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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
La primavera empezaba a asentarse en Kusagakure. Cada vez las temperaturas eran más y más agradables y cada mañana la brisa te abrazaba con más mimo, tal y como debía ser. Pero yo solo esperaba una cosa. Me importaban un pimiento los pajaritos en los árboles, que el verde de los bosques fuese cogiendo intensidad, que todo tuviera un poco más de vida. No, no era eso lo que quería. Tan solo esperaba que llegase la comunicación oficial por parte de la aldea. Aquella que solicité el mismo día de la graduación. Sí, esa fiesta que se hacía anualmente para dar la bienvenida a los nuevos gennins para que todos aquellos que estuvieran interesados hicieran su solicitud para entrar en un equipo shinobi, tutelados por un sensei. Aunque tenía a mi lado a Setsuna pensé que aquello sería una buena idea.

Y finalmente llegó. Estábamos en mediados de bienvenida ya y tenía aquel trozo de pergamino en mis manos con los ojos brillantes de emoción.


Queridos shinobis y kunoichis,

Ya se han tramitado todas las solicitudes recibidas y se han repartido los candidatos de forma equitativa en distintos equipos. a partir de ahora trabajareis con dos gennins más, guiados por jonnins de mi plena confianza para que desarrolléis vuestras habilidades y os convirtáis en la vanguardia del mañana.

Sasagani Yota, para conocer a tu equipo deberás ir al acantilado rompe-olas a primera hora de la mañana del cuarto mizuyobi de bienvenida. Se ruega puntualidad. Allí verás quienes son tus compañeros y tu nuevo sensei.

FDO: Moyashi Kenzou

— ¡Hostias! Está firmada por el mismísimo Morikage — exclamé gratamente sorprendido.

Esperé pacientemente a que llegase aquel día, sin alterar mi planificación en el entrenamiento. Tenía que seguir esforzandome, ya no solo para quedarme atrás, sino para dar la talla cuando llegase el día de formar finalmente aquel equipo.

*¿Qué clase de compañeros tendré? ¿Les conoceré?* me preguntaba cada día, varias veces del mismo.

Finalmente llegó el día. Incapaz de dormir a causa de los nervios y de la intriga por todo lo que rodeaba a aquello. Por lo que avance toda mi rutina y me puse rumbo al lugar de reunión en cuanto los primeros rayos de sol iluminaron la aldea. con paso acelerado llegué a los acantilados, llegando por la parte superior. Bajé la cabeza y vi como ya había gente aprovechando la mañana en alguna de las plataformas que estaban dispuestas. Pero no había rastro de mis posibles compañeros, nod aba la sensación de que hubiesen gennins por la zona.


— Parece que soy el primero... pensé en voz alta encogiéndome de hombros con mi atuendo habitual y todas mis armas a cuestas.



Todos recibiis dicha notificación, obviamente cada uno con su nombre, así que podeis ir posteando por ahora sin orden establecido de posteo
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#2
Izumi se encontraba medio tumbada sobre una enorme sofá de cuero rojo, situado en una enorme terraza anexa a su habitación habitual dentro de la mansión de los Sanshōo. Frente a ella una mesa baja plagada de revistas, botellas como las que se usan para almacenar el sake, alguna que otra figurita de su serie de cómic favorita ("Las Súper Kunoichis"), pequeños vasos de sake, kunais, libros... un desastre total.

La pelimorada vestía con un kimono azul celeste con motivos florales. Totalmente abierto por el pecho y muy suelto, casi como si el de un hombre se tratase, dejando ver el mono rojo de un material similar al neopreno que llevaba debajo.

En una mano tenía una botellita de sake y en la otra un vaso, que rellenaba cada poco tiempo hundida en la comodidad de su sofá. La kunoichi tenía la mirada perdida en el horizonte, desde que se había graduado no tenía nada que hacer y se pasaba los días allí tirada o de pelea con su abuela.

"Necesito hacer algo con mi vida... ver tanto a la abuela no es bueno para mí salud..." se acabó de un trago el contenido de su vaso y volvió a rellenarlo de nuevo "En teoría una vez saliésemos de la Academia todo tendría que ser distinto... ¿Cómo se supone que conseguiré llamar la atención de Kenzou-sama si no me dan nada que hacer?" se lamentaba la joven que volvía a vaciar la copa y rellenar, casi mecánicamente.

Mientras lo hacía, desde la puerta de su habitación que daba a la terraza entró una mujer de unos treinta y tantos años, Tomoe se llamaba y se encargaba de la instrucción de Izumi. Era una mujer muy alta, rozando el metro ochenta y cinco, de las que todo el mundo se volvía a mirar en la calle, delgada y con un porte imponente. La delicadeza de su cuello contrasta con su mirada, poderosa e imponente. Vestía un kimono de color morado con relieves en plata.

"Ya tardaba..." la pelimorada sabía lo que tocaba

—Esa no es forma de llevar un kimono, señorita— clavó sus ojos grises en la chica, antes de detenerse junto a la mesa —Creía que su abuela le había dejado claro que no consentiría que su nieta fuese como una chica de burdel por la casa—

Izumi se miró un instante —Vamos... no estoy tan mal, además llevo el mono puesto debajo— volvió a dar buena cuenta de su vaso

—No me importa que lleves bajo el kimono, la prenda debe estar correcta, al igual que la postura de la mujer que lo porta— regañó con dureza

—Estoy en mi maldito balcón, no en una fiesta de esas que le gustan a la abuela—

—No importa el lugar, las formas son las formas...— reprendió de nuevo mientras fruncía el ceño —Y espero por su bien que eso no sea sake—

—Es zumo de naranja— respondió levantando el vaso para que lo viese su mentora —Beberlo así queda más dramático—

—Drama es lo que tiene su pobre abuela con usted— suspiró la mujer mientras se llevaba la mano derecha al interior de la manga izquierda para sacar un pequeño sobre —Ha llegado esto para usted, es oficial— Tomoe se acercó hasta el sofá para poner el sobre al alcance de la joven que se incorporó casi de un salto

—¡¿Crees que será de Kenzou-sama?!— la tomó con ambas manos, embargada por la emoción

—Es plausible— respondió la mujer que ahora se alejaba por el camino por donde había venido —Debo marcharme, tengo cosas que hacer... pero hágame un favor señorita: Si va a salir de su cuarto vístase correctamente, su abuela no está de buen humor esta mañana— tras esto se marchó con sus largos pasos

—Sí, si— respondió la muchacha cuya atención estaba ahora en otra parte

"¡¿Qué será, qué será?!" abrió el sobre con ayuda del kunai que había sobre la mesa y con cuidado extrajo la hoja que guardaba en su interior, la desdobló con cuidado y comenzó a leearla

Queridos shinobis y kunoichis,

Ya se han tramitado todas las solicitudes recibidas y se han repartido los candidatos de forma equitativa en distintos equipos. a partir de ahora trabajareis con dos gennins más, guiados por jonnins de mi plena confianza para que desarrolléis vuestras habilidades y os convirtáis en la vanguardia del mañana.

Sanshoo Izumi, para conocer a tu equipo deberás ir al acantilado rompe-olas a primera hora de la mañana del cuarto mizuyobi de bienvenida. Se ruega puntualidad. Allí verás quienes son tus compañeros y tu nuevo sensei.

FDO: Moyashi Kenzou

—¡¡Está firmado por Kenzou-sama!!— la joven comenzó a gritar mientras saltaba de un lado a otro con la carta en su mano, no podía creer que tuviese en sus manos algo que Morikage-sama se había molestado en firmar él mismo

"Tengo que enmarcar esto o mejor, guardarlo en la caja fuerte... pero quiero verlo también... ahhhhhh" se puso a gritar como una maldita fangirl, tan alto que incluso los de seguridad entraron en su habitación pensando que ocurría algo pero al ver desde el interior de la habitación que lo único que hacía Izumi era saltar como una loca decidieron volver a sus labores "Esto significa que si lo hago bien, seguramente podré conocerle en persona" sus ojos verdes brillaron con luz propia "pies en la tierra, pies en la tierra" se repitió antes de volver a releer la carta "Estoy deseando que llegue el día, por fin algo interesante que hacer y encima me acerca a Kenzou-sama"

—Mañana del Cuarto Mizuyobi de Bienvenida—

Tras una espera que se le había hecho casi interminable, por fin había llegado el día. Izumi se había levantado bastante temprano, desayunado, equipado y puesta en marcha con una diligencia inédita. Su instructora Tomoe no salía de su asombro, jamás había visto a la pelimorada con una actitud tan proactiva. La Señora Kaori tubo que pedir que la pellizcaran y luego comprobasen que seguía siendo la vaga de su nieta, que no la habían cambiado por otra.

No tardó demasiado tiempo en llegar a la zona del rompeolas, en la parte trasera de la Aldea. La joven decidió caminar cerca del borde, así seguramente acabaría por encontrarse con alguno de los otros dos o quizás incluso con el sensei que ponía en la carta.

"No sé muy bien como los reconoceré, pero supongo que no habrá más reuniones por aquí... si no quizás hubiese sido una nota bastante más concreta" razonaba la joven que ahora caminaba más relajadamente mientras barría el lugar con la mirada hasta que a lo lejos distinguió a alguien que le sonaba de algo. Era rubio, con una coleta, piel morena, vestido de manera holgada "Ese creo que me suena... si no recuerdo mal es uno de los que se acaba de graduar... quizás sea este el punto de encuentro"

Izumi siguió caminando lentamente hasta el lugar donde se encontraba el muchacho, aunque no sabía muy bien que haría cuando llegase a su altura
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#3
Queridos shinobis y kunoichis,

Ya se han tramitado todas las solicitudes recibidas y se han repartido los candidatos de forma equitativa en distintos equipos. a partir de ahora trabajareis con dos gennins más, guiados por jonnins de mi plena confianza para que desarrolléis vuestras habilidades y os convirtáis en la vanguardia del mañana.

Eikyu Juro, para conocer a tu equipo deberás ir al acantilado rompe-olas a primera hora de la mañana del cuarto mizuyobi de bienvenida. Se ruega puntualidad. Allí verás quienes son tus compañeros y tu nuevo sensei.

FDO: Moyashi Kenzou

— No creo que sea una falsificación. Realmente la ha firmado el Morikage.
— Mira que eres desconfiado, niño. Reconocería ese nombre en cualquier parte — contestó Furui, al otro lado de la mesa de la cocina.

La carta había llegado hacía poco rato. Su hermana la había traído ella misma del buzón. En cuanto la había abierto, había captado el mensaje. Después de su graduación, ya era hora de trabajar. Le iban a asignar un equipo y compañeros para trabajar juntos y realizar misiones.

— Eso te pondrá en vereda de una vez — le había dicho Furui, tomando una tostada — . Los ninjas de hoy en día no sabéis lo que es la lucha.
— ¿Alguien ha visto mis llaves? — preguntó Katsue, en la otra habitación.
— Tu podrías estar un poco más contenta — protestó Juro.
— Ya lo estoy, ya sabía que este momento llegaría. Será una experiencia única, determinará tu vida como ninja, haras amigos... — comenzó a decir, con un claro tono de cansacio — . Oye, en serio. Sin esas llaves no puedo abrir la tienda. ¿Quién ha sido el gracioso?
— Estarán en la encimera... — Juro puso los ojos en blanco.

Katsue apareció, veloz, y las cogió sin reparar en el lugar o el porqué. Después, se comprobó en el espejo, y tras una despedida, se marchó. Furui y Juro quedaron solos en la cocina.

— ¿Tú tuviste equipo? — preguntó Juro, a la mujer que había sido su sensei durante un largo tiempo.
— Oh sí. Cuando era joven, igual que tú. Fueron mis compañeros durante mucho tiempo, y forjamos grandes vínculos. — Los ojos de la mujer brillaron mientras hablaba —. Recuerdo todas nuestras andanzas. Fueron unos buenos tiempos.
— ¿Cómo están ahora? ¿Os seguís reuniendo? — preguntó, animado por sus palabras.
— Todos muertos.
— Oh...

Ya no tenía hambre. Igualmente se terminó la tostada. Tenía que prepararse para el día...

.......

Finalmente, la mañana llegó. Se levantó con ánimos y con tiempo, pues sabía que le iba a costar trabajo llegar. Desayunó con Furui, como solía hacer — esa mujer no tenía medida con la hora —, se preparó y preparó a Gen también. Cogió varias tiras y se hizo un arnés improvisado, apoyándolo contra su espalda, envuelto por una pequeña manta. Tendría que bastar hasta que supiese sellarlo como era debido.

Antes de marcharse, cogió su colgante y lo puso bajo su camisa.

— ¡Más te vale no dejar por los suelos la reputación de los Eikyu y nuestro linaje de marionetistas prodigiosos! — exclamó Furui, desde la mesa.
— ¿Eh?
— Déjala, está delirando — contestó Katsue. Después, le puso ambas manos en los hombros y le dio un beso en la frente —. Venga, buena suerte.

Feliz, se marchó de casa. Tenía una pésima orientación, y probablemente se perdería por alguna de las infinitas calles que parecía haber en la aldea. Pero sabía a donde se dirigía: El acantilado rompeolas. Estaba en la parte trasera de la aldea, y era un conjunto de acantilados frecuentados muchas veces por ninjas para entrenar en sus plataformas y demás.

“Voy a ver a mis compañeros pronto” — Juro estaba algo nervioso, tenía que admitirlo. Iba a ver a los que iban a ser sus futuros compañeros de equipo. Se iban a apoyar juntos. Quizá un día su vida dependiera de ellos. ¿Y si no se caían bien? ¿Y si sus marionetas les parecían raras?

Apretó más a Gen contra su espalda. No. No iba a avergonzarse de su talento natural. Era el don que había heredado de su madre.

Sumergido en sus pensamientos, pronto llegó hasta la zona que buscaba. Subió la altitud, en donde se supone que constituiría el punto de reunión. Ahí pudo ver a un chico que parecía tener su edad, de pelo rubio y piel bronceada. Llevaba la bandana de Kusagakure en la frente, indicando que era uno de los genin que probablemente formarían parte de su equipo.

Al tiempo que Juro avanzaba, otra silueta apareció, en esta ocasión femenina. Era una chica alta, de pelo morado y tez algo bronceada también. Juro supuso que ella era la segunda integrante.

Titubeó durante unos segundos, presa del pánico. Trató de serenarse. Debía dar una buena impresión.

— ¡Buenos días! — exclamó, con tono jovial, mientras se acercaba a ambos —. Soy Eikyu Juro. Creo que vamos a ser todos compañeros.
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#4
Maldita la hora en la que decidí madrugar más de la cuenta — o mejor dicho, lo decidió mi cuerpo, presa del nerviosismo — puesto que llevaba ya un rato, quizás 10 minutos, no sabría decir, pero me pareció mucho más. Me cruzaba de brazos, me rascaba la nuca, acariciaba mi trenza, di algún que otro paso y finalmente saqué uno de mis caramelos hasta que vi que se acercaba una chica de cabellos morados. Sería capaz de recordar aquella imagen como si mi cerebro le hubiese hecho una instantánea en aquel preciso instante. Era hermosa y destilaba belleza por todos y cada uno de los poros de su piel. Lucia un vestido rojo que no daba lugar a la imaginación y una chaqueta verde. Del mismo color era el gorro que cubría su cabeza. La chica se fue acercando pero no medió palabra alguna. Instantes después apareció un chico el cual me llamó también la atención pero por motivos muy distintos. Vaya un paliducho, madre mía. Este si se dignó a hablar.

— ¡Buenos días! — exclamó, con tono jovial, mientras se acercaba a ambos —. Soy Eikyu Juro. Creo que vamos a ser todos compañeros.

Aquello me dejó entrever que el tal Juro debió recibir una notificación o una carta o algo así, similar a la que recibí yo. Sí, sin duda debía ser eso. A fin de cuentas parecía que nuestras edades no distaban mucho.

— Así que tu también recibiste el comunicado, ¿Eh, Juro? — pregunté para salir de dudas

— ¿Qué hay de ti, guapita?

Ahora centraba la atención en la chica del trio esperando una respuesta afirmativa. Llevaba la bandana de Kusagakure a modo de cinturón. Demasiada casualidad para estar por ahí vagueando justamente en el lugar de la citación.

Tal era la casualidad que era hasta imposible.
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#5
La joven Sanshō̄o se iba poco a poco aproximando al chico de la coleta que daba buena cuenta de un una especie de caramelo con palo, cuando a su izquierda un poco más atrás se escucho una vocecilla bastante animada aunque se notaba un poco forzada

— ¡Buenos días! Soy Eikyu Juro. Creo que vamos a ser todos compañeros.—

Izumi no pudo evitar pararse un instante y desviar la mirada hacia el chico que ahora estaba a su altura, era un poco más bajo y bastante pálido. Un extraño flequillo y una especie de fardo a su espalda que desde su posición no distinguía muy bien que podía ser.

"Vaya pintas me trae, parece un fantasma con bermudas..." no pudo evitar pensar al ver el blanco prácticamente nuclear su la tez de aquel muchacho "¿Y qué será eso que lleva envuelto en esa manta?" muchas preguntas se agolpaban en su mente pero la única que tenía una respuesta clara es que ese chico era uno de los que conformaría su equipo a juzgar por la forma en que había saludado

— Así que tu también recibiste el comunicado, ¿Eh, Juro? ¿Qué hay de ti, guapita?—

Volvió la mirada al chico de la coleta que parecía bastante sobrado

—Cuida tu lengua, enano— bufó la pelimorada a la vez que le dedicaba una mirada bastante despectiva —Esas no son formas de dirigirse a una Sanshō̄o—

"¿Qué se cree el coletitas este para hablarme así? Guapita tu madre..."

—¿Así que Eikyu Juro?— la joven se volvió hacia el otro muchacho, ignorando al otro totalmente—Sanshō̄o Izumi, un gusto conocerte—
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#6
Sus dos futuros compañeros clavaron su mirada expectante en él. El pobre Juro se esforzó por sonreír y tratar de darles una buena impresión, sin saber las cosas que estaban ahora mismo pensando. El primero en contestarle fue el chico de trenza rubia, con un aparente tono amable.

— Así que tu también recibiste el comunicado, ¿Eh, Juro?—

— Así es — contestó, ocultando el nerviosismo —. Me citaba a esta posición en este momento exacto. Por eso supuse que vosotros también...

Luego el chico se volvió hacia la única integrante femenina del grupo, con un tono con mayor chulería. Esta no se quedó callada.

— ¿Qué hay de ti, guapita?

—Cuida tu lengua, enano. Esas no son formas de dirigirse a una Sanshō̄o—

Juro trató de desviar la mirada, sin meterse en la aparente pelea. No sabía que intenciones tenía el primero, pero desde luego, la chica parecía tener caracter.

"Genial. No llevamos ni cinco segundos y ya se están peleando"

Tras la pequeña disputa, la chica se fijo en él. Sus dos orbes de color verde le intimidaron por unos momentos. Era guapa, eso había que admitirlo.

—¿Así que Eikyu Juro? Sanshō̄o Izumi, un gusto conocerte.

— Lo mismo digo — contestó, con un gesto amable. Después, reparó en el chico. No es que quisiese reconciliar a nadie, pero tenían que conocerse al menos —. ¿Y tu?
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#7
—Cuida tu lengua, enano— bufó la pelimorada a la vez que le dedicaba una mirada bastante despectiva —Esas no son formas de dirigirse a una Sanshō̄o—

Un simple bufido bastó para que captase toda mi atención. Me gustaba aquel trio. La peleona, servidor y el otro, Juro, parecía ser el que le tocaba el papel de reconciliador.

— ¿Una qué? ¿Sanshō̄o? — contesté, con ganas de fiesta tratando de contener que se escapase la risa aunque con poco éxito — ¿Quién coño se supone que es una Sanshō̄o?

*Y yo que pensaba que los pijos no se ensuciaban las manos... Vaya, vaya*

Juro trataba, como iba diciendo, de poner paz. Por ahora lo hacia de forma indirecta, con un tono de voz suave y normal y evitando la pequeña trifulca se que acababa de montar, a pesar de que estaba claro que tanto Izumi como yo íbamos a engancharnos en más de una ocasión, siendo aquella únicamente la primera vez.

— Oh, si, muy cierto. Mis disculpas, Jurete. Sasagani Yota. Para mí también es un placer

No obstante, todavía no había ni rastro de sensei ni de nada. Todo permanecía igual y nada parecía cambiar.
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#8
— ¿Una qué? ¿Sanshō̄o? ¿Quién coño se supone que es una Sanshō̄o?—

Izumi arqueó la ceja un tanto molesta, acompañando el movimiento con un gesto de disgusto mal disimulado. No sabía si aquel chico le estaba intentado provocar o es que era tan zoquete que no entendía el significado de la frase a la que respondía

"¿De dónde han sacado al coletas este?" la pelimorada estaba bastante molesta ante la idea de tener que cooperar con alguien que no sabría bien como calificar, ¿molesto? ¿estúpido? ¿las dos cosas? Lo único que tenía claro es que no iba perder el tiempo con él

— Oh, si, muy cierto. Mis disculpas, Jurete. Sasagani Yota. Para mí también es un placer

"Menudo nombre... ¿quién se lo habrá puesto? ¿el perro?"

—Espero que seas mejor en combate que en comprensión— le espetó la joven mientras se volvía hacia el otro chico, tratando de darle la espalda todo lo posible al protestón —Me temo que nos ha tocado el que aprobó de chiripa... vaya suerte la nuestra— comentó la joven con desdén mientras se cruzaba de brazos —Bueno, no le demos más importancia de la que tiene...— la joven se había agenciado al chico en su bando automáticamente, para ella no había posibilidad diferente a aquella pues estaba acostumbrada a que todo el mundo la siguiese —Solo queda esperar pues... espero que no tarde mucho en llegar nuestro sensei— apuntó la joven mientras se alejaba un poco de los chicos acercándose al acantilado para mirar el horizonte

"Al menos el tímido parece competente a primera vista... al contrario que el bocazas..."
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#9
Juro torció el gesto. Esos dos iban a matarse. No ahora, claro. Probablemente con la emoción del nuevo sensei se contuviesen. Pero podría pasar en cualquier momento, y estaba casi seguro de que él acabaría en medio. Es más, si ocurría en mitad de un momento clave o alguna misión...

Un escalofrió recorrió su dorsal. Las tenía claras.

— Oh, si, muy cierto. Mis disculpas, Jurete. Sasagani Yota. Para mí también es un placer

"¿Jurete?"

¿Le acababa de poner un apodo así, a las buenas?

Antes de que pudiese si quiera demostrar su estupefacción ante esa muestra inesperada, Izumi comenzó a realizar un monologo de lo más peculiar.

—Espero que seas mejor en combate que en comprensión. Me temo que nos ha tocado el que aprobó de chiripa... vaya suerte la nuestra. Bueno, no le demos más importancia de la que tiene...—

— Vamos, vamos ,no hay que ponerse así. Seguro que todos nos podemos llevar bien, aunque sea por el equipo. — Las palabras no podían sonarle más vacías mientras las decía. Por favor. Como si alguno de esos dos le fuera a escuchar.

—Solo queda esperar pues... espero que no tarde mucho en llegar nuestro sensei—

Izumi se separó levemente de ellos y perdió el interés, mirando al horizonte. Miró a Yota, algo receloso. Solo esperaba que no se le ocurriera empujarla. Se encogió de hombros con un claro gesto de: "a mi no me mires, yo no quiero problemas". Después, exhaló un suspiro hacia ninguna parte, y ajustó aún más la manta que llevaba en la espalda. No es que Gen estuviese inquieto ni nada de eso. Simplemente se sentía incomodo.

— Debe de estar al caer, si es que no esta por aquí ya. — comentó, como si tal cosa.

¿Podría estar escondido o escondida, observando su comportamiento?. Esperaba que no. Menuda primera impresión — y reprimenda — iban a provocar si fuese el caso...
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#10
— Sí, sí, lo que tu digas, guapi — Aquella chiquilla no sabía con quien trataba de hacerse la chula, no tenía ni la menor idea, aunque seguía en sus treces de despotricar sobre mi persona — ¿Pero qué se supone que es una Sanshō̄o?

Pretendía lucir unos modales ejemplares pero todavía seguía esperando una respuesta. Lo cual denotaba que tampoco iba tan sobrada de modales.

Una chisporroteo captó mi atención repentinamente. El típico sonido de cuando una ramita se rompe por una pisada. Me di la vuelta inmediatamente y vi un par de siluetas a lo lejos. La primera parecía ser de una mujer o sino de un hombre con una larga melena. A su lado, un hombre de edad avanzada y un bastón caminaba a su lado, ambos al ritmo de este.


— Bueeeeeeeeeeno — solté con tono de alivio llamando la atención de Jurete y la Sanshō̄o esa — Parece que la espera se ha terminado. Haced el favor de comportaros. No es que me gusten los prejuicios pero una primera buena impresión sería algo importante. Confío en vosotros, chavales

Todo ello con una gran sonrisa dejando entrever mis dientes y alzando mi pulgar derecho mientras esperaba que alguno de esos dos fuese el sensei que se nos había asignado...
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#11
— Vamos, vamos ,no hay que ponerse así. Seguro que todos nos podemos llevar bien, aunque sea por el equipo— el chico de la extraña mochila trataba de mediar entre los otros dos como buenamente podía... pero el de la coleta no se lo ponía nada fácil

— Sí, sí, lo que tu digas, guapi ¿Pero qué se supone que es una Sanshōo?— la chica no sabía muy bien si el niñato trataba de sacarla de sus casillas o es que directamente era un total ignorante

"Vamos Izumi, mantén la calma... no merece la pena que le contestes" trataba de convencerse a sí misma mientras oteaba el horizonte en busca de paciencia

—Solo queda esperar pues... espero que no tarde mucho en llegar nuestro sensei. Debe de estar al caer, si es que no esta por aquí ya— con las palabras de Juro parecía que por fin el tema había quedado zanjado, un giro en la conversación le venía a la joven como agua de Mayo para no terminar arrojando a aquel impertinente acantilado abajo

"Espero que tenga razón, no quiero pasar más tiempo del imprescindible junto a ese mocoso"

— Bueeeeeeeeeeno... Parece que la espera se ha terminado. Haced el favor de comportaros. No es que me gusten los prejuicios pero una primera buena impresión sería algo importante. Confío en vosotros, chavales—

"¡¿Comportarme?! ¡Maldito gilipollas!"

Izumi se dio la vuelta dispuesta a replicar para dejar las cosas claras a aquel descarado... sin embargo, sus ojos se pararon en la distancia en las dos figuras que se acercaban. Aún estaban lejos y no podía distinguirlas correctamente, pero parecía ser un señor mayor con alguien más joven, quizás una mujer

"Contente... contente... no es el momento..." luchaba contra su instinto y orgullo "Ya solucionarás las cosas en otro momento, ahora no puedes dejarte en ridículo por culpa de él" en un gesto de rabia contenida se ajusto la bandana con fuerza a la cintura, fijando el nudo
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#12
El silencio sepulcral que se había formado — en tan solo unos segundos. Quién lo iba a decir — se rompió con una nueva intervención de Yota. Para el alivio de Juro, esta vez no era contra su compañera.

— Bueeeeeeeeeeno... Parece que la espera se ha terminado. Haced el favor de comportaros. No es que me gusten los prejuicios pero una primera buena impresión sería algo importante. Confío en vosotros, chavales—

Juro se volvió, siguiendo la mirada del chico. Para su sorpresa, a la lejanía observó dos figuras peculiares. La de una persona — probablemente mujer — con una larga melena, y a su lado, otra de mayor edad, la cual parecía estar apoyandose en un bastón. Ambas iban a un ritmo lento, adecuandose a la persona mayor.

"¿Dos personas?"

Juro frunció un poco el ceño. No se lo había imaginado. Solo uno debía de ser su sensei. Pero... ¿Quién? ¿Y que pintaba el otro ahí? ¿Y si solo eran dos personas dando un paseo matutino? No. De momento, iba a suponer que eran alguien. Apostó por la persona de la larga melena. Aunque no se iba a confiar. Furui ya le había enseñado que una supuesta persona mayor podía dar mucha guerra.

No respondió a su compañero, tal y como hizo Izumi. Se irguió, y se puso rígido, a la espera de que las dos personas llegasen junto a ellos.
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#13
Ambos mostraron un silencio sepulcral pero hicieron algo que era muy esperable, observar con atención aquellas dos figuras que seguían acercándose al ritmo del anciano, aunque pude ver como la niñata consentida esa que tenía al lado estaba dispuesta a lanzarme más improperios, aunque se detuvo, mientras observaba a la chica y el anciano misteriosos.

— Bueno, bueno... tomaré ese silencio como un sí — dije, relajado y con una sonrisa, preparandome para alzar el puño — ¡Larga vida al mejor equipo de toda Kusagakure!

La chica se dejaba entrever entre las sombras, aunque el anciano no. Tenía el cabello rosado, de esos rosas brillantes, como el de los cerezos en primavera. Su ojo derecho estaba parcialmente cubierto el cabello pero viendo el izquierdo se pudo apreciar aquel toque entre turquesa y aguamarina de sus iris. Lucia una agradable sonrisa y vestía un kimono aparentemente cómodo de color turquesa con un motivo floral blanco y en su cuello su seña de identidad, la bandana de Kusagakure, también rosa. Parecía ser como su color identitario.

Ambos se pararon de golpe, la chica hizo una vistosa reverencia y el viejo se fue por donde vino mientras ella su iba acercando todavía más hasta que tanto los gennins allí presentes como ella misma podían sentir la respiración del otro.


— Aquí los tenemos a los 3, puntuales como un clavo ardiente. Ya sé lo que estaréis pensando, ¿Soy vuestra sensei? la que solicitasteis el día de la graduación. Bien, pues debéis saber que vuestra deducción es correcta. Yo seré vuestra guía en vuestros primeros pasos como shinobis, haré de vosotros verdaderos guerreros para honrar a Kusagakure y para que en el día de mañana si las cosas se tuercen podáis ser útiles en una guerra. Probablemente cada uno de vosotros tengáis vuestro propio estilo de pelea, dominaréis vuestros propios jutsus tal y como yo he hecho, pero aquí sois todos iguales, distintos pero iguales. y ahora... ¿Qué tal si nos sentamos y charlamos un rato?

Hizo un gesto con la mano para la siguiéramos

— Vamos, seguidme, muchachos

Caminamos un poco hasta llegar a una pequeña plataforma la cual nos indicó mientras ella tomaba asiento en una roca que quedaba justo enfrente en la cual se sentó ella y se apartó el mechón del ojo un poco.

— Venga, tomad asiento

Y eso fue lo que hice, sentarme en aquella plataforma de madera a la espera de que los demás hiciesen lo propio. A decir verdad me sentía algo decepcionado. ¿Charlar? Se suponía que éramos ninjas y aquello era un equipo. No acababa de entender aquello, pero bueno, tampoco me opusé. Algún motivo de peso habría detrás de aquello.
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#14
— Bueno, bueno... tomaré ese silencio como un sí ¡Larga vida al mejor equipo de toda Kusagakure!—

Izumi no pudo evitar lanzar una mirada hostil a su compañero, la sola idea de tener que compartir equipo con aquel bocazas empezaba a irritarla más de la cuenta "Tengo la impresión que me arrepentiré de no haberlo tirado por el acantilado cuando pude..." dejó escapar un suspiro tratando de calmarse mientras ambas figuras se iban aproximando.

Poco a poco las figuras empezaron a volverse más nítidas, la figura más alta se reveló como una mujer de mediana edad. Cabello de color rosa chillón, con un largo mechón que caía sobre su rostro. Vestía un kimono de un color turquesa bastante agradable a la vista, lo que provocó una cierta cercanía en la joven pues era un kimono que perfectamente podría haber llevado ella misma... aunque con bastante menos etiqueta de la que lucía aquella mujer. A su lado un anciano, bastante más bajo pues se encorvaba sobre su bastón. No tardaron mucho en llegar a la altura de los muchachos, se detuvieron frente a ellos.

"Le gusta el rosa..." la chica se había fijado en que la bandana llevaba las cintas del mismo color que su cabello "su presencia es cálida de alguna manera" observó como la mujer se despedía del anciano antes de volverse hacia ellos

— Aquí los tenemos a los 3, puntuales como un clavo ardiente. Ya sé lo que estaréis pensando, ¿Soy vuestra sensei? la que solicitasteis el día de la graduación. Bien, pues debéis saber que vuestra deducción es correcta. Yo seré vuestra guía en vuestros primeros pasos como shinobis, haré de vosotros verdaderos guerreros para honrar a Kusagakure y para que en el día de mañana si las cosas se tuercen podáis ser útiles en una guerra. Probablemente cada uno de vosotros tengáis vuestro propio estilo de pelea, dominaréis vuestros propios jutsus tal y como yo he hecho, pero aquí sois todos iguales, distintos pero iguales. y ahora... ¿Qué tal si nos sentamos y charlamos un rato?

Aquella mujer tenía una voz agradable y enérgica "No sé por qué... pero me cae bien" Izumi solía fiarse mucho de la primeras impresiones, por mucho que Tomoe y su abuela se esforzasen en lo contrario

La mujer les indicó que la siguiesen, apartándolos así un poco del camino hasta una pequeña plataforma de madera donde ella tomó asiento sobre una roca que había frente a la plataforma para luego a invitarles a hacer lo mismo pero sobre el improvisado banco.

El primero en poner en culo sobre madera fue Yota, así que Izumi decidió esperar a que Juro tomase asiento y así podría ponerlo en medio y evitar así estar demasiado cerca del coletudo "Intentemos llevarnos lo mejor que podamos... al menos frene a la sensei"
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#15
— Bueno, bueno... tomaré ese silencio como un sí ¡Larga vida al mejor equipo de toda Kusagakure!—

Juro sonrió levemente ante el optimismo del rubio. Aunque fuese conflictivo, no parecía mala gente. Al menos, de momento. El tiempo diría el resto.

La figura de la persona de pelo negro era en realidad la de una mujer de mediana edad, con un color de cabello rosa chillón. Vestía un kimono de color turqueta con motivos florales. A través de su cabellero, Juro pudo apreciar su agradable sonrisa y el bonito color de sus ojos. A su lado, la figura del anciano seguía imperturbable.

Ambos llegaron a su altura y se detuvieron ante los chicos. Tras eso y una reverencia por parte de la mujer, el anciano se marcho, extrañando a Juro. ¿Por qué tantas molestias para irse al segundo?

— Aquí los tenemos a los 3, puntuales como un clavo ardiente. Ya sé lo que estaréis pensando, ¿Soy vuestra sensei? la que solicitasteis el día de la graduación. Bien, pues debéis saber que vuestra deducción es correcta. Yo seré vuestra guía en vuestros primeros pasos como shinobis, haré de vosotros verdaderos guerreros para honrar a Kusagakure y para que en el día de mañana si las cosas se tuercen podáis ser útiles en una guerra. Probablemente cada uno de vosotros tengáis vuestro propio estilo de pelea, dominaréis vuestros propios jutsus tal y como yo he hecho, pero aquí sois todos iguales, distintos pero iguales. y ahora... ¿Qué tal si nos sentamos y charlamos un rato?

La mujer logró arrancarle otra sonrisa. Su tono, enérgico y amable, parecía llegar a él y animarle de alguna forma a seguir. Incluso tenía ganas de su futuro; de dominar a Rem y de ser un gran marionetista. Pero todo a su tiempo. Ahora solo era un genin dando sus primeros pasos.

Asintió, contestando al gran arranque energético con más energía, y una gran sonrisa. De momento, le caía bien.

Siguió a su nueva sensei y a sus compañeros, sin ninguna molestia por la charla. Algo así para empezar era normal; primero tendrían que conocerse un poco mejor. Yota se sentó el primero, y Juro se sentó a su lado, para evitar una catástrofe. Después, se quedó expectante de que su sensei dijese algo, manteniendo una radiante sonrisa.

"Muy bien. Espero que todo vaya bien"
Hablo / Pienso

Avatar hecho por la increible Eri-sama.

...

Sellos implantados: Hermandad intrepida
  • Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60
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