30/04/2019, 14:48
Ya se estaba haciendo a la idea de ser un genin de la aldea, todo era nuevo y emocionante aunque había cosas que no eran lindas, ser ninja no era una vida fácil y color de rosa pero le estaba gustando, después de todo todavía no conocía el terror o las tragedias de ese estilo de vida.
Esa tarde recorría las calles de su aldea, caminando a sus anchas mientras tarareaba una canción, sus espaditas se agitaban a cada paso quedaba ya que estaban en su cintura y su paso era rápido.
- Juuumjuju.. juju jujuuuumm….juuuuuum jjujuuum..juumjum juuum.jujujumjumjum – Se le escuchaba murmurar por lo bajo mientras que andaba, podría decirse que estaba contento.
Se dirigía a una tienda a comprar unos dulces para pasar el rato libre que tenía, finalmente doblo en la esquina de la larga calle por la que caminaba para al caminar unos metros más llegar a la tienda.
Esta era casi como una casa normal, el frente estaba abierto, los lados tenían dos paredes con forma de pirámide ya que parecían estar sin terminar, un toldo arriba y al frente daba sombra a los clientes, una ventanilla con rejilla que abarcaba todo lo largo de la pared que se interponía entre los clientes y la preciada mercancía.
- Hola, quiero una bolsita de caramelos de leche. – Le diría al vendedor, el cual no tardaría en contestarle.
- Claro, pequeño ken, aquí te la tengo. – Ya hasta lo conocía de nombre pues el genin frecuentaba esa tiendita justamente por los caramelos de leche que vendían.
Esperando siguió tarareando su canción y se puso a ver a un costado, pudo ver como un arbusto verde se asomaba por el borde de una de las paredes de los costados pero no le dio mucha importancia aunque era algo nuevo.
- - Juuumjuju, juju jujuuuumm… - Tarareaba y se escuchaba.
-Veo que estas contento hoy, aquí tienes y con una ñapita. – Dijo el hombre de la tienda metiendo varios dulces más en la bolsita.
- Jaja, gracias no hacía falta. – Comentaría ken sacando las monedas para pagarle al buen viejo de la tienda.
Recibió la bolsa de dulces y saco uno para llevárselo a la boca y saborearlo, como siempre el sabor a dulce lo empalago de inmediato, entonces se dio la vuelta para continuar su camino, pensaba doblar tras una de las paredes de los costados y como iba comiendo dulce hasta cerro los ojos por unos momentos.
Esa tarde recorría las calles de su aldea, caminando a sus anchas mientras tarareaba una canción, sus espaditas se agitaban a cada paso quedaba ya que estaban en su cintura y su paso era rápido.
- Juuumjuju.. juju jujuuuumm….juuuuuum jjujuuum..juumjum juuum.jujujumjumjum – Se le escuchaba murmurar por lo bajo mientras que andaba, podría decirse que estaba contento.
Se dirigía a una tienda a comprar unos dulces para pasar el rato libre que tenía, finalmente doblo en la esquina de la larga calle por la que caminaba para al caminar unos metros más llegar a la tienda.
Esta era casi como una casa normal, el frente estaba abierto, los lados tenían dos paredes con forma de pirámide ya que parecían estar sin terminar, un toldo arriba y al frente daba sombra a los clientes, una ventanilla con rejilla que abarcaba todo lo largo de la pared que se interponía entre los clientes y la preciada mercancía.
- Hola, quiero una bolsita de caramelos de leche. – Le diría al vendedor, el cual no tardaría en contestarle.
- Claro, pequeño ken, aquí te la tengo. – Ya hasta lo conocía de nombre pues el genin frecuentaba esa tiendita justamente por los caramelos de leche que vendían.
Esperando siguió tarareando su canción y se puso a ver a un costado, pudo ver como un arbusto verde se asomaba por el borde de una de las paredes de los costados pero no le dio mucha importancia aunque era algo nuevo.
- - Juuumjuju, juju jujuuuumm… - Tarareaba y se escuchaba.
-Veo que estas contento hoy, aquí tienes y con una ñapita. – Dijo el hombre de la tienda metiendo varios dulces más en la bolsita.
- Jaja, gracias no hacía falta. – Comentaría ken sacando las monedas para pagarle al buen viejo de la tienda.
Recibió la bolsa de dulces y saco uno para llevárselo a la boca y saborearlo, como siempre el sabor a dulce lo empalago de inmediato, entonces se dio la vuelta para continuar su camino, pensaba doblar tras una de las paredes de los costados y como iba comiendo dulce hasta cerro los ojos por unos momentos.