8/06/2017, 05:29
Era extraño para la rubia no haberse encontrado con Datsue considerando que era su vecino, pero prontamente se terminaría por enterar en cuanto una carta llegó a su departamento en el que básicamente le daban a entender que debía de llegar lo antes posible a los dojos o de lo contrario la Uzukage probablemente terminaría por darle un buen castigo por no aparecerse a aquel torneo.
Era curioso cuanto menos que justo a ella la eligiesen aunque podría deberse perfectamente a que Noemi no estaba en condiciones de hacer nada. A saber, incluso podía ser que Hideo fuese quien le dejase aquella carta. Pero poco importaban aquellas cosas, la fémina no dudó ni un instante en partir hacia el lugar mencionado en la carta con todas sus herramientas, varios cambios de ropa y alguna que otra cosilla adicional que le podría llegar a venir bien en el viaje… Como su kit de limpieza incluyendo su fregona favorita.
Podía ser en realidad una especie de trampa, podía darse el caso de que en realidad alguien que la odiase la haya mandado hacia el medio de la nada con el simple objetivo de matarle pero Koko se olvidó completamente de todas estas posibilidades y partió hacia aquel Valle.
«Así pierda en la primera ronda podría aprovechar para entrenar en algún dojo »pensaba bastante ilusionada, casi pareciéndose a una niña en plena excursión cuando en realidad las cosas eran bastante más serias aunque… Siendo un torneo así, no debía de correr tanto peligro, ¿verdad?
Indiferente de todo, a la kunoichi le tomó tal vez una semana completa, aunque sea cierto que se calcula menos tiempo de viaje a pie, ella no era precisamente la mejor orientándose así que se podría decir que era alguna clase de milagro que llegase relativamente rápido.
Una vez llegada lo primero que hizo la pecosa fue buscar en todas partes aquel lugar en el que los shinobis de Uzushiogakure convocados se reunirían, Nantōnoya según ponía la carta.
Aquel resultó ser un lugar bastante bonito estéticamente y con algunas habitaciones bastante grandes, casi como si se tratasen de algún punto de encuentro para socializar entre compañeros pero que probablemente Koko no averiguaría ya que ni bien ingresó al lugar, se dirigió hacia la habitación que le asignaron allí mismo y dejó sus cosas… Pero para ponerse a limpiar el lugar. Incluso si lo habían limpiado los propios empleados la chica no iba a poder descansar en paz si no se estaba completamente segura de que todo allí estaba impecable.
—¿¡Es que a nadie se le ocurre limpiar las tablas de la cama!? —se quejó ni bien sacó la mano completamente negra de debajo de las tablas de la cama.
Aquella probablemente iba a ser la única actividad que realizaría en todo el día, pero era seguro que tendría tiempo para recorrer el resto del valle.
Era curioso cuanto menos que justo a ella la eligiesen aunque podría deberse perfectamente a que Noemi no estaba en condiciones de hacer nada. A saber, incluso podía ser que Hideo fuese quien le dejase aquella carta. Pero poco importaban aquellas cosas, la fémina no dudó ni un instante en partir hacia el lugar mencionado en la carta con todas sus herramientas, varios cambios de ropa y alguna que otra cosilla adicional que le podría llegar a venir bien en el viaje… Como su kit de limpieza incluyendo su fregona favorita.
Podía ser en realidad una especie de trampa, podía darse el caso de que en realidad alguien que la odiase la haya mandado hacia el medio de la nada con el simple objetivo de matarle pero Koko se olvidó completamente de todas estas posibilidades y partió hacia aquel Valle.
«Así pierda en la primera ronda podría aprovechar para entrenar en algún dojo »pensaba bastante ilusionada, casi pareciéndose a una niña en plena excursión cuando en realidad las cosas eran bastante más serias aunque… Siendo un torneo así, no debía de correr tanto peligro, ¿verdad?
Indiferente de todo, a la kunoichi le tomó tal vez una semana completa, aunque sea cierto que se calcula menos tiempo de viaje a pie, ella no era precisamente la mejor orientándose así que se podría decir que era alguna clase de milagro que llegase relativamente rápido.
Una vez llegada lo primero que hizo la pecosa fue buscar en todas partes aquel lugar en el que los shinobis de Uzushiogakure convocados se reunirían, Nantōnoya según ponía la carta.
Aquel resultó ser un lugar bastante bonito estéticamente y con algunas habitaciones bastante grandes, casi como si se tratasen de algún punto de encuentro para socializar entre compañeros pero que probablemente Koko no averiguaría ya que ni bien ingresó al lugar, se dirigió hacia la habitación que le asignaron allí mismo y dejó sus cosas… Pero para ponerse a limpiar el lugar. Incluso si lo habían limpiado los propios empleados la chica no iba a poder descansar en paz si no se estaba completamente segura de que todo allí estaba impecable.
—¿¡Es que a nadie se le ocurre limpiar las tablas de la cama!? —se quejó ni bien sacó la mano completamente negra de debajo de las tablas de la cama.
Aquella probablemente iba a ser la única actividad que realizaría en todo el día, pero era seguro que tendría tiempo para recorrer el resto del valle.