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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
— Oye, ahora en serio, ¿Qué narices hacemos aquí?

Fueron días de viaje desde nuestra aldea, bastante más al norte. Nos encontrábamos frente a un puente, no era un puente normal como esos que unos e encuentra de madera que se tambalean y los cruzas con miedo a que se vayana romper y caigas al vacío. No. Aquel estaba bastante trabajado, y por qué no decirlo, también era bonito. Cierto era también que el gentío era notable, había una buena multitud paseándose por superficie.

— Ya te lo he dicho, Yota. A parte de que a Naomi-chan le va bien tener ratos a solas de vez en cuando, quería que vinieses conmigo. Todo ninja debe conocer los rincones de Onindo y este es uno bonito, ¿A que si? Observa ahí la cascada en el acantilado

—Setsuna-sensei...

La mujer, visiblemente mayor que yo, vestía completamente de negro, a juego con sus ojos y cabellera azabache y su chaleco que la acreditaba como jonnin verdoso.

— Y bueno, la verdad es que tengo que hacer unos recadillos, ¿Qué tal si investigas un poco de mientras? Nos veremos de nuevo aquí al anochecer

— Está bien..

¿Qué otra elección tenía? La resignación era máxima y la sensación de estar perdiendo el tiempo de la forma más inútil posible iba a la par. Así que visualicé el suelo y vi una piedra blanca como la nieve la cual salió despedida, alzando el vuelo, nada más la golpee con la puntera de la sandalia. Mientras tanto, Satseuna tomó su camino. En algo le hice caso, me asomé a la barandilla y observé la cascada que resbalaba acantilado abajo y finalmente cruzaba el puente Kannabi para seguir el curso del rio.

*Qué emocionante... Yuhu..* dije, sarcásticamente, para mis adentros.
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#2
...Y por eso tenemos que ir allí. — Terminó lo que parecía ser un gran discurso sobre todas aquellas razones escondidas tras un fin mucho mayor que Eri no prestó mucha atención. La cosa no iba con ella y por ende había desconectado y rozado su propio mundo de luz y color dónde ya conocía todas las técnicas del clan de su madre y era una espléndida kunoichi. Sin embargo, su ensimismamiento duró poco pues Ryusuke decidió pegarla un capón como símbolo de ofensa ante su ignoración. — ¿¡Me estabas ignorando!? — Preguntó, con una mezcla de dolor y enfado en su voz.

¡Lo siento mucho! — Exclamó a modo de disculpa para luego salir corriendo por entre los árboles.

Su hermano solo alcanzó a suspirar y decidió darle un poco de tregua. A lo mejor un rato en soledad le vendría bien mientras él descansaba, así que decidido a echarse a descansar en uno de los árboles más altos dejo el espacio que merecía a su pequeña hermana.

Eri, por su parte, había comenzado a correr sin rumbo fijo, y tras largas y largas zancadas (o mejor dicho, pequeñas), terminó en algo parecido a la entrada de un puente, para luego pasarla y...

PLAF.

Su cuerpo golpeó contra otro, y terminó cayendo al suelo sobre su trasero.

Ay, ay... — Murmuró adolorida.
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#3
Los minutos pasaban y parecían horas. Y lo peor de todo, ni siquiera se me ocurría nada por hacer. en el fondo deseaba que el apetito empezase a rugir en mi estomago para tener una excusa para moverme y buscar un puesto de dangos. Oh, sí, dangos. Delicioso manjar de humanos. En uno de esos momentos en los que uno trata de imaginarse que está muerto de hambre algo impactó contra mí. Una cabeza golpeó mis costillas antes de caerse al suelo por el efecto rebote. Tan solo un murmullo fue lo que destiló su boca.

Obviamente me giré para ver de quién se trataba y como cabía esperar no conocía de nada a aquella chica que aprecía tener una obsesión con el color púrpura.


— Si eso te acompaño a comprar unas gafas — dije, con todo el sarcasmo del mundo — Y si nos sobra tiempo podemos ir a buscar algo de modales

Había sido incapaz de siquiera pedir disculpas por el golpe y a decir verdad, ¿Cómo había sido capaz de estrellarse contra mí? ¡Será que aquel puente era estrecho!

— Espera un momento... ¡¿Uzushiogakure?! ¿Eres una kunoichi?

No pude evitar la sorpresa al ver la bandana sobre su cabeza, tapando parcialmente sus cabellos morados. ¿Qué edad tendría? Se la veía bastante joven como para ser ninja ¿Acaso era un prodigio del Remolino?Vaya, vaya, el mundo era un lugar curioso.
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#4
— Si eso te acompaño a comprar unas gafas — El objeto resultó ser una persona que pasaba por ahí, y para colmo parecía que no muy contento. — Y si nos sobra tiempo podemos ir a buscar algo de modales.

''¡Los modales debería buscarlos él!''

Yo también me alegro de haberte conocido. — Replicó con tono asqueado mientras se levantaba. — Pero sé que tengo más modales que tú. — Y acto seguido le sacó la lengua mientras fruncía el ceño y cerraba los ojos.

— Espera un momento... ¡¿Uzushiogakure?! ¿Eres una kunoichi?

La chica se sintió un tanto ofendida, por lo que formó un puchero ante la pregunta. ¿No parecía una kunoichi? ¿Y todo lo que se había esforzado para conseguir serlo en primera estancia? Sus hombros cayeron y un pequeño gimoteo salió de entre sus labios.

¿Es que acaso no lo parezco? — Preguntó, apenada. Pero luego, de la forma más teatral posible, negó con la cabeza rápidamente y cambió su semblante a uno de enfado. — ¡Claro que lo soy! ¡Furukawa Eri de Uzushiogakure! — Mencionó con orgullo mientras se llevaba el pulgar hacia sí.

»Y como los ninjas como nosotros tenemos que ser responsables de nuestros actos, erm... ¡Lo siento mucho por impactar contigo antes!

Su cuerpo se inclinó en una reverencia después de haber recitado lo anterior como si de un manual se tratase, esperando que su primera impresión no hubiese sido del todo mala. Al fin y al cabo, no todos los días conocía a un desconocido.

Y menos a uno de Kusagakure.
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#5
Yo también me alegro de haberte conocido. — Replicó con tono asqueado mientras se levantaba. — Pero sé que tengo más modales que tú. — Y acto seguido le sacó la lengua mientras fruncía el ceño y cerraba los ojos.

*Sí, estoy convencido de ello* me dije para mis adentros tratando de no explotar a carcajada limpia al ver aquella reacción de cría tratando de ningunearme al mismo tiempo que esta vez la examinaba de arriba a abajo.

Todo se torció cuando me sorprendí e hice la pregunta. Ahora parecía visiblemente mosqueada. Por lo visto metí el dedo en la yaga.


-- ¿Es que acaso no lo parezco?

La chico negó con la cabeza. Por un momento pensé que me daba la razón, ¿Por qué se cabreaba pues? Pero las dudas iban a quedar resueltas en un periquete.

¡Claro que lo soy! ¡Furukawa Eri de Uzushiogakure! — Mencionó con orgullo mientras se llevaba el pulgar hacia sí.

»Y como los ninjas como nosotros tenemos que ser responsables de nuestros actos, erm... ¡Lo siento mucho por impactar contigo antes!


—Vaya, vaya, disculpa Furukawa Eri de Uzushiogakure. La verdad es que no quería ofenderte. Todo lo contrario. Pareces ser bastante joven para haberte graduado. Debes ser realmente buena o tener un gran potencial. disculpas aceptadas

Le guiñé el ojo derecho y extendí mi brazo hacía ella con la mano abierta.

— Juntemos nuestras manos en nombre de la reconciliación y la paz, Furukawa Eri de Uzushiogakure — mostré una sonrisa — Yos oy Sasagani Yota de Kusagakure, pero puedes llamarme Yota
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#6
—Vaya, vaya, disculpa Furukawa Eri de Uzushiogakure. La verdad es que no quería ofenderte. Todo lo contrario. Pareces ser bastante joven para haberte graduado. Debes ser realmente buena o tener un gran potencial. disculpas aceptadas.

La pequeña suspiró de alivio en su interior, ya que no quería parecer una loca frente a alguien que acababa de conocer; pero tenía que admitir que había logrado salir de una buena. ¡Imagina que acaban peleando en el puente! El de Kusagakure, por su parte, guiñó su ojo derecho y extendió su brazo hacia Eri, y cuando digo lo siguiente, entendió por qué:

— Juntemos nuestras manos en nombre de la reconciliación y la paz, Furukawa Eri de Uzushiogakure. Yo soy Sasagani Yota de Kusagakure, pero puedes llamarme Yota.

Sus ojos magenta brillaron por un instante al ver la sonrisa blanca del que se hacía llamar Yota, y correspondiendo con otra sonrisa igual de amplia, unió su mano con la de él en un apretón de conciliación. Un escalofrío la recorrió de arriba a abajo cuando rozó su piel con la de él, pero lo dejó pasar. Quién sabía, a lo mejor era típico entre los de Kusa.

Encantada, Yota. — Añadió. — A mí puedes llamarme Eri. — Imitó con tono de broma y retirando la mano con suavidad.

Rompió el contacto para acercarse al borde del puente, intentando asomarse lo suficiente para poder vislumbrar lo que había debajo, mientras añadía:

Y dime, Yota de Kusagakure, ¿qué haces tan lejos de tu villa? — No se iba a molestar si no le respondía, pero algo dentro de ella picaba su curiosidad con suaves golpes.
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#7
Y dime, Yota de Kusagakure, ¿qué haces tan lejos de tu villa?

Aquella era una pregunta de alguien curioso. La típica pregunta para iniciar una charla tras las siempre necesarias presentaciones preliminares y lo cierto era que podría inventarme cualquier cosa, total, aquella chica se lo iba a creer de igual manera que si le decía la verdad. Una misión, una importante entrega de parte del Morikage, hubiera quedado bien y hubiese sonado importante pero... mentir por el placer de mentir no era mi estilo rpecisamente, mucho menos iba a usar a alguien a quien admiraba para tal patraña.

— ¿Sabes? La verdad es que yo mismo podría hacerte la misma pregunta usando las mismas palabras. Este puente separa nuestras naciones. Antaño las unía o eso tengo entendido — dije, haciéndome un poco el interesante. A veces andarse con rodeos era hasta divertido — Pero la verdad es que no he venido hasta aquí por mi propio pie —

*De hecho hubiese preferido quedarme en Kusagakure..*

Un maullido interrumpió el momento. Un chillido de auxilio. Instintivamente mi cabeza se movió hacia la dirección de la llamada de socorro de aquel pequeño felino. Se encontraba en una roca del acantilado sin saber como regresar hasta el puente o hasta un lugar seguro.

— ¡Que alguien ayude a mi Yoko! ¡¡YOKO-CHAAAAAAAAAAAN!!

Otro grito. Este era de una chiquilla de unos 7 u 8 años quizás. Rubia y con dos coletas finas y delgadas y unos ojos turquesa de un tono vidrioso, alguna que otra lágrima había derramado. Por momentos mi corazón se rompió en mil pedacitos. Prácticamente podía sentir el sufrimiento de la pequeña como si fuera el mío propio.

— Vaya, vaya, a veces el destino es bastante caprichoso. Creo que ha llegado el momento de que nos demuestres a todos la gran kunoichi que llevas dentro, Furukawa Eri de Uzushiogakure — sin tiempo para una replica de la pelimorado llamé la atención de la pequeña con un sílbido — ¡Hey! Esta kunoichi te ayudará a recuperar a tu Yoko

Lo sé, la puse entre la espada y la pared, pero si realmente era una ninja, no tendría problemas en llegar hasta el gato y devolverlo hasta su dueña. La verdad es que tenía ganas de verlo.
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#8
Sin lugar a dudas Yota no iba a contestarle a sus preguntas de buenas a primeras, es más, se hizo el loco de una manera perfecta que a Eri incluso hizo reír, pues razón no le faltaba razón a sus palabras. Pero un maullido de vete tu a saber dónde les interrumpió, acabando con el proyecto de conversación que habían estado manteniendo hasta el momento.

— ¡Que alguien ayude a mi Yoko! ¡¡YOKO-CHAAAAAAAAAAAN!!

«¿Qué estará pasando?»

Eri echó una ojeada rápida al entorno y se encontró con una pequeña de corta edad lanzando gritos de auxilio mientras que lágrimas inocentes como las de una pequeña eran derramadas, sin embargo no pudo analizar más a la infante pues otro maullido la desconcentró, y virando de nuevo su cabeza se encontró con un pobre gato que se encontraba cerca de la muerte al encontrarse en una roca sobresaliente del acantilado cerca del puente.

«¿Cómo ha llegado allí?»

Dispuesta a acudir en su rescate pues nadie querría malgastar una de sus nueve vidas -si las tuviese- cayéndose por un acantilado, la voz de Yota se adelantó:

— Vaya, vaya, a veces el destino es bastante caprichoso. Creo que ha llegado el momento de que nos...

¡Eeeeeeeeeri! — Una voz cortó a la profunda voz del de Kusagakure, una voz dulcemente familiar para la pequeña. — ¿Eri? ¿Dónde te has metido? — La voz se hacía cada vez más cercana, hasta que un hombre apareció por el extremo del puente por el que Eri había aparecido minutos antes. — ¡Eri!

¡Hermano! — La menor acudió rápidamente hacia su hermano para ocultarse en su pecho, rodeando su cuerpo en un cálido abrazo. — ¡Perdóname! ¡No volveré a irme así! — Exclamó, sabiendo por dónde iban a ir los tiros si no se disculpaba y ponía cara de cachorro herido.

Y funcionó.

No pasa nada... — Restó importancia el mayor, mientras se rascaba la nuca. — Mejor será que nos vayamos, venga, vamos.

Es verdad... — Murmuró, alejándose de él. — ¡Adiós Sasagani Yota de Kusagakure, ¡suerte con el rescate del gatito! — Exclamó ahora moviendo su mano izquierda en modo de despedida.

¡Gracias por cuidar de Eri en mi ausencia! — Se despidió también su hermano, y ambos abandonaron el lugar.


Siento este post tan repentino, pero ya van dos semanas sin contestación y no hay ausencia. Espero que la próxima vez podamos rolear cuando ambos estemos bien de tiempo, ganas y motivación para llevar una trama a buen ritmo Sonrisa
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