28/07/2021, 09:16
—¡Ah, por supuesto! ¡Suena a un excelente plan! ¿A las diez de la mañana estaría bien? Así entrenamos unas horas y tendremos tiempo suficiente para el almuerzo.
— A las diez suena perfecto. Haré unos cupcakes para ti y tus hermanas, ¿quieres que traigamos algo más? Ya que es tu casa. En el dojo tenemos todo tipo de herramientas para entrenar.
—No tienes por qué sentirlo. Ella es... Especial. Como una muñeca. Estoy segura de que así será, nos divertiremos. ¡Me alegra mucho haberme topado contigo hoy, Kaminari-san!
En el momento en que Ranko dijo que era como una muñeca, durante un segundo, Chika pensó en la articulación. Rápidamente se corrigió mentalmente y se imaginó a una mini Ranko muñeca. Era super adorable.
— Desde luego, haberte encontrado ha hecho que mi viaje no fuese en balde. ¡Así Kimi no me soltara un sermón por lo de meditar! Jeje. — se rascó la nuca con una sonrisa de oreja a oreja.
Parecía que el tiempo había pasado a toda prisa hablando con Ranko. Su estómago la devolvió al espacio tiempo donde vivían gruñendo amablemente. Sonrojada, se giró a su bolsa para sacar un par de bolas de arroz. Literalmente, un par. Y le ofreció una a Ranko.
— ¿Quieres? Parece que mi estómago me ha descubierto.
— A las diez suena perfecto. Haré unos cupcakes para ti y tus hermanas, ¿quieres que traigamos algo más? Ya que es tu casa. En el dojo tenemos todo tipo de herramientas para entrenar.
—No tienes por qué sentirlo. Ella es... Especial. Como una muñeca. Estoy segura de que así será, nos divertiremos. ¡Me alegra mucho haberme topado contigo hoy, Kaminari-san!
En el momento en que Ranko dijo que era como una muñeca, durante un segundo, Chika pensó en la articulación. Rápidamente se corrigió mentalmente y se imaginó a una mini Ranko muñeca. Era super adorable.
— Desde luego, haberte encontrado ha hecho que mi viaje no fuese en balde. ¡Así Kimi no me soltara un sermón por lo de meditar! Jeje. — se rascó la nuca con una sonrisa de oreja a oreja.
Parecía que el tiempo había pasado a toda prisa hablando con Ranko. Su estómago la devolvió al espacio tiempo donde vivían gruñendo amablemente. Sonrojada, se giró a su bolsa para sacar un par de bolas de arroz. Literalmente, un par. Y le ofreció una a Ranko.
— ¿Quieres? Parece que mi estómago me ha descubierto.