Taeko agitó las manos frente a sí.

"¡Lo sé! Sé que no eres una especie de pervertido. Es solo que... Fue mi primer..." La palabra beso no alcanzó a formarse en sus manos. Su rostro estaba rojo, y su expresión pasaba de avergonzada a nerviosa, a simplemente apenada.

"Perdón" dijo de nuevo con señas, y luego extendió su mano hacia él, en una ofrenda de paz e inicios nuevos. Si bien no comenzaron mal su amistad, podría haber estado mucho mejor sin esa acción tan impulsiva. Tal vez para el rubio no fuese algo importante, tal vez entendía que siendo ninja no podía darse lujos románticos, tal como pensaba Taeko. Pero ella se había imaginado mucho cómo sería. O con qué tipo de persona.

Si él respondía a su gesto y tomaba su mano, le sonreiría ampliamente, y su rencor se difuminaría lentamente, dando lugar a una sentimiento de amistad creciente. Después de ello, se dirigiría a Kumopansa, haría las mismas señas para disculparse, y le extendería la mano, esperando que él le tendiese una de sus patitas de arácnido.

No sabría qué hacer entonces. ¿Entrenar? Sería un objetivo muy fácil para Yota, pues sabía que él era mucho más poderoso que ella. Tal vez solo podrían mostrar qué tanto habían mejorado.

"No sería mucho de mi parte..." pensó, algo desilusionada de su práctica en las artes shinobi.

Cada vez estaba más roja, bueno eso era en parte por la propia vergüenza de aquel beso del pasado, pero sentía que me intentaba transmitir que estaba arrepentida por lo que acaba de pasar en aquel preciso lugar y la patada a la pobre Kumopansa. aunque a decir verdad, un poco se lo había buscado.

Las manos de Taeko se unieron, formando distintas formas para convertirlas en palabras.

— Si te digo la verdad, también fue mi primera vez

Taeko extendió su mano para estrecharla con la mía y acabar con aquel mal ambiente que se había creado de la nada. Parecía querer empezar de nuevo. Olvidar aquel beso, la patada a Kumopansa, la verguenza de toda aquella situación. Reset. Borrón y cuenta nueva.

— Pero supongo que hacer borrón y cuenta nueva es lo más acertado

Tomé su mano con delicadeza, flexioné las rodillas como si estuviese haciendo una reverencia, agachando la cabeza y luego, girando un poco la mano, para que quedase el reverso de la suya mirando al cielo le di un fugaz beso en la mano.

— Empecemos de nuevo, entonces

También había sido la primera vez de Yota, lo que apenó a Taeko, pero la hizo soltar una risita. El chico también parecía aceptar el intento de la fémina de reiniciar su amistad. Comenzar desde los cimientos, tal como debieron de haber comenzado. Los ánimos de Taeko se inflamaron incluso más cuando el rubio tomó su mano.

Sin embargo, Yota le dio la vuelta a su mano y besó su dorso como un relámpago, a la vez que le dedicaba una reverencia. El rostro de la peliplateada se volvió carmesí de nuevo.

"ESA NO ES MANERA DE COMENZAR DE NUEVO, YOTA-SAN." pensó ruidosamente la chica. Pero se contuvo lo que pudo, con una sonrisa congelada en su rostro, y no apartó la mano, sino hasta que Yota la soltó. Creyó que él era simplemente del tipo de chico caballeroso, aunque eso resultara incómodo para otros. Se dirigió entonces, casi como una muñeca a la cual se le cambia de posición girándola sobre su eje, a Kumopansa, y le tendió su mano de la misma manera que con Yota. Esperaba que el arácnido no hiciera un comentario similar al anterior. Aunque si hiciera lo mismo que su compañero, se le haría entre gracioso y (un poco) asqueroso.

"Quisiera que dejáramos este tema de re-presentaciones de una vez por todas..." pensó la chica, buscando algo de alivio.

La peliplateada volvió a enrojecerse cuando le besé la mano, aunque yo estaba demasiado atareado como para percatarme. Temía más otro bofetón que otra cosa, la verdad. Pero no sucedió nada. simplemente mantuvo la mano y no se echó para atrás hasta que dejé libre su mano.

Aquello fue una buena demostración de la gennin en sus intenciones de reiniciar su relación de amistad conmigo y lo valoraba de forma positiva. Ahora solo quedaba... Kumopansa.

Taeko también quería llevarse bien con la jodida araña. Manda cojones.

Extendió la mano hasta la posición de la ocho ojos, quizás con la esperanza de que esta vez supiera comportarse y de forma cautelosa, lancé una mirada de aviso a Kumopansa. El arácnido miró la delicada mano de Taeko y luego su rostro, repitgiendo aquello un par de veces más y luego...

... Luego saltó sobre su extremidad radiante de felicidad, así lo denotaba su erizado bello y la intensidad de sus orbes carmesí.

— ¡¿Quieres jugar?!

Al ver aquello me llevé la mano a la frente de forma automática sin saber exactamente como reaccionar.

«Maldita sea... ¿No podía tocarme una araña normal?»

Tal vez el animal no entendía bien cómo saludaban los humanos, o tal vez simplemente hizo caso omiso al gesto de Taeko, o no lo entendió. Kumopansa saltó al brazo de la peliplateada con lo que parecía un gesto amistoso, o al menos así lo mostraba lo que decía.

Por un segundo, Taeko se paralizó. Después, un escalofrío casi visible recorrió el cuerpo de la kunoichi. Tuvo el impulso de sacudir su mano, pero se contuvo.

”No es una araña salvaje. No es una araña salvaje. No es una araña salvaje. Es una invocación. Es inteligente. Es amigo de Yota-san. No me hará daño. No es una araña salvaje. No es una araña salvaje.” pensó, controlando sus impulsos tras varios segundos, a la vez que esbozaba una sonrisa nerviosa.

Levantó lentamente su pulgar izquierdo en señal de afirmación, intentando dar a entender a Yota que no tenía nada en contra de él ni de Kumopansa. A pesar de que no dejaran de ponerla nerviosa. La kunoichi le sonrió a la araña y luego bajó la mano, intentando darle pauta a que bajara de ella. No le parecía mala, ni fea, ni amenazante. Pero había algo en ella que le ponía los pelos de punta.

”Es una araña, después de todo. Cielos. ¿Es eso discriminación? ¿Prejuicio? ¿Racismo? Ahm… ¿Especismo? Creo que muy pocos están acostumbrados a tener criaturas de ocho patas caminando por su mano. Y menos si están así de grandes. Pero no quiero ser grosera: es un amigo de Yota-san, no debería de hacerle el feo aunque sea un animal famoso por matar presas mucho mayores en tamaño. Ay, cielos, cielos.” pensó sin borrar la sonrisa de su rostro, y esperando que Kumopansa descendiera de su brazo.

Y descendió después de realizar un suspiro pesado, liberando a Taeko no solo de su brazo sino también de su miedo hacia aquel animal que tan solo quería pasar un buen rato con la kunoichi. Con aquello se firmaba un nuevo comienzo entre los dos gennins en el cual estaba integrado el arácnido, porque donde iba Yota, iba Kumopansa; así que podría decirse que era un nuevo comienzo para los 3.

— Eso es, joder. Algún día dejarás de molestar a la gente

No hubo respuesta de la araña, simplemente escaló por mi pierna hasta mi cabeza, posando su gordo abdomen sobre mi cabeza, anidada en mis cabellos. Entonces volví a centrar mi atención en Taeko.

— Bueno, y ahora que volvemos a ser amigos... ¿Qué hacemos?

Lo cierto es que ya me había enfriado y retomar el entrenamiento me daba demasiada pereza, así que eso lo podía ir descartando.

Taeko sintió que se le quitaban dos sacos de piedra peluda de la espalda cuando Kumopansa bajó de su brazo. Sintió un alivio enorme que no expresó en su rostro. En él solo esbozó una sonrisa muy amable y muy honesta. Estaba contenta de poder haber arreglado su aversión a Yota y su impresión inicial de su invocación.

El arácnido subió al cuerpo de su amigo, acomodándose en su cabellera rubia. El ninja le preguntó sobre qué hacer. La peliplateada lo pensó un momento antes hacer señas con las manos de nuevo.

"Pues estaba intentando entrenar con éstos" Se interrumpió para sacar un shuriken de su portaobjetos por un momento. "Podemos practicar algo de combate, si estás de humor. Aunque te advierto que no soy tan buena..."

Soltó una risita nerviosa. Compararse con Yota no era algo saludable. Había visto en aquella misión que el chico era capaz de hacer jutsus impresionantes (al menos ante la vista de Taeko). Y tomando en cuenta que ella no había entrenado tanto desde entonces, era lógico pensar que el rubio estaba muy por encima de ella en cuanto a fuerza.

"Es algo gracioso, pero triste..." pensó mientras esperaba alguna respuesta de su amigo.

Hubo un breve silencio mientras Taeko juntaba sus manos para volver a crear palabras con sus delicados dedos.

"Pues estaba intentando entrenar con éstos" Se interrumpió para sacar un shuriken de su portaobjetos por un momento. "Podemos practicar algo de combate, si estás de humor. Aunque te advierto que no soy tan buena..."

Incrédulo me la quedé observando ante lo que estaba diciendo.

— ¿Tan buena? — pregunté confuso — ¿Tan buena como qué?

En ocasiones me costaba entenderla y no era por su mudez. Era perfectamente capaz de entender el lenguaje de los mudos, aquel que se realizaba con las manos y los dedos en vez de con las cuerdas vocales que se escondían en el interior de nuestro cuerpo. Simplemente era ella, que a veces era... ¿rara?