La tarde estaba culminando, dando paso a la noche, aunque estábamos en verano podía sentir como el frío se acrecentaba con la llegada del astro lunar y también como las calles era iluminadas por todos aquellos letreros de neón de colores fluorescentes y muy llamativos. La lluvia era algo imposible de ignorar, después de todo estábamos en el lugar protegido por aquella defensa natural y vivir sin el lloviznar era casi imposible de imaginar para mi, por eso es que siempre me gustaba caminar bajo el manto que el dios de la lluvia nos obsequiaba.

En esta tarde-noche tan particular me encontraba buscando a una persona en particular, una persona que en los últimos meses se había ganado mi ira y rencor, una persona a la cual aborrecía... Y sin embargo, ahí me encontraba yo caminando por las calles de la aldea, con una bolsa plástica en mi mano y la vista agudizada, trataba de localizar su actual ubicación.

"¿Dónde te metiste?" Me decía mientras seguía caminando y viendo a todos lados. "Solo te perdí por un segundo y te escurriste" Mis orbes lograron encontrar a su imagen, pero así tan rápido le encontré, así se empezó a mover.

"¿Me equivoco de lugar?" Ahora me encontraba de pie, detenido, viendo el letrero de bar-restaurante que tenía frente a mi, ¿había él ingresado allí?

Un tiempo después de que se hubiese vuelto chuunin, Manase Mogura comenzó a hacerse un tiempo en su agenda siempre que podía para pasar a un local en particular a beber un poco y comer algo mientras disfrutaba de una charla de sobremesa con algunos shinobi de su mismo rango.

Aquel viejo bar restaurante no era en lo absoluto lujoso, estaba lejos de serlo. Era una cosa sumamente rustica, en términos de Amegakure y su nivel tecnológico, pero resultaba acogedor y sin duda alguna servía para resguardarse de la helada calle.

Por esas cosas místicas que tienen los bares, un día un par de chuunin se metieron en el negocio con aquella intención, y cuando el dueño pudo darse cuenta, el grueso de su clientela regular estaba constituida por los mismos borrachos con chaleco y placas plateadas, algunos incluso habían llegado a conseguir una dorada, pero seguían yendo al lugar a ver a sus conocidos.

El portal de ingreso era una puerta corrediza de madera montada en un marco metálico con algunas pequeñas tuberías a los costados todas entrelazadas de manera caótica y que se terminaban perdiendo en el piso. Si Inoue llegaba a atravesarla se encontraría de frente con una barra y algunas banquetas, a penas unas cuatro, solo una libre. Pero en otro rincón había un par de mesas sobre unos tatami, una de ellas estaba ocupada por una persona que él conocía bien y también por un desconocido. Sobre la mesa en cuestión habría una botella blanca de porcelana y dos pequeñas tazas de esas que se usan para beber alcohol.

Miré nuevamente por la calle buscando la presencia de Mogura, pero no lo encontraba, el único lugar en el cual tenía cierta seguridad de encontrarle estaba justo frente a mi así que no dudé más y abrí la puerta corrediza y caminé lentamente viendo a mi alrededor, el pasillo inicial me invitaba directamente a la barra que estaba prácticamente llena, solo un asiento libre; en mi inspección noté la poca elegancia del lugar.

Al llegar a dónde estaba el primer trío de clientes, pude tener una mejor visión del panorama y rápidamente localicé el motivo de mi presencia ahí, caminé lentamente, dándome mi tiempo, con un poco de duda sí, también por otro motivo en particular. "Genial... ¿Una reunión de chuunins?" Mis pasos no se volvieron más rápidos ni más lento, siguieron ese ritmo hasta que finalmente estuve lo suficientemente cerca para llamar la atención del médico.

—Buenas noches, caballeros.— Saludé con un tono serio. —Manase-san, Chuunin-san.— Hice una ligera reverencia a ambos. —Espero no importunar pero me gustaría discutir un asunto con usted.— Dije con un tono más relajado mientras que ponía la bolsa plástica en la mesa,el contenido de la misma no sería un secreto, una caja de cartón con el estampado de una pastelería, era como una especie de obsequio en son de paz.

El médico disfrutaba de una conversación sumamente casual con un conocido de aquel lugar, un compañero de bebida, como podría llegar a decirse en las calles. Todo marchaba según lo esperado, el alcohol estaba listo para ser servido y en cuestión de nada debería estar por llegar una suerte de entrada.

Pero sería entonces que aquel muchacho de pelo rojo aparecería, portando un misterioso paquete.

—Buenas noches, caballeros.—

Saludaría con un tono de voz que realmente parecía intentar matar el ambiente.

—Manase-san, Chuunin-san.—

Mogura inevitablemente tuvo que enderezar la espalda y corresponde el gesto del genin. El otro chuunin no tuvo tantas consideraciones con él pero de igual manera realizó una reverencia, ya tenía un par de copas encima como para preocuparse demasiado por los modales y todas esas cosas.

—Buenas noches, Inoue Keisuke.

Realmente no esperaba tener que atender a esa clase de formalidades en lo que restaba del día, no con tanta rigurosidad y mucho menos en ese lugar.

—Espero no importunar pero me gustaría discutir un asunto con usted.—

Una caja fue depositada sobre la mesa, un estampado sería revelado y con eso el médico podría saber que había dentro. Dedicó un par de segundos a ver el inerte presente y luego miró a su compañero de mesa.

—Voy a pasar un momento a la barra, Manase-san.

Diría Ameno con voz rasposa mientras se levantaba con pesadez. En ese momento estaba llevando el chaleco militar abierto y parecía que ya estaba listo para terminar de ponerse ebrio y caer dormido donde fuese posible, hasta que alguien viniese por él o el dueño del bar lo deje debajo del puente más cercano.

Manase Mogura asintió con un gesto leve de su cabeza y luego volvió su mirada a Inoue Keisuke.

—Adelante, Inoue Keisuke.

Ofreció entonces con un gesto de su mano el lugar que habría sido liberado.

El acompañante de Mogura, ebrio más no tonto, comprendió que su presencia en el lugar sobraba y se levantó de su puesto, con lentitud y torpeza se dirigió a la barra, su rostro se notaba rojo y daba mucho que pensar...

Miré el asiento por un par segundos como quien dudase de tomar el asiento, pero no me hice esperar mucho más, por lo que terminé suplantando al chuunin. —Un pajarito me comentó que le gusta el pastel de fresa.— Añadí al momento en que le acercaba la caja de cartón —Espero que mi visita no sea inoportuna.— Relamí mis labios. —Estuve pensando en las palabras que Yui-sama nos orientó, en que debíamos dejar a un lado nuestras diferencias y tratáramos de llevarnos mejor.— Recordé, no tan textualmente pero el mensaje era el mismo. —Es por eso que he venido a disculparme.— Hice una marcada reverencia desde mi lugar.

Después de un par de segundos de hacerse rogar, el médico pelirrojo tomaría el asiento.

—Un pajarito me comentó que le gusta el pastel de fresa.—

Fueron las palabras que dejaría escapar de sus labios a la vez que acercaba ligeramente el misterioso paquete. ¿Le habría estado siguiendo los últimos días como para tener esa clase de conocimiento sobre él? Por otro lado, por supuesto que la visita de su compatriota molestaba, la jornada ya había terminado y él estaba ahí para relajarse, no para mantener una conversación de manual. Aún así, no dejo que ningún detalle se notase.

—Estuve pensando en las palabras que Yui-sama nos orientó, en que debíamos dejar a un lado nuestras diferencias y tratáramos de llevarnos mejor.—

La mejor forma de hacer que el médico había encontrado, fue manteniendo una buena distancia con respecto al problemático muchacho. Pero sonaba a que Keisuke tenía otra idea de como afrontar la situación.

—Es por eso que he venido a disculparme.—

A disculparse, Inoue Keisuke había llegado hasta ese agujero de mala muerte lleno de chuunin medio ebrios solo para disculparse.

—Entiendo.

Dijo en un tono serio sin despegar la mirada del genin. Desvió su mirada apenas un instante a la caja del pastel, no tenía inteciones de abrirlo en ese preciso momento, prefería escuchar primero lo que tenía para decir el pelirrojo.

—Soy todo oidos, Inoue Keisuke.

Mogura no parecía verse muy motiva por el hecho de que me tomase la molestia en comprarle un pedazo de pastel de fresa, solo paseó sus ojos por el obsequio y luego los plantó en nuevamente en mi, su expresión no cambió en nada, no sabía si aquello era bueno o malo...

—Soy todo oidos, Inoue Keisuke.

—Pues admito que actué mal y sobre todo que no pude evitar sentirme celoso cuando noté la placa y el chaleco cuando te ascendieron de rango. Lo siento!— Y tras decir aquello deshice la reverencia, no había nada más que decir, no sabía que más decir sobre ello, todo aquel acto me conllevó un esfuerzo que prefería no se notase.

—Además de que nunca llegué a felicitarlo por su ascenso...— Traté de relajarme nuevamente porque la tensión estaba maltratando mis músculos del cuello y hombros.

—Hay un rumor que corre sobre que se acercan los próximos examen chuunin, ¿los ha escuchado?

—Pues admito que actué mal y sobre todo que no pude evitar sentirme celoso cuando noté la placa y el chaleco cuando te ascendieron de rango. Lo siento!—

Si tan solo hubiese sido tenido un ojo más agudo para notar esos pequeños detalles, para saber cuando alguien no era totalmente honesto con lo que pudiese llegar a decir, como mínimo, tendría mas dinero. Y por otro lado, habría aprovechado el momento para partirle una botella en la cabeza al pelirrojo. Pero por suerte para todos los presentes, no tenía esa capacidad. Solamente se podía limitar a tomar con pinzas lo que Inoue Keisuke tenía para decir.

—Además de que nunca llegué a felicitarlo por su ascenso...—

Y las pinzas a su vez tendría que tomarlas con otras pinzas.

El chuunin inclinó ligeramente su espalda haciendo una reverencia para corresponder el gesto del médico. Tenía que proceder a decir algo. Aquel sin duda alguna podría ser un momento para intentar enmendar de verdad las cosas.

—Acepto tu disculpa, Inoue Keisuke.

Apresuró a decir.

—No hay necesidad de preocuparse por algo como eso.

Agregó haciendo una ligera reverencia nuevamente.

—Hay un rumor que corre sobre que se acercan los próximos examen chuunin, ¿los ha escuchado?

Probablemente Manase Mogura se encontraba ahora mismo entre uno de los círculos sociales que recibiría primero esa clase de rumores.

—De hecho, si. No falta mucho tiempo, imagino que estarás preparándote para el evento.

—Acepto tu disculpa, Inoue Keisuke.— Expresó el chuunin luego de ver mi reverencia y escuchar mis palabras. Su aceptación no me alentaba ni nada, pero era un paso menos que dar, aparentemente...

Me mantuve en silencio para escuchar sus palabras, sus escasas palabras, característico de él, hablar simplemente lo necesario con las personas que no le caían bien, así como yo; pero esta noche todo cambiaría, yo haría la diferencia.

En cuanto a la interrogante sobre el examen, Mogura terminó revelando que los rumores eran cierto, en ese momento sonreí con un poco de satisfacción, era hora de ver sí mi entrenamiento surgiría efecto, o no. —Por su puesto que estoy entrenando.— Respondí rápidamente para no dejar tiempo a dudas.

Mire la mesa y noté que estaba ahí la botella de sake, ¿todavía tendría algo de licor? —Tanta plática me ha secado la garganta.— No dudé en agarrar la botella y servir en ambos cuencos, agarré el más cercano a mi y le levanté invitando al superior a beber conmigo, luego lo bebí todo en un único trago, sentí como mi garganta se abrasaba y un golpe de calor inundaba mi estómago.

—Como es el único chuunin que conozco estaba pensando que podría darme algunos consejos...— Solicité su ayuda con un tono dudoso ante la respuesta.

—Por su puesto que estoy entrenando.—

El médico asintió levemente al comentario. Con un poco de suerte estaba invirtiendo su tiempo en un área útil para un médico ninja.

—Tanta plática me ha secado la garganta.—

Sin dudarlo en lo absoluto, el médico pelirrojo tomó la botella y sirvió alcohol en ambas copas. Algo de sake debería haber quedado, no había tenido tiempo a finalizarla como era debido gracias a la interrupción del genin. Keisuke se haría entonces con una de las copas e invitaría al chuunin a beber con él.

Mogura llevó su mano hasta la copa y la observó un segundo, tenía pensado beber ese liquido pero aquel no era el ambiente que prefería para hacerlo. No se podía disfrutar del alcohol estando tan serio. Levantó la copa y se la acercó a los labios, la inclinaría levemente y haría que el buen licor bajase por su garganta. Efectivamente, no sabía igual.

—Como es el único chuunin que conozco estaba pensando que podría darme algunos consejos...—

Por supuesto que él no era el único chuunin que conocía, había más gente con chaleco que seguro sabría darle un consejo o dos de como hacer un buen examen. Pero bueno, se había tomado la molestia de ir hasta ese lugar a preguntarle.

Hmmm...

¿Qué clase de consejo tenía para darle a una persona como Inoue Keisuke?

Eres un shinobi médico, Inoue Keisuke.

Comentaría dejando la copa vacía sobre la mesa. Si el pelirrojo había soltado la botella, Mogura se haría con ella para volver a servirse sake.

Los examinadores seguramente no esperan que hagas grandes proezas de taijutsu o ninjutsu. Van a esperar que actues como el médico que eres.

Básicamente, hacer el trabajo para el cual le pagaban.

Mogura se detuvo un par de segundos a pensar que podría responder ante mi solicitud, no antes sin dar un buen trago al licor que ahora yacía en sus manos.

Eres un shinobi médico, Inoue Keisuke. — Comentó a la par que dejaba el cuenco sobre la mesa y veía como agarraba un poco más del sake. —Los examinadores seguramente no esperan que hagas grandes proezas de taijutsu o ninjutsu. Van a esperar que actues como el médico que eres.

"Una respuesta un poco vaga..." Pensé al escuchar la poca consistencia que tenía su argumento.

—Los examinadores quizá no sepan que soy un shinobi médico, la idea es mantener las habilidades de cada uno ocultas, ¿no?— Consulté, aquella aseveración era incierta, no podría considerar que los examinadores actuaran de forma preferencial porque me enfocaba en otra rama, un verdadero chuunin debía cumplir algunas caracteristicas indiferentemente de cual sea su fuerte.

Tomé la botella y la moví al sentir que era muy ligera, quedaba para un trago y poco más; levanté la mano para solicitar otra, habría que recargar la bebida... Esperaría a que viniese algún empleado con otro ejemplar mientras me encargaba de llenar mi cuenco nuevamente con las últimas gotas de la primera.

—Aunque... Ciertamente no tengo porque resaltar, solo debo no suspenderlo.— Admití luego considerando la opción que me daba Manase.

—¿Qué cree que salga en el examen? ¿Qué tipos de pruebas?

—Los examinadores quizá no sepan que soy un shinobi médico, la idea es mantener las habilidades de cada uno ocultas, ¿no?—

Como siempre, los médicos parecían encontrarse en polos opuestos. Así como en el torneo, la actitud que tenían con respecto al examen aparentemente sería diferente. Una parte de Mogura se preguntaba si Inoue pensaba realmente que los examinadores no tenían pleno conocimiento de las personas que iban a aplicar a la examinación.

Tras un gesto de su mano, con el cual pretendía llamar a alguien para que le trajese otra botella, se serviría lo último que quedaba de sake.

—Aunque... Ciertamente no tengo porque resaltar, solo debo no suspenderlo.—

El médico asintió con un leve gesto de su cabeza mientras hacía girar el alcohol en su copa. En un torneo era menester no exponerse demasiado, rara vez un truco funcionaría dos veces en un oponente atento. Pero era una prueba al fin y al cabo, tenía que demostrar de lo que estaba hecho.

—¿Qué cree que salga en el examen? ¿Qué tipos de pruebas?

Aquello no era muy complicado de responder, incluso sin tener una idea exacta de lo que iba a pasar.

—No sería alocado pensar que habrán al menos dos pruebas.

Respondió para luego hacer que el alcohol baje por su garganta. Dejaría entonces la copa nuevamente sobre la mesa, hasta que la botella fuese repuesta.

—Es posible que entre los aspirantes haya gente muy fuerte, los mejores de su generación. Sería una pena que una prueba de conocimientos les evite mostrar sus puntos fuertes.

De igual manera, sería una pena para aquellos posibles sabelotodos no conseguir un chaleco por tener que hacer alguna prueba de resistencia o por verse obligados a pelear contra un loco de las espadas.

La nueva botella no tardaría mucho más en llegar, un hombre con un pañuelo enrollado en la frente y cabello negro mezclado con canas se encargaría de retirar la botella vacía y reemplazarla con una llena de sake caliente.

A pesar de que solo quedaban unos escasas gotas en la botella, Mogura no dudó en escurrirla hasta exprimir el último producto que pudiese conservar el envase, aquello era bueno, significaba que empezaba a relajarse y podríamos mantener una conversación amena.

—No sería alocado pensar que habrán al menos dos pruebas. — Respondió mientras bebía el sake y no tardo en agregar: —Es posible que entre los aspirantes haya gente muy fuerte, los mejores de su generación. Sería una pena que una prueba de conocimientos les evite mostrar sus puntos fuertes.

En eso estamos de acuerdo, es decir, creo que también hay posibilidades de que haya un examen teórico — Congenié con ese aspecto y sonreí.

Un hombre de aspecto mayor, con una pañoleta en la cabeza, se acercó y depositó la botella nueva y se llevó la vacía, agradecí con amabilidad. Tome el ejemplar y lo abrí en un santiamén, luego serví en ambos cuencos, con un pulso firme, sin derramar ni una gota. —Yo creo que el examen escrito no supondrá un problema para mi, aunque seguramente habrá una batalla, no soy el mejor, pero tampoco me considero el peor...— Tomé la copa y la acerqué a mis labios para luego permitir la entrada a aquel licor.

El calor abrasó mi garganta nuevamente, con más potencia, que los primero tragos. —Sí no ponen un combate, ¿cree que podrían poner una prueba de supervivencia o algo similar?— Dejé el cuenco en la mesa y entonces miré la caja con el pastel, Manase ni siquiera había reparado en ella, ni siquiera había agradecido el hecho de que me molesté en buscar su favorita, ¿en dónde estaban sus modales ahora?

Llevé mi diestra a mi bolsillo y miré nuevamente la botella.

"¿Cuánto tiempo faltará?"

Saqué una moneda y la puse en la mesa también y entonces la hice girar con mis dedos.

El médico no demoraría mucho en rellenar las copas cuando la nueva botella llegó a la mesa.

—Sí no ponen un combate, ¿cree que podrían poner una prueba de supervivencia o algo similar?—

Mogura bebió el contenido de su copa con una ceja ligeramente alzada. ¿Qué clase de idea tenía en mente Keisuke?

—¿Qué pretendes? ¿Que los envíen a un bosque a conseguir un par de pergaminos o algo por el estilo?

Casi que parecía algo sacado de una serie de anime.

Inoue miraría entonces el pastel, lo cual haría que él también llevase su mirada hacía la caja. Ciertamente no tenía muchas intenciones de acompañar el alcohol con postre. El pelirrojo sacaría una moneda y la colocaría sobre la mesa, sin demorar mucho más comenzaría a girar entre sus dedos.

—No te ofendas si no me pongo a comer esto en este preciso momento. Aún no he cenado.

Volvería ligeramente su mirada hasta el médico y entonces consultaría mientras servía nuevamente sake en las copa:

—¿Estas con prisa?

Bajaría su mirada entonces a la moneda con la que jugueteaba.

—¿Qué pretendes? ¿Que los envíen a un bosque a conseguir un par de pergaminos o algo por el estilo?

Reí al escuchar su declaración. —No... Más bien pensaba que tuviéramos que...— ¿Qué podría ser? Dudé unos segundos. —Quizá tengamos que robar algún objeto sin ser detectados, o llegar a un punto en un tiempo determinado, a contra reloj...— Sí, eso era lo primera que vino a mi mente, fue lo que dije, quizá pudiera acertar...

Entonces el chuunin sintió mi inquietud por el presente y se excusó anunciando que aún no cenaba, seguramente no querría mezclar dulce con licor, pero también tenía el estómago vacío así que el efecto pudiera ser contraproducente de igual manera...

—Tranquilo, no es como sí fuese su obligación.— Corté, zanjando el tema del pastel, no importaba ya.

—¿Estas con prisa? — Cuestionó mientras servía otro trago.

Seguí girando la moneda con mis dedos. —En lo absoluto, estaba pensando en que mis posibilidades podrían ser como las cara de esta moneda.— Comenté mientras la seguía viendo. "Cincuenta por ciento de posibilidades..."

Guardé la moneda y entonces me serví otro trago, imitando al superior, lo bebí sin dilatación y luego me levante.

—Ya regreso.— Sí Mogura me seguía con la mirada, sabría que buscaría los sanitarios.