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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Aquel era un día como cualquier otro en el que Noemi no tenía demasiadas cosas por hacer. Si bien había decidido comenzar a trabajar como kunoichi unos cuantos años más tarde de su graduación, había pasado demasiado tiempo encerrada en casa por lo que el mundo exterior para ella era algo completamente desconocido. Por lo menos si no tenemos en cuenta lo que tiene aprendido de las clases en la academia.

Todos los lugares del mundo los conoce si, pero solo por cuento o porque figuran en algún libro, no porque los haya visitado y eso era lo primero que pretendía cambiar. Para eso fue que decidió emprender un viaje para recorrer medianamente cada país, por lo menos para saber donde se ubican algunos pueblos en caso de que por alguna misión se vea obligada a pasar la noche lejos de casa.

Habiendo tomado todas las cosas necesarias, la kunoichi partió en aquel viaje que le tomaría bastante tiempo aunque haría en partes para regresar de vez en cuando a la aldea. Así fue como tras una larga caminata de unos cuantos días la rubia llegó hasta que llegó pasado el mediodía de aquel hermoso día soleado a una extraño círculo compuesto por piedras con formas similares a ortoedros, aunque con algunas imperfecciones que podrían haber sido a causa de la erosión del paso de los años. ¿Para qué lo habrán hecho...? Se preguntaba la chica luego de haberse subido a una de estas rocas que había sido depositada de forma horizontal sobre otras dos verticales.

No había absolutamente nada a la vista que pudiese llegar a explicar el por qué de aquello, pero si que resultaba ser un lugar de lo más cómodo para descansar un rato. Dudo que alguien vaya a molestar... Dijo para si misma para luego sentarse sobre la misma roca sobre la que se había subido dejando sus piernas colgando al borde de la misma.

Así fue como la kunoichi aprovechó el momento de paz para satisfacer esa extraña necesidad suya de prestar atención a su perfecta cabellera dorada, esta vez lo haría cepillándolo con el cepillo que había sacado de su portaobjetos que por suerte no terminó dañado a causa de los tantos shurikens que guardaba allí mismo - Necesitaré una bolsa aparte... - Dijo para si misma pensando específicamente en la seguridad del cepillo. - Y kunais, explosivos, algunos dai shurikens, tal vez algunos fuuma también... Y alguna katana extra... - Decía la chica bastante relajada como si hablase con alguien.
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#2
Apenas hacia una semana que la joven Mitsuki había desembarcado en el continente y puesto los pies por primera vez en la Aldea de Uzushiogakure. La vida en el continente no le resultaba del todo desagradable por el momento, en la aldea eran muy amables con ella e incluso le habían dejado un tiempo para que se aclimatese tanto al tiempo como a las constumbres, antes de que se incorporase al servicio como gennin. Tiempo que había decidido emplear en conocer un poco los alrededores, a la vez que se probaba fuera de su mundo por primera vez en situaciones cotidianas. Sin duda un primer paso antes de verse envuelta en otro tipo de situaciones seguramente menos favorables para ella.

Siguiendo las indicaciones de uno de los secretarios del Señor Feudal, que la recibió en el puerto cuando llegó, había puesto rumbo hacia las Planicies del Silencio justo al norte de Uzushio.

La joven avanzaba bastante rápido, era mucho más fácil atravesar aquella hierva de color verde oscuro que las montañas de nieve que rodeaban su hogar, aunque debía de reconocer que tener aquel potente Sol todo el día sobre sus hombros era un poco incómodo. No estaba aconstumbrada a recibir los rayos de luz tan constantemente como en aquel lugar, además la planicie era un lugar bastante húmedo. Seguramente en verano debía ser un lugar bastante caluroso, pero por suerte estaba bien entrado el otoño y corría un agradable viento del Oeste: Seco y fresco. Algo que la joven interpreto como un regalo de Byakko para hacerle más llevadero el viaje.

Ataviada con su vestimenta habitual, chaqueta blanca, pantalón y camiseta gris, se sentía bastante más animada. Dejar su tierra había sido duro para ella, no sólo por abandonar a su querida maestra, si no por que no sabía muy bien hacia donde iría y que tipo de personas se encontraría en el camino. Además, era la primera vez en su vida que se sentía tan libre. Desde muy pequeña había tenido que lidiar con muchas responsabilidades como Akikara na, ir de aquí a allá siguiendo a su maestra casi sin tiempo para ella misma. No podía quejarse de su vida pues había sido realmente buena, había compartido grandes momentos con su anciana maestra y sin lugar a dudas había sido muy feliz... pero aquella sensación de solo tener que pensar en poner un pie delante del otro, no saber hacia donde te dirigen tus paso, que lugares o gentes vas a conocer. Aquello era una libertad que la hacia sentirse viva como jamás se había sentido, sentía que cualquier cosa era posible.

Era una sensación tan maravillosa que incluso la asustaba, tenía miedo de que le gustase tanto que cuando llegase el momento no pudiese cumplir con su deber como sucesora. La desazón se apoderó de ella por un instante, la duda era dolorosa pues durante ese breve momento sintió que no tenía elección.

La joven aparto los pensamientos con un brusco movimiento de cabeza, haciendo que su melena ondease en el viento siguiendo el movimiento. No podía pensar aquellas cosas, no estaba bien, además quedaba mucho tiempo... aún tenía mucho tiempo para encontrar lo que había venido a buscar al continente... mucho tiempo para encontrar en quién debía de convertirse.

Cuando volvió a concentrarse en el camino, se dio cuenta de que la mañana había avanzado bastante. Ya debía de ser casi mediodía y el calor apretaba un poco más, seguramente para alguien de aquellos lares la temperatura sería ideal pero para alguien criada en la nieve comenzaba a ser un poco agobiante. Sin embargo, estaba de suerte. Justo frente a ella se alzaban un montón de piedras que parecían seguir un patrón lógico o eso le pareció, era algún tipo de construcción. Extraña, pero una construcción pues no le cabía en su cabeza la posibilidad de que las piedras hubiesen acabado en aquella extraña posición por mero azar. Mas no le importó mucho tampoco saber el origen, solo le importaba en aquel instante que eran lo suficientemente grande como para dar buena sombra. Así que decidió descansar un rato bajo ellas, la joven arrancó a correr en dirección a los dólmenes.

La sensación de sentir la hierva bajos sus pies, el viento en el rostro... era algo maravilloso. Su cabello ondeando al viento junto con su cinta y chaqueta, simplemente maravilloso. Nunca pensó que estando lejos de Kusabi podría sentirse así.

No tardó mucho en llegar hasta el extraño monumento, las piedras eran mucho más grandes de lo que le habían parecido desde la distancia. No pudo evitar hacercarse a la más cercana y acariciarla, era muy aspera, sin duda llevaba mucho tiempo allí sufriendo las inclemencias del tiempo pero a pesar del rugoso tacto, no aparto la mano. Casi podía sentir como las piedras desaban contarle por que estaban allí, pero ella no podía entenderlas, trato de aguzar el oido y escuchó una voz, lejana y femenina aunque tan sólo pudo escuchar un pequeño fragmento de lo que decía. Al parecer necesitaba katanas.

La joven torció el gesto, no podían ser las piedras, para que querrían las piedras unas katanas así que comenzó a caminar entre las rocas buscando el origen de la voz. Apensa dio unos pasos hasta que localizó una figura de larga melena rubia que parecía estar acicalandose sobre una de las rocas elevadas en posición horizontal. Lo poco que pudo ver de su vestimenta era bastante diferente a lo que había visto hasta ahora, además iba armada. Lo primero que le vino a la cabeza es que podría ser algún tipo de bandido, había oído que en el continente era bastante común encontrarse con esos sanguinarios saqueadores pero esta parecía estar sola y siempre le habían contado que iban en grupo.

La peliblanca dudaba en que hacer, no quería toparse con bandidos, lo último que quería era terminar en un combate absurdo. Pensó en volver por donde había venido, pero aquella mujer (pues le pareció más mayor que ella) no parecía un peligro inminente, de hecho se veía bastante relajada y concentrada en el mantenimiento de su cabellera. Quizás incluso fuese una kunoichi al fin y al cabo de Uzushio, ¿por qué no podria ser? estaban cerca de la aldea y si ese fuese el caso sería bastante mal educado no presentarse o quizás solo una lugareña que había hecho una parada. Fuese lo que fuese, estaba allí y debía de decidirse ya que iba a hacer pues corría el riesgo de que la chica se diese cuenta de su presencia. Quería y no quería y en la duda se quedó durante unos isntantes sin saber que hacer.
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#3
- Aunque primero debería acostumbrarme a esta... - Agregó en pleno monólogo refiriéndose a la katana que traía amarrada a las argollas de su top. Apenas podía manipularla si la sostenía con ambas manos y algún día sería bastante útil poder utilizarla con tan solo una mano mientras con la restante hace alguna otra cosa.

Mientras la joven kunoichi seguía haciendo sus listados mentales a la vez que cepillaba su cabello, una sombra pasó por encima suyo por lo que se levantó con rapidez dejando caer el cepillo al suelo para llevar ambas manos a su portaobjetos y luego llevarse una sorpresa. - ¿¡Quién...!? - No alcanzó a terminar la frase que se encontró entablando conversación con una inocente paloma que ni siquiera le estaba llevando el apunte.

Ahora que sabía que no estaba en peligro ni nada por el estilo, Noemi suspiró pesadamente mientras se sostenía el puente de la nariz ejerciendo cierta presión con solo dos dedos. ~ Papelón que me hiciste pasar... ~ Dijo en su cabeza para luego comenzar a buscar con la mirada su cepillo que había caído a la hierba.

Con un simple salto la chica regresó a tierra y se agachó para tomar el cepillo que estaba a un lado de donde ella había caído. Fue ahí cuando de reojo alcanzó a ver una silueta humanoide.

Tras tomar aquel objeto del suelo y guardarlo en el portaobjetos, la kunoichi de Taki se enderezó y giró para así observar mejor a la fémina que tenía delante que a simple vista uno podría deducir que era una novata sin saber qué hacer al encontrarse gente armada en medio de la nada. - Uzushio... - Fue lo primero que pudo identificar en la albina gracias a la bandana que lucía en su frente.

Lo segundo que destacó en ella, eran unas marcas en las mejillas que para los ojos de la rubia podrían existir gracias a algún tipo de maquillaje y por lo cual no le dio mucha importancia, pero si que había leído algo acerca de 'niñas marcadas', un asunto que no se terminaría de creer puesto que lo había leído de un libro de mitos y cuestiones ficticias. - ¿Y bien...? ¿Planeabas a hacer algo...? - Preguntó con cierta frialdad al mismo tiempo que se llevaba la mano izquierda a la cadera mientras que con la derecha se echaba parte de su larga cabellera hacia atrás.
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#4
No terminaba de decidirse la joven peliblanca ¿Irse o no irse? Esa era la cuestión que no iba a tener tiempo para resolver. De repente la muchacha que se peinaba tranquilamente, se sobresalto ¿La había visto? No era posible, o al menos eso creía. ¿La habría sentido de alguna otra manera? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta.

Mitsuki en un acto reflejo colocó su cuerpo ligeramente caído hacia atrás, mano derecha apoyada en su cadera y extendida en dirección a la rubia, brazo izquierdo extendido y piernas ligeramente flexionadas. Aunque no sabía muy bien que estaba pasando, el sobresalto de la extraña le hizo intuir un posible ataque. Sin embargo, no podía estar más equivocada. El arruyo de una paloma rompió el tenso silencio para responder a la pregunta de la sobresaltada kunoichi que había dejado caer su peine al suelo. Tras aquel instante de sorpresa, pareció que la chica se relajaba.

Al parecer no la había detectado, al menos no a ella, y tras comprobar que tan sólo era un pájaro pareció relajarse. Mitsuki hizo lo propio, no pudo evitar dejar escapar un suspiro. Era una chica entrenada sin duda, pero nunca se había visto en situaciones reales de posible combate... era muy buena pero en la teoría.

Más relajada y recuperando su postura normal, la joven decidió que lo mejor sería retirarse. No se veía capacitada aún para tomar riesgos tan a la ligera, sobre todo después de aquel susto pero, cuando se disponía a retirarse ya era demasiado tarde.

Esta vez la rubia la había localizado, no había ninguna duda pues tras recoger su peine se había revuelto resueltanmente contra la peliblanca. Se notaba que tenía bastante más experiencia que la kusabiariana, su gesto no era de miedo si amenazante. Sus ojos rápidamente localizaron la procedencia de Mitsuki y adoptando una postura claramente de combate, le lanzó un par de preguntas que sonaron más bien a amenaza.

La Akikara na por su parte, también había localizado una hitae ate en su potencial adversaria... pero a diferencia de su contria, no era capaz de identificar la procedencia con claridad, al menos no podía recordar el nombre de la villa de la que parecía proceder. Al menos sabía que era una kunoichi, lo único malo es que no sabía como eran las relaciones políticas y no políticas entre Uzushio y la villa de la que procedía la otra chica.

El tiempo se le echaba encima y debía responder, no sabía muy bien que hacer así que decidió seguir su instinto y dejó hablar a su corazón, la sinceridad siempre le había funcionado.

—Solo me había acercado a visitar estás ruinas— dijo mientras alzaba ambas manos al aire con las palmas extendidas para demostrar que no era una amenaza —Te encontré por casualidad y no sabía si eras una bandida, así que pensaba marcharme sin que me vieras... pero esa paloma me sobresaltó y no tuve tiempo de marcharme— respondió con total y absolua sinceridad, si aquello no la sacaba del apuro....
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#5
La postura y las palabras llenas de arrogancia de la rubia parecían haber 'intimidado' hasta cierto punto a la albina quien alzaba ambas manos para indicar que no representaba amenaza alguna. ~ Está más que claro que no lo eres... ~ Decía para si misma mientras inspeccionaba con la mirada a aquella peculiar joven.

Ante aquellos verdosos ojos, la jovencita que tenía delante o bien la conocía o simplemente era una cobarde, aunque un par de puntos se ganó por haber respondido sin tartamudear o morderse la lengua por el miedo. Noemi no hizo más que soltar una ligera risita y mirarle con una sonrisa de medio lado, aunque sus ojos permanecían mirándola con cierta hostilidad. - ¿Y qué si fuera una...? - Preguntó acercando una mano a la frente de la chica para darle un ligero golpe con un solo dedo.

Luego del golpe, la sonrisa de la kunoichi se esfumó y agregó con serenidad. - Esas cosas las tienes que pensar antes de salir del escondite. - La idea de aconsejarla había salido de una forma espontánea, sabía bien lo que era ser una novata ya que a ciencia cierta ella aun era una. Pero nadie tenía que enterarse de ese detalle. ~ ¿Será que se siente en desventaja...? ~ Preguntó en su cabeza intentando encontrar un buen motivo para que la albina se haya 'entregado' tan fácilmente.

Otra posibilidad era que ella fuese el tipo de shinobi que lucha cuerpo a cuerpo con taijutsu y por la falta de seguridad se haya sentido intimidada por la katana o la seguridad que la rubia estaba demostrando, aunque en su interior sentía la duda de si podría llegar a hacer algo contra esta kunoichi de Uzu.

De todas formas, esta albina era un tanto 'llamativa' por la forma de actuar, por ello es que la rubia no permitiría que se fuera tan fácilmente, por lo menos no de momento. - ¿Es tu primera vez cruzándote con un ninja de otra aldea? - Preguntó mientras sacaba su mano de su cadera para tomar unos mechones de cabello y comenzar a hacerse una pequeña trenza.
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#6
Los grandes ojos de la kunoichi rubia se clavaban en la peliblanca, parecía estar evaluando si era o no una amenaza. Mitsuki por su parte se limitó a devolver la mirada, tranquila y serena, incluso de permitió sonreír levemente tratando de dar confianza. Tras un breve instante de tensión, la chica de cabellos dorados dejó escapar una ligera risa. Al principio, la Hyuga, no supo si eso era bueno o malo y la mirada de hostilidad que lanzó su interlocutora no ayudó a despejar la duda.

La rubia alzó la mano, Mitsuki no sabía que era lo que pretendía. Casi cayó en la tentación de defenderse, pero lo único que ocurrió fue que recibió un suave golpe entre ceja y ceja, antes de lanzarle un consejo.

La kusabiarina no pudo evitar dejar escapar un suspiro de tranquilidad, había estado cerca de convertir su primer viaje en el continente en el relato de su primer combate. Y la verdad es que no quería empezar así, no le gustaba combatir, si podía evitarlo lo haría y está vez, lo había conseguido. Así que podía respirar tranquila al menos por el momento.

La voluptuosa chica que tenía enfrente, aparte de dar buenos consejos también era buena observando pues había calado a la pobre Hyuga en un isntante. La pregunta no podía ser más acertada, Mitsuki estaba casi segura de que la chica ya sabía la repsuesta pero sólo preguntaba para confirmar

—La verdad es que sí— ademitió la joven que ya había bajado las manos y ahora sonreía cálidamente —De hecho es la primera vez que viajo por el continente— se sinceró la joven —Y la verdad es que no se que hubiese hecho si hubieses sido una bandida hostil— reconoció la peliblanca, que casi prefería no tener ni que imaginarlo —No me gusta luchar la verdad—

Justo cuando acababa de terminar de hablar, la joven se dio cuenta de que no se había presentado adecuadamente y eso era de mala educación

—Por cierto, disculpa que no me haya presentado— hizo una pequeña reverencia en señal de disculpa —Mi nombre es Hyuga Mitsuki— se presento volviendo a reverenciar a su interlocutora
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#7
La idea de intimidar novatos era algo que tenía en la cabeza hace años, pero nunca tuvo la oportunidad de hacerlo puesto que ella en realidad es una más del montón. Ni siquiera había completado una misión de rango D y casi podríamos decir que la mandarían de nuevo a la academia si fuera posible a causa de todo ese tiempo que estuvo rascándose a dos manos en casa.

Luego de darle ese golpecito en la frente, Noemi le lanzó un par de preguntas las cuales terminó por responder luego de sentirse un tanto aliviada a juzgar por los gestos que había hecho. ~ Seguramente haya pensado apuñalarme o golpearme cuando levanté la mano... ~ Pensó la genin de Taki sin decir absolutamente nada para escucharle con la mayor atención posible.

Las respuestas que la joven Hyūga le había brindado no hicieron más que confundir más a la rubia que terminó por rascarse la cabeza con cierta frustración sin soltar el mechón que sostenía en su otra mano. ~ ¿Será que viene de alguna de las islas cercanas al país de la Espiral...? ~ Se preguntó a si misma mientras intentaba terminar de entender lo que le acababan de decir con la mejor explicación posible.

De todas maneras, el agregado acerca de lo de la bandida hizo que Sakamoto volviera a la realidad para mirarle con cierta frialdad aunque con las cejas algo alzadas. - Si hubiese sido una bandida y tú con esas dudas ya estarías muerta... - Comentó la rubia para llevarse la sorpresa de que esta posible extranjera le había dedicado un par de reverencias para presentarse que la dejaron un tanto intrigada.

Luego de escucharla, Noemi se inclinó ligeramente hacia adelante para observar con más detalle los ojos blancos de la chica, ojos que caracterizaban a cualquier miembro del clan mencionado aunque su blanca cabellera la hacía destacar aun más... Y ni hablemos de las marcas de las mejillas. - Así que una Hyūga... ¿Se puede saber a qué se deben los garabatos en tu cara? - Preguntó mientras volvía a enderezarse para escuchar una respuesta medianamente lógica.

Pero claro, la kunoichi albina se había tomado la molestia de presentarse y sería de muy mala educación no responder de la misma manera. - Sakamoto Noemi, un placer. - Respondió mientras se cruzaba de brazos realzando levemente el tamaño de su busto.
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#8
La chica rubia miraba a Mitsuki como una maestra severa, con dureza pero a la vez se molestaba en darle algún que otro consejo o advertencia. Aquella vez lo que le dijo fue más bien una realidad que podría haber sido cierta o al menos una parte de ella. La peliblanca no pudo evitar sentirse un poco avergonzada, aunque eso no evitó que admitiese la verdad, había elegido el camino de la sinceridad y no iba a dejarlo.

—Seguramente— admitió la joven mientras se llevaba su mano izquierda hasta su nuca propia para acariciarla suavemente mientras sonreía.

Por su parte, la kunoichi de taki, se inclinó levemente hacia la joven para analizarla pormenorizadamente o al menos aquello fue lo que sintió la kusabiariana. La rubia había reparado en las marcas de su rostro y, la verdad, es que no le extrañaba. Desde que había llegado al continente le habían hecho la misma preguntas cientos de veces, al parecer no estaban acostumbrados a ver a otras personas con marcas parecidas. Eso le hacía pensar que era mucho más raro de lo que siempre había creído, al fin y al cabo en su pueblo tan sólo eran su maestra y ella las que tenían algo similar, pero en el continente casi que podría decirse que era solo ella.

—No, no son garabatos— comenzó a responder con su cálida sonrisa [color=yellow]—Son marcas de nacimiento, las tengo por todo el cuerpo— indicó señalando hacia abajo, pues desde la rodilla hacia las tabi se podían ver también alrededor de los gemelos

La chica acabó por presentarse, a lo que Mitsuki respondió con su habitual educación —El placer es mío, Noemi— hizo una pequeña reverencia y cuando recuperó la verticalidad pudo ver como su interlocutora se cruzaba de brazos, elevando su voluminoso busto. Era tan prominente, que la joven no pudo evitar dejar escapar una mirada para después bajar la vista hasta su propio busto. Apenas tenía unos incipientes senos, que comparado con aquello no eran más que dos cerezas. Con la esperanza de que la diferencia no fuese tal, Mitsuki tiró con el dedo del cuello de su camiseta para observar mejor pero la realidad es la que era, fue como si recibiese un fuerte mazazo de realidad... casi como si le hubiesen golpeado con aquellas sandías

—Bueenoo— dijo recuperando la sonrisa —¿Y de que aldea eres? Nunca había visto vuestro símbolo antes— se sincero la joven esperando que satisficieran su curiosidad
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#9
La Hyūga parecía el tipo de persona incapaz de mentir pero Noemi por lo menos no estaba completamente segura de ello por lo que simplemente prefirió seguir como si nada sospechara para verificar las verdaderas intenciones de la chica. Es cierto, había afirmado ya un par de veces que parecía ser una novata, pero no quitaba el hecho de que tal vez se encontraba frente a una kunoichi de lo más experimentada y que sabía mentir y actuar extremadamente bien.

Las marcas del rostro ajeno seguían siendo algo de lo más llamativo y fue por eso que la rubia no pudo contenerse y terminó preguntando al respecto. La respuesta fue de lo más llamativa, en si sabía que existían personas que nacían con algunas marcas algo particulares como lo podían ser los lunares pero nunca pensó que alguien nacería con marcas similares a la de los tigres que para colmo que esas cosas recordaba haberlas leído de libros de historias ficticias. - Así que... Todo tu cuerpo... - Susurró más para si misma mientras bajaba la mirada en un intento por divisar algo más pero se vio imposibilitada gracias a la vestimenta de la chica, a excepción de las piernas por debajo de las rodillas donde se podía apreciar algunas líneas negras.

~ Así que en todo su cuerpo... ~ Seguía pensando mientras ignoraba casi que por completo a la joven que parecía haberse visto afectada hasta cierto punto por culpa de la medida del busto de Noemi. De todas maneras, la diferencia de edades entre ambas era bastante obvia por lo que cabía la posibilidad de que en unos años la albina superase aquella medida, aunque siendo una kunoichi podría llegar a afectarla negativamente.

Mientras la kunoichi de Taki seguía armando posibles explicaciones y formulando preguntas en su cabeza respecto de las marcas, la joven de Uzushio rompió el silencio para preguntar acerca de la aldea. Al final de cuentas, era algo completamente inevitable pero aquello no impidió que Sakamoto suspirara para luego responder. - Soy de Takigakure, tendrás que recordar el símbolo o alguno de mis compañeros podría verse ofendido. - Dijo la chica con una mirada fría en un intento por darle la idea a la jovensita que tenía delante de que la había ofendido de una manera u otra.
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#10
La cuestión para romper el hielo no fue la idónea, no le había sentado demasiado bien que no conociese a su aldea. Al fin y al cabo en el mundo ninja todos debían de conocer a sus potenciales oponentes, había olvidado esa parte que tantas veces le recalcaron desde que llegó a Uzushio. Por suerte, Noemi, no se lo tomó demasiado mal y se limito a suspirar un tanto molesta y a advertirle lo que ya le habían advertido antes: ten cuidado o podrías ofender a alguien.

—Lo siento, no quería ofenderte— se excuso la joven usando las manos —Disculpa mi ignorancia pero apenas llevó un par de semanas en Uzushio y aún me cuesta adaptarme a las constumbres shinobi— trató de excusarse la chica, que no quería que su interlocutora se sintiese insultada —Lo siento de verás— volvió a disculparse con una amplía reverencia

La joven recuperó la verticalidad, esperando que sus disculpas fuesen aceptadas pues se había disculpado de corazón.

—Tendré en cuenta tus consejos— añadió al final con una tímida sonrisa

Había tenido suerte de que su primer encuentro con alguien de otra villa hubiese sido con alguien como Noemi, la peliblanca podía haber tenido muchos problemas para tratar con gente más hostil. Apenas estaba adaptandose al estilo de vida ninja, el que habría de llevar durante los próximos años, y la verdad es que sentir la libertad estaba bien pero en el fondo era una vida muy peligrosa. No todo podían ser ventajas.

—La verdad es que he tenido suerte encontrandome contigo— reconoció la joven —Me alegro de haber venido hasta estás ruinas— la joven peliblanca dejó por primera vez su mirada perderse entre aquel mar de rocas gigantes, ahora se sentía bastante más tranquila y segura, por lo que aprovechó para tomar una visión global de aquel extraño lugar
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#11
El plan de la rubia había salido perfecto, la chica se estaba disculpando reiteradas veces con reverencias incluídas... Cosa que la hacía sentir de lo más incómoda principalmente por no estar acostumbrada a tanta formalidad pese a la casa en la que había sido criada. ~ Otra reverencia y la pateo... ~ Dijo para sus adentros mientras luchaba con aquella ceja que deseaba arquearse.

La jovensita en si no le había hecho nada, pero no le gustaba semejante formalidad ya que la hacía sentir vieja. Después de todo, lo de las reverencias por lo general se hacía con los mayores o los superiores y sabía muy bien que no era una superior en ningún aspecto. - Ya ya ya, no más reverencias. - Dijo un tanto fastidiada mientras tomaba con firmeza a la Hyūga de los hombros para asegurarse de que no volvería a 'caer' hacia delante.

Luego de unos instantes la soltó con cierta delicadeza pero manteniendo las manos muy cerca del cuerpo ajeno por si volvía a hacerlo. Al asegurarse de aquello, simplemente volvió a cruzar uno de sus brazos por delante de su propio cuerpo para tomar el codo del otro brazo y presionarse levemente el puente de la nariz con dos dedos de la mano libre. - ¿Te criaron como princesa o qué...? - Preguntó un tanto fastidiada, aunque no con la chica sino consigo misma por no ser capaz de dejar pasar ese tipo de cosas.

Luego de un rato tras el cual suspiró pesadamente, la kunoichi de Taki posó ambas manos sobre su cintura y miró con una ceja arqueada a Mitsuki que le había dicho algo de lo más extraño en el mundo shinobi que Noemi tenía en mente. - Ahora dices eso... ¿Seguirías pensando así si nos encontramos en plena batalla...? - Preguntó la rubia mientras esperaba la reacción que pudiese tener la joven de ojos blancos. No planeaba atacarla, pero tampoco le interesaba demasiado encariñarse con un ninja de otra aldea, justamente por el caso que le acababa de plantear.
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#12
Las continuas disculpas de la joven parecían estar sacando un poco de quicio a la de Takigakure, puesto que agarró la peliblanca por ambos hombros y le hizo recuperar la verticalidad a la vez que le pedía no más reverencias.

—Lo siento, lo siento— fue a hacer el amago de volver a reverenciar pero consiguió reprimirlo —De verdad que lo siento, pero no puedo evitarlo— respondió bastante avergonzada, había sido educada de esa forma y le resultaba difícil salir de ese registro tan formal, al fin y al cabo el noventa por ciento de su vida se había reducido a actos formales.

Una vez la rubia creyó que el riesgo de una nueva reverencia era mínimo, se despegó de la Hyuga y la miró fijamente un tanto enfadada. Una vez más, Noemi, hizo una pregunta bastante certera. Aquella chica tenía una buena intuición o como minimo era muy buena leyendo el lenguaje corporal de los demás... o al menos eso es lo que pensaba la peliblanca que no se daba cuenta de que iba gritando con su comportamiento tan formal, que no era solo una persona educada.

—En cierta forma, no andas demasiado encaminada— comenzó la joven mientras devolvía su mano hasta su nuca —me he criado en un templo— indicó con tranquilidad la joven —desde que tengo recuerdos he estado allí...— dicho de aquella manera hasta parecía un poco tristre, o al menos eso le pareció mientras se escuchaba a si misma hablar. Por lo que trató de evitar el mal entendido —No digo que lo haya pasado mal, es solo que no estoy aconstumbrada a tratar con personas ajenas al templo— su intención era aclarar un poco el malentendido, pero casi que podía haber empeorado todo.

Tras la última apreciación de la Hyuga, la joven señaló que si el encuentró hubiese acabado en disputa quizás no estaría diciendo esas palabras. Mitsuki sonrió ampliamente antes de responder con calma

—No deberíamos preocuparnos por lo que pudo ser, es mucho más fructífero centrarnos en el presente ¿no crees?— contestó con cálidez, entornando levemente sus blanquecinos ojos
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#13
Antes de soltarla pudo sentir algo de resistencia por parte de la chica por lo que presionó más fuerte y a punto de entrar en pánico. ~ ¡QUIETA! ~ Chilló en su cabeza antes de darse cuenta que la fuerza se había desvanecido y parecía ser que la albina dejaría de hacer esas reverencias. O eso es lo que quería creer Noemi.

De cualquier manera, ya la había liberado y no quería hacerse la fama de chica histérica pese a que en cierta medida si lo era. - ¿Templo...? - Preguntó arqueando una ceja para luego soltar una ligera risa en un intento por aliviar un poco la tensión que estaba produciendo con su actuación. - ¿Puedes creer que nunca pisé un templo? -

Luego de aquel simple comentario Noemi se volteó dándole la espalda a la desconocida y se alejó unos pasos en la dirección por la que había venido. - Mira, poco me importa si la pasaste mal o no, después de todo gracias a lo que sea que hayas vivido es que sigues respirando. - Hizo una ligera pausa para tomar un mechón de su propio cabello y comenzar a trenzarlo. - Si no hubieses hecho alguna de las cosas que ya hiciste podría haberse dado el caso de que te encontraras hoy mismo con un bandido de verdad aquí. ¿Me equivoco...? -

La kunoichi de cabellos dorados siguió caminando hacia aquella formación rocosa en la que se había sentado momentos previos y de un par de saltos volvió a subirse a la misma sin siquiera molestarse en soltar la trenza recién hecha. El comentario de la joven albina la había hecho soltar una sonrisa la cual enseñó mirándole por encima de su hombro, estando aun de pie sobre la roca. - Al fin dices algo interesante... Hasta el momento te habías dedicado a pedir perdón o a aceptar lo que decía. - Dijo en un tono bastante cordial justo antes de sentarse sobre la roca nuevamente, la misma donde la paloma seguía deambulando por algún extraño motivo.
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#14
A la kunoichi de Taki le extrañó bastante extrañó que la Hyuga se hubiese criado en un templo, aunque trató de quitarle un poco de hierro al asunto con risas y una medio broma-verdad. Por su parte la peliblanca se limitó a sonreír ante aquello, ella siempre supo que no era muy común su situación.

La rubia se giró dándole la espalda, alejándose unos pasos de Mitsuki mientras lanzaba una profunda reflexión que hizo que la kusabiariana se plantease muchas cosas en poco tiempo, ¿qué habría pasado si no hubiese nacido con esas marcas? ¿Estaría hoy allí hablando tranquilamente con alguien de tierras tan lejanas? ¿O estaría en Kusabi disfrutando de una familia? Demasiadas preguntas y todas sin respuesta.

Noemi se encaramó hábilmente a la roca sobre la que se encontraba cuando la encontró por primera vez, como aquella vez seguía atenta a su cabello.

Al parecer Mitsuki se había ganado por fin algo de respeto por parte de la chica, pues según sus propias palabras por fin decía algo que fuese interesante. Justo después de aquello, la muchacha se sentó sobre la roca junto a la paloma que había empezado todo. Que no parecía tener ningún miedo a los humanos.

—Sabes...— comenzó la joven mientras elevaba un poco su rostro para poder observar mejor a la otra kunoichi —los shinobi sois gente muy interesante— la peliblanca dejó escapar una suave sonrisa, antes de encaramarse a la roca donde la rubia había plantado sus posaderas. Imitándola se sentó junto a ella dejando las piernas colgando —¿Puedo hacerte una pregunta?— le lanzó el interrogante mientras contemplaba el horizonte, con la mirada perdida entre las rocas
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#15
La primera idea de Noemi era liberar a esa kunoichi de Uzushio alejándose de ella, después de todo, tenía la sospecha de que la chica tendría algún tipo de tarea pendiente para la cual necesitaría del tiempo que le había estado robando. Pero el resultado que obtuvo no era el esperado, allí seguía Mitsuki, de pie sobre la hierba muy por debajo de la altura a la que se encontraba la rubia, lanzó un comentario que debido a la diferencia de alturas no logró escuchar, pero la pregunta fue bastante más clara.

- Siempre y cuando no te pases... - Respondió justo antes de comenzar a cepillar su melena con suma delicadeza. ~ Ni dinero, edad o medidas... ~ Decía en su mente mientras esperaba a la pregunta. Lo único que sabía a ciencia cierta era que esta chica había sido bien educada por lo que la tercera posibilidad que rondaba la cabeza de Sakamoto podría ser descartada sin problemas, las otras dos si podrían llegar a ser pronunciadas por la joven pero confiaba que no ocurriría.

Independientemente de lo que la chica dijese, la paloma que seguía al lado de Noemi se dio el lujo de levantar vuelo por unos segundos para así subirse encima de la cabeza de la albina, eso si, no hizo nada más que mirar desde lo alto de la cabeza de la kunoichi. - No, no es normal que las palomas hagan esas cosas. - Comentó la kunoichi mientras seguía tendiendo su cabello. ~ Seguramente iba a preguntar por el pájaro... ~ Se decía a si misma sin parar con su actividad.
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