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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Hayato se despertó sobresaltado, entre sudores y respiración agitada, una noche más y ya iban seis. Desde que había llegado a la aldea se habían intensificado, en ellas aparecían siempre su padre y su madre, persiguiéndolos por un campo de té en mitad de la noche mientras una tormenta arrecia. Él corre junto a su hermana en una huida que parece no tener final, hasta que al final se encuentra con esos ojos... los ojos de su madre que le miran fijamente y un escalofriante susurro ininteligible le hace despertar.

Jadeante, se incorporó sobre su futón hasta quedar sentado mientras se llevaba ambas manos al rostro. Resopló más aliviado al darse cuenta de que tan sólo había sido otra de esas malditas pesadillas "Estoy a kilómetros de ellos..." se repetía una y otra vez, en cierto modo se sentía estúpido y culpable por tener aquellos sueños. Se suponía que los shinobi eran valientes, y él... sin embargo seguía asustado por un maldito borracho y una puta drogadicta "Joder..." se pasó las manos por el cabello para apartar un poco el sudor de su frente y miró al pequeño futón que tenía a su lado, su hermana dormía plácidamente "Qué envidia" pensó mientras retiraba con las piernas la manta que le cubría antes de levantarse para abandonar el pequeño dormitorio del apartamento que le había cedido el viejo del pueblo que al final había resultado que si que había sido ninja y uno bastante bueno por lo que había ido descubriendo a lo largo de aquella semana.

Cerró la puerta con cuidado tras de sí para no despertar a su hermana, cruzó el pequeño pasillo que vertebraba la pequeño hogar: al final la puerta de entrada, su derecha el salón comedor, frente a esta puerta una pequeña cocina y un poco más adelante la puerta del dormitorio del que acababa de salir y frente a ella la del baño.

Hayato siguió hasta la cocina, cerró tras de sí con cuidado antes de encender la luz de la pequeña habitación que consistía en un pequeño pollete con dos fuegos y un lavadero, por encima unos pequeños estantes y debajo un mueble con distintos compartimentos, al fondo una nevera y frente al pollete una mesa pequeña con dos sillas. Sobre la mesa, colgado en la pared un reloj con forma de pollo un tanto cómico cuyas agujas marcaban las cinco menos cinco de la mañana.

Al ver la hora no pudo más que suspirar, todos los días a la misma hora "Siempre igual"medio reprimió un bostezo mientras se acercaba hasta la alacena superior para coger un paquete de cereales que dejó sobre el pollo de la cocina. Después se agachó y abrió el armario justo debajo del fregadero para sacar un bol y una cuchara. Los dejó sobre la misma superficie que los cereales antes de llenar el recipiente de los mismos y volver a dejarlo en el estante de arriba. Tras esto, se dirigió hasta la nevera y la abrió "Buff..." el chico casi se echaba a llorar cada vez que abría aquel maravilloso aparato rebosante de comida, de hecho la primera vez que fue al supermercado y volvió a casa lo hizo a escondidas de su hermana. Nunca en la vida había tenido lo necesario antes, era una sensación que difícilmente podría describir pero que le encantaba. Cogió un bote de leche y volvió a cerrar la nevera con cuidado.

Regresó frente al bol y echó un chorreón de leche a sus cereales, antes de trasportar cereales y botella de leche hasta la pequeña mesita. Se sentó frente a su comida y comenzó a disfrutar de ella como cada mañana, despacio mientras dejaba su mente relajarse un poco. Mientras con una mano usaba la cuchara, usó la otra para tomar un pequeño librillo que había sobre la mesa <<Aprendiendo a leer>> se podía leer en su portada con letras de colorines y forma de animalitos, se había propuesto aprender pero le daba demasiada vergüenza pedir ayuda así que usaba los libros de la guardería de su hermana y un viejo cassette que los acompañaban con la pronunciación y demás lecciones. Aún así apenas se sabía el abecedario, pero no se desanimaría tan fácilmente.

Una vez hubo acabado de desayunar venía la parte más divertida y dura del día, alistar a su hermana para la guardería. La pequeñaja había salido rebelde, levantarla era una odisea y arreglarla ya para que contar.

Tras más de una hora de luchas, carreras, pataletas y alguna que otra burla. Los dos hermanos se encontraron cerrando la puerta tras de sí, ambos equipados con sus dos buenos chubasqueros. Él uno de color amarillo largo y ella uno rosa con dibujitos de unicornios de colores del que se había encaprichado.

—Pues ale, ¡a por un nuevo día!— dijo Hayato tras cerrar la puerta

—¡A la guardería, sí!— celebró la pequeñaja con alegría

—¡Sí!— respondió con la misma alegría el chico

Acto seguido se irían alejando poco a poco de su pequeño apartamento, descendiendo las escaleras del edificio y adentrándose en la eterna lluvia de Amegakure.


Cualquiera es libre de entrar a este tema, pero no más de dos jugadores por favor
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#2
Otro día en que temprano por la mañana me dedicaba a algunos quehaceres antes de partir hacia el torreón de la academia para poder practicar un poco mis nula habilidad de cuerpo a cuerpo, que encima mi fuerza física también era demasiado pobre como para incluso portar armamento más grande que un kunai «Ah pero si se trata de sellados en ilusiones ahí si que soy de las mejores» me decía para que al menos sentir algo de consuelo en ese sentido.

Con paraguas en mano, caminaba por las calles de la aldea ya casi llegando a la academia para ver si hoy también tenía suerte y alguien me ayudaba a entrenar el Taijutsu
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#3
Tras dejar a la pequeña Rei en la guardería, Hayato, tenía vía libre para acudir a la Academia un día más a pesar de que aún no podía incorporarse a las clases totalmente puesto que antes debía de ponerse a la altura del resto. Además estaba el detalle de que no sabía leer, lo que era otro de los impedimentos para que participase en determinadas clases. Así que la Academia le asignaba cada día un profesor de refuerzo distinto para que el chico poco a poco se fuese adaptando.

El pelirrojo no podía evitar sorprenderse cada vez que se encontraba delante de la Torre de la Academia, era un edificio espectacularmente grande. De hecho todo en aquella villa era enorme, incluso algún que otro edificio aún más grande que aquel que tenía enfrente, pero el torreón tenía algo que le hacia especial. Quizás fuese porque para él era un sueño poder estudiar en su interior para convertirse en un shinobi, seguramente sería eso.

Echó una rápida mirada hacia arriba como cada mañana mientras se iba acercando hasta la entrada del edificio, aún era temprano y el lugar estaba prácticamente desierto. Se aproximo hasta las puertas del lugar y estas se abrieron como por arte de magia, Hayato se pasaba sus ratos libres observándolas de vez en cuando. El conserje le había explicado que funcionaban con motores eléctricos y una especie de sensor que avisaba a los motores si alguien se aproximaba hasta ellas.

Una vez en el enorme recibidor del lugar, el chico giró hacia la derecha en dirección a la zona de taquillas para dejar su chubasquero y no poner perdida de agua todo el recinto. Saludo al conserje con la mano desde la distancia mientras esté seguía con sus quehaceres de la mañana antes de que el resto de estudiantes llegase.

No tardó mucho en llegar hasta la zona de taquillas, giró en la segunda columna y rápidamente se situó delante de la suya, la abrió con rapidez y dejó en su interior el chubasquero quedando tan solo con su vieja camiseta de cuello alto de color verde oscuro, sus pantalones marrones de tela recia y sus viejas botas. Se miró en el espejo de la parte posterior de la puerta de la taquilla "Creo que necesito algo de ropa..." pensó al reparar en el agujero que tenía en el hombro "quizás un poco más adelante, no quisiera abusar de la hospitalidad del viejo" cerró la taquilla con cuidado y regreso de vuelta al recibidor, pero esta vez dirección a los ascensores.

Llegó hasta la zona de los ascensores y pulsó el botón de llamada, ahora solo tenía que esperar a que una de las cabinas descendiese hasta su planta.


Gracias por participar
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#4
La lluvia, la eterna lluvia del pais de la tormenta, comenzó a aumentar un poco y por esta razón empece a apretar un poco mas el paso para llegar al techo de una tienda de productos lacteos. No había desayunado del todo bien y aproveche el momento para comprarme una de esas pequeñas botellas de yogurt, la que bebí prácticamente de un solo saque.

Lance la botella ya vacía a un cubo de basura, de esos que están fijamente instalados en las calles cerca de las esquinas de urbe que suponía era una aldea ninja y recomenzo nuevamente su marcha hacia la academia.
Su plan, como siempre, era mejorar su Taijutsu que incluso había estudiantes que eran mejores que ella en ese aspecto, hasta incluso podía aprender de ellos «Gane esta bandana de pura teoría, menos mal que no me pidieron algo mas practico porque estaba en el horno» me dije en pensamientos.

Ya estaba en el torreón de la academia, luego de la larga y húmeda caminata, había pasado por taquillas a dejar mi capa impermeable y encaré hacia el ascensor -Disculpa, podria subir junto a ti le pregunte al muchacho pelirrojo que habia aprimido el boton de llamada del elevador.
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#5
Hayato repasaba en su mente los números de planta que debía usar para llegar a las zonas de la Academia en las que iba a desarrollar su actividad, no saber leer era un gran problema al fin y al cabo "Si pudiese hacerlo no tendría que estar tan nervioso" se reprochó así mismo, aunque poca culpa tenía aquel pobre chico.

Tan concentrado estaba que no había reparado en la aparición de una segunda persona frente a la puerta de aquel ascensor, por lo que al escuchar la voz de la joven tras de sí no pudo evitar sobresaltarse girando la cabeza alarmado a la vez que se separaba un instante

—¡Vaya susto!— exclamó el joven —Disculpa, estaba en mi mundo— corrió a corregir el muchacho, pues consideró que no había actuado como creía que debía de hacerse en aquellos casos [color=orange]—Claro, claro, sin ningún problema— respondió el joven ahora más calmado mientras recuperaba su posición inicial frente a la puerta del ascensor. Quedó quieto mirando la puerta, no sabía muy bien por qué pero los extraños en los ascensores siempre le hacían sentir incómodo... y eso que todavía ni siquiera había entrado. Sentía casi como una obligación por sacar algún tema de conversación para que el mal rato se disolviese un poco, pero a la vez sentía que no tenía nada que hablar con una persona extraña. Difícil disyuntiva la que se le presentaba al joven, puesto que además la otra persona era una chica y él siempre se ponía aún más nervioso con las chicas "¿Por qué soy así?" se lamentaba por dentro mientras se frotaba la punta de la nariz con los dedos por un instante

Por fin la puerta se abrió y el joven decidió ceder el paso a la chica —Tu primero— invitó el joven con una sonrisa un tanto nerviosa, no sabía muy bien donde meterse la verdad —¿A qué planta vas?— intentó romper el hielo para ver si podía rebajar aquella sensación de incomodidad de alguna manera... aunque ahora empezaba a arrepentirse de haber abierto la boca "¿Y si ahora la estoy incomodando yo a ella? ¡Qué tonto soy!"
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#6
Mi llegada había sido bastante abrupta, cosa que causó que el chico se sobresalte —No por favor, no te preocupes, no pasa nada— dije al muchacho para que se calme. Una vez pasado ese primer y raro momento el silencio reinó nuevamente mientras que ambos jóvenes esperaban la llegada del elevador.

La espera no fue larga, al menos para mi no lo fue, no sentía obligación de tener que sacar conversación si o si —¡Muchas gracias!— respondi cuando me ofreció entrar en primer lugar —A la zona de entrenamiento de la academia ¿tu te bajas antes?— repregunto al chico —Por cierto...Me llamo Shijima, mucho gusto— los dos habíamos olvidado las presentaciones así que no habría problemas en hacerlo ahora mientras esperaba que el chico oprimiendo los botones que iniciarian el ascenso.
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#7
La chica agradeció que le cediera el paso, por fin sentía que había hecho algo bien en todo aquella eternidad frente a ese maldito aparato "La próxima vez voy por las escaleras" pensaba el chico sin ser realmente consciente de que subir por las escaleras podía ser realmente agotador.

—Oh vaya, que casualidad yo también iba a esa planta— respondió el chico que entre los nervios de la situación y la obligación auto impuesta de mirar mirar a su interlocutora le hicieron errar al apretar el botón pulsando justo el anterior.

Antes de que pudiese percatarse de su error comenzaron las presentaciones y al chico se le fue un poco el santo al cielo —Ha.. Hayato , el gusto es mío— respondió el chico haciendo un tímido gesto de reverencia bastante breve y con los hombros un poco encogidos. Se notaba a la legua que no estaba acostumbrado a tratar con la gente y menos con chicas (quitando a su pequeña hermana, pero ella no contaba como chica... al menos para él) —Creía que era el único que venía tan temprano a la academia— siguió el muchacho la conversación para evitar un nuevo silencio incómodo —Aunque veo que tu ya te graduaste, ¡Qué envidia! ¿hace mucho?—
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#8
Desde nuestro encuentro en las puertas esperando la llegada del elevador había notado el nerviosismo del chico y ahora que estábamos dentro del habitáculo se le notaba más aún «Quizá no se le dé muy bien lo de seres sociable» pensé mientras que el vehículo era tirado por cables acortando poco a poco la distancia a nuestro destino, el cual, resultaba ser el mismo.

-Por lo usual vengo temprano y luego me queda el día para realizar otras tareas- respondi a Hayato -Lo cierto es que no hace mucho, unas pocas semanas y todavía hay cosas que se me dan muy mal, Taijutsu es una y vengo a practicar con los muñecos de madera, soy muy mala en lo físico y se me da mucho mejor con el Fuinjutsu y el Genjutsu- por poco y le contaba mi vida como rata de biblioteca ninja -¿A ti te falta mucho para la graduación?¿Necesitas ayuda en algún tema en particular?- pregunté al tiempo que me reacomodaba nuevamente los lentes en el puente nasal
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#9
El plan para evitar incómodos silencios había salido mucho mejor de lo esperado, la muchacha respondió de buen grado a su pregunta e incluso se extendió bastante más. En poco más de un instante Hayato tuvo una rápida perspectiva de la situación de la chica: recién graduada, con preferencia por el Fuijutsu y el Genjutsu, con una pequeña deficiencia en taijutsu "Fuijutsu... ojalá llegué a esa parte del temario pronto" aunque tan sólo había escuchado al viejo del pueblo hablar sobre esa rama de jutsus siempre fue algo que le llamó la atención particularmente

—La verdad es que si— respondió el chico con sinceridad a la pregunta —Apenas empecé en la academia hace una semana, más o menos el tiempo que llevo en la aldea— no quiso entrar en más detalles, hablar de sus padres o procedencia era algo que no le apetecía lo más mínimo... casi que prefería no tener ni siquiera que recordarlos, bastante tenía con las pesadillas —Por eso vengo tan temprano, aprovecho para repasar y practicar. De momento apenas he empezado con taijutsu y shurikenjutsu, aún estoy con lo básico— confesó el chico con algo de vergüenza —Quizás puedas ayudarme a practicar un poco con el taijutsu, así tu también podrías entrenarlo aprovechando que apenas soy un novato— aquella chica le había empezado a caer simpática, además era una gennin graduada, así que al pelirrojo le pareció una gran oportunidad para poder aprender algo.

Mientras ambos jóvenes conversaban el ascensor seguía su inexorable avance en dirección a la planta de entrenamiento de aquella enorme torre.
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