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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Estaba amaneciendo en Amegakure, el sol se pudo vislumbrar entre las nubes pero fue por poco tiempo, cómo era habitual las nubes cubrían el cielo con tonos grises y negros y a la vez cubrían con su manto de lluvia toda la aldea generando una gran sensación de frialdad y humedad por todo el lugar. Mientras eso sucedía un despertador resonaba en la residencia sarutobi ensordeciendo a su vez el sonido de las lluvias. No pasó mucho tiempo, cuando una mano bastante pálida dio un golpe al despertador para apagarlo. El joven genin recién graduado se incorporó y miró el calendario de la pared, finalmente había llegado el gran día, era el día de conocer quienes de los compañeros de la academia serían sus compañeros de equipo y quién de todos los jounin de Amegakure sería su sensei y capitán de equipo.

Sin rastro de pereza se levantó de un salto y fue derecho a la ducha para así despejarse entre otras cosas... Una vez terminó se puso sus mejores ropas arregló su habitación y bajó a desayunar, estaba tan nervioso por ir a la academia que a penas se comió un bol de arroz y unas piezas de fruta junto con un vaso de leche. Prácticamente engulló toda la comida, subió de nuevo a lavarse los dientes, agarró un paraguas y se dispuso a salir a la calle. - Hoy ni la lluvia me podrá fastidiar el día... Bueno vamos allá, que ganas de conocer al equipo y comenzar a hacer misiones... Dijo el joven mientras atravesaba el patio de la casa y salía a la calle.

Caminaba tranquilamente por las calles de amegakure, su casa estaba muy lejos de la academia por lo que tenía un buen paseo hasta su destino, sin embargo, eso era buen pues podía aprovechar para tranquilizarse y calmar los nervios que tenía desde que hace una semana se tuvo que cancelar la graduación y la presentación de equipos debido a que uno de los Jounin estaba ausente y no lo localizaban... Aquello recordó al joven de cabellos negros que había profesores que no eran muy responsables lo cual le arrancó un pensamiento que por un momento le tuvo inquieto. <<- Espero que ese maestro del que todos hablaban no sea mi maestro... nah, hay muchos, la probabilidad es baja... >> Pensó el genin y trató de descartar aquel pensamiento de su mente. - Vamos allá... ¡¡Hoy todo saldrá bien!! Exclamó el joven para llenarse de animo y continuó caminando hacia la torre la cual ya no estaba muy lejos, unos quince minutos a aquel paso.
Tetsuya Saharu (Tetsu)

- Hablo -/ «Pienso» / Narro
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#2
Lluvia, frío y humedad ¿Qué más se le puede pedir a este raro país? Pues nada, ya la costumbre de vivir en este clima se ha forjado, con un duro trabajo, en tu pequeño cuerpo ¿No es así Ran? Además, no pudiste conciliar el sueño debido a la ansiedad de este glorioso día, si mal no recuerdo, alrededor de las tres de la mañana sentiste el pesar en tus ojos y lograste caer en el sueño nocturno, pero, esto acarrea una vil consecuencia ¡Te has quedado dormida! Esta misma frase es la que te despierta junto a la escandalosa voz de tu madre – Ñe, cinco minutos más – tras un bostezo, tapas tu cabeza con la almohada para mermar el bullicio del día a día – ¡Que te levantes! – tu madre pone ambas manos en la orilla del futón y lo alza con fuerza, botándote de golpe. Ruedas por el suelo y golpeas tu cabeza contra la pared, justo en la parte izquierda de la frente. A modo de advertencia – si te demoras te quedas sin desayuno – sentencia tu madre, yéndose de tu habitación.

Si, la academia te queda a diez minutos caminando desde tu hogar. La mayor parte del tiempo llegaste atrasada porque tu alarma no sonaba o se cortaba el agua en pleno enjuague de shampoo, sea cual fuese el motivo, la excusa del día es – me quede dormida – exacto. Tratas de colocarte la sandalia mientras cepillas tus dientes, olvidándote del peinado. Lo que no puedes dejar en casa es tu bandana que te acredita como un ninja.

Te tomas cuarenta y tres minutos en poder estar preparada, llevando ya diez de ellos como retraso para el encuentro. Vistes tu usual indumentaria familiar, tu cabello lleva una cola de caballo, también reparaste en un mechón que cubre una parte de tu frente, el mismo lugar donde te golpeaste, ya que te has dejado un pequeño chichón. Besas a tus padres en la frente – me piro a la academia. Quizás muera en una misión, no me esperen despiertos – tomas una tostada de la mesa y la echas a la boca con energía – adiós – les haces un gesto de despedida y cierras la puerta de salida.

Como no, si ya vas atrasada, debes correr para llegar… bueno, para llegar con el menor retraso posible. Corres bajo la lluvia, sin paraguas. Pisas una posa empapándote por completo la pie derecha. No hay tiempo para reparar en estos detalles, solo tienes un objetivo en este momento, llegar a la acordada reunión.
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#3
« Qué problemático » Este pensamiento fue el primero que invadió la mente de Shikanori cuando abrió los ojos. Madrugar le costaba demasiado. Cada mañana, desde que entró en la academia ninja hasta que se graduó, esas dos palabras cruzaron su mente al despertar. Y aunque ese día no iría a estudiar, sino a encontrarse con quienes se convertirían en sus compañeros de equipo, no fue la excepción. Mientras se incorporaba sobre la cama, estiraba sus brazos y bostezaba, se torturaba una vez más imaginando cuántas horas hubiese podido dormir si él dependiera e imaginaba todos los posibles problemas con los que podría llegar a lidiar. Solo después de soltar un largo y profundo suspiro fue capaz de levantarse.

Una vez que se arregló, buscó prepararse un desayuno sencillo y rápido. Lo comió mientras terminaba de leer un libro. Cuando lo devoró todo, abandonó la mesa y se dirigió hacia la puerta. - Ya me voy. Hasta luego - Se despidió de sus padres desde el umbral y luego salió a la calle. Era un día más de lluvia en Amegakure, así que ni bien puso un pie fuera de su casa, abrió el paraguas. Caminó en dirección a la Torre Academia. Lo hizo con una calma imperturtable. Para eso se había tomado la molestia de madrugar, para ir tranquilo en vez de correr por el temor de llegar tarde. « Sería problemático resbalarme y terminar con mi trasero tan adolorido como mojado »

Creyó que había llegado a la Torre demasiado temprano y que podía darse el lujo de hacer algo de tiempo, así que se quedó afuera, recargado contra la pared y bostezando sin cesar. El sueño lo vencía. Sus parpados se tornaban pesados, le era difícil mantener los ojos abiertos. De pronto ocurrían breves momentos de inconsciencia, de los cuales regresaba cuando sentía que su cabeza caía violentamente y que el mentón golpearía contra el pecho. Sin embargo, hubo una oportunidad en la cual no regresó. Shikanori se durmió de pie. « Zzz... Zzz... Zzz... » Su brillante mente contempló distintas situaciones problemáticas, pero perder ante el sueño no fue una de ellas. Ahora solo restaba esperar y ver cuales serían las consecuencias de su descuido.
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#4
Finalmente el joven sarutobi había llegado a la torre de la academia, no quiso perder tiempo y sin fijarse en los alrededores entró a la recepción, se disponía a preguntar al shinobi que estaba tras el mostrador pero en el proceso pudo ver los carteles que indicaban donde era la reunión de los genin recién graduados, se paró un momento para leer atentamente y memorizar el lugar... « Vale, el antepenúltimo piso, está bien...» Memorizado el lugar de la graduación comenzó a caminar por el pasillo y finalmente comenzó a subir las escaleras del torreón.

El joven de ojos rojos estaba tan motivado que comenzó a subir con un buen ritmo y aunque aquello podía ser algo tedioso y agotador, él subió las escaleras sin dudar y sin pensar en cuantos pisos quedaban hasta su destino pues mentalmente él ya estaba en el momento en el que le decían quienes serían los miembros de su equipo ninja. Poco tiempo más tarde el sarutobi había alcanzado el antepenúltimo piso y tras atravesar el pasillo llegó al aula designada, no fue difícil diferenciarla pues además del número de aula tenía un cartel pegado en la puerta.

Yato se quedó parado frente a la puerta, respiró hondo y se decidió a entrar en el aula, al poco de abrir la puerta recorrió el aula con la mirada y pudo observar que los profesores aún no estaban y que de los compañeros de clase apenas habría un tercio en el aula.« Todavía hay poca gente... buff, va a haber que esperar, menudo rollo...» Pensó el chico que no pudo disimularlo y en su cara se pudo ver reflejada su decepción y malestar con la situación.

Con mucha menos motivación y gran desanimo comenzó a andar por el aula y se sentó en primera fila pegado a la pared para poder mirar por la ventana mientras esperaba que el tiempo pasase rápido y todos llegaran a la clase. « Espero que la espera se acabe pronto...» Pensaba el joven genin mientras miraba la lluvia por la ventana apoyando la cabeza sobre su mano.
Tetsuya Saharu (Tetsu)

- Hablo -/ «Pienso» / Narro
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#5
Corre, sigue corriendo. Que importa tu tostada que se ha mojado y ha quedado prácticamente incomible, ya la botarás después, lo que nos importa es que llegues antes que empiecen a dar los nombre y formar los equipos – vamos, vamos – frente a ti se ve la academia, lo estás logrando, solo debes esforzarte un poco más. Pasan tres minutos cuando te pones bajo techo, sientes un alivio de estar en el lugar, solo falta saber en qué salón será. Corres en tu posición, leyendo la información – penúltimo piso, lo tengo – sin más sales como un rayo, subiendo las escaleras. Durante el trayecto chocas con más de un estudiante debido a tu apuro, a uno de ellos le dejas estampada la tostada. Solo le pides perdón y continuas, creo que deberías tomarte las cosas con más calma.

Llegas al penúltimo piso y abres la puerta corrediza de golpe – perdón por llegar tarde – todos dentro de quedan mirando sorprendidos, tu no te quedas atrás. Tienes los ojos abiertos como platos, pestañeas dos veces y sonrojas de vergüenza – ¿E…este es el salón para formar los equipos ninjas? – preguntas sabiendo la respuesta, debes salir de está situación de alguna forma. Una persona parada en frente de los demás impera – vuelvan a lo suyo – claramente es el maestro a cargo. Con un sello desaparece de tu vista, reapareciendo frente a ti – ¡KYAAA! – exclamas asustada, cayendo de culo al suelo – este es el examen escrito para no quedar en las clases de verano – vuelves a pestañear. Luego apunta al cartel que se haya frente a ti para confirmarlo – la formación de los equipos es en el piso de abajo – señala hacia el suelo. Te levantas raudamente – g…gracias – das media vuelta y vuelves a retomar tu camino.

No sabes con cuanto retraso has llegado, no vale la pena contabilizarlo en este momento. Entras al salón, sin mirar a nadie y tratas de ubicarte en el puesto más cercano a la puerta, todo sea con tal de no llamar tanto la atención. Lo hubieses logrado, pero resbalas al tratar de sentarte, cayendo nuevamente sobre tu trasero, como rebote, te golpeas en la frente con la punta del escritorio, justo en el chichón que te hiciste al levantarte, te muerdes el labio superior para soportar el dolor y la vergüenza. Como si nada, y cuidando lo poco que te queda de dignidad, te levantas y sientas, ignorando lo ocurrido.
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#6
Por más que Shikanori se las había ingeniado para dormirse de pie contra la fachada del Torreón de la Academia y sin que su paraguas dejara de protegerlo de la incesante lluvia que cae sobre Amegakure, no pudo permanecer seco mucho tiempo. El brazo con el que sostenía el paraguas, desprovisto ya de cualquier nivel de tensión muscular, cedió ante la gravedad. Las frías gotas comenzaron a mojar al joven shinobi, quien despertó de repente al sentir la humedad sobre su rostro.

« Vaya... esto es problemático » Pensó luego de unos pocos segundos tras abrir los ojos. Sabía que acababa de suceder pero no sabía con exactitud cuantos minutos le había dedicado a esa inesperada e inoportuna siesta. Se atrevió a suponer que había madrugado en vano y que llegaría tarde. Sin embargo, no se apresuró. Simplemente se rascó la cabeza fuertemente, liberó un suspiro quejoso y entró al Torreón caminando con las manos dentro de sus bolsillos.

No necesitaba buscar desesperadamente información, conocía el sitio al que debía ir, pues había averiguado todos los detalles del evento con anterioridad. Sin embargo, parecía que no todo el mundo era tan precavido y mucho menos tan relajado como él. Cuando oyó lo que le pareció el ruido de una estampida, se extrañó y se dio vuelta para confirmar con sus ojos lo que había escuchado con sus orejas. Al hacerlo, se encontró cara a cara con una niña que lo embistió y le dejó parte de su desayuno como souvenir sobre el rostro. La tostada mojada no tardó en despegarse de su rostro, sin embargo quedaron algunos pedacitos pastozos adheridos. Mientras la niña continuaba ascendiendo por el Torreón, Shikanori se pasó la mano por la cara para deshacerse de los restos del desayuno que le acababan de servir. Si bien no sabía cuan limpio había quedado, continúo en dirección al aula asignada. Al entrar en ella, tuvo la fortuna de que el maestro se encontraba ocupado hablandoles a aquellos genins que habían llegado a tiempo. Así que se movió con tan sigilosamente como le fue posible y avanzó hasta ocupar uno de los asientos disponibles en el fondo del aula. Cuando estuvo sentado, apoyó los brazos sobre el pupitre y recargó su cabeza sobre estos. Al poco tiempo llegó la dueña de la tostada, pero Shikanori no le presto atención. Si bien su intención era prestarle toda su atención al maestro, se había colocado en una posición demasiado comoda. Así que, para cuando entró ella, ya estaba dormitando de nuevo.
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#7
Con forme se iba acercando la hora acordada los alumnos iban llegando, el aula cada vez estaba más completa y había menos lugares donde elegir sentarse, pero Yato seguía inmerso en sus pensamientos mirando por la ventana sin prestar demasiada atención a nadie. La atención del Sarutobi sólo volvió a aquella aula de amegakure cuando comenzó a sonar el reloj de pared, fue en ese momento que por la puerta entró Jun, su profesor de la academia. - Bueno, veo que aún faltan un par de alumnos, les daremos unos minutos de cortesía y si no llegan comenzaremos. Mientras esperamos os explicaré
cómo va a ir esto. Primero que todo, comunicar que el Jounin Jirobo...-
Empezó a explicar el maestro, sin embargo, la atención de Yato se desvió hacia el Nara que estab entrando lo más silenciosamente que pudo para sin llamar la atención sentarse. Tras esa breve distración centró de nuevo su atención en la explicación. -... los diferentes capitanes de equipo vendrán en 5 minutos, nombrarán a sus genin y abandonaréis la sala para tener una reunión privada con ellos.-

Había acabado la explicación, en realidad era muy sencillo, te nombran bajas y te marchas con tu capitán y equipo, no había lugar a dudas. Se pudo observar claramente que Jun iba a dar paso a los Jounin cuando Ran, la ultima genin que faltaba entró en el aula cómo un elefante en una cacharrería y haciendo gala de su suerte habitual se dio un buen golpe acaparando la atención de todos. Jun-sensei, dejó pasar el suceso, carraspeó para llamar la atención y volvió a hablar. - Bien, cómo os decía, esperad aquí que poco a poco irán entrando vuestros capitanes, buena suerte chicos.- Después de decir eso, se marchó Jun-sensei y casi al instante entró el primer Jounin.

Poco a poco fueron llegando los capitanes de equipo, y tal y como explicó Jun-sensei, nombraban a tres genin y se marchaban con ellos. Aquello duró algo más de cuarenta minutos hasta que finalmente sólo quedaban 3 genin en aquella espaciosa aula: - Sarutobi Yato, Nara Shikaroni y Fuun Ran - Por lo que sin necesidad de que llegase el ultimo maestro, los tres podían deducir claramente quienes serían sus compañeros de equipo... Al ver aquello, Sato no pudo evitar varios pensamientos negativos... «Somos el equipo más des-balanceado y débil de la historia del mundo ninja conocido y sin conocer...» Pensó el Sarutobi que no pudo evitar suspirar, fue entonces que también se percató de algo más... Hacía más de diez minutos que ningún Jounin entraba en el aula, estaban allí parados los tres, cada uno en una punta del aula prácticamente y nadie más aparecía, su capitán debía haberse retrasado por alguna razón... «Pues esto empieza bien... somos los más débiles del curso y encima nuestro capitán es un impuntual... espero no tarde demasiado porque he perdido el interés en esto...» Pensaba Yato mientras permanecía en silencio y tras echar una mirada al aula y a sus compañeros volvió a mirar por la ventana, pues parecía esta durmiendo y la otra estaba muy parada y tensa tratando de no llamar más la atención.
Tetsuya Saharu (Tetsu)

- Hablo -/ «Pienso» / Narro
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#8
Una vez te incorporas a la situación, ya sentada y mirando directamente a Jun-sensei, solo puedes decir – ¿Queee? – llegaste tarde a la explicación y sus últimas palabras, si bien sirven como resumen, están fuera de contexto. – Vaya… adiós… creo – le dices sin ser escuchada, concluyendo lo obvio. Solo resta esperar que llegue el Jounin, los nombre y listo, equipo formado. Al principio te mantienes entusiasmada, expectante a la llamada, pero tras veinte minutos de espera se te puede ver recostada sobre el pupitre, ignorando por completo tu ropa mojada o la posa que se ha formado bajo la silla debido el goteo de la misma. La extraña costumbre que obtienen los habitantes de Amegakure.

Tras treinta minutos de haber empezado el llamado de grupos, te encuentras en la misma posición, pero durmiendo bajo la armoniosa melodía que otorga la lluvia chocando contra el cristal de la ventana – mamá, no quiero ir a la academia hoy… quiero ayudarte en la cocina – musitas estando dentro de tus sueños, reacomodándote en el pupitre.

Justo antes de que se cumplan los cuarenta minutos, comienzas a espabilar. Te levantas tipo zombi de la mesa y miras hacia la puerta con rostro somnoliento, luego volteas para saber cuantos quedan, como también, tratar de unir cables y volver a la realidad – esto… ¿En qué estamos? – cuestionas para dar un largo bostezo. Solo son tres egresados los que se hayan en el aula, tu incluida – ya veo… somos los últimos – es fácil de deducir cuando los Jounin han llamado siempre a tres ninjas para formar el grupo.

Te levantas golpeando tus mejillas con sutileza – ¿Cuánto llevamos esperando? – miras por la ventana notando el típico clima de la aldea.
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#9
La pregunta de la muchacha consiguió arrancar a Shikanori de ese limbo en el que se encontraba, ese espacio entre la realidad y el mundo de los sueños. El joven abrió los ojos y se percató de que solo quedaban tres personas en el aula, incluyendose. Entonces dejó de interesarle cuanto tiempo llevaban exactamente esperando. « O somos el último equipo o los pobres infelices que todavía no son aptos para formar uno y a quienes retienen aquí porque deben informarles que necesitan regresar a la academia. Pero si ese fuera el caso, ¿para qué hacernos esperar tanto? No es una noticia díficil de comunicar. Dudo mucho que les importen mucho nuestros sentimientos como para que se encuentren debatiendo por tanto tiempo el modo más eficaz de no herirlos. » La mente del Nara comenzó a divagar y pronto estos intrincados pensamientos le provocaron somnoliencia. Que a los pocos segundos la cabeza de Shikanori volviera a descansar sobre sus brazos, reflejaba lo poco que le interesaba ser el último equipo o estudiar una vez más en la academia. Aunque si tuviese que escoger, probablemente prefiría volver a clases. Las misiones que debería realizar como miembro de un equipo supondrían nuevos desafíos y un nivel de esfuerzos desconocido, lo cual le resultaría muy problemático, sobre todo si estaba bajo la tutela de un jounin que fuese más exigente que los instructores de la academia. - Qué problemático - Murmuró dormido Shikanori.
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#10
Al parecer todo su más que probable equipo había estado dormido la mitad del tiempo, incluida la chica. «Va a morir joven... estoy seguro... esta chica morirá joven...» Yato no pudo evitar suspirar ante aquella situación, tuvo que respirar hondo antes de comenzar a hablar y explicar la situación. Pues desde que salió el ultimo grupo han pasado como diez o quince minutos... Pero cómo no nos han dicho nada, debemos seguir esperando hasta que nuestro Jounin asignado se presente en el aula... Explicó Yato a la kunoichi, pues por la mirada de Shikanori, el chico parecía entender la situación bastante bien a pesar de todo.

Bueno, pues cómo no creo que nos vallan a devolver a la academia a estas alturas... está más que claro que seremos compañeros de equipo, deberíamos llevarnos bien... Bueno, ¿Alguna sugerencia de qué hacer hasta que tardón-sensei nos honre con su presencia? Preguntó el ninja de ojos rojizos mientras se levantaba de su asiento y caminaba hacia los dos compañeros de clase y más que probables compañeros de grupo. Caminó hasta donde estaban y se sentó en una silla entre el lugar donde estaba Shikanori y el lugar donde estaba Ran. Espero no me digáis que queréis dormir, eso sería bastante aburrido.. Terminó de hablar el genin a la vez que se acomodó en la silla a esperar respuestas.
Tetsuya Saharu (Tetsu)

- Hablo -/ «Pienso» / Narro
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#11
Yato responde, mientras que le otro individuo continúa durmiendo – ¿Cómo puede dormir en un momento como este? – te preguntas olvidando por completo que estuviste en el mismo estado hace unos cuantos minutos. – Espera… ¿Me dices que somos el último grupo y llevamos quince minutos esperando? – tus ojos se abren y enseñas un rostro de preocupación. Te levantas de tu puesto de forma apresurada – Y… ¿Y si nunca llega? O ¿Murió en algún accidente bajo la lluvia? Seremos el equipo sin sensei – dejas divagar tu imaginación ante horrores bastante probables para tu suerte.

Luego señalas con energía a Yato – ¿Cómo sabes que seremos compañeros de equipo? Ningún sensei ha llegado – luego propones una idea en cuanto a la nueva incógnita del ninja – pues busquemos a… Tardón-sensei – un plan fuera de sí, de hecho, es algo idiota y estúpido – ay, necesito calmarme un poco – caminas hasta donde estabas sentada. Al parecer la mente nublada por estar recién despertando te ha jugado una mala pasada.

Piensas en alguna respuesta – creo que deberíamos hacerle una broma por llegar tarde o ignorarlo cuando llegue. Se lo merece – ahora pareces más decidida – incluso podríamos rayar el rostro de Nori jiu jiu jiu – te ríes ante tu plan, esperando a ver que dicen los demás.
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#12
- ¿Lo primero que van a hacerle a nuestro futuro sensei es molestarlo? ¿Les parece realmente buena idea? - Interrogó Shikanori sin despegar la cabeza de sus brazos y sin siquiera molestarse en abrir los ojos para observar a quienes él se estaba dirigiendo. - Yo no me atrevería a hacerlo. Estamos hablando de un jounin. Quizás fue un miembro de ANBU. Si lo fue, entonces se trataría de alguien con conocimientos de técnicas de tortura, las cuales podría utilizar para vengarse de quienes le jueguen una broma - Shikanori abrió lentamente sus ojos y contempló a ambos genin con una mirada absolutamente fría y penetrante. Pretendía que reconsideraran, asustarlos un poco y que desistieran de realizar una travesura. Si ellos tres eran efectivamente un equipo, entonces sería arrastrado a un verdadero problema si sus compañeros le faltaban el respeto al sensei. No sería torturado, pero era bastante probable que recibiera un buen castigo si era visto como un complice. « Iniciar la relación con el sensei con el pie izquierdo sería muy problemático » Los escalofríos recorrieron la espalda de Shikanori al imaginar duras sesiones de entrenamiento para disciplinar a genins insolentes y la elección de las misiones más laboriosas a modo de escarmiento. Rascó la parte de atrás de su cabeza y suspiró profundamente. - Por nuestro bien, será mejor que nos olvidemos de esta enorme demora y recibamos a quien cruce esa puerta con una radiante sonrisa y los ojos destellando con el brillo de una adoración ciega. Confién en mí - Les aconsejó Shikanori, quien en todo caso no se sentía con el derecho de increpar al sensei por su impuntualidad cuando él también había llegado tarde al aula y, para colmo, se durmió mientras el profesor explicaba como serían las cosas. Prefería inclinarse hacia una falsa idolatría si esta le ahorraba un conflicto.
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