la cabeza, mientras se acomodaba tras la caída, alzando nuevamente la mirada en un tono desafiante. "Esto no puede seguir así, debo superarlo de algún modo." La idea de un empate en igualdad de condición le provocaba ardor, era algo que no podía permitirse. "Muy bien, hora de estrenar las neuronas." Otro ataque frontal iba a acabar bastante mal, debía ser astuto y abrir la guardia de su contrincante. "El asunto radica en cómo diablos voy a lograrlo." Bufó.

—No hablas mucho cuando estás a media pelea, ¿eh?— Rompió el silencio para ganar tiempo. —Que los puños hablen por nosotros— Una vez más se levantó para emprender carrera contra su oponente.

Esta vez su ofensiva constaba de avanzar por el lado derecho de su oponente, tratando de lanzar un golpe de antebrazo con la zurda hacia el costado de su rival. "Sí me precipito leerá mis movimientos, debo contenerme y tratar de acortar la distancia por ahora."

Éxito, el impacto había sido suficiente para evitarle una situación de desventaja al boxeador y devolver la pelea a un estado neutral donde nadie llevaba la ventaja.

—No hablas mucho cuando estás a media pelea, ¿eh? —dijo Rōga—, Que los puños hablen por nosotros.

La sonrisa del boxeador se ensanchó un poco más mientras su rival corría, demonios, esto empezaba a ser muy divertido.

Daigo pivotó hacia la derecha sobre su pie delantero para evitar el flanqueo del amejin e inclinó levemente su cuerpo al mismo costado a la vez que bajaba el brazo para absorber el impacto con el antebrazo bien pegado al cuerpo.

«¡No voy a dejar que impongas el ritmo tan fácilmente!»

Tan pronto como recibió el impacto en su brazo, Daigo se impulsó girando su pie derecho, la cadera y finalmente todo el cuerpo para lanzar un potente derechazo ascendente estilo uppercut buscando el mentón de su rival.

Bien plantado en el suelo, Daigo ni siquiera mantuvo la guardia con su otro puño ante una posible represalia. Estaba preparado para un intercambio de golpes simple y sin rodeos.

"Justo cómo me lo esperaba." Pensó cuando Daigo interceptó su movimiento. "Lo único malo es que no voy a salir tan bien librado de esto cómo hubiese querido." Se lamentó al ver el puñetazo que se aproximaba a su cara. "Es un sacrificio si quiero ganar esta pelea." Hizo acopio de fuerza para resistir cómo mejor pudiera cuando recibió el impacto en su quijada.

Sí bien el impacto fue brusco, ni lento ni perezoso reaccionó para ejecutar su plan. Aprovechó la cercanía para tratar de atrapar el brazo de su rival, forzando con sus propias extremidades para que este flexionara el codo. "No soy tan simple cómo eso." De lograrlo giraría levemente sobre su talón derecho a su vez que colocaba su pierna izquierda por delante de la del rival, con el único propósito de ejercer fuerza en su tobillo para desestabilizarlo y tumbarlo al suelo, ayudándose de su propio peso y la llave al brazo de su oponente para tirarlo al piso.

—¡Ragh!— Debía aprovechar la apertura de su oponente y castigarle por ello.

*BAM*

El puño del boxeador conectó de lleno en su objetivo, golpeando y agitando fuertemente la cabeza de de su contendiente, pero aquello no sería suficiente para hacer retroceder a Rōga, quien ya se había preparado para recibir el impacto con una segunda intención.

Sorprendido por la rápida respuesta del Amejin, Daigo intentó dar un rápido hacia su derecha para escapar de la llave de su rival. Grave error, pues Rōga había sido previsor y ya tenía su propio pie colocado para bloquearle el paso.

Inevitablemente el peliverde calló de espaldas en el suelo, pero no sin antes aferrarse fuertemente a su rival para evitar una posición de desventaja.

Tan pronto como su espalda tocó el suelo, Daigo dio su mayor esfuerzo en rodar y amortiguar la caída para inmediatamente después levantar su cadera hasta que solo las plantas de sus pies y su cabeza estuvieran apoyadas en el suelo.

«Uno, dos, VAMOS».

En un solo movimiento, Daigo intentó pasar a Amejin por encima suyo, rodando e intentando liberarse con ello de su llave para volver a levantarse y retroceder un paso, en guardia.

"Otra vez..." Pese a que había logrado aprisionar a su oponente, este rápidamente maniobró para sacarse de encima al Yotsuki, el cual prefirió ceder y dejarlo libre ya que era obvió que no iba a poder mantener el agarre estando tan parejos en presteza. "No hay lugar para la frustración, pero sí dándolo todo no es suficiente, ¿qué es lo que necesito?" Reflexionó mientras su oponente lo lanzaba, ante lo cuál el genin de Amegakure se dejó para no caer con demasiada brusquedad y evitar así el daño. "Él tampoco da señales de querer conceder este combate." Rodó sobre su hombro hasta quedar nuevamente agachado, alzando la vista para mirar cara a cara a su oponente.

—...— Ya no tenía interés en dedicarle más palabras a su rival, no era necesario. Él mismo no se había percatado de lo concentrado que estaba en luchar contra aquel chico de cabellos esmeralda, siendo estaba al borde de volverlo un asunto personal.

Se puso de pie nuevamente, sin quitarle el ojo de encima ni un sólo segundo a Daigo. Incluso se tomó su tiempo para tronarse los dedos de las manos antes de colocarse nuevamente en su postura de combate inicial. "Un lobo no conoce la palabra rendirse."

Aprovechando la tregua momentánea que ambos genin parecieron haberse dado, Daigo aprovechó aprovechó para cerrar bien su guardia y empezar a balancear su cuerpo de lado a lado sin perder de vista a Rōga.

—Ya va siendo hora de subir un poco el nivel, ¿no crees?

Mientras hablaba, un chakra verdoso empezó a arder en los brazos y piernas del boxeador a la vez que su balanceo se hacía cada vez más veloz.

—A esta técnica la llamo Hachi, es una técnica incompleta, pero es uno de los pilares de mi propio estilo de Taijutsu —anunció—, ¡veamos que tal te defiendes de esto!

El chakra del peliverde empezó a arder con más fuerza, anunciando su ofensiva e impulsando su carga hacia el Amejin.

Apenas los puños del boxeador estuvieron a rango del cuerpo del Amejin, Daigo lanzó un directo de derechas directo a la nariz de su oponente

—¡Ichi!

Luego y sin cortar su movimiento, con su pierna izquierda dio un paso hacia la derecha de su rival, flanqueándolo por completo y pivotando sobre el mismo pie para lanzar un gancho ascendente a su hígado con la zurda, seguido por un uppercut a la mandíbula con la misma mano.

¡Ni, san!

Para finalizar, Daigo rodearía a su rival por la espalda hasta quedar en su otro flanco y lanzar un potente puñetazo descendente estilo overcut directo al pómulo de su rival.

¡YON!

El peliverde estaba bastante relajado y concentrado, sin inmutarse ante nada que pudiese hacer el Yotsuki para intentar aplacarle. De hecho, no sólo se atrevió a decir que debían aumentar la intensidad de la contienda, sino que en un acto de extrema confianza, cometió la osadía de anunciar y presumir sobre una supuesta técnica única a su oponente. "¿De su estilo propio de Taijutsu?" Pensó Rōga mientras notaba que el chakra de su rival se acumulaba a tal punto de verse visible.

Sin más dilación, Daigo se lanzó a la carga contra el de cabellos azulados, el cuál se vió sorprendido por la velocidad de la ejecución. "¡Me lleva la...!" Apenas tuvo tiempo para reaccionar ante el primero golpe, contra el cuál su única opción fue inclinar el cuerpo hacia la izquierda y ladear la cabeza en la misma dirección para evitar recibir el puñetazo en toda la cara, el cuál pasaría a escasos centímetros de su mejilla, mientras aquel chakra que simulaban llamas hacía ondear su cabello. "Esto no está bien" Recién había esquivado el golpe inicial, cuando su oponente ya se había re-posicionado para asestarle un segundo golpe en su vientre qué le sacó algo de aire. "No quieras lucirte delant-" Ni siquiera tenía tiempo para maldecirle mentalmente, pues un tercer golpe impactó en su mandíbula.

Aquello era imperdonable, aquel ninja de la Hierba se quiso pasar de listo, tratando de domar con sus golpes al de orbes dorados cómo si fuese un cachorrito. "No." El de Amegakure hizo esfuerzo para seguir con el rabillo del ojo a un Daigo que planeaba dar el golpe de gracia, rodeándolo para coronar su espectáculo. "Provoques."

Los ataques del boxeador no eran demasiado potentes, por lo que no era tan complicado recuperarse de ellos. "Al." Fue entonces qué la mirada de Rōga se afiló, aprovechando el intervalo de tiempo en el que su contrario se disponía a propinar su remate.

"LOBO." Un movimiento tan simple cómo agacharse mientras giraba sobre su talón izquierdo, deslizando la diestra al raz del suelo en búsqueda de la única zona dónde el de ojos azules no tenía guardia. —¡Konoha Reppū!— Terminaría de nombrar su técnica justo tras su ejecución, con toda la intención de tumbar al piso a aquel insolente.


CK – –

—¡Konoha Reppū!

En el último momento, justo antes de que el golpe de gracia impactara en Rōga, este se agachó y giró sobre sí mismo, barriendo ambos pies del peliverde y tirándolo al suelo.

—¡Agh! —se quejó en cuanto su espalda impactó en el suelo—, Buena esa, me has pillado.

Todavía no era lo suficientemente rápido ni lo suficientemente fuerte para hacer su técnica efectiva del todo. Pero aún así le había parecido digno de elogio que Rōga haya sido capaz de contrarrestarla incluso antes de que acabara.

Apoyándose en su mano izquierda, el peliverde se sentó en el suelo y estiró la mano derecha hacia el Amejin formando el sello de reconciliación.

—Gran combate, muchas gracias —dijo, sonriente—, si quieres podemos repetirlo otro día, pero no será un sparring. Será un duelo.

Lo había logrado, era indiscutiblemente el ganador del encuentro? "¿Entonces por qué no estoy satisfecho?" Sentía un vacío en su pecho, cómo si la victoria estuviese incompleta. Era verdad que el duelo había sido reñido y divertido, pero el desenlace no era suficiente para llenar ese anhelo de gloria en su corazón. "Ese jutsu..." Era terrible admitirlo, pero el Yotsuki se había encandilado con aquella lustrosa técnica que Daigo había mostrado; simplemente, majestuoso.

—Tch— Chasqueó la lengua, frustrado consigo mismo. —Tú estuviste fantástico— Le elogio con solemnidad.

Un extraño sentimiento le invadía, uno que no recordaba haber experimentado en otras ocasiones. Se sentía cómo veneno, algo que carcomía sus deseos. "Esto... ¿Esto es a lo que le llaman envidia?" La última técnica ejecutada por el genin de Amegakure fue lo suficientemente precisa y directa para finalizar la pelea, pero no tenía nada de especial, pues era un movimiento que todo adepto del taijutsu debería dominar. Él necesitaba algo único, algo cool.

Daigo reconoció a su oponente, y el chico de orbes de oro no iba a deshonrar aquel acto. No sólo respondiendo con el gesto del agradecimiento, sino que también le tendió la mano al de cabellos esmeralda para ayudarlo a levantarse.

—Realmente, me has dado ansias por enfrentarme nuevamente a ti— Sonrío nuevamente, más no era una ególatra, sino una sobria y respetuosa. —Desearía qué la próxima vez, fuese yo el que tenga algo que mostrar. Haré una plegaria, para que nuestro próxima encuentro sea un duelo justo, y no en un campo de guerra—. Remató, seriando su rostro.

Pese a todo, Rōga estaba muy consciente de que las sombras del conflicto acechaban en aquella época turbulenta. Para él, sería trágico tener que verse obligado a luchar cómo un soldado en contra de un digno rival sólo por estar en bandos distintos.

Aceptando el final de su encuentro, Rōga no solo había efectuado el sello de reconciliación junto al peliverde, sino que también le dio la mano para ayudarlo a levantar.

—Realmente, me has dado ansias por enfrentarme nuevamente a ti —dijo—, desearía qué la próxima vez, fuese yo el que tenga algo que mostrar. Haré una plegaria, para que nuestro próxima encuentro sea un duelo justo, y no en un campo de guerra

Aquel comentario pilló del todo desprevenido a Daigo, quien no se esperaba para nada que sacara el tema justo en ese momento.

En el fondo y a pesar de su apariencia descuidada, Rōga parecía preocuparse tanto como cualquier otro por la situación actual.

—Solo podemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para evitarlo —dijo, radiante.

De alguna manera escuchar la preocupación de Rōga respecto a todo el asunto lo llenaba de determinación, y le recordaba que debía hacer todo lo que estuviera en su mano para que nadie tuviera esa clase de miedos.

—Yo también tendré mucho más que mostrar la próxima vez que nos enfrentemos —dijo, con una sonrisa de oreja a oreja—, yo tampoco voy a dejar que me opaques, raito?

Y ahí estaba de nuevo, aquella irritante confianza que el Tsukiyama irradiaba ante aquellos que le miraba. El joven Yotsuki no estaba del todo seguro de sí un simple genin podría interceder para poder frenar los conflictos del mundo. De por sí, el siempre se vio ajeno a ello, pues ellos eran soldados al mando de los Kages, los más fuertes entre todos los shinobis. Ni siquiera estaba totalmente seguro de la razón por la cuál el Pacto se había roto, siendo que las versiones oficiales eran la "verdad" más cercana a la que podía tener acceso. Siempre pensó, que aquello nunca estuvo en sus manos. "Pero él..." Se maldijo a sí mismo, ¿cómo podía anhelar tanto la gloria?, sólo para luego dudar de si mismo cuando se trataban de cosas importantes. "Es que seré estúpido, es mi turno de ambicionar lo imposible." Inconscientemente, el chico de los ojos esmeralda inspiraba a Rōga.

—¡Ja!— La clásica sonrisa del niño de los ojos dorados se dibujó nuevamente. —Si fueses cualquier otro tarado, te diría que dices puras idioteces. Sin embargo, por esta vez, te voy a dar la razón en eso— Se cruzó de brazos con señal de confianza. —No quieras ser el héroe tú solo— Se burló.

Mientras escuchaba al peliverde, pudo notar cómo este trataba de imitar la forma de hablar del Yotsuki, desafiándole con sus propias palabras, ante lo cuál el genin de Ame se puso a carcajear al ver los problemas de pronunciación de su interlocutor.

—Buen intento dude, pero te falta mucho para ser tan cool cómo un servidor— Dijo mientras se arreglaba el fleco, resaltando sus mechones multicolores al deslizar sus dedos entre sus cabellos —You know?

El momento sombrió pasó tan rápido cómo vino, pero ya que había encontrado un digno rival, al menos podría aprovechar para saber más sobre el asunto.

—Una última cosa; te quiero preguntar algo al respecto sobre, la tensión actual— Anunció —¿Tú sabes qué paso exactamente en los exámenes chunin? Yo ni siquiera me había graduado para cuando eso ocurrió. Entre rumores y demás, me cuesta fiarme de la información— Soltó la incógnita sin tapujos. —Quiero escuchar la versión de alguien ajeno a mi villa para tener una visión más imparcial del asunto.

—¿Lo que sucedió exactamente? —repitió Daigo y se cruzó de brazos—, verás...

Aquel día pasaron muchas cosas y Daigo en verdad no tenía ni idea de la mayoría a pesar de haber estado allí. Solo tenía su propio punto de vista y un par de medias verdades que escuchaba por ahí.

—Pues todo comenzó con el combate entre Aotsuki Ayame y Uchiha Datsue —dijo—, ambos parecían tener algo... personal, porque Datsue la provocó a más no poder hasta que...

Daigo juntó ambas manos parcialmente cerradas antes de abrirlas y separarlas de golpe, simulando una explosión.

—De pronto un chakra blanco empezó a envolverla y le aparecieron cuernos y... colas —suponía que Rōga ya tenía una idea de lo que significaba—, y entonces lanzó una especie de rayo que se iba a llevar a Datsue y probablemente a toda la grada por delante.

Tembló un poco recordando el miedo que pasó, pero no podía dejarse llevar porque probablemente se le olvidaría que aquella no fue Ayame, sino la bestia que tenía sellada.

Los jinchuuriki deben ser respetados, pues son las jaulas que mantienen al mal sellado dice el dicho, pero demonios, tiene que ser muy difícil hacer de jaula cuando tienes toda la presión de fallar encima, cuando eso es lo que puede pasar cuando flaqueas.

—Datsue pudo absorber el rayo de alguna manera y varios ninja saltamos para intentar calmar a Ayame de alguna manera —en su caso no tuvo mucho éxito, solo consiguió llevarse unas quemaduras y un fuerte coletazo—, fue entonces cuando un ninja del remolino apareció y de alguna manera teletransportó lejos tanto a Ayame como a un shinobi de la lluvia y una kunoichi del remolino.

Ese ninja del remolino era indudablemente Uchiha Akame, el ganador del torneo de los dojos. Cualquiera lo reconocería.

—A partir de ahí todo se lio aún más. Shanise intentó matar a Datsue, o sacarle información de adonde se habían llevado a Ayame y al resto, o las dos cosas a la vez, no lo sé, pero por suerte Hanabi lo salvó, porque de lo contrario estaría muerto —casi le costó pronunciar eso último, era difícil imaginarse como hubiera acabado todo si hubieran matado a Uchiha Datsue allí mismo—, Datsue huyó por órdenes de su Kage y un compañero mío lo intentó detener, yo... lo seguí, pensaba que tenía un plan.

Se rascó la nuca, algo avergonzado, probablemente hubiera podido haberlo hecho mejor.

—Mi compañero intentó detener a Datsue, un perro se interpuso, yo empujé a un chico y otro compañero fue directo a pegarle a Datsue, no sé por qué —dijo—, probablemente no se hayan llevado un buen recuerdo de nosotros.

En ese momento le hizo algo de gracia, pero la verdad es que se sentía horrible por haberla liada tanto en la propia casa de los Uzujin. Tendría que haberlo hecho mejor.

—La kunoichi del remolino apareció y escuchamos como le dijo a Hanabi que Ayame y su compañero se encontraban en el hospital, así que le avisamos a Yubiwa para asegurarnos de que no pasaba nada raro —recapitulando, quizá había exagerado un pelín—, al final los entregaron sin un rasguño y pudieron volver a su aldea, el resto es historia.

En resumen, aquello era todo lo importante que Daigo conseguía recordar de aquel día. Pero ahora que tenía a Rōga, un amejin, en frente no quería desaprovechar la oportunidad de preguntar.

—¿Conoces a Aotsuki Ayame o a Amedama Daruu? ¿Sabes si se encuentran bien?

—Wait, ¿estuviste presente?— El Yotsuki no se esperaba para nada ese hecho, aunque de esa forma sabría que la explicación sería bastante precisa en ese caso. —Así que lo viste en primera fila— Era lo único que podía afirmar, pues la explicación del peliverde era bastante extensa.

Rōga si bien era alguien difícil de alterar, se mostraba altamente sorprendido por todo el discurso de Daigo. No tenía tiempo para preguntar al respecto, había demasiados involucrados en el asunto y para su mala suerte el genin de Ame no tenía ni puta idea de quienes eran las personas a las que Daigo estaba nombrando, pero al menos se esforzaba en tratar de discernir los detalles para comprender las implicaciones del asunto.

"Uchiha Datsue y Aotsuki Ayame, dos participantes del examen... Demonios, por lo que me dice, ¿nuestra jinchuriki se salió de control a la mitad del encuentro? Mierda, sí con esas estamos con razón se rompió el pacto. Joder, que es peor de cómo me lo contó el abuelo, realmente en ese caso hay poca cosa que podamos hacer para revertir el daño." No podía opinar nada al respecto, ese bombazo de información era tan pesado cómo para digerirlo en eso momentos. Sin conocer directamente a los implicados, no podía juzgarlos en ningún sentido. "¿Shanise? Demasiados nombres y él que me habla cómo si yo supiera de quienes se tratan. Aquello sólo lo confundía más.

—A ver, ¿qué tú y otros de Kusa se fueron a meter con los de Uzu entonces?— A juzgar por sus palabras, Yubiwa debía ser algún superior de los ninjas de la Hierba.

—Amigo, qué locura...— No tenía nada más que decir, todo tenía la pinta de ser un malentendido bastante horrible, con consecuencias bastante graves. Estaba incrédulo ante toda esa explicación, era cómo la trama de una película.

Se le era imposible expresar algo, trataba de procesar la información para encontrar alguna respuesta pero su mente era una tormenta de ideas y dudas. Fue entonces que Daigo le sacó de sus pensamientos, pregúntando justamente por el bienestar de la chica y de otro nombre que se le volvía totalmente ajeno.

—Lamento decirte que no, no los conozco— Extendió las manos en gesto de resignación, cómo quién muestra que no tiene nada. —De todas las personas que me mencionaste, apenas y sé que Hanabi es el Uzukage, pero de ahí estoy más perdido que chucho en procesión— Dijo bastante desanimado. —Cómo te dije al inicio, yo aún era un estudiante cuando todo esto ocurrió, no he conocido siquiera a otros ninjas de mi villa. Entenderás que en este caso yo no soy más que un novato que no tiene nada que pintar en este asunto, pero si en determinado momento la situación empeora y se sale de control yo voy a resultar involucrado en la disputa sí o sí por el simple hecho de ser un shinobi de Amegakure— Sonrió con tristeza. —Lamento en serio no poder ser recíproco y poder brindarte más información sobre las personas que te preocupan. No quiero conformarme con darte las gracias, así que sí alguna vez me los encuentro, puedo decirles que tú deseas saber sobre su estado o qué les mandas saludos. Es lo único que se me ocurre para compensarte.