Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
— Mmm... sí, por probar, aunque sea uno o dos combates. —
Riko lo dijo con bastante tranquilidad, al parecer, este tipo de ambientes claramente enrarecidos, no le afectaban tanto como cabía esperar.
Joder con Riko, no hace falta decir que es un tipo bastante más duro que yo...
-Me parece bien...te animaré desde las gradas.
Seguimos hacía adelante y ya estábamos en la mismísima entrada que daba acceso a la carpa. Había que hacer cola pero ya se veía una mezcla de gente que unos serían meros espectadores y otros sin lugar a dudas los combatientes. Había todo tipo de luchadores, tanto hombres como mujeres, de todas las edades. Unos eran más intimidatorios que otros, pero parecía que una vez llegado hasta aquí, ya no hubiera vuelta atrás.
— Si no estás cómodo, no me importa dar media vuelta y volver. —
Aquello despertó mi curiosidad, ¿Riko se preocupaba por mí? Si era él el que participaba. Que raro era, yo temía que por mi culpa, resultara herido. Pero quizás eso no le importara demasiado, a fin de cuentas, era un taijutsero de cabo a rabo.
-No, no, todo está bien... Le aseguré.
Más avanzábamos y la cola se dividió, por un lado los espectadores, por otro los luchadores que venían por cuenta propia. La cola se separaba de este modo, bajo la super visión de un hombre de avanzada edad, raquítico, ataviado por un precioso kimono de seda rojo y dorados bordados, el hombre con su imponente largo y finos bigotes, iba maquillado y caracterizado de manera singular, abanicándose con un abanico a juego con su indumentaria.
Aquellos que deseen participar, pasen por mi derecha. Exclamó el misterioso anciano.
La cola se formó, en donde Riko podía hacer conjeturas de sus posibles contrincantes. En ese lado de la carpa había como una especie de sección exclusiva para luchadores, apartada del resto de la estancia. Se veía una tarima con una pizarra en donde se configuraba y anotaba la clasificación del torneo.
-Dentro se os informará de los detalles. Comentó el anciano ante las preguntas de algún que otro indeciso contendiente.
-Bueno, nos vemos después. Dije a Riko cuando inevitablemente nos tuvimos que separar.
Aquello, a pesar de no ser gran cosa, era algo que animaba un poco a Riko, saber que iba a estar alguien apoyándole, aunque se acabaran de conocer, no dejaba de darle ánimos para afrontar los combates que pudiera llegar a realizar.
Ambos jóvenes cada vez estaban más y más cerca de aquella carpa principal en la que se llevaba a cabo el espectáculo estrella de aquella especie de feria, los combates, en los que la gente podría apostar por un combatiente u otro y así sacarse unos ryos extras, que nunca están de más. Cuando se hallaron en la mismísima puerta, la cola se dividía en dos y un hombre mayor era el encargado de diferenciar los que entraban por un lado y por otro.
Aquellos que deseen participar, pasen por mi derecha.
Riko tomó una gran bocanada de aire, para calmar un poco los nervios, y miró a su acompañante antes de colocarse en la fila que le tocaba.
-Dentro se os informará de los detalles. Explicó el hombre cuando se le acercaba la gente a preguntar.
Todo sucedió muy deprisa, los espectadores se apresuraban por ocupar los mejores asientos de aquellas improvisadas gradas. Yo por mi parte y como buen shinobi que era, no me costó mucho asegurar un asiento en primera fila, desde allí no pude evitar observar como estaba montado el tinglado.
¡Joooderr!
Me llamó mucho la atención la ambientación tan siniestra que tenía el interior de la carpa, predominaba el oscuro, y encima iluminado con algo tan rudimentario como eran las antorchas ¿Quizás disimular las manchas de sangre? No se, el caso es que la zona de lucha estaba conformada por cuatro postes que delimitaban un espacioso cuadrilátero con gruesas cuerdas para cada una de sus lados. La particularidad era que la base del cuadrilátero era el mismo suelo, muy sensato sobre todo si teníamos en cuenta las posibles y destructivas técnicas que en los combates se podrían llegar a emplear.
Por el lado de Riko, se podía notar que la cola de los participantes había algo de tensión en el ambiente, sobre todo por la diversidad de combatientes que allí se podía ver, unos que daban miedo con solo verlos y otros por contra, asustadizos y primerizos en ese tipo de "eventos" de los que no sabían si uno acabaría en una caja de madera. A pesar de todo, el abuelo que allí dirigía a los luchadores daba una extraña confianza, como si todo estuviera bajo control.
Una vez todos los combatientes reunidos, el hombre anciano se subió a la tarima al lado de la pizarra en donde en breves se configuraría los participantes del torneo. Pidió silencio con la ayuda de dos gorilas que velaban por la "seguridad" de aquel indigno evento.
-Por pafor, damas y caballeros, os ruego silencio. Por favor...muy bien. Bienvenidos a todos a la arena sangrienta. La gente comenzó a cuchichear interrumpiendo al anciano. -¡Por favor silencio!... Cuando regresó el silencio el hombre se presentó con una correcta reverencia.
-Mi nombre es Makoto Ren, y no os preocupéis algunos por el nombre de nuestro seguro evento, como combatientes que sois, debéis saber que a veces suele haber un poco de sangre pero disponemos de un diligente servicio de asistencia.
Eso pareció tranquilizar a más de uno, el anciano prosiguió. -Bueno todos venís por voluntad propia, por lo que como sabréis, todo lo que aquí suceda será bajo responsabilidad propia, la arena no se hace responsable de nada de que pueda suceder. Bueno, ahora vamos a lo importante, mis ayudantes están repartiendo unas bandas con unos números.
Efectivamente, los gorilas repartieron unas bandas para colocarse a la cabeza con unos números dibujados en negro, fueron uno a uno. Hasta que llegó uno de ellos a Riko, entregándole la banda con el número siete.
-Coloquesela Combatiente-san. Dijo el gorila de buenas maneras a Riko, para seguidamente marcharse para repartir más bandas.
-Una vez todos tengáis asignado un número, se procederá a un sortero en donde se asignaran los combates. Los torneos son rápidos, y constan de tres rondas, las preliminares constan de cuatro combates, de ahí se eliminan a cuatro luchadores, luego se hace la semifinal, eliminando a otros dos combatientes y seguidamente, la gran final. Es todo muy frenético pero es ahí donde reside la gracia.
El hombre se ayudaba del esquema que había dibujado en la pizarra para que todo quedara lo más claro posible y empleando su enorme abanico de puntero.
-Por eso os recomiendo a las nuevas caras que veo que peleéis con inteligencia, pues debéis reservar energías por si alguno consigue llegar a la final. Serían prácticamente llevar a cabo tres combates, uno detrás de otro.
Tras el último comentario algún que otro veterano no pudo evitar reír quizás al imaginarse lo imposible que un novato pudiera llegar hasta el final, mientras alguno de ellos propinaban miradas de desprecio a los nuevos participantes.
-Bueno, procederé a realizar el sorteo. Uno de los ayudantes trajo de detrás de las bambalinas una mesa que tenía sobre esta, una caja con un orificio por uno de sus lados. El otro ayudante, una bolsa con todas las bolas que tenían dibujadas números al igual que las bandas. El anciano introdujo todas las bolas en la caja.
-Ahora necesitaría una mano inocente que vaya extrayendo las bolas...
Al rato, apareció de como si nada, en un abrir y cerrar de ojos como un sunshin no jutsu, una joven y linda chica de largos cabellos ondulados de color pelirrojo y con unos grandes y expresivos ojos verdes. Era realmente preciosa y se acercó al anciano con total confianza y...
-Yo lo haré abuelo. Dijo la muchacha con seriedad.
-Muy bien pues, mi nieta hará las extracciones, no creo que haya inconveniente. Contestó el anciano complacido.
Los murmullos volvieron a escucharse, la gente que allí había propiciaba todo tipo de comentarios por lo bajo hacía la supuesta nieta de Makoto Ren.
La pizarra se fue llenando, allí se conformaban muchos "torneos" pues cuantos más mejor, más ingresos, más apuestas. Solo faltaría ver en cual de ellos participaría Riko y contra quienes tendría que enfrentarse. Pues había un considerable gentío.
Riko se limitó a seguir la dirección que marcaba la fila en la que se había colocado, la fila de los combatientes, ehcando un último vistazo a su alrededor y viendo como Yoshimitsu se adentraba ya en la carpa para coger un sitio desde el que ver los combates que tuvieran llugar.
Una vez todos los futuros combatientes habían entrado en el lugar que les correspondía Riko comenzó a tratar de analizar cuidadosamente a cada uno. Era una tarea complicada, pues eran bastantes y cada uno era completamente diferente al anterior, por lo que, rápidamente desechó la idea de intentar analizarlos y se limitó a observar. No tardó mucho en descubrir cuáles eran con los que no quería pelear.
De repente, una voz se hizo destacar entre el murmullo que había.
-Por pafor, damas y caballeros, os ruego silencio. Por favor...muy bien. Bienvenidos a todos a la arena sangrienta. ¡Por favor silencio!... Y tal y como el anciano pidió, se hizo el silencio. -Mi nombre es Makoto Ren, y no os preocupéis algunos por el nombre de nuestro seguro evento, como combatientes que sois, debéis saber que a veces suele haber un poco de sangre pero disponemos de un diligente servicio de asistencia.
Aquellas palabras tranquilizaron a alguno de los combatientes que parecía más nervioso. Rápidamente el anciano comenzó a explicar como se haría el sorteo de los combates, comenzando por repartir unas bandas con números que los dos hombretones que tenía al lado comenzaron a repartir, una para cada participante.
-Coloquesela Combatiente-san.
Riko obedeció inmediatamente, cogió la banda y se la colocó en la frente, con el número siete inscrito en ella.
Seguidamente, el anciano continuó con la explicación del funcionamiento del torneo, algo bastante clásico, pero rápido, al fin y al cabo tampoco podían tirarse todo el día allí, por lo que Riko supo desde el primer momento que tendría que reservarse en los primeros combates, si llegaba a la final y llegaba exhausto no le serviría de nada.
-Ahora necesitaría una mano inocente que vaya extrayendo las bolas...
Siendo sinceros, no muchos de los que se encontraban allí tenían pinta de ser ''inocentes'', por lo que no se fiaba demasiado de lo que pudiera salir, pero de repente apareció una muchacha pelirroja, verdaderamente guapa. Riko se quedó por unos instantes en blanco, centrando toda su atención en aquella joven, ni si quiera escuchó lo que dijo.
-Muy bien pues, mi nieta hará las extracciones, no creo que haya inconveniente.
Rápidamente en sorteo comenzó y se iba apuntando en la pizarra el resultado, a Riko le costaba ver, puesto que había un montón de gente delante, por lo que esperó pacientemente para poder acercarse a la pizarra y ver cual era el cuadro del torneo.
Perdón por la tardanza Yoshi, he tenido unos días malos.
La extracción de números fue sucediendo, descartando por cada emparejamiento de combates, dos posibles rivales para el Shinobi de Uzushio. A pesar de las circunstancias que reunió a todos aquellos combatientes por unos motivos u otros, se podía respirar cierta camadería entre ellos. Pues a fin de cuentas todos vinieron a hacer lo que mejor sabían hacer, pelear.
Yoshimitsu esperaba impaciente ver los combates y ver si aquello le podía servir para desarrollar nuevas técnicas y darle un enfoque con la tinta, aunque ya estaba satisfecho pues ya estaba gestando una brillante idea, pero siempre se podía matizar un dar un poco más de color al asunto.
Veamos a ver, seguro que estará al menos interesante el asunto
Y vaya que si lo estaba, al parecer el anciano no trabajaba solo, y no lo decía por los gorilas que velaban por que no hubieran altercados ni nada por el estilo. De repente apareció de entre bambalinas una figura un tanto bastante misteriosa, un hombre con una túnica morada oscura con un sinfín de adornos metálicos y un collar de esferas de jade verde inmenso que atravesaba su torso de la cintura hasta el hombro. Lo más característico es que portaba una extraña máscara metálica que le cubría el rostro por completo, dejando ver únicamente su cabello largo y blanquecino.
El enmascarado realizó un singular sello con la mano y de repente...
-¡Kage Bunshin no Jutsu! PLUFF, de repente habían en total cuatro hombres enmascarados que tranquilamente se posicionaron en cada vértice del cuadrilátero y siguió el espectáculo. Cuando entraban los combatientes a pelear el enmascarado con ayuda de sus tres clones levantaban una barrera de chakra color violácea para que los espectadores no salieran lastimados.
-¡Shishienjin!
Conforme salían los números y se formaban las parejas para combatir, lo combates transcurrían en el mismo momento, uno tras otro. Cuando finalizaba la contienda, continuaba la extracción y así hasta que de manera inevitable el número siete acabó saliendo saliendo. Los gorilas fueron en busca de Riko para que se fuera preparando para combatir.
-Prepárese número siete-san.
-¿Número siete? El anciano desde lo alto de la tarima, busco a Riko hasta que lo encontró con una agradable sonrisa. -Por favor, prepárese para combatir. Le dijo con cortesía. -Por favor querida nieta, un contendiente para el número siete...
La pelirroja hizo seguidamente una nueva extracción, mostró el número ante todos los presentes y exclamó.
-¡Número deciocho!
-Ese es mi número Confirmó una combatiente que estaba casi al fondo de todo aquello. Se trataba de una muchacha joven, quizás de una edad similar a Riko. De tez morena, evidentemente no tanto como Riko, llevaba un peinado inusual al igual que su contrincante, pelo de color oscuro rapado con un cresta mohawk en el centro, por detrás de la nuca una trenza que le llegaba a la mitad de la espalda. Vestía con ropas ajustadas de cuero con tachuelas y una gran bufanda negra que tenía le colgaba hacía atrás por la espalda, emulando como si fura una capa. Sujeto al torso, llevaba un arco corto y dos pequeños carcajes de flechas en cada muslo, que se sujetaban a su cinturón.
-Por favor, pasen al cuadrilátero. Rogó el anciano.
Los gorilas acompañaron a los dos contendientes hasta el cuadrilátero el publico rugía impaciente, querían más y más. Había tanta gente en las gradas, que cualquier esfuerzo por encontrar a Yoshimitsu fue en vano.
-¿Listo para morder el polvo?. Dijo la arquera con una mirada pícara y, con una voz sensual y provocadora a la vez.
Los combates se fueron sucediendo uno tras otro, de manera ordenada pero rápida, según salía un número, se le asignaba contrincante y salía a combatir, y así hasta que, al fin, llegó el turno del moreno.
-Prepárese número siete-san.
Rápidamente Riko se levantó, listo para salir a combatir, ahora solo quedaba esperar a saber quien sería su contrincante.
-¿Número siete? El anciano comenzó a buscarle y para facilitar la tarea, el joven genin de Uzushio levantó su mano derecha. -Por favor, prepárese para combatir. Le dijo con cortesía. -Por favor querida nieta, un contendiente para el número siete...
En ese momento la joven pelirroja que era la encargada de sacar los números de los contrincantes exclamó un nuevo número, el dieciocho para ser más exactos, a lo que una persona respondió.
-Ese es mi número
Era una chica que sse encontraba al fondo, esperando pacientemente a que fuera su turno. Era peculiar, quizás por su forma de vestir, pero, al igual que Riko, lo que más destacaba era su peinado, una cresta que acababa en una trenza. el rastas rápidamente se fijó en sus armas y le llamó la atención que parecía usar un arco.
Tras las palabras del anciano, ambos combatientes subieron al cuadrilátero, guiados por los gorilas que estaban junto al organizador. Riko buscó a su compañero, Yoshimitsu, pero era imposible, había demasiada gente y la barrera de chakra que separaba el cuadrilátero del público no facilitaba el buscar a alguien en concreto.
-¿Listo para morder el polvo?
Riko entonces centró toda su atención en aquella joven, tenía toda la pinta de ser mejor en el combate a distancia, por lo que aquello era lo primero que tenía que comprobar.
— Hazme pasar un buen rato. — Pidió el moreno con una amplia sonrisa en la boca y, repentinamente, se colocó en posición de combate, la pierna derecha adelantada, el puño izquierdo tapando la cara y el brazo derecho extendido hacia delante, incitando a su rival a atacarle.
Riko se preparó para combatir antes incluso de que apareciera el arbitro de aquellos combates clandestinos. Su contrincante se separó unos metros, estiró su cuerpo que gracias a sus ropas ajustadas, se podía ver con claridad las curvas femeninas que tan bien lucia y comenzó a calentar dando unos pequeños saltos, crujiéndose el cuello con un movimiento brusco finalizando así el calentamiento.
Tomó su arco con una mano y comprobó que la cuerda estuviera bien tensada, haciendo como si disparara el arco con un ojo entrecerrado, como si estuviera apuntando al horizonte, y decir que lo hacía a una velocidad envidiable.
-No es nada personal, pero necesito el dinero. Dijo la chica, como un débil intento de justificar aquello.
A los pocos instantes, un hombrecillo bajito pero fortachón, vestido con un kimono negro y obi rojo se apresuró hasta donde se encontraban los contrincantes. Se puso en medio de ambos y comenzó a hablar. Fue bien recibido por el público con una ovación ya que su aparición era síntoma de que el combate estaba a punto de comenzar.
-Muy bien muchachos, no quiero golpes en los genitales ¿De acuerdo? Tras lo dicho le insistió más a la muchacha para que no hubieran confusiones después. -Es un combate a K.O. cuando uno de vosotros caiga, contaré hasta diez, si no se levanta el que quedé en pie, ganará.
Se separó de aquel lugar y levantó una mano con firmeza. -¡A mi señal! Exclamó.
La muchacha no cargó su arco, aunque sí lo llevaba sujeto en su mano izquierda, la derecha la dirigió con sutileza a su espalda, a la altura de las lumbares.
El arbitro bajó con firmeza su brazo y grito a los cuatro vientos. -¡Pelead!
La chica aguardó en su posición, al ver la pose de Riko era de esperar que dedujese que se trataba de un taijutsero, la chica inquieta exclamó. -¡Ven a por mi!
La chica comenzó un calentamiento rápido, hasta que el árbitro apareciera y diera inicio al combate, y, aunque no le gustaba aceptarlo, la joven se movía bien y vio como su manejo del arco era bastante rápido por lo que tendría que tener cuidado si quería salir de allí lo más ileso posible.
-No es nada personal, pero necesito el dinero
Riko asintió, no sabía si de verdad la chica quería ver algún gesto de respuesta, pero aún así, el moreno lo hizo, dando a entender que lo comprendía, pero, lejos de sentir algún tipo de sentimiento a favor de la joven, el rastas tensó aún más sus músculos, preparado para que, en cuanto aquel hombrecillo que iba a ser el árbitro diera la señal, el combate comenzase.
-Muy bien muchachos, no quiero golpes en los genitales ¿De acuerdo? s un combate a K.O. cuando uno de vosotros caiga, contaré hasta diez, si no se levanta el que quedé en pie, ganará.
Riko más o menos se imaginaba cómo irían aquellos combates, por lo que aquellas reglas no le pillaban por sorpresa, únicamente estaba atento para ver cuando el hombre daba la señal, y no quedaba mucho.
''Tengo que intentar acabar pronto.''
-¡Pele..
El hombre no terminó de decir la palabra cuando Riko ya se había lanzado al ataque, no le hacía falta que nadie le incitara a ello, por lo que, tras llevarse la mano al portaobjetos, sacó kunai con la mano derecha. El muchacho recorrió en apenas un instante la distancia que le separaba de su contrincante, sin perder la vista de la mano de la joven que había colocado a su espalda, y directo a propinarle un tajo a la altura de la mejilla a la joven.
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1 AO
¤ Hitai-ate (anudada al cuello)
¤ Portaobjetos básico (En la cintura)
La chica quedó complacida con una sonrisa sexy de aprobación cuando Riko se abalanzó sobre ella con tanto énfasis. Pero como no podía ser de otra manera, la muchacha no iba a consentir que su mejilla acabara siendo desfigurada por aquel kunai, no teniendo más remedio que desvelar lo que su mano diestra andaba buscando con tanto recelo.
-¡Ya eres mío guapo!
La chica clavó su pierna izquierda al suelo para impulsarse a través de ella y comenzar a correr lateralmente, zafándose por la derecha en respuesta de la persecución de Riko a la par que haciendo gala de unos reflejos de combate sin igual, con un ejemplar juego de brazo, acabado con un magistral giro de muñeca, la cazadora lanzó con violencia hacía Riko lo que vendría a ser dos pequeñas bolas de acero conectadas a una cuerda. Sin duda eran unas boleadoras que fueron directas a las piernas del Uzughakuriense a una velocidad tal, que el sonido de la cuerda al cortar el aire era escandaloso a la par que preocupante para Riko que venía en dirección contraria, haciendo que el tiempo de reacción fuera menor.
Si no hacía nada para evitarlo, las boleadoras acabarían inmovilizando por las piernas a Riko, que acabaría irremediablemente con los morros en el suelo y quedando inmóvil a merced de la cazadora a saber con qué intenciones. Nada buenas desde luego.
14/11/2016, 15:13 (Última modificación: 14/11/2016, 15:47 por Riko.)
Tras la arrancada de Riko, éste pudo notar como la chica sonreía, gratamente complacida por la decisión que acababa de tomar, pero, debido a la velocidad del muchacho, no tuvo más remedio que mostrar lo que estaba planeando, dejando ver unas boleadoras que, sin duda, tenían la intención de cazarlo para dejarlo a su merced, y rápidamente se dispuso a evitar el ataque del de rastas.
-¡Ya eres mío gu...
Riko ni si quiera la escuchó terminar, pues, en cuanto la muchacha le miró, abrió por completo la mano que sujetaba el kunai y que estaba peligrosamente cerca de la cara de la joven, dejando caer el arma, pero mostrando una pequeña sorpresa, su hikaridama, que había cogido a la vez que el kunai, y sin dejarla tiempo a reaccionar, un destello cegador se apoderó del lugar, permitiendo al joven de rastas aprovechar el momento para realizar su ataque.
Rápidamente y aprovechando la ceguera de su rival, el joven de Uzushio se agachó, cargando chakra a través de todo su cuerpo, para, en el momento preciso, lanzar una fuerte patada ascendente a la barbilla de la arquera, que la haría salir volando, desarmándola del arco y las boleadoras.
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(1 AO revelada) Riko había escondido la hikaridama en el puño con el que había agarrado el kunai
¤ Hitai-ate (anudada al cuello)
¤ Portaobjetos básico (En la cintura)
Shuriken x5
Kunai x2 (-1)
Hilo shinobi
Hikaridama (-1)
¤ Konoha Shōfū ¤ Viento Ascendente de la Hoja - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Taijutsu 40 - Gastos: 48 CK - Daños: 80 PV - Efectos adicionales: Manda al oponente por los aires, desarma - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Esta técnica utiliza el cuerpo entero como resorte, amasando chakra a través de todo él y tomando una postura donde la parte posterior del mismo cae hacia abajo. Con este poderoso Taijutsu, el usuario asesta una fuerte patada en la barbilla de su adversario, causándole un tremendo daño en la mandíbula y mandándolo a volar por los aires, desarmándolo de cualquier objeto con el que estuviese equipado en las manos.
Podríamos decir que las leyes de la física eran caprichosas en ciertas circunstancias, pero en esta ocasión no hubo lugar a dudas. En este caso, Riko logró llevar a cabo su estratagema, pero a medias, pues subestimó la velocidad de su rival femenina que no solo logró lanzar sus boleadoras a gran velocidad, sino que además con gran precisión, estas se enrollaron fuertemente en las piernas del shinobi de Uzushio.
No obstante Riko llegó a situarse prácticamente delante de la muchacha, algo que quizás no se esperó, quizás ella también le subestimara. Fuera como fuere, la muchacha quedó cegada.
-¡Maldición! Exclamó la chica disgustada por tal contratiempo.
Por otro lado Riko, cuando quiso llegar a cabo la segunda parte de su plan al tener las piernas completamente inutilizadas por la maraña de cuerdas, este cayó al suelo, por fortuna no besó el suelo, sino que más bien cayó sobre la chica que a causa de la ceguera y la inercia cayó con él.
Riko no sufrió daño alguno por la caída ya que su contrincante hizo de colchón, su cabeza fue a reposar en sus generosos y cálidos senos. En ese punto el público se enalteció por aquel espectáculo pero duró poco, pues la muchacha que cayó de espaldas junto con el peso de Riko...Hizo que que bomba de humo que tenía en el portaobjetos de su espalda explotara, inundando todo el cuadrilátero de un humo denso que nada dejaba ver a los que estaban fuera.
-¡Serás pervertido! La muchacha a pesar de estar completamente ciega y molesta, hacía un esfuerzo por quitarse de encima a Riko para tratar de escapar. Pero estaba claro que la chica no era una eminencia en lo que a fuerza física se trataba, no podía deshacerse del peso muerto de Riko, por lo menos no por el momento.
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Arco corto
Muchas flechas
Boleadoras -1
Bomba de humo -1
algo más le queda, pero poco
Piernas inmovilizadas durante 3 turnos o hasta que corte las cuerdas
La estrategia de Riko podría decirse que funcionó a medias, consiguió evitar que la chica de la cresta llevara a cabo su plan pero, desafortunadamente, subestimó en gran medida la velocidad y la capacidad de reacción de ésta, que, justo en el instante en el que la hikaridama realizó su función, lanzó las boleadoras que tenía en la mano, que se enrollaron en las piernas del joven impidiendo su siguiente movimiento.
-¡Maldición!
El de rastas logró escuchar a la muchacha, justo un instante antes de intentar de forma desesperada continuar su estrategia y fracasar estrepitosamente al intentar si quiera moverse, cayendo hacia delante, llevándose consigo a la joven. La caída tuvo sus consecuencias, y una bomba de humo que la mohicana llevaba en su portaobjetos explotó por la presión, inundando el cuadrilátero de un espeso humo blanco, que impedía ver nada desde fuera, y dentro, apenas podía ver a unos pocos centímetros.
-¡Serás pervertido!
Riko no se había dado cuenta de que su cabeza se encontraba apoyada en los senos de la joven, por lo que ésta trataba sin éxito de quitársele de encima, en este momento, el moreno se dio cuenta dde que era el instante preciso para buscar el kunai que había dejado caer anteriormente, que estaría a sus pies, y desatarse de las cuerdas, por lo que, veloz como un rayo, el de Uzu dio un giro de 180 grados, sin levantarse de encima de la muchacha, que no podía moverse, y empezó a buscar el susodicho kunai.
No tardó apenas en verlo, pues, como bien había supuesto estaba a apenas medio metro de donde se encontraban los dos jóvenes y con un fuerte impulso con los brazos se impulsó hacia delante, agarrando el arma y cortando las cuerdas que mantenían sus piernas juntas a la par que el humo empezaba a disiparse. Se puso en pie y, en cuanto el humo permitió ver con claridad, se lanzó de nuevo al ataque, dispuesto a realizar un corte a la muchacha, esta vez a la altura del muslo derecho.
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(2 AO)
¤ Hitai-ate (anudada al cuello)
¤ Portaobjetos básico (En la cintura)
La muchacha desesperada por librarse del saco de músculos que era Riko, solo logró tímidamente zafarse medio cuerpo en el transcurso que Riko trataba de recuperar su kunai que dejó caer instantes atrás, y de liberarse de sus ataduras cortando las cuerdas. La muchacha estaba realmente enrabietada al verse impotente, de no lograr deshacerse del muchacho....
-¡Ahora veras! Exclamó la chica que parecía que le salía espuma por la boca.
Llevó la mano a su carcaje de donde agarró y empuñó una flecha como si fuera un puñal, y apuñaló a Riko en el costado mientras llevaba a cabo su maniobra. La punta de la flecha se quedó clavaba en las carnes de Riko y de la herida comenzó a brotar un poco de sangre. Afortunadamente, al penetrar la flecha, no había riesgo de hemorragias graves ni nada por el estilo. Eso si, dolía como mil demonios.
Una vez liberado Riko, se puso en pie rápidamente y cuando el humo se disipó, que no tardó demasiado, volvió a la carga, a por la chica. Es cuando se dio cuenta que la flecha era una verdadera y dolorosa molestia, y si quería pelear cómodamente solo tenía dos opciones. O extraerse la flecha, o partirla para que no fuera un estorbo.
La chica no tenía escapatoria, no toda la que necesitaba para sacarle provecho a su arco. Por lo que se incorporó y esperó pacientemente a Riko para tratar de bloquear su ataque usando como protección su arco en una mano y un kunai en la otra. Viendo las intenciones de Riko, decidió en el último momento esquivar el ataque apartándose de la trayectoria, procurando estar en todo momento frente a Riko para poder bloquear posibles contraataques.
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Arco corto
Muchas flechas
Boleadoras -1
Bomba de humo -1
Kunai x1
La kunoichi arquera clava en el costado de Riko una flecha -15 PV