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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Hielo… —de pronto el de blanca melena unió su puño y palmas en un curioso gesto de comprensión—. Claro, si lo piensas un poco te das cuenta: La especialidad culinaria de un sitio con tanto hielo sin duda debe de ser el helado.

Sus ojos se iluminaron un tanto, imaginándose aquel manjar al que era tan familiar. Con tan solo imaginarse degustando un gran tazón de helado casero frente a la chimenea de la sala común, su cuerpo se estremecía.

Es un gusto Inoue Keisuke-san —Se recogió su desparramados cabellos, se levanto un poco e hizo una leve reverencia—. Mi nombre es Hakagurē Kōtetsu.

El moreno había dejado una porción de la parte superior de su cuerpo fuera del agua, por lo que cuando paso una brisa helada no pudo evitar contorsionarse y temblar antes de ocultarse de nuevo en el calido abrazo de las termas.

Este sitio es increíble, en el país de la espiral estaba a acostumbrado a ver interminables llanuras de hierba y flores, pero jamás me imagine que existiera un sitio donde dichas planicies están cubiertas de hielo… Claro, luego de los visto no puedo decir que alguna sea más hermosa que la otra.
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#32
Lejos de molestarle el mal chiste, el peliblanco busco la lógica rápidamente. —Sí, un rico helado de mantecado con sirope de fresa y nueces o maní…— El solo hecho de imaginarlo hacía agua mi boca.

El moreno se presentó como Kotetsu, por su parte éste decidió hacer una reverencia desprotegiendo a su cuerpo de la calidez hídrica, grave error; le vi sumergirse unos tras ser azotado por la diferencia de temperatura. Me reí demostrando lo gracioso que me pareció. —Jajaja, lo siento, pero como se te ocurre salir tan siquiera un poco sí afuera está helado.— Aseguré mientras en mi rostro aún mantenía la sonrisa burlona.

Tras unos breves segundos, en los cuales me puse un poco más serio, expresé. —Mucho gusto.— E hice una reverencia, pero solo incliné mi cabeza, no necesitaba más.

—Ya veo, eres de País del Espiral.— Él había respondido a mi pregunta antes de que la hiciera. —Yo soy de la tierra de donde no para de llover.— No necesitaba mencionar más, él debía saber a cuál país me refería.

—Sinceramente ya estoy empezando a extrañar la lluvia… Dije pensativo, todos aquellos días de viaje y los que le quedaban de estadía en el hotel, y luego el retorno, estaría mucho tiempo fuera de su hogar.

—Kotetsu, ¿qué te ha traído hasta aquí? Seguramente el moreno podría empezar a molestarle tantas preguntas, pero no sabía mucho de aquel muchacho y debía por lo menos saber lo primordial, ¿no?
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018

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#33
De hecho, se pronuncia Kōtetsu, lleva acento —señalo amablemente, como otras tanta veces en ya innumerables ocasiones—. En cuanto al motivo para estar aquí, podría decirse que necesitaba unas vacaciones: las cosas están un poco tensas en la aldea y quiero desligarme de cualquier problema o conflicto relacionado.

Ciertamente, desde la presunta muerte de Shiona los ánimos habían estado caldeados. Y parecía que cada habitante de Uzushiogakure estaba siendo devorado por la incertidumbre y la indecisión. Este problema se hacía más presente en los mayores, que, de alguna manera, esperaban morir antes que la Uzukage y librarse del peso moral que implicaba tener que elegir un nuevo dirigente político y militar. Con aquello, mucho del peso del asunto recaía sobre las generaciones más jóvenes, que si bien no tenían mucha influencia directa, representaban a los futuros efectivos de la espiral… Algo muy a tomar en cuenta.

Y a ti, Keisuke-san ¿Qué te ha llevado a viajar tan lejos de Arashi no Kuni, a una tierra fría y olvidada como esta?

No estaba seguro, pero suponía que el resto de personas en aquel sitio no estaban buscando vacacionar por los mismos motivos que él.
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#34
—Oh… Lo siento, no volverá a ocurrir.— Me disculpe un poco apenado por el pequeño error.

Escuché el motivo del peliblanco, éste soltó un dato importante, ¿podría ser un shinobi? —¿En qué aldea vives?— Podía vivir en cualquiera aldea del país, no necesitaba ser explícitamente de Uzushiogakure, pero ante la duda estaba la pregunta.

—No me lo vas a creer si te lo cuento.— Comenté como si fuese algo inimaginable.

— Estoy aquí porque he tenido suerte y gané una lotería o algo así.— No hice mucho énfasis en el juego en sí, sobre todo porque ni yo mismo sabía cómo había ocurrido todo eso. —El punto es que el primer premio era una estadía gratis en este hotel, evidentemente sería conjunto a la inauguración.— Hice una pausa e incliné mi cuerpo para usar el agua como cama, pero mis pies seguían manteniendo el equilibrio.

—Imagino que era para que el hotel se viera lleno de huéspedes en su gran debut. Afortunadamente era un viaje para dos y vine con mi hermano.— Agregué, aunque el moreno no había comentado nada al respecto sobre algún acompañante.

Me sumergí en el agua totalmente, arruinando lo que quedaba de mi peinado, una vez emergí mi cabello cubrió parte de mi rostro y el agua volvía a la piscina. Seguidamente sacudí mi cabeza rítmicamente de un lado hacia otro despojándome de todos los residuos de agua, cientos de gotas atentarían contra la única persona presente. Todo aquello había sido un acto de lo más infantil y con la finalidad de “molestar” un poco a mi compañero, quizá éste lo pudiera tomar como una invitación para empezar una guerra en la piscina, sí este se animaba…
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#35
Desde hace un tiempo estoy viviendo y sirviendo en Uzushiogakure, por lo que podrás deducir que soy un shinobi —respondió, con una sonrisa de naturalidad.

El de ojos ambarinos le conto sobre la curiosa circunstancia que le había llevado hasta allí; al parecer se había ganado la lotería, y en lugar de un premio en metálico le obsequiaron unos días de vacaciones en un lujoso hotel ubicado en la llanuras heladas, en un pueblo que ni siquiera salía en el mapa. Parecía bastante emocionado al respecto con todo aquello, y puede que fuese porque venía acompañado de su hermano.

Eso suena bien, viajar en compañía siempre hace que la travesía sea más agradable. —Pensó en Naomi y en que estaría haciendo en aquel momento.

De pronto Keisuke se sumergió en el agua, para luego emerger en una tormenta de humeda que arrecio contra el peliblanco. Enseguida entendió el mensaje, pues, según las normativas oficiales de los juegos en el agua, aquello era un acto de guerra merecedor de ser respondido con absoluta prontitud. Preparándose para realizar un contraataque, Kōtetsu se adentro en el agua como la habría hecho anteriormente su oponente, y salió con su larga melena humeante y empapada. Con un rápido movimiento de su cuello la utilizo a modo de látigo, arrojando un coletazo como si de un dragón de las aguas termales se tratase.

¡Estilo de los Baños Humeantes: Tecnica de Rocio Vaporoso! —exclamo, como si se tratase de un verdadero jutsu.
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#36
”El mundo está lleno de shinobis, cada vez que me encuentro con alguien es un ninja… ¿Quedarán civiles?” Me dije al escuchar la declaración del peliblanco.

Reí graciosamente ante la expresión del moreno por el ataque, la risa se volvió rápidamente en preocupación cuando le vi hundirse, ¿se habría enojado? ¿O sería un contraataque? Kōtetsu surgió con su cabello cubriendo su rostro, era la viva imagen de la sayona, solo que con la cabellera blanca; éste se retorció con un poco más de fuerza, debido a la longitud de sus pelos, para liberar, de la misma forma que yo, una incontable cantidad de gotas que interceptaron mi cuerpo. —Jajaja.— Reí aprobando su técnica, sobre todo por el nombre tan rápido que había creado.

Su melena era tan larga que alguno de sus mechones actuó como un verdadero látigo y azotó algunas partes de mi cuerpo y cuello. —Auch…Vale, vale me rindo!— Hice las pases rápidamente cuando sus cabellos se volvieron verdaderas armas.

Hubo un segundo de silencio, toqué aquellas áreas de mi piel en donde me había golpeado, que aunque fuese sin querer, ardía un poco. Aunque había dicho que me rendía, debía contraatacar yo también, tomé una bocanada grande de aire y me sumergí; Kōtetsu debía prepararse, está vez sería diferente.

Desde las profundidades, y con un poco de dificultad, me acerqué silenciosamente al chico y tomé sus piernas, les haría flaquear y le asustaría hundiéndole un poco, lo suficiente como para que se asustara y luego le soltaría. Emergí y tomé un gran respiro, mi respiración se hizo un poco más marcada al igual que mis latidos, era en parte por el efecto de la adrenalina.

—Tenía tiempo que no me divertía tanto jajaja, ya no somos tan pequeños ¿no?— Le miré con una sonrisa de satisfacción.
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#37
Keisuke se sumergió cual astuta nutria, para luego tomar al Hakagurē por sus piernas y sumergirle en un simulado intento de ahogo. El de cabellos blancos se dejo arrastrar, un poco sorprendido pero sin llegar a asustarse. Estando en el agua, se tomo un momento antes de emerger y dar la cara a su contrincante.

En realidad, somos bastante jóvenes, por lo que creo que está bien —aseguro, mientras quitaba mechones de cabello de su rostro—. Mi maestro me suele decir que no me preocupe por actuar como un niño, pues este tiempo es la única oportunidad que tendré de ser y comportarme como uno.

»La mariposa ha de apreciar su tiempo como oruga, pues luego de la metamorfosis ya no podrá ser lo que era —recito, un viejo refrán de su pueblo.

Mientras jugaba con su níveo cabello, se le podía ver calmado, sin dar muestra alguna de la agitación que debía de tener por el susto de recién. En su interior pensaba sobre si debía continuar con la guerra, efectuar un ataque relámpago y desmoronar las defensas rivales antes de que pudiesen prepararse. Pero juzgo que no sería suficiente para acabar el conflicto, y que aquello se prolongaría en una indefinida guerra de desgaste. Aquello no le convenía, pues sus fuerzas se veían limitadas por una baja durabilidad. Decidió que lo mejor sería hacer un alto al fuego y dejar que se asentara una silenciosa y efectiva paz, en forma de un acuerdo tácito.

La excusa perfecta le llego de una forma inesperada:

Yo creo que ya nos hemos divertido lo suficiente… —dijo, señalando el cuerpo de su acompañante—. Comienzas a estar rojo como una langosta, si nos quedamos mucho mas, terminaras mareándote.

Aquello resultaba cierto, tanto como lo era el hecho de que necesitaba de un pretexto que le permitiera el mantener aquella buena compañía… Y quizás conseguir un desempate en algún evento posterior.

De camino a aquí vi una sala de descanso, ¿te parece si vamos a pasar el rato allí mientras llega la hora de la cena?
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#38
Escuché las palabras de peliblanco, no podía estar más de acuerdo en que eran acertadas en lo que comunicaban. —Eso nos dice que debemos aprovechar cada uno de los momentos de la vida y que debemos hacer lo que nos corresponde según las etapas de la vida, ahora que estamos en la juventud debemos cometer algunas locuras, nos darán experiencia y seremos más sabios en el futuro, después de todo quien no tiene experiencias es porque no ha vivido.— Hice mi propia conclusión de aquel refrán.

Miré mi piel, estaba un poco enrojecida sí, pero no era para tanto. —No nos iremos a congelar al salir de las termas, ¿no?— Dije en broma mientras buscaba la toalla, al hacerme con ella la anudé a mi cintura, aún bajo el agua; no es como sí hubiera mucha gente en los alrededores, pero era mantener el pudor.

—Estoy listo, vamos.— Salí primero y prácticamente corrí hasta el interior del edificio, el cambio de temperaturas brusco me agitó un poco más, después de todo no fue necesario que ninguna ráfaga de viento pasara, mi piel se erizó en un santiamén. Una vez en el interior froté mis manos y brazos, estaba prácticamente temblando.

—No sé sí es buena idea esas termas al aire libre, el choque térmico no es bueno para la salud de nadie.— Comenté a mi acompañante. —¿La sala está por aquí mismo o debemos ir a los casilleros?— Pregunté, me sentía bastante cómodo así como estaba.
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#39
El joven proveniente de las tierras en donde no para de llover estuvo en acuerdo con lo dicho por Kōtetsu: Si eres joven, entonces has de vivir tu juventud como tal. La experiencia vendrá con el tiempo, y eso no cambiara, sin importar cuanta prisa puedas llegar tener.

Si nos movemos rápido el clima no tendrá oportunidad de congelarnos —respondió, con notable seguridad.

Keisuke abandono las cálidas aguas y Kōtetsu le siguió hasta el interior del edificio, lugar en donde habría de cubrirse rápidamente. Busco en su casillero algo con lo cual secarse aquel cabello que aun estaba chorreando agua. Se cubrió la cabeza con una toalla y procedió a colocarse encima la gruesa bata de baño, una pieza que parecía tener el mágico poder de mantener la temperatura de su cuerpo.

La vi mientras exploraba los pasillos —aseguro, mientras colocaba sus pertenencias en orden—. Vistámonos y dirijámonos hacia allí.

Cuando su cabello se hubo secado y la temperatura de su cuerpo estabilizado, procedió a vestirse con las ropas adecuadas. De hecho, hubiese preferido el seguir con aquel cómodo albornoz, pero la etiqueta y el pudor eran demasiado demandantes en un hotel como aquel. No tardo mucho en estar listo y pedir al Inoue que le acompañase.

Vamos, sígueme.

Emprendió su caminata por el pasillo, haciendo un gran esfuerzo de memoria para recordar hacia donde se debía dirigir, haciendo varios cruces y deteniéndose en distintos lugares que no se parecían a los que recordaba. Finalmente, se encontraron frente a un sitio cuyo cartel decía “sala de entretenimiento”. El Hakagurē sonrió, debido al éxito conseguido en su búsqueda. Entro mientras le hacia una señal a su acompañante para que también pasara. El sitio era inesperadamente espacioso y bien aclimatado. Estaba repleto de variedad de mesas y juegos como billar, tenis de mesa, cartas y muchos otros. Había varias personas que parecían estar disfrutando del ambiente, compartiendo risas mientras pasaban un rato jugando.

Bien, ¿Qué te parece? ¿Se te antoja el jugar algo?
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#40
—Vale.— Comenté y busqué el número que designaba mi casillero. Una vez ahí saqué una toalla seca y me propuse a secarme totalmente, mi cuerpo comenzaba a entrar en calor y lo agradecía; rápidamente me vestí y dejé las toallas en el casillero, debían cambiarlas diariamente ¿no?

—Voy, voy— Repetí mientras arreglaba los últimos detalles de mi ropa. Corrí un poco para alcanzar al de cabellera blanca, quien se había adelantado. Caminamos por varios pasillos y nos deteníamos en lugares que no eran el correcto, empecé a dudar sí sabía donde estaba la dichosa sala o sí ésta realmente existía.

—¿Estás seguro de que sabes donde es?— Dije tras ver como erraba una y otra vez; no obstante, llegamos al lugar, estaba bien señalado como "sala de entretenimiento", seguí al moreno al interior de la sala y cuando la detalle parecía más bien una sala de juego, en realidad era una sala de juego...

Me sentí como en una juguetería, ¿Qué pasaba aquí? ¿Debía sacar a relucir a mi niño interior? Miré a todos lados buscando algún lugar vacío y juego divertido. —El tenis de mesa.— Dije y salí disparado hacía la mesa. Busqué en el borde las paletas y la pelota, cuando llegó el peliblanco le dí su instrumento. —No soy muy bueno, pero eso no significa que te dejaré ganar fácilmente.— Sonreí y le pegué a la pelota, la misma rebotó de mi lado de la mesa y saltó la malla elástica hacia el territorio de mi rival.

—Por cierto, te quería preguntar algo...— Dudé un segundo tras lo que iba a decir. —Escuchaste la historia cuando veníamos al hotel, ¿no?— Esperé su afirmación. —¿Qué piensas al respecto?—
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#41
No soy muy bueno, pero eso no significa que te dejaré ganar fácilmente —aseguro Keisuke, luego de haber escogido el tenis de mesa.

Te tomare la palabra y esperare que seas un desafío —respondió Kōtetsu, quien se sentía confiado de su coordinación.

El juego comenzó sin mucha más ceremonia, primero lentamente, y luego fue aumentando la velocidad. La pelotita saltaba de un lado a otro de la mesa, produciendo una curiosa melodía con el golpetear rítmico de las raquetas. Pese a lo dicho por ambos jóvenes, el que subestima y el subestimado, el encuentro estaba mucho más parejo de lo que ambos creían posible: El de blanca cabellera se movía con mayor soltura, necesitando menos y esfuerzo para sus agiles golpes y exhibiendo una puntería prodigiosa. Mientras, el pelirrojo se mantenía en un fuerte estado de concentración, observando con atención y planeando en antelación a los movimientos de su rival.

Es más hábil de lo que esperaba”, pensó mientras sonreía, sintiendo como afloraba su lado competitivo.

De pronto, el muchacho de ojos melíferos bajo el ritmo de juego solo para hablarle.

Por cierto, te quería preguntar algo… —menciono, un tanto dudoso.

Adelante, pregunta —respondió con total calma.

Escuchaste la historia cuando veníamos al hotel, ¿no?

¿Te refieres a las que nos contaron en el trineo? Si, la escuche de principio a fin.

¿Qué piensas al respecto?

Me parece que fue un relato fantástico —admitió, pues le encantaban ese tipo de historias—. Claro, normalmente uno pensaría que solo es un cuanto folclórico… Pero lo cierto es que me da curiosidad el saber que tan relacionado esta con la verdadera historia de este lugar.

Después de todo, no importa que tan increíble sea una legenda, siempre hay algo de verdad en ella

El joven de Uzushio comenzó a aumentar de nuevo el ritmo de juego, y al corresponderle el muchacho de Amegakure, ambos iniciarían un espectáculo deportivo capaz de llamar la atención de los otros huéspedes. La gente de los alrededores dejo lo que estaba haciendo y comenzaron a rodearles, emocionados por la combativa exhibición de destreza e inteligencia. El círculo se iba tornando más grande a medida que las personas se congregaban, elegían un bando y a quien le iban a apostar.

Me estoy divirtiendo bastante, pero ¿Qué te parece si nos lo tomamos enserio y lo hacemos más interesante? —sugirió, sabiendo que ninguno había mostrado lo mejor de sus habilidades, aun—. Podemos apostar algo como… como el postre de la cena de hoy ¿Qué te parece? Imagina que termine siendo un enorme y delicioso helado.

El desafío había sido arrojado por el Hakagurē, solo esperaba ver si Keisuke recogería el guante y aceptaría.
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#42
Tras el primer golpe que di a la pelota, sucedieron una gran serie de los mismos, la esfera rebotaba de un lado a otro, el ruido iba subiendo en tono y frecuencia, el Uzureño estaba subiendo lentamente la intensidad y no iba a dejar ganarle, por lo menos no tan fácil, como había dicho, así que seguí su juego.

—¿Entonces sí piensas que es real?— Al momento en que ambos hablábamos podía sentir que la intensidad no subía ni bajaba, se mantenía igual. —Me pregunto que serían esos monstruos, ¿Te imaginas que vuelvan a aparecer? Solo pensarlo me aterra…— Comenté, mantuve el ritmo.

El peliblanco hacía gala de sus habilidades como shinobi, tenía una buena destreza y puntería, nuevamente la intensidad parecía ascender paulatinamente, ahora me tenía que mover más, mi mano parecía un abanico, ¿terminaría siendo una competencia de resistencia? Algunos espectadores se empezaron a acumular a nuestro alrededor, incluso parecían dividirse en unos grupos. ”Lo que me faltaba… Perder ante tanta gente…”

Sus palabras me tomaron por sorpresa… —¿Qué?¿ No te lo estás tomando en serio?— Expresé con un tono de impresión. No obstante seguí blandiendo la paleta a un lado y otro. —¿Apostar?— Repetí. —Estas muy seguro de tus habilidades, estoy en desventaja te dije que no era muy bueno, y tú por el contrario pareces todo un experto.— Repliqué, no por miedo a la apuesta, sino por saber que si seguía aumentando la intensidad mi derrota sería inminente.

—Además, no tiene gracia que te comas mi helado, no podría hacerlo y en todo caso podría pedir otro…— Comenté, era lo cierto, después de todo eramos invitado especiales o algo así. —Quizá si la apuesta es más interesante me anime…— Respondí tratando de ponerle algo más de emoción, pero a mi mente aún no venía nada que valiera la pena.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018

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#43
¿Entonces sí piensas que es real? —pregunto.

Creo que ha de tener algo de real —respondió el Hakagurē.

Me pregunto que serían esos monstruos, ¿Te imaginas que vuelvan a aparecer? Solo pensarlo me aterra…

Puede que lo de monstruos sea solo una metáfora —juzgo, haciendo uso de su curiosa forma de ver el mundo—. Además, bien podría ser que nosotros fuésemos los monstruos y ellos los aterrados.

El joven de ojos grises era asiduo a considerar que las historias varían según el punto de vista. Quizás en los relatos de aquellos antiguos seres, los humanos eran los engendros invasores que mancillaban el blanco de sus tierras y que los masacraron hasta llevarlos a la extinción. No le resultaba una idea del todo descabellada, pues había tenido la cuestionable suerte de conocer a personas cuyos actos les convertían en monstruos muchos más terribles de los que se narraban en aquella legenda local.

El Hakagurē volvió a concentrarse en el juego que se estaba desarrollando.

Ya veo, suponía que lo del helado no funcionaria —admitió, algo decepcionado—. La verdad es que no se me ocurre que otra cosa puedo apostar… Supuse que podría evocar tu lado competitivo, ya sabes ese lado que te empuja a querer ganar en aras de la supremacía y no de un premio como tal.

El de cabellos blancos comenzó a bajar el ritmo de juego a uno mucho más relajado, mostrando un rostro sereno e indolente, pero con un lenguaje corporal que daba signos de desanimo. La gente de los alrededores comenzó a notarlo, la forma en que el caluroso ambiente se enfriaba hasta alcanzar la par de las gélidas temperaturas exteriores. Algunos incluso comenzaron a susurrar comentarios sobre lo aburrido que se había vuelto lo que en principio fuese tan prometedor espectáculo.

"¿Donde queda el espiritu de lucha?", se pregunto mientras jugaba calmadamente.
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#44
Además, bien podría ser que nosotros fuésemos los monstruos y ellos los aterrados.

Sus palabras retumbaron unos segundos por mi mente, ciertamente tenía razón; un animal atacaba a las personas porque se siente amenazados, ¿por qué estos seres no? Además, no podía creerse en una sola versión de la historia...

Ya veo, suponía que lo del helado no funcionaria—admitió, algo decepcionado—. La verdad es que no se me ocurre que otra cosa puedo apostar… Supuse que podría evocar tu lado competitivo, ya sabes ese lado que te empuja a querer ganar en aras de la supremacía y no de un premio como tal.

El ritmo empezó a descender significativamente, incluso pude relajar un poco más mis músculos, desvié mis ojos por un segundo a los espectadores y parecían murmurar, llegué a escuchar sus susurros. Realmente la opinión de los demás no me importaban, pero estaba pasando un rato agradable con el peliblanco y quería seguir divirtiendome.

Mantuve su ritmo, no abusaría de ese desliz para anotar un punto. —¿Qué tal sí el perdedor debe dar una vuelta por el hotel sin ropa y volver hasta aquí?— Propuse, era una apuesta arriesgada y un tanto graciosa. —No debería ser un problema para tus habilidades.— No tuve que agregar más para referirme a su condición de shinobi, y el moreno podría entender que su derrota estaba declarada a mis ojos.

Mi paleta seguía golpeando a la pelota, mis movimientos eran más suaves y menos elaborados. —¿Te anotas o no?— Sonreí. La idea me causaba bastante gracia, simplemente no debía perder.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018

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#45
¿Qué tal sí el perdedor debe dar una vuelta por el hotel sin ropa y volver hasta aquí? —propuso, como si fuera cualquier cosa.

Eso es un poco extraño… —Le costaba un poco el comprender la finalidad de aquel acto.

No debería ser un problema para tus habilidades —lanzo el reto.

Puede ser que si, o puede ser que no. —Aun no estaba del todo seguro.

¿Te anotas o no? —pregunto con una sonrisa.

¡Bien, acepto tu desafío! —exclamo, con ánimo renovado—. Prepárate, Keisuke-san, porque voy a ir con todo.

El ritmo suave se había mantenido lento y constante durante el intercambio de palabras, pero el Hakagurē se decidió a cambiar aquello; Comenzó a subir la velocidad de sus golpes y respuestas, a la vez que respiraba de una forma regular y profunda. Golpear con precisión se hacía cada vez más difícil, pero la calma que mantenía le ayudaba a imponerse. Apuntando una y otra vez al brazo opuesto al que pelirrojo sostenía la paleta, forzándolo a una posición incomoda, haciendo presión con una insistencia y temples envidiables.

Debo mantenerme tranquilo… Solo necesito esperar con paciencia, esperar a que la presión le haga cometer un error. Entonces, aquello será mi victoria”, pensó, mientras que en su rostro se anidaba una expresión inalterable.
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