Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Si el concinero o alguna de las dos mujeronas esperaban que aquel chico con un parche en el ojo fuese a dejarles en paz tan fácilmente, no tardarían en comprobar que estaban harto equivocados. Kagetsuna, lejos de conformarse con el refresco, se afianzó en su posición y lanzó sin miedo alguno varias bravatas.
La primera en recoger el guante fue la del lado rapado —que se había mostrado más agresiva desde el principio—, irguiéndose en toda su estatura y haciendo intento de avanzar un paso en dirección al ninja. Su compañera, de menor altura pero igual anchura de hombros, la detuvo tomándola del brazo.
Ambas cruzaron miradas que podrían haber hecho saltar chispas.
—Cómo no, shinobi-san. Nosotras ya nos íbamos, de todos modos —dijo la de la coleta, poniendo especial énfasis en la última frase—. Que le vaya bien el negocio, Yemi-san.
La del lado rapado hizo una mueca que se asemejaba a una sonrisa torcida y luego soltó un bufido cargado de sorna.
—Eso, que le vaya bien.
Ambas mujeres se dieron media vuelta y se alejaron de allí, caminando con andares de quien se sabe en su terreno.
Todo había sucedido ante la aterrorizada mirada de Yemi Sin Yemas, que sólo se atrevió a abrir la boca cuando las dos tipas ya se habían perdido por uno de los callejones que salían de la pequeña plaza.
—¡Pero por todos los dioses habidos y por haber! ¿¡Se puede saber qué demonios haces, shinobi-san!? —exclamó el cocinero, alzando los brazos con gesto extremadamente disgustado—. ¡Ay, mi madre, en buena me has metido!
Akame, entretanto, lo observaba todo desde su asiento con mirada analítica. Incluso la kunoichi rubia había dejado de comer su pescado con papas para prestar total atención al suceso.
—Vaya, parece que algo se cuece por aquí, ¿eh? —el Uchiha le soltó la puya directamente a la ninja de Amegakure. Siendo aquello parte de su jurisdicción, el comportamiento más que sospechoso de ambas mujeronas podía poner en evidencia a los ninja de la Lluvia.
"Joder. Me intereso en ayudarle y así es cómo me paga, vaya mierda." Chasqueó la lengua mientras el hombre le alegaba de manera exagerada.
—Deja de ser un pusilánime— respondió con mirada afilada mientras se sacaba un kunai del portaobjetos lentamente. —Sólo me confirmas lo que pensaba. Ahora, escúchame. Estas mujeres claramente te han venido extorsionando, ¿por qué o qué? me da bastante igual. Sin embargo, lo que de verdad me emputa es tu actitud dócil ante un problema. ¿Te enojas con quién trata de darte una mano en vez de mostrar ese mismo carácter con quién sea que te esté acosando? No seas ridículo—. Metió el dedo en la anilla del kunai para darle algunas vueltas y al frenarse apuntó a la nariz Yemi sin que el filo estuviese demasiado cerca para puyarle, pero sosteniendo la mirada recriminante en aquel hombre.
—Si no quieres resolver tu bronca, pues te jodes, ahora me tendrás aquí para estorbarte y solucionarlo. Sácame de quicio y desearás que la verguiada te la den ellas y no yo— Amenazó, aunque realmente no iba lastimar a aquel pobre diablo, simplemente quería amedrentarlo para darle una lección. —Anda, canta y dime cuál es es esa buena en la que te he metido— sentenció mientras alejaba el kunai del sujeto y lo acercaba a su boca para morderlo en al anilla.
"Este tipo es desesperante." No se le había olvidado la comida, pero consideraba que tenía otras prioridades antes de seguir con el almuerzo.
Al parecer luego de las palabras del tuerto las mujeres no hicieron mas que pedir disculpas e irse por su parte, todo parecía haber terminado dentro de todo bien, no había mas discusiones y los allí presentes podían seguir comiendo sus cartuchos de pescado.
El Jounin oriundo de Uzushiogakure pudo ver algo pegado en la espalda de la mujer de cabello mas corto, una mariposa que brillaba pobremente de un color violeta, mariposa que astutamente la rubia guió por debajo del puesto a la altura de los pies de todos los presentes hasta hacerla volar y posarse en la espalda de la misma, en su retirada la kunoichi de cabellos dorados podría oír su charla y saber de que se trataba todo aquello.
Pero entonces un asustado cocinero le increpo al tuerto de porque había hecho, mientras oia la charla de las mujeres, vio como Kagetsuna sacaba un kunai para molestar al pobre Yemi «Vuelves a apuntar ese filo al cocinero y yo misma te daré tantas patadas que podrás abrir una zapateria en tu culo» dijo la voz de la chica claramente dirigida al tuerto....¿pero Kagetsuna como sabría si lo que el escucho, también lo habían oído los demás? «Te haré quedar como loco-oye cosas...yo te enseñare a ser bromista sin molestar a los demás»- fue el pensamiento de la rubia luego de sus triquiñuela
-No las conozco, pero ya me estoy encargando de saber de que se trata todo esto- respondió a Akame, la chica no tenia idea de que el Jounin vio la mariposa pegada a la espalda de la mujer -Se que estas lejos de casa y por tanto fuera de tu jurisdicción...pero planeo buscar respuestas en donde corresponde y no amenazar a las victimas, espero que no telleves una mala imagen de todos los ninjas de nuestra aldea Akame-san- explico la kunoichi buscando una respuesta a su siguiente pregunta -¿Te apetece ayudarme? quiza una muestra de cooperacion entre aldeas afiance mas los lazos en nosotros- pregunto al muchacho al final...aunque lo cierto era que estaba en todo su derecho de negarse «Deberiamos apurarnos antes de que pierda la coneccion con mi oido remoto» no se veia para nada ella sola yendo a hasta alli por sus propios medios y en solitario puesto que no creía que Kagetsuna le ayudara, hasta incluso empeoraría todo
¤ Yamanaka Ichizoku no Terepashī ¤ Télepatía del Clan Yamanaka - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Yamanaka 10 - Gastos: 2 CK/turno, por persona - Daños: - - Efectos adicionales: Comunicación a distancia - Sellos: Ninguno - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 20 metros, línea recta
Esta técnica permite al usuario comunicarse telepáticamente con otras personas sin importar la distancia que los separe; y podrá escuchar los pensamientos de estos. Además, también puede transferir esta capacidad a otra persona tocando su frente.
¤ Yamanaka Ichizoku no Cho Me ¤ Ojo Mariposa del Clan Yamanaka - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Yamanaka 25 - Gastos: 10 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: Espiar a distancia, el usuario queda ciego de un ojo - Sellos: Carnero (Una mano) (Ver descripción) - Velocidad: Instantánea (Creación de la mariposa), Rápida (Movimiento de la mariposa) - Alcance y dimensiones: 20 metros, 5 centímetros la mariposa
Es una técnica en la cual el usuario puede crear con su propio chakra una mariposa conectada al sistema óptico de uno de sus ojos con el objetivo de ver a través de ella y con total control sobre sus movimientos, usado para el espionaje y seguimiento a personas desde la distancia.
La pega de esta técnica es que el ojo físico conectado a la mariposa queda completamente ciego mientras la técnica esta activa.
(Inteligencia < 30) El usuario debe quedarse completamente quieto mientras maneja a la mariposa y debe mantener el sello del Carnero con una mano.
(Inteligencia < 60) El usuario puede moverse libremente pero debe mantener el sello del Carnero con una mano.
(Inteligencia > 60) El usuario puede moverse libremente y no necesita mantener el sello del Carnero.
¤ Alterador (Mimi): El usuario crea la mariposa de igual forma y dimensiones, la diferencia radica en que con este alterador la mariposa ya no ve, en su lugar escucha, debido a que esta conectada a sistema auditivo de uno de sus oídos de dejándole sordo de uno de estos.
Akame alzó una ceja, curioso, cuando vio a la kunoichi de cabellos rubios ponerse en pie con el sello del Carnero formado perfectamente en una de sus manos. «¿Qué hace?» Ni siquiera llegó a advertir la fina mariposa de puro chakra que había volado desde los linderos de Reika hasta colocarse en la espalda de una de las mujeres.
Claro, aquella técnica tenía un rango demasiado corto como para espiar a las matonas desde tan lejos, pero aun así la Yamanaka pudo escuchar algunas palabras antes de que su mariposa se deshiciese por salir del alcance máximo del jutsu.
«¿Qué cojones se ha creído este hijo de puta? El jefe se va a poner hecho una fiera» —la voz de la mujer con el pelo rapado resonó en la cabeza de Reika—. «Meh, ¿de verdad ha traído a ese ninja para que le ayude? Yemi-san, Yemi-san... Te has vuelto demasiado atrevido» —una carcajada por parte de la otra—. «Habrá que enseñarle modales...»
Mientras, junto al puesto de pescado, Kagetsuna se deshacía en palabras para con el cocinero. Éste pareció acobardarse al principio, sus ojos siguiendo la punta del kunai que le amenazaba de cerca. Pero cuando el de Ame terminó su perorata, Yemi Sin Yemas le contestó de la misma forma exageradamente dramática.
—¡Pero de qué hablas! ¿Vienes aquí sin tener ni idea de nada y te crees que vas a salvarnos a todos? —dijo el cocinero, con lágrimas en los ojos—. Tal vez piensas que me has hecho un favor, ¡pues no! Ahora se han ido pero mañana yo seguiré aquí, y mi negocio también. No vas a ser tú el que sufra las consecuencias...
Entonces Yemi Sin Yemas se dejó caer sobre un taburete de madera que había tras la barra y se llevó las manos a la cara, abatido. Tras aquel gesto Kagetsuna pudo ver claramente el por qué de su apodo; las yemas de los dedos del cocinero estaban lisas como papel de pergamino.
Por su parte, Akame se puso en pie para responder a la petición de la kunoichi rubia.
—Bueno, esto parece más bien un asunto de los ninjas de la Lluvia... Pero supongo que no pasa nada por echar una mano. Como gesto de buena voluntad entre nuestras Aldeas —agregó, sonriendo—. Aunque algo me dice que nuestro amigo no quiere ser ayudado, precisamente...
—¡Mi negocio está acabado! El Trucho Torcido jamás me perdonará... ¡Y todo por tu culpa! —se puso en pie, señalando a Kagetsuna.
"¿Huh?" El Senju se sacó el kunai de la boca y volteó en cuanto creyó escuchar la voz de la kunoichi, reprochándole con vanas palabras para que dejara en paz al dueño del negocio. "Ay par favar, que ni siquiera tiene sentido lo que dice." Bufó mientras observaba con muy mala mirada a su lamentable compañera de aldea, ignorando por un instante a Yemi.
Estaba por caminar hacia la Yamanaka para gritarle sus verdades cómo realmente se merecía, pero el mentado Yemi nuevamente agarró carreta en contra de Kagetsuna, aunque en este momento soltó información mucho más interesante. "No sé quién putas me enoja más. Si la shute que habla sin saber nada o este cobarde de mierda." Estaba aumentando muchísimo su malestar, pero debía enfocar ese sentimiento negativo de una manera que pudiese aprovecharlo. Su único obstáculo era la rubia, que probablemente estaría enfocada en arruinar los poco ortodoxos planes del Isa.
—¿Dijiste salvarnos?, ¿HAY MÁS PERSONAS INVOLUCRADAS?— No le sorprendía del todo aquella revelación, era completamente normal que las células criminales tuvieran una zona específica para operar y que tuvieran varios objetos de por medio. Sin embargo, le molestaba la inutilidad del sujeto. —Imbécil— El tuerto no se intimidó en ningún momento ante las acusaciones, sólo afianzaba más su postura ante la situación.
—¿Ya terminaste de justificar tu cobardía?— Dijo con la mayor calma posible, tratando de irritarlo a propósito.
»No, no sé que pasa aquí, y sí, pretendo salvarlos, si esa es la palabra que quieres usar. ¿No cantabas tú orgulloso de la comida que preparas y de este negocio? No lo parece. Sólo eres boca y ya, porque si realmente te importara no dejarías que te pasaran por encima. Te están parasitando, pero en lugar de arreglar la infección decides tomar el camino fácil y sumirte ante el miedo. No aceptaré ninguna palabra tuya de que por amor o cualquier mierda lo haces, porque cuando realmente quieres proteger algo lo haces a costa de todo, siendo que tú no mueves ni un dedo y tampoco dejas que nadie más lo haga— El joven Isa volteó a ver de reojo al Uchiha y a la Yamanaka. No sabía si ellos tenían planes de actuar, pero él seguramente no quería involucrarse si ella estaba de por medio. —Si te desaparecen la raja del culo no será por mi culpa, sino por que te faltan dos huevos ahí abajo. Toma lo de la cuenta— Le tiró el dinero a los pies, aunque nunca terminó de comerse el plato. —Ya no lo haré por ti, sino por el resto de personas que puedan salir perjudicadas por un pendejo que no quiere salir de su zona de comfort— El de cabellos bicolor se giró sobre sus talones, dándole la espalda al sujeto. —Ah, y un consejo: A la próxima pregúntale a tus clientes de que sabor quieren la bebida.
No se despidió ni nada, simplemente se echó a andar para marcharse a algún otro lugar dónde recabar algo de información. "Trucho Torcido, huh, ese es el peor nombre para amenazar gente que he escuchado. Cómo sea, ya con eso tengo suficiente para iniciar una investigación. He de suponer que tiene un buen pusho de guaruras para tener cierto control de la gente." Guardó el kunai de nuevo en el portaobjetos y se metió las manos en los bolsillos de la chaqueta, caminando con la espalda medio encorvada, deteniéndose a la par de dónde se encontraba la kunoichi, sin voltear a verle.
—La próxima vez que quieras criticar mis acciones, al menos ten los ovarios de no hacerlo a mis espaldas— No podía guardarse el comentario, pero una vez dicho, si nada le detenía seguiría caminando hacia algún otro lugar de Colapescado.
2/05/2018, 02:42 (Última modificación: 2/05/2018, 04:25 por Reika.)
Al parecer al tuerto no le había importado la amenaza mental que la rubia le había hecho, poco le había importado en ese momento puesto que estaba escuchando lo que la mariposa logro escuchar hasta que se desvaneció debido a que habían superado la distancia máxima de la técnica.
-Mierda...las perdí- exclamó la kunoichi, incluso mientras Kagetsuna intentaba decirle que le hable de frente, cuando la realidad era que, al menos para los demás presentes, jamas había dicho nada. Este era el momento en que menos le importaba aquel, por desgracia, compañero de aldea y nuevamente inicio la busqueda de aquellas mujeres. La chica cerró su ojo derecho con la mano del mismo lado realizo el sello del carnero, extendio la mano desocupada, en la cual, se formo una pequeña mariposa de chakra color violeta la que pronto estuvo finalizada su creación se lanzó a volar hacia lo alto -La usaré de atalaya, quizá pueda verlas desde lo alto- si con al menos ver que dirección marchaban luego podían seguir sus pisadas
-Por cierto, mi anterior mariposa fue de escucha, intente ver si decían algo acerca de su guarida, pero en su lugar están yendo a hablar con su jefe...- hizo una pausa -Kagetsuna haz metido a Yemi-san en serios problemas...y a tu también lo estas, dijeron que por metiche...por tanto, si, hay alguien mas involucrados...tu- anuncio a los presentes«Meterte en problemas...justo por hacer aquello de lo que me acusas...¿Ironia?»
El Shinobi de Uzushiogakure mencionó que quizá el cocinero no requería ayuda y eso le llamo la atención también. Luego de los malos tratos de Kagetsuna, Reika intentó escuchar su historia -Yemi-san, puede hablar conmigo tranquilo- le dijo con voz amable -cuénteme ¿quienes son estas personas? ¿le tienen amenazado?- algunas cosas no podían hacerse por la fuerza
Pv= 120
Ck= 138 - 10 = 128
¤ Yamanaka Ichizoku no Cho Me ¤ Ojo Mariposa del Clan Yamanaka - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Yamanaka 25 - Gastos: 10 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: Espiar a distancia, el usuario queda ciego de un ojo - Sellos: Carnero (Una mano) (Ver descripción) - Velocidad: Instantánea (Creación de la mariposa), Rápida (Movimiento de la mariposa) - Alcance y dimensiones: 20 metros, 5 centímetros la mariposa
Es una técnica en la cual el usuario puede crear con su propio chakra una mariposa conectada al sistema óptico de uno de sus ojos con el objetivo de ver a través de ella y con total control sobre sus movimientos, usado para el espionaje y seguimiento a personas desde la distancia.
La pega de esta técnica es que el ojo físico conectado a la mariposa queda completamente ciego mientras la técnica esta activa.
(Inteligencia < 30) El usuario debe quedarse completamente quieto mientras maneja a la mariposa y debe mantener el sello del Carnero con una mano.
(Inteligencia < 60) El usuario puede moverse libremente pero debe mantener el sello del Carnero con una mano.
(Inteligencia > 60) El usuario puede moverse libremente y no necesita mantener el sello del Carnero.
La ametralladora de palabras en que se había convertido Kagetsuna seguía descargando su munición, sin piedad ni contemplaciones, contra un cada vez más abatido cocinero. A medida que el genin ponía sobre la mesa su particular visión del asunto, Yemi Sin Yemas iba tintando su rostro de diferentes emociones; primero, ira, luego abatimiento, y finalmente desazón. Acabó por aguantar el chaparrón con los codos sobre la barra y el rostro hundido entre sus manos, murmurando en voz baja palabras inaudibles —que probablemente eran maldiciones contra el propio Kagetsuna, contra su suerte, o contra ambos—.
El joven Isa se despachó a gusto contra Yemi Sin Yemas mientras éste no parecía muy inclinado a contestarle. Tal vez ya había perdido toda esperanza, o tenía miedo del shinobi, o incluso pensaba que sería inútil hablar llegados a ese punto.
Reika, por su parte, realizó algunos sellos más y —ante la mirada interesada de Akame— creó otra de sus mariposas, que voló bien alto para intentar identificar a las matonas, que ya debían andar lejos de allí. Tuvo suerte aun así, porque su animalillo violeta creyó ver las siluetas corpulentas y los andares chulescos de las dos mujeres dirigiéndose hacia el modesto puerto de Colapescado.
Akame, mientras, observaba todo con la discrección de un ninja en territorio extranjero.. «¿"Mi anterior mariposa fue de escucha"? ¿Qué quiere decir eso? Sin duda es una clase de jutsu...» Sea como fuere, parecía que aquella kunoichi había recabado algo de información de las tipejas —y que compartió amablemente con el Uchiha—. «La puta madre, tengo que poner orden antes de que la situación se descontrole. Soy el shinobi de mayor rango, al fin y al cabo», se dijo Akame.
—Bueno, bueno, ¡calma todos! —exclamó el de Uzushiogakure alzando ambos brazos—. Está claro que, lo que quiera que haya pasado aquí, no ha sido un simple malentendido.
Se giró hacia el genin, que ya tenía intenciones de alejarse de allí en solitario.
—Kagetsuna-san, si pretendes investigar el asunto, deberías acercarte y hablar con nosotros. Al fin y al cabo, Reika-san asegura que ya te tienen fichado. Será mejor si no vas tú solo.
Mientras tanto, Yemi Sin Yemas parecía haberse recuperado y ahora miraba a los tres ninjas.
—Ya es inútil... Nunca me perdonarán —contestó a la pregunta de Reika—. Esta gente es peligrosa, y están organizados.
En los ojos del cocinero se podía ver la desesperación que le invadía por momentos.
—Vosotros no lo entendéis... ¡Es imposible enfrentarse a ellos! —se lamentó, y luego se abrió una latita de refresco de naranja. Bebió dos largos tragos—. Están involucrados en todos los negocios de Colapescado... En los que quedan abiertos, al menos. También controlan la poca pesca que el Daimyō nos deja hacer en estas costas. Supervisan las importaciones de Coladragón... ¡Ya sé lo que parece! —se apresuró a gritar, como excusándose, mirando a Kagetsuna—. Pero la gente de aquí no tiene otra alternativa. No tenemos otra alternativa.
Akame alzó una ceja, desconcertado.
—¿Alternativa? ¿A qué se refiere? —quiso saber el jōnin.
—El gobierno de Arashi no Kuni nos abandonó. Amegakure nos abandonó... —Yemi Sin Yemas bebió otro trago del refresco—. Antes esto era un pueblo respetable. Había trabajo para todos en el mar y venía mucha gente de fuera a probar nuestro pescado con papas... Pero eso se acabó cuando llegó el Trucho. Metió mano en todos los negocios de Colapescado, la gente empezó a cansarse, a marcharse del pueblo. Cada vez salían menos barcos al mar, y el Daimyō acabó por reducir nuestra cuota de pesca.
»La mayoría de la gente por aquí se fue, a Coladragón o más lejos incluso, para no tener que convivir con la gente del Trucho Torcido. Ahora sólo quedamos unos pocos.
La rubia le ignoró inicialmente, pues aparentemente estaba realizando algún tipo de técnica. "Suena a algo de espionaje." Sólo para luego echarle la culpa al Isa del problema causado.
—Gracias por decirme algo que ya sabía, cerebrito—. Contestó socarrón, pues aquel último insulto era demasiado para ella. A decir verdad ya se lo esperaba, pues lo raro hubiese sido que no. Además, ¿qué quería que hiciera, dejar sólo al pobre Yemi? Sí él fue quién metió la mano al fuego primero con tal de defenderlo y ahora todos lo trataban como el culpable del problema.
Estaba por largarse cuando el de cabellos oscuros intervino para intentar calmar la tensión entre ambos shinobis, para luego escuchar la explicación del mentado Yemi. El Senju no se movió de su sitio, a lo sumo volteó la cabeza cuando el tendero parecía querer justificarse ante él. Cada palabra le sonaba más trillada que la anterior, le recordaba a una buena película de mafiosos, pero no por ello se amedrentaba.
—Era de esperarse—. Soltó al aire, sin dirigirse a nadie en específico. Volteó nuevamente la vista al frente, dándole la espalda a los demás. —Lo siento nene, pero no me tendrán en el mismo bando trabajando con ella. Sé las consecuencias que acarrea lo que voy a hacer, pero eso ya será problema mío. Créeme, no me quieres cerca, por que si yo hago alguna estupidez a causa de la rubia no voy a responder por mis acciones. Prefiero evitarme discusiones y que me echen la culpa de todo justo cómo ahora.
La Yamanaka no tenia nada porque calmarse, porque al decir verdad, en ningún momento había lanzado ninguna agravio al tuerto, claro...no que el resto de los presentes escuchase dado que había sido telepaticamente.
La chica deshizo su tecnica ocular remota, para poder escuchar atentamente lo dicho por Yemi sin yemas «Arashikage-sama puede ser una mujer dura, pero me niego a creer de que abandone a su gente, simplemente no lo puedo creer» se decia la chica a si misma.
El tuerto nuevamente a la carga en contra de la kunoichi, ella no hizo mas que suspirar pesadamente, no entendia su malestar con ella -Te conoci no hace mucho Kagetsuna, estabas llorando en la puerta de mi casa y me preocupe en preguntarte si necesitabas algo- hizo una pausa, la chica no hablaba con rencor, al contrario estaba mas que calmada -No me meti en tu vida ni nada, solo pregunte si necesitabas algo y desde entonces no haces mas que agredirme y hablar mal a mis espaldas- «Otra cosa ironica, no tienes los huevos de decirme esas cosas de frente»
-Yo no estoy en tu camino, no estuve ni pienso estarlo y si te sirve de algo, las mujeres están en el puerto es donde alcanzo a verlas- le ofreció la información de buenas maneras, pero ella ya se estaba esperando las abucheos sin sentido del tuerto. La rubia deshizo su tecnica, ya sabia donde estaban las mujers y habia dado el dato a Kagetsuna, ya no tenia mas nada que hablar con el, ademas el mismo habia dicho que ya se iba, pero en cambio si estaba interesada en saber de este tal "Trucho"
-Yemi-san, por favor, hableme de este "Trucho Torcido" ¿Hace cuanto que tiene de esta manera a los comerciantes de la zona?- pregunto la kunoichi gentilmente a Yemi sin yemas, queria poder saber algo mas acerca de aquel tipo «¿Y si se trata de algun ninja de Amegakure haciendo abuso de poder?» era lo que la rubia queria creer.
«¿Pero de qué va este tío?», pensó Akame ante la respuesta de Kagetsuna. Claramente en Colapescado se estaba viviendo una situación que podía ser calificada casi de estado de excepción; si las palabras de Yemi Sin Yemas eran ciertas, una organización criminal parecía haber tomado el pueblo sin que ni el Daimyō ni la Arashikage hicieran nada por remediarlo. «Y aun así este muchacho parece tomárselo como un juego...»
Antes de que le diera tiempo a contestar, la kunoichi llamada Reika se le adelantó. Aseguró que sí conocía a Kagetsuna de antes y a juzgar por su relato, el del parche en el ojo no había quedado en un buen lugar precisamente. La imagen que ahora tenía Akame en su cabeza distaba mucho de la apariencia de tipo duro que el shinobi estaba intentando hacerles ver.
—Vaya, eso es bastante esclarecedor, Reika-san —comentó Akame, que se estaba aguantando las ganas de usar aquella información para pinchar al tuerto. La situación ameritaba templanza—. Kagetsuna-san, ya déjate de berrinches infantiles. Eres un ninja, muestra algo de profesionalidad. Está claro que si los tres trabajamos juntos tendremos más posibilidades de resolver esta situación de forma satisfactoria.
«¿Es que no lo entiende? ¿O simplemente no le importa acabar muerto por una tontería así?»
Ante la pregunta de Reika, Yemi Sin Yemas soltó un suspiro de resignación.
—Hace ya unos cuantos años. La gente... Bueno, aquí nadie le ha visto la cara. Pero su brazo es largo y llega a todos los rincones de Colapescado, eso se lo aseguro, kunoichi-san —admitió con cierto abatimiento—. Fija los precios de nuestros negocios, nos exige una "cuota" mensual, como ellos le dicen, a cambio de protección... ¡Protección contra sus propios subordinados!
El cocinero volvió a dejarse caer en su asiento, y la plaza quedó por un momento en completo silencio.
—Ay par favar— El joven Isa rodó el ojo al escuchar a la rubia y luego torció la boca en gesto molesto, cruzándose de brazos luego. "¿Con que queriendo hacerme quedar mal ante los demás, eh? Vaya rastrera que ha resultado ser, peor de lo que imaginaba en un principio. Además el otro tiene los aires bastante grandes, seguramente por ser jounin. Está más que claro que no vamos a poder trabajar juntos en esto, porque no pienso escuchar a este par." Pese a que la otra indicó la dirección a dónde se habían ido las mujeres, seguirlas de esa forma era cómo irse a la boca de lobo, difiriendo totalmente de los planes que él tenía para resolver el problema.
—Sí esperas a que yo actúe responsable y siguiendo al pie de la letra los protocolos, estás teniendo demasiadas esperanzas en mí— Lo dijo sinceramente, aunque no con intenciones de ser cínico cómo lo era habitualmente. —No hay órdenes oficiales para realizar algún operativo en este lugar, si las autoridades han dejado a este sitio olvidado de la mano de Ame No Kami puede que sea por dos razones: O este pueblo es demasiado irrelevante, o la influencia que han llegado a tener los responsables es lo suficientemente fuerte para mantenerlos a raya. Quizás ambas.
»Yo planeo investigar y actuar a mi manera. Cómo esto no es una misión ni hay un mandato que me obligue a trabajar con ustedes, prefiero evitar roces qué claramente se van a dar.
Él no se iba a quedar a escuchar el resto de la explicación, pues podría deducir más o menos la situación sólo con ver el pueblo. "El lugar ha empobrecido al punto que no pueden decaer más." Para cuando Yemi empezara a hablar, Kagetsuna ya se habría dado la vuelta para empezar a caminar con rumbo a algún otro lugar de Colapescado para dar inicio a su plan. "Esto no puede ser un simple caso de extorsión. Está claro que la gente apenas y tiene dinero para subsistir aquí ¿Qué sentido tiene quedarse en un sitio cómo este dónde no puedes sacar más beneficio? Quizás es una tapadera y tienen otro tipo de operaciones criminales. Además, aún queda la fama de tesoros piratas por el lugar, aunque quizás mi búsqueda del oro pueda ir por otro rumbo." Una cosa estaba clara: Alguien tenía que ayudarlos. No era un héroe, nunca ha querido ser uno, pero no podía dejar a sus habitantes desamparados. Podrían decirle lo que qusieran a la cara sobre que era un maleducado o un testarudo, pero no soportaba pensar que el caos siguiera impune.
«Si es su deseo, que vaya solo...» fue el pensamiento de la kunoichi de cabellos dorados al ver a Kagetsuna partir solo. Akame tenia razon en que actuar en conjunto era la mejor opción y claramente le agradaba la forma de ver las cosas del Uchiha «De haber sido compañeros de aldea me habría agradado trabajar con alguien con todos los caramelos en su recipiente»
-Entonces...todo se termina reduciendo a un trabajo de dúo Akame-san- dijo al Uzujin quien veía marchar al tuerto, pero en este momento, para la kunoichi lo mas importante era escuchar lo que Yemi le contaba. Según lo contado por el cocinero, esto ya se sucedía desde hace años y nadie le conocía la cara a este "Trucho" «Bien Reika! querias ser espia...este tu momento de brillar en donde no hay sol» se alentó a si misma, pero lo cierto es que no tenia mucha idea de por donde empezar, era muy poca la información que tenia para iniciar.
-Las matonas que vinieron en primer instancia están en el puerto, quizá este el Trucho allí también o tal vez alguien de su confianza a quienes ella se reporten ¿Que opinas Akame-San?- fue una conjetura muy pero muy limitada por parte de la Amejin, quizá el Uchiha podía, en su experiencia con Jounin aumentar un poco la visión de la chica
Tras dejar claro que no tenía pensamiento alguno de colaborar con el dúo Akame-Reika, el genin tuerto se marchó siguiendo su propio camino. El jōnin se limitó a negar con la cabeza, visiblemente resignado.
«Se piensa que todo esto es un jueguito de entrenamiento de la Academia, por Amaterasu. Solo espero que no acabe degollado en el fondo de algún acantilado, aunque probablemente es lo que se merece. La falta de precaución puede ser letal en esta profesión...»
Luego, se volvió hacia su recién adquirida compañera. «Parece educada, diligente y bastante competente. Y ese jutsu que usó antes... Dijo que "sus mariposas" le habían permitido escuchar a las dos matonas incluso cuando ya se encontraban muy lejos de nosotros. Esa técnica va a ser útil, desde luego.»
Reika expuso su punto y Akame asintió, convencido. Todo aquello parecía un caso de banda criminal organizada, pero además la situación del pueblo le hacía pensar que probablemente Yemi Sin Yemas no les estaba contando todo. Quizás por miedo, quizás por ignorancia.
—Creo que puede ser un buen punto de partida, Reika-san —respondió el Uchiha—. Veamos si podemos hacer algunas preguntas por allí.
El cocinero de pescado rebozado con papas, por su parte, se limitó a volver a su lugar con un inevitable aire de abatimiento. Y, aun así, cuando se despidió de ellos Akame pudo notar el ligero toque dulzón de la esperanza —remota— en su voz.
—Buena suerte, shinobi-san, kunoichi-san... Ojalá tengan éxito, o mucho me temo que algunos —yo incluído— tendremos muy difícil seguir viviendo en este pueblo.
Akame se limitó a dedicarle una sonrisa cargada de toda la confianza que fue capaz de imprimir; aunque no tuvo demasiado efecto. Él nunca había sido un tipo carismático, después de todo. Luego, echó a andar junto a Reika en dirección al puerto de Colapescado.
Llegaron unos quince minutos más tarde, después de bajar por varias calles sumamente empinadas que parecían haber sido excavadas en la propia pared de un acantilado. El puerto consistía en un embarcadero de madera bastante maltrecho y aparentemente demasiado amplio para los pocos barcos que había allí amarrados; todos embarcaciones pesqueras pequeñas, de cascos despintados y velas sucias. Más allá se extendía una cala de arena grisácea delimitada por las escarpadas paredes de los acantilados cercanos.
Al descender el último tramo de escaleras que conducían hasta el embarcadero, los ninjas pudieron ver a una docena de hombres que estaban reunidos junto a uno de los postes donde se amarraban los barcos. Las dos mujeres que habían estado intimidando a Yemi Sin Yemas en su puesto se encontraban también allí, y por la disposición de los grupos parecía que los pescadores no se alegraban de verlas. Gritaban y hacían aspavientos ante las poses duras y chulescas de ellas dos.
De repente, una se adelantó y agredió sin miramientos al pescador que tenía más cerca; le propinó un reverendo puñetazo en la boca que le hizo caer de espaldas, y luego la emprendió a patadas con él. Los demás apretaron dientes y puños, quisieron asesinarla con la mirada, pero no hicieron nada.
Intervenir supondría ponerse en contra de las sicarias de El Trucho y aparecer automáticamente en el radar de los criminales.
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Mientras caminaba por las estrechas calles de Colapescado, Kagetsuna probablemente tendría la sensación de que Yemi Sin Yemas no había mentido en su relato. Aquel pueblo estaba notablemente desierto, los edificios parecían a punto de caerse a pedazos y el estado de la calzada era deplorable. Todo tenía una luz gris, un ambiente taciturno y lóbrego que el cielo constantemente poblado de nubes y la llovizna ocasional no ayudaban a mejorar.
Tras dar una vuelta, el genin podría tener una idea bastante clara de cuáles eran los —pocos— lugares a priori interesantes en el pequeño pueblo pesquero.
Por un lado estaba la calle del mercado, un pasaje techado en el cual se colocaban unos pocos tenderetes que ofrecían algo de pescado, poca fruta y menos verdura. Había pocos comerciantes y aun menos clientes.
Junto al pasaje del mercado había un bar. No era grande ni vistoso, ni tenía un cartel con brillantes luces de neón como los del Distrito Comercial de Amegakure. Más bien parecía un cuchitril pequeño y austero, un local donde apenas cabían seis o siete pequeñas mesas, con una barra de madera y una estantería bastante falta de botellas detrás.
Hacia el Oeste, en dirección al puerto, se encontraba la lonja; un gran edificio de paredes altas y ventanales enormes que, en otros tiempos, gozó de gran actividad. Ahora estaba cerrado —una cadena con grueso candado clausuraba sus enormes puertas— y apenas se veía tránsito por sus cercanías.
Por último estaba la tienda de utensilios de pesca. Se trataba de un local afinado —al menos, en comparación con el resto del pueblo— situado en la excepcionalmente amplia calle que daba salida a Colapescado, junto al camino que partía en varias direcciones; Coladragón, Shinogi-To y demás. El establecimiento parecía bastante más cuidado y pulcro que cualquier otra cosa en el pueblo, aunque su afluencia de gente era similar y cercana a cero.
Hecha aquella primera vuelta de reconocimiento, estaba en mano del Isa dedicir por dónde empezar sus pesquisas.
No se si esta trama sigue pausada, estuve esperando la respuesta de Kagetsuna pero recientemente me di cuenta de que incluso perdió su color...básicamente estoy harta de las tramas canceladas...Por lo que decidí mi parte seguiré
Estaba todo dicho de momento, Kagetsuna había partido por cuenta propia, el Uchiha confirmó el punto expuesto por la kunoichi. La sonrisa que se dibujó en el rostro de la Amejin fue un intento de dar seguridad al viejo cocinero -Muchas gracias Yemi-san, haremos lo mejor posible- fue la respuesta de la rubia antes de girarse en la dirección de los muelles.
La caminata no fue muy larga, 15 minutos tal vez, la rubia ya no estaba monitoreando la zona desde las alturas, prefería conservar su chakra por si todo se salía de control. De momento, todo lo que veía se parece a la zona en donde se encontraba el local gastronómico de Yemi sin yemas: reinaba la decadencia en sus calles, puestos y navíos.
-Akame-san..mira...alli- Indicó al Uzujin en voz baja, había visto a una de las agresoras de Yemi asiendo lo propio con uno de los pescadores que allí se encontraban reunidos, el grupo de hombres abucheaba el proceder de las mismas, pero nadie se atrevía a mover un dedo.
La chica respiró profunda y pesadamente, era su primera vez en una situación de esta índole, no sabía cual seria la mejor forma de proceder, quizá lo mejor seria observar y seguirlas hasta dar con alguien que estuviera al mando de ambas mujeres «ver como golpean a la gente de mi país no me agrada...desgraciadamente es necesario para poder llegar hasta "El Trucho"»
El joven jōnin permaneció en su sitio, sin inmutarse, mientras sus ojos no perdían detalle alguno de la noble paliza que se estaba sucediendo a unas cuantas decenas de pasos más allá. La sicaria golpeaba con extremada saña al pobre pescador, que no podía más que tratar de cubrirse la cabeza y el vientre con manos y piernas respectivamente, y de vez en cuando pedir clemencia entre sollozos ahogados por las patadas de su agresora.
Reika no parecía dispuesta a intervenir, de modo que Akame optó por la prudencia. Al fin y al cabo, estaban en Arashi no Kuni; si alguien debía tomar la iniciativa era la kunoichi bajo cuya jurisdicción estaba Colapescado.
Cuando la mujer terminó de peinarle el lomo al pescador, tanto ella como su compañera dijeron algunas palabras —que los ninjas no pudieron escuchar pero que de seguro no eran agradables— al resto de los hombres allí congregados y se marcharon. Al pasar junto a los shinobi se les agrió el rostro, y una de ellas pareció a punto de decirles algo; pero la otra la disuadió, de forma similar a como había hecho en el puesto de Yemi Sin Yemas, de modo que acabaron por pasar de largo.
—Hum, quizás deberíamos comprobar el estado de ese hombre —sugirió Akame a su compañera, para luego acercarse al grupo de pescadores.
Los hombres en principio no les prestaron demasiada atención, ocupados como estaban en ayudar a su compañero malherido y discutir airadamente sobre lo que acababa de suceder. Sin embargo, cuando los ninjas estuvieron suficientemente cerca, varios pescadores se percataron de su presencia.
—¡Shinobi-dono! ¡Kunoichi-san! —exclamó uno, visiblemente alterado—. ¿Han visto lo que acaba de suceder aquí? ¡Tienen que hacer algo, por Ame no Kami! Miren cómo han dejado esas dos brutas al pobre Shinosuke-san.
Sin embargo, otro salió al paso rápidamente.
—¡No! Olvídenlo, aquí no ha pasado nada. Ha sido sólo una pelea... No hay de qué preocuparse —aseguró, mas su voz se notaba poco convencida. Parecía asustado—. ¡No hay nada que ver!
El que había hablado primero se revolvió, ofendido.
—¡Hisao-san, con el debido respeto, esta situación no puede continuar!
Pronto los demás pescadores se sumaron a la conversación, entre griterío y malas caras; unos apoyaban la postura de pedir ayuda a los ninjas del primer hombre, y otros parecían estar de acuerdo con el llamado Hisao.